IGLESIA DEL CARMEN
Roberto Molina y Morales.
El año de 1855, año subsiguiente a la fundación y establecimiento de la Ciudad de Nueva San Salvador (Navidad de 1854), en cumplimiento de un voto, el piadoso terciario carmelita, Coronel Don León Castillo, inició la edificación del primer santuario erigido en la población de Ntra. Señora en su advocación del Carmen.
Don León Castillo había militado en los ejércitos al mando del General Francisco Morazán y con éllos había participado en múltiples acciones de armas demostrando coraje y sereno valor. Pero había oscurecido su carrera participando en la expulsión de las órdenes religiosas y en el despojo de templos y santuarios desde el infausto año de 1829 en que se entronizó en Centro América la Era de la Revolución.
El año de 1840, cayó mortalmente herido en la batalla de Guatemala, cuando Morazán fue deshecho, teniendo luego éste que huir del teatro de sus antiguos triunfos.
Arrastrándose como pudo, logró Castillo introducirse a la Iglesia del Carmen del Cerrito, donde hizo votos a la virgen que si salvaba la vida trabajaría todo lo que le restara de existencia en propagar su culto y en eregirle un templo.
Escondido y curado por un abnegado sacerdote, Don Antonio Larrazábal, permaneció en el convento escondido en Guatemala casi dos años; al cabo de los cuales, siempre auxiliado por su protector, que lo había instruido en la doctrina de nuestra fe y en ciencias, pudo retornar a El Salvador.
* * *
Proceso y peregrinación del templo del Carmen
Las etapas de la construcción del templo del Carmen de Sta. Tecla van de la mano con los hombres que tomaron muy a pecho en llevar a feliz coronación la obra.
1a.E T A P A: 1856-1891: Hno.León de Jesús Castillo
Dio principio al cumplimiento de su voto reconstruyendo la capilla de Ntra Sra. del Carmen en la iglesia de la Merced (San Salvador) y totalmente destruidos templos y capilla, así como toda la ciudad de San Salvador por el espantoso terremoto de abril de 1854, y establecida y fundada la nueva capital en el valle de la hacienda de Santa Tecla, el Hermano León de Jesús Castillo tomó la resolución de erigir el templo de sus sueños en la nueva ciudad.
1) Tras el gimnasio actual del colegio Belén
Con el señor Obispo Don Tomás Miguel Pineda y Saldaña escogieron un pequeño centro (lugar del actual colegio de Belén) al Norte de la población y el 9 de agosto de 1856 dióse principio a la edificación de la iglesia de Ntra. Sra. del Carmen.
Cuando los trabajos de construcción iban adelantados, Don Luis Batres, un ilustre hombre público guatemalteco que tenía en alta estima al Coronel Castillo, envióle una pequeña imagen de la Virgen del Carmen, en marzo del año de 1859, como donación a la nueva ciudad que también se levantaba.
El 11 de abril de 1860, no obstante que todavía no estaba cubierto de cielo raso sino sólo el presbiterio, el señor Obispo Saldaña bendijo el modesto templo del Carmen, donde se entronizó y bendijo la primera imagen de Ntra.Señora del Carmen.
La entronización, novena y fiestas de la Virgen en julio de aquel año fueron solemnísimas.
La guerra de 1863 obligó a Don León Castillo a suspender los trabajos de construcción de la portada del templo, para ocuparse del auxilio de los heridos y enfermos, así como desde dos años atrás se había dado a la tarea de evitar que el seminario Tridentino -junto al templo de Concepción- se dispersara cuando la expulsión del clero y la forzada emigración del Prelado.
Restablecida la paz y de retorno a su diócesis, el Obispo ayudó tesoneramente a que el Cnel. Castillo reanudara los trabajos del templo carmelita. Edificóse entonces la sacristía y se levantaron dos naves, paralelas a la nave central, así como el campanario.
Tanto las paredes del fondo como las laterales se edificaron de "talpetate" y ladrillo, y comenzó la construcción de la espadaña donde se colocaron tres campanas, siendo una de ellas "volteadora". Estas campanas pasaron luego al campanario concluido.
Bajo la espadaña mencionada se abrió la puerta que sirvió de entrada al Convento de los Padres Capuchinos.
En efecto, a mediados de 1864 arribaron a la ciudad los primeros capuchinos que el Obispo Saldaña alojó en el Colegio Tridentino (la actual Escuela parroquial de Concepción) provisionalmente. Este edificio se había construido a la vera de la Iglesia Mayor de la Concepción.
En 1866 el mismo Prelado, con anuencia y entera voluntad del Hermano Don León Castillo, entregó la iglesia del Carmen, todavía sin concluir la fachada, a los Capuchinos; dándole sus nuevos propietarios al pequeño templo el nombre de Iglesia de Nuestra Señora de Belén, bendiciéndose las obras del convento el 1° de marzo de aquel año.
2] En el Tridentino: actual Colegio parroquial de Concepción
Don León Castillo, que había ayudado también mucho a la edificación del convento capuchino, traslado la imagen de la Virgen del Carmen y el centro de devoción carmelitana, en forma transitoria, a una ermita provisional que edificó al lado del Tridentino.
3] En los solares actuales del Carmen:
En 1871 el Hermano León adquirió dos solares en la segunda manzana al Norte de la Plaza Mayor (Actual Parque Hernández), solares que lindaban con la 3a. Calle Poniente.
Empeñándose comenzó la edificación de otra capilla en que puso al culto la imagen de Ntra. Señora en julio de 1873, sin cejar en su propósito de levantar el "templo mayor de Nuestra Señora del Carmen", como él decía.
Para levantar el gran templo que soñaba fue adquiriendo por compra los siguientes solares de la misma manzana:
- Uno de 50 por 50 varas de Don Gregorio Valle, el 16 de septiembre del mismo año de 1873;
- Otro lindante de 27 por 38 varas de Don Esteban Vásquez, el 17 del mismo mes y año;
- Un tercero de 24 por 38 varas de Don Manuel Dubón Rodríguez, el 20 de octubre siguiente;
- Y un cuarto, de 50 por 50 varas del Pbro. Don Tomás Dubón, el 17 de noviembre de 1877.
Quedando así para la Iglesia del Carmen un predio un poco mayor de media manzana.
Obtenida la licencia eclesiástica para iniciar los trabajos del nuevo templo por Edicto Episcopal de 23 de noviembre de 1876, bendijo y colocó la primera piedra el señor Obispo Don Luis Cárcamo y Rodríguez, sucesor del piadoso señor Saldaña en la silla de San Salvador, el 27 de noviembre de 1878.
Sin desmayar un punto y con constancia admirables, dio comienzo el Hermano León a la gran obra.
Pidiendo limosnas de puerta en puerta por calles y plazas, y solicitando donativos de personas pudientes, consiguiendo objetos para rifas y tómbolas, mantuvo la construcción en forma ininterrumpida.
Cuando ya había habilitado una parte de la nave central para el culto donde había entronizado la imagen de la Virgen en el altar que sería mayor y más importante, Dios llamó a su seno al infatigable luchador.
Falleció el Hermano León, santamente, el 16 de noviembre de 1891, siendo su cadáver sepultado al pie de la primera ventana (la más próxima a la puerta principal de la entrada) de la nave izquierda.
Dejaba firmemente enraizada en la ciudad y en la comarca la devoción de la Virgen del Carmen.
Años antes de morir pudo adquirir dos predios más que unió al terreno en que la
Iglesia se construía:
Un solar de 19 por 66 varas de don Basilio Guevara, adquirido el 12 de mayo de 1880 y otro de 12 por 50 varas de Don Pedro Córdoba, comprado el 13 de octubre de 1885.
De este modo el predio actual engloba 8 solares adquiridos por el hno. León, más un noveno que se anexaría posteriormente a la llegada de los jesuitas al Carmen.
2a.E T A P A: 1892-1894: PP. Bernal y Argueta
Al faltar aquel gran espíritu que había impulsado la construcción del Carmen, paralizáronse los trabajos por espacio de tres meses, hasta que en febrero de 1892 el señor Obispo y luego Arzobispo Don Antonio Adolfo Pérez y Aguilar encomendó al P. don Juan José Bernal la continuación de la obra, nombrándolo Capellán del templo.
Durante casi dos años trabajo tesoneramente el P. Bernal, al grado que dejó toda la nave central en estado de servicio, cuando en noviembre de 1893 el P. don José E. Argueta fue designado nuevo Capellán y encargado de los trabajos de la iglesia.
Con espíritu y constancia admirable el P. Argueta prosiguió los trabajos de construcción y no dejó caer el entusiasmo de los que con sus limosnas contribuían.
Así concluyó y bendijo la capilla izquierda, dedicada entonces (1894) a la Sagrada Familia y más tarde al Sagrado Corazón de Jesús.
El 24 de julio de ese año tomó a su cargo los trabajos del templo y la capellanía del Carmen otro varón de grandes empresas, constante en sus esfuerzos y resuelto en sus propósitos.
3a. E T A P A: 1894-1916: P. José María López-Peña
El P. Don José María López-Peña debería ser quien, con espíritu de empresa y constancia jamás entibiada daría fin a la construcción del templo carmelitano, que hoy es orgullo de la ciudad.
Deseando hacer una obra de verdadero mérito artístico, hizo notables cambios en la nave central a la que dio mayor altura, siguiendo -en lo posible- las líneas del estilo gótico.
Los trabajos de reformas y construcción emprendiólos desde el 1o. de mayo de 1896, manteniéndolos ininterrumpidamente hasta concluir la magna obra.
Como la antigua imagen de la Virgen del Carmen fuese pequeña, no se sabe exactamente en qué año, el P. López-Peña encomendó a "un buen artista" una nueva imagen, un poco menor que de tamaño natural y cuyo costo ascendió a 175 pesos de plata.
Esta imagen se colocó en el primitivo altar mayor de la nueva iglesia. Ya estaba en su trono cuando el 15 de julio de 1897 se bendijo y estrenó el local de la sacristía. (El mueble para guardar objetos litúrgicos y revestimiento de sacerdotes sería hecho en la Escuela de Artes y Oficios de los Salesianos, pero sin el estilo y arte de otras piezas que se confeccionarían allí para el mismo templo).
En mayo de 1898 levantó el incansable P. López-Peña la capilla derecha en que se entronizaron las imágenes del Misterio de la Santísima Trinidad -la Divina Providencia-, buena obra de arte del período colonial -la más valiosa sin duda del templo- que se había venerado en la Iglesia de San Francisco de San Salvador. Cuando el templo fue demolido por el terremoto de marzo de 1873, el señor Obispo Saldaña determinó que dichas imágenes se trajeran a Santa Tecla, colocándose en forma improvisada en la capilla del Carmen.
Doña Beatriz Orantes de Estévez, la familia Gallardo y la Señorita Doña Concha Morales Villaseñor costearon casi en su totalidad la edificación de la mencionada capilla de la Santísima. Trinidad y la confección del altar donde hasta la fecha se veneran las imágenes del Misterio.
Esta capilla se edificó en todo parecida a la de la Sagrada Familia -hoy Sagrado Corazón-, por cuyo motivo ambas capillas no quedaron dentro del estilo gótico que al templo se le daba. Altares, imágenes y construcción son un híbrido de artes sin estilo alguno, si de estilo quiere hablarse.
El año de 1899, en septiembre, encomendó el P. López-Peña al artista Don Pascasio González el plano y la confección de la parte más visible del altar mayor, imitando el estilo gótico, para cuya confección se utilizaron maderas preciosas como caoba, cortés blanco, granadillo, etc. Los dudosos gustos posteriores de conservación y renovación con añadidos de pinturas, gualdrapas y flores deforman el arte que podría tener la madera noble en estilo gótico.
En junio del año de 1900 se estrenó el pavimento de ladrillo de cemento del presbiterio. El nuevo altar mayor -blanco y oro entonces- se estrenó y bendijo el 16 de Julio del año siguiente.
El antiguo altar mayor, de factura híbrida, pasó a la capilla de la Sagrada Familia, en el que más tarde se instaló la imagen del Sagrado Corazón de Jesús, donde se conserva.
En junio de 1904 se continuaron los trabajos del embellecimiento de la iglesia y de la capilla de la Santísima Trinidad, mientras se iniciaban las obras de edificación del amplio convento que se levantó al Norte del templo, quedando unida la sacristía con los corredores del mismo convento, llegando así lo nuevamente construido a unirse con la antigua capilla del Carmen, donde se instaló la antigua imagen de Nuestra Señora que vino de Guatemala, donada por Don Luis Batres.
Concluidas estas obras del convento, a fines del mismo año inició el infatigable P. Lopez-Peña la magna obra de edificación en madera y zinc de la portada y de las torres sobre planos del constructor don José Jerez.
Asumió gratuitamente las funciones de maestro de obras el piadoso y competente Maestro carpintero Don Luz Molina, y como director Artístico el respetable caballero Don José Ruiz. Ellos son los artífices de la gran portada y de las airosas torres del Carmen.
[Con el tiempo Don José Jerez, orgulloso sin duda de su obra, no quedó del todo satisfecho con la edificación en madera; en 1941, retomando torres y portada diseñará planos muy ambiciosos, cuyos dibujos se conservan, para edificar todo un fabuloso templo gótico, impensable en piedra, pero sí de cemento armado]
Para que le ayudase en la construcción de esta última parte del templo fundó el P. López-Peña, el 5 de septiembre del mismo año de 1904, una Junta Directiva de damas de la Virgen del Carmen, que quedó organizada así:
Presidente: Enriqueta Fajardo de Araujo,
Vice-Presidenta: Carmen Estévez,
Consejera 1a: Gertrúdis Orellana,
Consejera 2a: Isabel Morales,
Consejera 3a: Juana Olivares Saldaña,
Tesorera: Josefina Alcaine,
Secretaria: Rosalía Chávez.
Esta comisión -en palabras del P.Capellán- "fue de grande y positiva utilidad y ayuda para la obra".
Como resultaba elevado el costo del piso de cemento para todo el templo, el emprendedor P. Capellán instaló una fábrica de ladrillos de aquel material para hacer los que se utilizaban para el piso del santuario; estableciendo igualmente una Lotería Mariana, mensual, con mil seiscientos pesos de plata en premios, con licencia y autorización del gobierno.
Los temblores del 19 de junio de 1906 causaron perjuicios en el inacabado templo, por lo que la obra del enladrillado solamente pudo reanudarse -luego que se concluyeron las reparaciones- en marzo de 1907.
En el año de 1910 se concluyó la edificación de la portada del templo y el 25 de marzo del año siguiente se colocó y bendijo con gran solemnidad, en su camarín sobre la mencionada portada, la imagen en bronce de la Virgen del Carmen, obsequiada por el caballero Don Recaredo Gallardo y su esposa Doña Carmen Alvarado de Gallardo.
La pintura interior del templo se concluyó totalmente en el año de 1913.
El Santuario iniciado en 1878 y continuado hasta el año de su fallecimiento por el piadoso terciario carmelita Don León Castillo, había sido llevado a feliz término por el P. Don José Maria López Peña treinta y siete años más tarde.
Concluido el templo carmelitano de Nueva San Salvador, el P. López-Peña, con incansable impulso, amplió aún más las edificaciones que había levantado a la espalda del santuario, con el propósito de que allí se estableciera una Residencia de los Padres de la Compañía de Jesús, que también se hiciese cargo de la capellanía del Carmen.
Concluida la obra el P.López Peña con anuencia del señor Arzobispo Pérez y Aguilar consiguió que en 1914 vinieran a instalarse a la vera del santuario de Ntra. Señora dos jesuitas: los Padres Herminio Suárez y Gabriel Ortiz, que le ayudaron en el ministerio sacerdotal y fueron los fundamentos de la erección de la Residencia Jesuita.
4a. E T A P A: 1916: Presencia jesuita en el Carmen
Obtenidas las necesarias autorizaciones canónicas recibían los Padres de la Compañía, definitivamente en enero de 1916, la Iglesia y Residencia del Carmen.
A raíz del terremoto del 7 de junio de 1917, hubo de hacérsele al santuario diversas reparaciones, encargándose de la pintura y total restauración artística el Hermano Frías,s.j. que era artista de mérito. A él se debe el lienzo con la imagen de la Virgen de Guadalupe, que se venera en un precioso altar gótico construido en los talleres Salesianos de la Escuela de Artes y Oficios.
En los mismos talleres se labraron artísticamente el altar del Santo Cristo Crucificado, la mampara de la puerta mayor, los confesionarios y el púlpito.
Foco de la devoción carmelitana, el templo mariano ha sido como un corazón en la ciudad.
Allí se han dado gracias al cielo por el fin de guerras y contiendas y por el establecimiento de la paz interna de país; allí se ha implorado a la celestial Señora del Monte Carmelo en horas de angustia, de tribulaciones y de pena; allí sabe Santa Tecla que está "un faro de luz verdadera, una áncora de salvación, un seguro refugio en la hora de prueba", en palabra del P. Díaz-Rayón.
El año de 1931, siendo Capellán del templo el P. Manuel Fernández del Campo,s.j. con todo empeño se dió a la obra de hacer una total restauración del templo. Y como anhelaba entronizar una nueva y más artística imagen de la Virgen, empeñóse en conseguirla.
Encargada a famosos talleres de escultura religiosa de Barcelona (España), vino la imagen sedente de tamaño natural, sirviendo de centro a las de Simón Stock y Santa Teresa de Jesús, ambas figuras de rodillas. A la de San Simón la Virgen le ofrece el hábito escapulario de la Orden Carmelitana; el Niño Jesús que está sentado en el regazo de su madre le da a Santa Teresa el escapulario que usan los terciarios carmelitas.
Bendecida la imagen en forma solemne el 12 de julio de aquel año, fue entronizada en su altar el día 14 del mismo mes, poniéndose al culto público el 15 del mismo julio.
A la derecha del trono de la Virgen, en un nicho adecuado, se colocó a la izquierda la imagen del Patriarca Señor San José, de gran devoción entre los carmelitas, y en nicho semejante al otro, se puso la imagen de San Juan de la Cruz, reformador con Santa Teresa de los carmelitas descalzos y doctor de la Iglesia, "el santo más poeta y el poeta más santo de nuestra lengua".
Estas dos imágenes fueron bendecidas y colocadas en el altar mayor el año siguiente de 1932.
La primitiva imagen de la Virgen del Carmen fue cedida a la pequeña Capilla que levantó sobre las ruinas del antiguo templo de Belén la Madre Clara Quirós, cuando recibió el convento de los capuchinos para que lo utilizara como Casa Madre de la Congregación de Religiosas Carmelitas de San José que ella fundara.
El terremoto de junio de 1917, destruyó la capilla de Belén y la imagen primera de Ntra. Señora.
Una segunda imagen, un poco mayor, de la Virgen del Carmen sirve para la veneración de María en las procesiones que se tienen dentro y fuera del templo carmelitano.
* * *
Habiéndose principiado este estudio con la merecida evocación de la figura del Hermano Don León Castillo, propulsor de la devoción carmelitana e iniciador del actual santuario de Nuestra Señora del Carmen, así como constructor de los primeros templos de esa advocación en esta ciudad, es de justicia que se ponga un punto final con un recuerdo lleno de gratitud al P.José María López-Peña, que llevó a su culminación la edificación de la Iglesia del Carmen y fue igualmente paladín de la devoción mariana.
Nacido este eminente eclesiástico en Opico el 22 de septiembre de 1863, por estar en sede vacante la Diócesis de San Salvador, recibió la ordenación sacerdotal en Guatemala el 7 de noviembre de 1886.
Se había doctorado en teología en la Universidad Nacional el 2 de septiembre de 1884.
Como su anciana madre estuviese desde hacía tiempo avecindada en Santa Tecla, solicitó el P. López-Peña a sus superiores eclesiásticos que le autorizaran ejercer su ministerio en esta población, donde desde que era diácono trabajaba para fundar la Sociedad de Señoras de la Caridad, que es quizá la más antigua de las que perduran en el país. Verificó la fundación el 20 del mismo mes y año en que recibió el sacramento del orden sacerdotal.
El 10 de mayo del siguiente año estableció la Conferencia de Caballeros, con cuya ayuda y la de la Sociedad de Señoras de la Caridad abriría el 1° de febrero de 1901 el primer Asilo de Ancianos que tuvo la ciudad.
Los constantes trabajos con que coadyudaba en la edificación del templo de Ntra.Sra.del Carmen, los empeños tesoneros para obtener fondos para la obra, la predicación y la asistencia a enfermos y encarcelados, consumían las horas del incansable sacerdote.
Nombrado párroco de la Iglesia Mayor de la Concepción de esta ciudad, ejerció los cuidados pastorales de enero de 1889 a febrero de 1894, separándole del arduo oficio el Arzobispo Pérez y Aguilar -al ver el empeño del P. López-Peña en ayudar a la edificación de la Iglesia del Carmen-; en julio de aquel año le entregó las obras de construcción y la capellanía del templo.
Dejaba en la parroquia fundada y establecida la Escuela Católica Parroquial "San José" desde el 22 de enero de 1890.
Pero fue a la magna obra de la construcción del Carmen que dedicó el apostólico varón desvelos y trabajos, hasta lograr verlo concluido después de casi veinte años de constancia, sacrificio y empeño.
Periodista batallador, de castizo lenguaje y enérgica pluma, restableció el periódico católico "La Verdad" el año de 1894, hasta que el vocero fue silenciado por oficial presión en septiembre de 1901.
Fundó luego "El Pueblo Católico" de corta pero fructífera vida, clausurado también a la postre de manera arbitraria.
Sin desmayar, fundó en 1912 "El Centroamericano" y la Tipografía Católica que cedió luego a la Curia Eclesiástica.
Eminente orador sagrado, de voz grave y clarísima dicción, era varón de profunda vida interior.
El 20 de junio de 1928 fue en premio de sus méritos elevado a la dignidad de Canónigo Teólogo del Cabildo Metropolitano, encargándose desde entonces de la capellanía de la Basílica del Sagrado Corazón, en cuyos trabajos de edificación le llegó el fin de sus días.
El 6 de agosto de 1936, a los 73 años de edad y 50 de ejemplar vida sacerdotal la muerte le detuvo sus pasos.
Santa Tecla, de la que nunca el P. López-Peña se desvinculó, se aprestaba para celebrarle con gran pompa y cariño las Bodas de Oro Sacerdotales. Y por ser la fecha de su muerte fiesta nacional no se pudieron traer sus restos mortales para sepultarle en la Iglesia del Carmen como era deseo general.
Por justicia y ley de gratitud deberían ser traídos sus despojos mortales para que reposen al lado de los del benemérito Hermano Don León Castillo, puesto que a los dos se debe la Iglesia actual de Nuestra Señora del Carmen de esta ciudad a la que ambos amaron tanto.
CAMPANAS DE EL CARMEN
1.- CARMELA,
-lleva este nombre- es la más chica; volteadora en un tiempo. El fundidor fue J.B. Lungo y va calzada con la fecha de Febrero 17 -1908. Un artilugio de poleas la hacía voltear desde la sacristía.
2.- CHALECA,
poco mayor a la anterior. Se lee en su falda: "Iglesia del Carmen -Talleres Salesianos, Santa Tecla -1918
3.- CORAZON,
en peso y tamaño unas 3 ó 4 veces mayor que las anteriores. En torno a su falda reza la plegaria en latín: "Cor Iesu sacratissimum miserere nobis" [Corazón sacratísimo de Jesús, ten misericordia de nosotros] * Carlos Biollo * San Salvador * 1923 *
Antes y después del terremoto
foto antes del terremoto
Foto tomada durante la última ordenación sacerdotal de dos jóvenes jesuitas (29/julio/2000).
Foto después del terremoto.
Al fondo, el altar mayor que guardaba la imagen
de la virgen de El Carmen.
Regresar
|