Balance económico
Un vistazo global y objetivo al desempeño económico de El Salvador en el año
2003 permite avizorar los retos que se avecinan con la llegada del año 2004.
¿Cuál fue la dinámica de la economía salvadoreña? ¿Cumplió o no con las
expectativas que se había trazado el gobierno? ¿Qué políticas económicas
predominaron en la estrategia económica del Ejecutivo?
Los resultados de las políticas económicas implementadas en el año 2003
confirman, en rigor, el talante neoliberal del gobierno en funciones. La
preocupación por la estabilidad macroeconómica y la búsqueda por rubricar
nuevos tratados de libre comercio han predominado en la agenda de Alianza
Republicana Nacionalista (ARENA). Sin embargo, la armonía con la
microeconomía salvadoreña se ha mantenido precaria. Aún más, a tres años de
haberse aplicado la dolarización en el país, (cumplidos el 1º de enero de
2004) tampoco se ha podido constatar su incidencia en materia de crecimiento
económico, expansión de las oportunidades o atracción de la inversión
extranjera.
Por otra parte, la política fiscal implementada por el gobierno ha
demostrado sus limitaciones, cuando ya los índices de alarma de las
calificadoras de riesgo señalan las limitantes que tendrá en el año
venidero. La salud fiscal del país ha entrado en franco deterioro.
La política comercial parece haber sido la arista más afilada por el
gobierno. El año 2003 será recordado por los esfuerzos concentrados en
rubricar el tratado de libre comercio con la mayor potencia económica
mundial, Estados Unidos. Durante todo el año, el Ministerio de Economía se
convirtió en la práctica, en un virtual “Ministerio de Comercio”, al volcar
todos sus esfuerzos en rubricar dicho tratado en el plazo máximo de un año,
lo cual es todo un récord en materia de negociación de este tipo de
tratados. Esta negociación se dio con suma celeridad, habiéndose finalizado
el 17 de diciembre. Con esto, la principal apuesta gubernamental de lograr
un tratado de libre comercio ha sido cumplida, ahora resta ratificarla por
las asambleas legislativas de los respectivos gobiernos para que entre en
vigencia.
Producción
En el 2003, la economía ha experimentado un lento crecimiento, como
consecuencia de una baja dinámica de la demanda interna. En el primer
semestre del año, se observó un crecimiento de 1.45% liderado principalmente
por la construcción y los servicios, ya que la industria y la agricultura se
hundieron. Para el segundo semestre, los principales indicadores daban
cuenta de un proceso de contracción. En julio, el Índice de Volumen de
Actividad Económica (IVAE) cayó 0.41% como consecuencia de la desaceleración
de los sectores de servicios financieros (-5.2%), transporte (-4.3%) e
industria manufacturera (-1.2%). El resultado neto, según datos preliminares
del Banco Central de Reserva (BCR), fue que, al finalizar el año se observó
un crecimiento del Producto Interno Bruto (PIB) del orden del 2.0%, cifra
inferior al nivel presentado en 2002.
Así pues, el panorama en el ámbito productivo del país para el año 2003 ha
sido de un de estancamiento generalizado. De hecho esta tendencia tiene ya
tres años de mantenerse: Para 2000, el crecimiento del producto interno
bruto fue de 2.2%, bajó en el 2001, por el impacto de los terremotos y otros
factores, en 1.7%, en 2002 se recuperó a 2.1% y finalizó estabilizándose en
2003 en una fase contractiva de 2.0%.
Según un informe de la Comisión Económica para América Latina y el Caribe
(CEPAL) difundido en Santiago de Chile, la economía de El Salvador, pese a
tener una tasa de crecimiento positiva del 2%, mantiene estancado por cuarto
año consecutivo su producto por habitante. En dicho informe se señala que el
leve crecimiento puede ser explicado por un incremento en la demanda externa
a través de la expansión de las exportaciones de maquila. No obstante, la
explicación de por qué no se logra salir del estancamiento económico, según
la CEPAL, radica en que en los últimos años ha habido un sistemático
deterioro de los términos de intercambio, cayendo en 1.3 por ciento en 2003,
en 0.8 por ciento el año 2002 y en 3.1 por ciento en 2001.
Estas razones contrastan con las declaraciones de Luz María de Portillo,
Presidente del Banco Central de Reserva de El Salvador, para quien el
crecimiento positivo de 2003 es producto del aumento en las exportaciones y
remesas familiares, el dinamismo de algunos sectores, las bajas tasas de
inflación, el menor déficit fiscal y el financiamiento del sistema bancario
a las actividades productivas en mejores condiciones financieras.
Los sectores que más contribuyeron a la expansión del PIB de 2003 fueron la
industria, el comercio, y el financiero, pero el sector agropecuario cayó en
0.6 por ciento, debido a la lenta recuperación de los precios del café y el
azúcar en los mercados internacionales. Para 2004, según el BCR, se tienen
perspectivas mejores para respaldar el crecimiento, puesto que proyectan una
recuperación esperada de la economía mundial, nuevas oportunidades a partir
del Tratado de Libre Comercio con los Estados Unidos y el acceso a otros
mercados, el aumento de remesas familiares, la inversión en obras de
infraestructura, la mejor producción agropecuaria y la baja inflación.
El desempeño de la economía de El Salvador se sitúa en la línea del entorno
internacional. Según el Fondo Monetario Internacional (FMI), se calcula
preliminarmente que en 2003, Estados Unidos creció a una tasa de 2.6% y
América Latina en su conjunto en 1.1%. El mismo organismo calcula que, en
los casos de Estados Unidos y América Latina, el crecimiento económico para
2004 se proyecta en 3.9% y 3.6%, respectivamente. Las perspectivas externas
son, pues, un poco más positivas.
Sin embargo, al examinar los factores endógenos como la inversión, se puede
observar al mismo tiempo, que para 2003, disminuyó la inversión pública, al
terminar el programa extraordinario destinado a reparar los daños de los
terremotos de 2001. En contraste, la inversión privada, sólo repuntó
levemente, siendo este una mejoría mínima en vísperas del declive natural
que acompaña a un ambiente electoral.
Precios y salarios
En lo que respecta a la inflación experimentada en 2003, según datos del BCR,
la inflación se redujo en El Salvador desde el 2.8 al 2.6%. Según dicha
institución, este indicador se explica gracias a que la dolarización ha
tenido efectos positivos sobre la inflación. Aún a pesar de un mayor
crecimiento de los precios en los últimos dos meses del año, la inflación se
mantuvo en niveles bajos, lo que favoreció en alguna medida a mantener las
tasas de interés. En el mes de septiembre, el crecimiento de los precios fue
de 0.1% y la inflación anual llegó a 2.1%. El mayor crecimiento de los
precios se atribuyó al incremento de los precios de los rubros de salud y
transporte.
Este movimiento en los precios no obstante, no es indicador de una mayor
capacidad adquisitiva de las personas. La fortaleza de dicho nivel de
inflación más bien parece basarse en una “estabilidad macro- económica”, a
costa de la microeconomía familiar. Esto significa que anclar dicha variable
ha implicado un deterioro de los ingresos de los trabajadores, bajo el
argumento de no generar presiones inflacionarias. La estrategia ha sido
mantener los salarios a sus niveles mínimos y hacer esporádicos incrementos
como maquillaje y sin incidencia en la capacidad adquisitiva real de las
personas.
Lo anterior se puede constatar con una simple ojeada a la evolución de los
niveles salariales mínimos en El Salvador. No fue sino hasta el 22 de mayo
de 2003 que se realizó un incremento al salario mínimo después de cinco años
sin modificarse; empero, dicha alza salarial fue tan pequeña que no
soluciona el problema de la baja cobertura de los salarios sobre la canasta
básica y mucho menos sobre la ampliada. Al respecto, se puede observar que
el gobierno de ARENA no ha utilizado la política salarial como un
instrumento para generar una nueva y equitativa distribución de los
ingresos.
Así, el consenso alcanzado en 2003 fue el de aumentar por decreto los
salarios mínimos que, hasta la fecha, habían estado fijados a un nivel de
1260 colones, es decir, 144 dólares mensuales. Pero el incremento fue
pírrico. El sector rural fue literalmente marginado del beneficio directo de
esta política económica. Para el sector comercio y servicios: se acordó un
aumento de 10% en los salarios, por lo que los nuevos salarios mínimos se
fijen en 1386 colones ($158.40 dólares) mensuales. Por otro lado, para el
sector industria: Se impuso la propuesta de incremento de 7.5%, lo que se
traduce en un aumento de 1355 colones ($154.90 dólares) mensuales. Y, por
último, para la maquila: La propuesta de la empresa privada consistía
originalmente en no modificar el salario mínimo, pero con la negociación
éste se aumentó un 5%, con lo cual se aumenta a 1323 colones ($154.60
dólares) mensuales. Además se lograron acuerdos sobre un conjunto de medidas
económicas para abaratar el costo de la vida y para crear puestos de
trabajo.
Los anteriores incrementos diferenciados evidencian el privilegio existente
hacia determinados sectores empresariales, como la industria maquiladora,
que se caracteriza en su gran mayoría por otorgar bajos salarios y
prestaciones, aunado al hecho de que su aporte a la inversión nacional de
largo plazo es mínimo por ser capitales de alta volatilidad. El salario
agrícola, sin embargo, se mantuvo al margen de cualquier cambio bajo el
argumento de que el sector es incapaz de hacer frente a un incremento
salarial debido a la crisis por la que atraviesa. Esto, a su vez, se
contrasta con la visión en el sector externo, donde se argumenta que el
sector agrícola califica para ser incluido en la competencia en un tratado
de libre comercio con Estados Unidos.
Lo anterior denota pues, el lastre de una política que mantiene a la pobreza
rural como parte de un círculo vicioso de carácter endógeno. Si bien el
salario mínimo de la industria logra cubrir el valor de la Canasta Básica
Alimentaria (CBA) urbana del país, éste no alcanza a cubrir las necesidades
de vestuario, vivienda y esparcimiento. El informe de Desarrollo Humano 2003
señala cómo el cálculo de CBA adolece de serias deficiencias debido a que
está desfasada. Los productos que la integran se determinaron en una
encuesta de ingresos y gastos realizada en 1991, y es natural que a la fecha
los patrones de alimentación en el país hayan cambiado. En este sentido, la
cobertura del salario agrícola es mucho más baja, éste no logra cubrir la
canasta rural, mucho menos la urbana. Según un informe de la Fundación
Nacional para el Desarrollo (FUNDE) de 27.10.03 para que el salario agrícola
lograra cubrir el valor de la CBA rural, éste debería ser objeto de un
incremento de alrededor del 30%.
Salarios mínimos vigentes al 2003
SECTOR
Porcentaje Salario Salario
de incremento vigente anterior
COMERCIO Y
SERVICIO 10%
$158.40 $144.00
INDUSTRIA
7.50%
$154.80 $144.00
MAQUILA
5%
$151.20 $144.00
AGRICULTURA
0% $74.06 $74.06
Fuente: Ministerio de Trabajo y
Previsión Social
En lo que respecta a los salarios mínimos reales, éstos han continuado
perdiendo su capacidad adquisitiva. Los salarios mínimos reales mantienen un
comportamiento similar al de la economía: crecen en promedio anual de 2.4%
en el primer quinquenio de los noventa y luego decrecen –2.3% en los años
siguientes, dando como resultado neto un crecimiento próximo al 0.1%, para
todo el período, reflejando el nulo impacto que el crecimiento económico ha
tenido sobre buena parte de los trabajadores.
Sector Externo
Según el Banco Central de Reserva, la balanza de pagos salvadoreña cerró
2003 con un superávit de 266 millones de dólares. Esto ha sido como
consecuencia de un saldo neto entre un déficit de 617 millones en la cuenta
corriente y un superávit de 883 millones en la cuenta de capital. Estos
datos reflejan la fuerte dependencia externa de la economía salvadoreña.
Es por esta razón que no resulta tan positiva la afirmación del BCR de que
las exportaciones crecieron en 6.3% durante 2003, cuando las importaciones
superan en más del doble este crecimiento. El repunte en las exportaciones,
según la entidad, ha sido estimulado por los nuevos mercados generados por
los Tratados de Libre Comercio vigentes con México, República Dominicana,
Chile y Panamá. Lo que es claro, es que no son las pequeñas y medianas
empresas las que aprovechan esta ventana, sino la gran empresa. Esto se
refleja en los datos del crecimiento de la industria de la maquila, la cual
destaca entre las exportaciones y ha permitido mantener las fuentes de
empleo en este sector.
Por otro lado, en el balance de labores anual del Ministerio de Economía, se
destacó que “el cierre del Tratado de Libre Comercio con Estados Unidos es
el gran logro del país en materia comercial a lo largo del 2003.” Este
tratado, se terminó de negociar el 17 de diciembre de este año. Se supone
que se obtuvieron asimetrías favorables de 5, 10, 15 y hasta 20 años para
distintos sectores productivos nacionales.
Dentro de los sectores que se vislumbra beneficiar con el tratado son: el
avícola, azúcar, lácteos, textil y confección. Sin embargo, el sector de
porcinos resultó afectado. Para los sectores industrial y agrícola se
mantuvo los beneficios que ya se tenían con la Iniciativa de la Cuenca del
Caribe (ICC), de la cual se conserva en un 100% los beneficios. Según el
Ministerio de Economía, en el caso del azúcar, con el TLC las exportaciones
del sector se incrementarán en 24 mil toneladas extras a las que se
exportaban.
Para el Ministro Lacayo, este éxito significa que “endulzaremos las fiestas
a los norteamericanos”. Sin embargo, según fuentes norteamericanas como el
Washington Post, con la aprobación del TLC con EEUU, muy por el contrario a
la visión del gobierno salvadoreño, los verdaderos ganadores en dicho
tratado han sido los mismos estadounidenses. Al analizar los puntos básicos
del acuerdo, el rotativo acepta que “los exportadores estadounidenses se
beneficiarían (…) incluso hasta demasiado; el acuerdo está visiblemente
inclinado a favor de Estados Unidos”. Esto es así en tanto que, mientras los
mercados de los cuatro países centroamericanos que a la fecha han firmado el
tratado (Guatemala, Honduras, Nicaragua y El Salvador) con Estados Unidos,
estarán completamente abiertos a los exportadores estadounidenses de
servicios financieros, telecomunicaciones y tecnología; en contraste, se
mantendrán de manera indefinida las protecciones a la industria azucarera y
textil estadounidenses, que no son competitivas.
De esta manera, los resultados que se vislumbran del TLC con EEUU para 2004,
no parecen ser de ninguna manera prometedores. Respecto al Tratado de Libre
Comercio que se lleva a cabo con Canadá, el proceso había estado en jaque
por la misma atención dada al acuerdo con EEUU, pero los planes del gobierno
de Flores, según el balances, son de concluirlo a más tardar en el primer
trimestre del 2004.
En cuanto a las inversiones extranjeras, éstas en su mayoría a las maquilas
y han mantenido un nivel positivo de crecimiento. Según el Ministerio de
Economía, hoy existen 16 zonas francas operando en el país. el techo
industrial en zona francas creció 64% con relación 2002, ubicando al país
con 1,173,000 metros cuadrados construidos.
Finalmente, en cuanto a remesas familiares se refiere, el repunte ha seguido
su tendencia al alza, ahondando la dependencia del país a esta fuente de
recursos. Las remesas de familiares de los emigrados salvadoreños llegaron
al 14 por ciento del PIB, impulsando el consumo privado. Así, según el MINEC,
las remesas familiares serán de alrededor de 2,050 millones de dólares. El
gobierno ha dicho que esto es el resultado de la extensión de los beneficios
del TPS y el mayor crecimiento económico de los Estados Unidos en el tercer
trimestre del año.
Por otro lado, en el 2003, a pesar del mayor déficit de la balanza
comercial, la cuenta corriente parece haber mejorado ligeramente, pero esto
se debe al importante crecimiento de las remesas familiares. Entre enero y
agosto, el déficit de la balanza comercial se amplió a cerca del 12%, con
respecto al mismo período del año anterior, ya que las importaciones
crecieron en mayor proporción que las exportaciones. Así, durante este
período, las exportaciones crecieron 6% lideradas principalmente por las
exportaciones de maquila (7.6%) y los productos tradicionales (2.5%). En
contraste, las importaciones crecieron 13.6%, debido a las mayores compras
externas de bienes de consumo y petróleo. Lo anterior se reflejó en un
déficit de la balanza comercial del orden de 1,738 millones que fue
compensado con un saldo de remesas de 1,355.4 millones (entre enero y
agosto, las remesas familiares cubrieron el 80% del déficit de la balanza
comercial) Durante este período, la remesas familiares provenientes de los
salvadoreños residentes en el exterior aumentaron 4.9% frente al mismo
período del año anterior y equivalieron a 64% del valor de las
exportaciones. Al finalizar el año, se prevé un monto de remesas del orden
de 2,032 millones de dólares correspondientes al 13.5% del PIB. Lo anterior,
sumado a un adecuado flujo de ingresos por turismo, permitiría según el BCR,
alcanzar un déficit de la cuenta corriente cercano a 2.3% del PIB.
Por último, la deuda externa de El Salvador se mantiene aceptable. Sin
embargo, ya roza los límites de lo manejable. El saldo de la deuda externa
estimado para el 2003 es de 3,800 millones de dólares, equivalente a 1.2
años de exportaciones y a 25.7% del PIB. En los últimos años, el
endeudamiento externo se ha incrementado como resultado de un mayor déficit
fiscal.
A esto se suma el peligro de que El Salvador podría perder el grado de
inversión. Finalizando 2003 la agencia internacional Moody’s Investors
Service sometió a revisión la calificación de deuda de El Salvador. Dicha
revisión evaluó la capacidad del gobierno y del Banco Central para enfrentar
futuros episodios de nerviosismo financiero y para proveer apoyo a un
sistema bancario que tiene que operar dentro de los límites definidos por
una economía dolarizada. Hace algunos años, la agencia citada le otorgó el
grado de inversión a El Salvador como reconocimiento al éxito de en su
transición hacia la estabilidad económica y política tras doce años de
guerra civil. Sin embargo, el deterioro de las cuentas fiscales del país y
el bajo nivel de reservas internacionales son factores que pesarían en
contra de la calificación crediticia del país. Por su parte, Standard and
Poor’s y Fitch Rating Services han reiterado sus calificaciones durante el
año 2003 en la categoría especulativa y han mantenido el Outlook estable,
pero según datos de enero 2004, el Outlook ahora ha cambiado a negativo.
En el 2003, las reservas internacionales se han recuperado ligeramente, como
consecuencia del adecuado flujo de divisas por remesas, turismo y
exportaciones. En lo corrido del año, el saldo de reservas se ha
incrementado cerca del 7.5%. Al finalizar el 2003 se prevé un saldo de
reservas USD 1,700 millones equivalente a 3.8 meses de importaciones.
Sector público
En materia fiscal el presente año presentó una mayor recaudación de
impuestos con respecto a los años anteriores. A octubre de 2003, el Sector
Público No Financiero (SPNF) obtuvo como ingresos corrientes la cantidad de
1,921 millones de dólares. De esta cantidad, el 75.1% correspondía a
ingresos tributarios, 11.5% a contribuciones a la seguridad social, y un 9.0
y 4.4 porciento a ingresos no tributarios y superávit de operación
respectivamente. Cabe mencionar que entre agosto y octubre no se registraron
ingresos de capital para el SPNF. Finalmente, al cierre del tercer trimestre
del año las donaciones del exterior ascendían a 41 millones de dólares.
Los gastos corrientes del SPNF al finalizar el tercer trimestre del año
ascendían a 1,698 millones de dólares. Los gastos en consumo representaban
la proporción más alta del gasto corriente (74.0%) seguido por el pago de
intereses (15.8%) y las transferencias corrientes (10.2%). Los gastos de
capital fueron de 388 millones de los cuales 382 corresponden a inversión
bruta y el resto a transferencias de capital. Es importante notar que la
mayor parte de los gastos efectuados por el Estado, como es característico
en otros años, corresponde a gastos corrientes (81.4%).
A octubre del presente año, el ahorro corriente del SPNF rondaba la cantidad
de 223 millones de dólares. Esto constituía, según los cálculos de
Ministerio de Hacienda, aproximadamente el 1.5% del PIB estimado para 2003.
Para la misma fecha, el déficit global (incluyendo donaciones) fue de 122
millones de dólares, un poco más del 0.8% del PIB estimado para 2003.
En este año el PNUD, ANEP y FUSADES coincidieron en expresar la necesidad de
realizar cambios importantes en materia fiscal para hacer sostenible la
deuda del Estado en el largo plazo. Según los datos proporcionados por el
Banco Central de Reserva (BCR), la deuda total del Gobierno Central
alcanzada hasta a octubre de 2003 presentaba un saldo de 5,655 millones de
dólares. El 68% corresponde a deuda externa y el restante 32% es financiado
con deuda interna. Es importante señalar que esta deuda representa
aproximadamente el 37% del PIB estimado para 2003. En otras palabras, casi
dos quintas partes del PIB están destinadas en el futuro a pagar las deudas
que en el presente tiene el Estado. El actual gobierno ha logrado transferir
durante los últimos años la deuda de corto plazo a largo plazo, buscando un
mayor margen de tiempo dentro del cual se logre una reactivación económica
capaz de volver sostenible en el futuro la deuda que mantiene el país.
En la coyuntura que atraviesa el país, para lograr una reactivación
económica sostenida es necesario que el gobierno asuma un papel protagónico.
Sin embargo, en la estructuración del presupuesto general de la nación, no
se ha privilegiado suficientemente el gasto en aquellas áreas que tienen una
mayor incidencia para obtener un desarrollo económico. Para evidenciar esto,
al finalizar el tercer trimestre del año, el Estado había ejecutado casi dos
terceras partes del presupuesto (1,812.9 millones de dólares). De este,
únicamente 177.5 millones, que representan el 9.8% del presupuesto ejecutado
a la fecha se había dedicado a la gestión del desarrollo económico del país.
Según el anteproyecto de ley de presupuesto de la República para 2004,
parece ser que la tendencia en la administración por áreas de gestión se
mantiene en el largo plazo. Para lograr el desarrollo económico del país en
2004, se ha destinado un monto de 283.7 millones de dólares. Esta cifra
representa apenas el 10.2% del total de presupuesto del Estado. Como se
puede notar, el gobierno actual se está endeudado considerablemente y no
está generando las condiciones necesarias y suficientes para reactivar la
economía y hacer frente en el futuro a las obligaciones de deuda del Estado.
Presupuesto
ejecutado por áreas de gestión al tercer trimestre de 2003
(Millones de dólares de EEUU)
Áreas
Modificado Devengado
Conducción
Administrativa
258.7 183.6
Administración de Justicia y Seguridad
Ciudadana 335.1 231.8
Desarrollo
Social
1,141.8 770.8
Apoyo al desarrollo
económico
273.1 177.5
Deuda
Pública
432.1 304.0
Obligaciones Generales del
Estado
124.6 106.9
Producción empresarial
pública
38.3 38.3
Total
2,603.7 1,812.9
Fuente: www.mh.gob.sv
Sector monetario y financiero
En el 2003 se profundizo el proceso de dolarización de la economía
salvadoreña. Al cierre de 2002 la cantidad de colones que se encontraban
circulando en la economía ascendía a un equivalente de 61.2 millones de
dólares. En octubre del presente año, la cantidad de colones que aún
circulaban en la economía era equivalente a 40.6 millones de dólares. Como
se puede notar, durante los primeros 9 meses del año se han extraído una
cantidad de colones equivalente a 20.6 millones de dólares, es decir ha
existido una reducción del 33.7% con respecto a la cantidad de colones que
aún se encontraba en la economía al final del año pasado.
En el mercado bancario las tasas de interés promedio ponderado presentan la
siguiente dinámica: Para préstamos a corto plazo (préstamos menores a un
año) la tasa de interés activa ha tendido hacia la baja. A inicios del
presente año los bancos cobraban una tasa próxima al 6.7%. A octubre y
después de experimentarse leves disminuciones en todos los meses anteriores,
la tasa se ubica en un 6.51%. Es importante notar que en agosto, dicha tasa
se disparo súbitamente de 6.56% (correspondiente al mes de julio) a 6.94%.
Después tendió a un descenso acelerado. Para préstamos a largo plazo
(mayores a un año) el tipo de interés alcanzo su máximo en el mes de mayo
con un valor de 8.38% y en octubre se situo en 7.57%.
En sintonía con el comportamiento de las tasas de interés activas se
encuentra el comportamiento de los créditos en el país. Al finalizar el mes
de septiembre el saldo total de los créditos otorgados tuvo un crecimiento
de prácticamente el 9% en relación a septiembre del año 2002. Esto resulta
interesante, ya que después de implementar la dolarización de la economía en
enero de 2001, el mercado crediticio no se dinamizo inmediatamente tal como
se esperaba, fue hasta finales del año anterior que nuevamente la demanda de
crédito por los agentes económicos se intensifico, generando tasas de
crecimiento positivas. Los bancos con la mayor cantidad de préstamos son el
Banco Agrícola, Banco Cuscatlán y Banco Salvadoreño. Los créditos otorgados
por dichos bancos representa el 67.9% de los créditos otorgados por la banca
nacional.
A octubre del presente año, el valor total de los créditos otorgados por la
banca nacional era de 3,851.5 millones de dólares. Los sectores económicos
que a dicha fecha habían recibido los mayores montos crediticios eran:
Comercio (27.7%), Industria manufacturera (19.3%) y Sector Servicios
(10.8%). El sector económico con menor crédito fue minería y canteras con
apenas el 0.03% del total de créditos otorgados por la banca.
Como nota relevante en el mercado de crédito, ABANSA expresó que los
créditos en mora habían experimentado una fuerte reducción durante el
presente año. Del total de préstamos concedidos hasta el mes de septiembre,
únicamente el 3.1% se encontraba en estado de mora. La tendencia en la
reducción de la mora bancaria es muy importante, sobre todo si se considera
que la reducción de la misma es fundamental en una economía dolarizada. Esta
reducción es importante después que en 1999 y 2000, previo a dolarizar la
economía, la cartera en mora era de 7.33% de los créditos del sistema
bancario. Éste era una fuerte observación que hacían los analistas
financieros otrora, si el gobierno perseguía dolarizar la economía. En la
actualidad los créditos en mora de los principales bancos del país
representan más de la mitad de los créditos en mora existentes en el sistema
bancario a nivel nacional.
El saldo total de los depósitos a plazo no presenta una tendencia definida
durante todo el año. De enero del presente año a junio, los depósitos a
plazo presentan un incremento de 9%. Entre junio y octubre se experimenta un
descenso en dicho saldo. Llegado el mes de octubre, el total de depósitos a
plazo ascendía a 2,985 millones de dólares, una cifra bastante menor que la
existente al cierre del año 2002 (3,044.2 millones).
Desde inicios del segundo semestre algunas calificadoras internacionales de
riesgo centraron sus ojos en el país. Esto se debe fundamentalmente a dos
cosas: La situación de las finanzas públicas en el país y el clima
preelectoral. Ambos se han conjugado para dar una clasificación de riesgo al
país que no es lo suficientemente buena para la atracción de inversión
extranjera. Sin embargo la calificadora Fitch Raitings de Centroamérica
considera que este tipo de clasificación se debe fundamentalmente al
ambiente preelectoral que atraviesa el país.
Perspectivas
En el próximo año se espera un mayor dinamismo de la actividad económica con
respecto al presente año. El gobierno ha expresado que en 2004 se espera un
crecimiento del Producto Interno Bruto (PIB) entre un 2.5 y 3.5 porciento.
Este incremento en la actividad económica se basa fundamentalmente en la
esperanza del presente gobierno en la ratificación de un TLC de la región
centroamericana con EEUU. Sin embargo, para muchos analistas este mayor
dinamismo puede comenzar a evidenciarse el próximo año a partir del segundo
semestre, ya que es necesario que de dicho tratado sea ratificado por la
Asamblea Legislativa de El Salvador y por la instancia similar en EEUU (El
congreso y senado de los EEUU) en los primeros meses de 2004.
Con este tratado se espera un mayor incremento de las exportaciones
salvadoreñas, fundamentalmente las de productos no tradicionales, que están
presentando un dinamismo relativamente mayor a las de productos
tradicionales. Se espera que los productos centroamericanos, una vez
ratificado el convenio comercial, puedan tener buena aceptación en el
mercado estadounidense.
En el plano monetario, se espera que para 2004 las remesas representen
alrededor del 14.1% del PIB, es decir, una cantidad mayor a los dos mil
millones de dólares. Estos cálculos se dan sobre la base de que en los
últimos años cada vez son mayores los montos de dólares que entran al país.
Se debe tomar en cuenta que la entrada de dichos recursos a la economía
nacional es de suma importancia, ya que es a través de los mismos que se
logra surtir de suficiente masa monetaria para transacciones nacionales e
internacionales. Una caída abrupta en la entrada de dólares al país, podría
generar en el corto plazo serios problemas de liquidez y con ello problemas
financieros en el país.
También en el ámbito monetario se espera que la inflación ronde el año
próximo entre el 2 y 3 porciento. Esto se encuentra relacionado con el flujo
de remesas que entren a la economía nacional. Hay que recordar que con la
Ley de Integración Monetaria, el Banco Central de Reserva no tiene control
sobre la masa monetaria del país. Las fluctuaciones en los precios se
encuentran supeditadas, en cierta manera, al desarrollo de la política
monetaria de la Reserva Federal de los EEUU, por tanto es de esperar que las
tendencias en la variación de los precios sea similar al comportamiento en
EEUU. A esto hay que agregar que una apertura comercial entre Centroamérica
y EEUU puede tender a igualar los precios de algunos productos en ambos
mercados.
Para 2004, el fisco espera cerrar el año con un déficit fiscal de 1.1% del
PIB. Esta es una meta bastante ambiciosa, sobre todo si considera que este
calculo no toma en cuenta los cambios necesarios sobre la estructura
tributaria del país, y, además, no considera los desembolsos por el pago de
pensiones. En esta dirección, muchos sectores sociales han hecho un llamado
al gobierno a mantener una férrea disciplina fiscal que para ser efectiva
deberá generar cambios sustanciales en la tributación y la política de
gastos.
En lo que respecta al tema fiscal, se espera que para 2004 la deuda externa
alcance un 34.8 del PIB. La deuda representa una cifra alarmante y tiende a
aproximarse, aunque lentamente, a los parámetros de alerta que utilizan las
entidades internacionales que prestan al país. Por ello, varios analistas
concuerdan que es necesario hacer cambios en aras de no sacrificar la
estabilidad financiera que presenta el país a la comunidad internacional.
Finalmente, para el primer semestre de 2004, se espera que las elecciones
presidenciales generen cierta incertidumbre y cautela para los agentes
económicos. Se espera, asimimo, que durante el mismo período las variables
económicas tengan un comportamiento similar a las tendencias observadas en
este año, principalmente durante el segundo semestre de 2003.
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