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Año 25
número 1179
Febrero 1, 2006
ISSN 0259-9864
Editorial: Cuestiones abiertas por la muerte de Handal
Política: El FMLN y ARENA después de la muerte de Handal
Economía: Crecimiento económico con equidad
Cuestiones abiertas por la muerte de Handal
Los partidos políticos han demostrado que se pueden comportar de una manera civilizada e incluso humana. El fallecimiento y las honras fúnebres del dirigente histórico del FMLN, Schafik Handal, los movieron a hacer una larga tregua en sus actividades electorales y sobre todo a suspender sus agresiones mutuas. Todos llamaron a sus militancias a respetar la tregua æaunque ésta resultó demasiado larga y, al final, se agredieron. El FMLN hizo saber a su militancia, muy conmovida por la pérdida de su dirigente, que los funerales eran una ocasión para honrar su memoria y, por lo tanto, todos los políticos y todos los sectores sociales que deseasen manifestar sus respetos, debían ser bienvenidos. Todos los dirigentes de los partidos e incluso las empresas mediáticas, tan dadas a la estridencia, reconocieron, con matices, la estatura política y humana y en particular la coherencia de Handal. Ante la muerte de su principal adversario, instituciones como la Presidencia de la República y la policía mostraron una altura desconocida, en la vida ordinaria. El gobierno facilitó el ingreso de las delegaciones de izquierda que asistieron a los funerales.
Este comportamiento es inusitado, porque no se trataba de cualquier adversario
del gobierno de ARENA, sino de aquel donde concentró todos los males y las
desdichas del país y en quien vio la quintaesencia del comunismo. Esto significa
que cuando el gobierno de ARENA y los partidos políticos se lo proponen, pueden
comportarse de manera civilizada. Esta reserva de humanidad, que salió a la luz,
en esta ocasión, es importante, porque no sólo determina la conducta de
militancias y simpatizantes, sino también de la sociedad. Si la vida social,
política y gubernamental del país transitara por este esquema, habría más
convivencia y más solidaridad. Lamentablemente, esta reserva de humanidad sólo
sale a relucir cuando ocurren grandes tragedias o catástrofes.
Queda la cuestión de por qué el gobierno, los partidos y la sociedad no somos
capaces de comportarnos de forma respetuosa y tolerante ante el pensamiento y la
manera de ser de los demás. No se trata de desconocer las diferencias de juicio
y de conducta, tampoco se trata de aceptar sin debatir, incluso de forma
apasionada, pero siempre con argumentos razonables y respetando a la otra
persona y su intimidad. El gobierno y los partidos pueden discutir y disentir en
torno a los planteamientos y también pueden hacer campañas electorales sin
insultarse y sin violencia. La respuesta a la intrigante cuestión de por qué, si
pueden, no lo hacen, está en las motivaciones de la polarización política y
social, inducida, en buena medida, por los partidos grandes, el gobierno y las
empresas mediáticas. Del ámbito electoral donde, desde tiempos inmemoriales, era
común, la polarización se ha desplazado para invadir y apoderarse de la
actividad política cotidiana. Sus dos protagonistas más importantes, ARENA y el
FMLN, la han llevado hasta extremos muy peligrosos para la convivencia social.
ARENA utiliza la polarización como medio para acumular más poder del que ya
tiene; mientras que el FMLN la usa para promover estrategias alternativas a las
electorales. Esa polarización descansa en la oposición tradicional de izquierda
y derecha, exacerbada durante la guerra fría y la guerra civil salvadoreña. No
obstante que ambas son ya hechos del pasado, la polarización se ha quedado y
determina no sólo la vida política institucional, sino también la de la sociedad.
En este sentido, el fallecimiento de Handal no sólo deja una herencia a su
partido, sino a la sociedad y a los demás partidos. Sin pretenderlo, ha señalado
el camino para la convivencia humana.
Este paréntesis inusitado se cerró con el sepelio de Handal. Muy pronto, incluso
antes de sepultarlo, se pasó a especular sobre lo que vendrá, en concreto, el
futuro del FMLN y el nuevo escenario político salvadoreño. No faltan políticos y
“analistas” que se han aventurado a predecir este futuro. Sus declaraciones son
simples especulaciones, porque no tienen datos que apoyen sus suposiciones. El
desaparecimiento de un liderazgo como el de Handal impone sobre su partido y,
sobre todo, en su dirección una serie de reacomodos. Depende de cómo se lleven a
cabo, así será el destino del FMLN. Si llegaran a estallar luchas internas de
poder, lo cual no sería raro, su resultado marcará su futuro. Los dirigentes del
FMLN, al referirse al legado de su dirigente, subrayan el llamado a la unidad
del partido y la fidelidad a sus ideales. Es una reacción comprensible y la
única a su alcance, en este momento, mientras no realicen los inevitables
ajustes internos. Ahora bien, la unidad real tiene contenido, lo cual apunta a
la cuestión del nuevo liderazgo. La unidad no es un valor que flote en el vacío
o que se concrete por las muchas referencias a ella, tampoco se busca en sí
misma. La unidad cobra realidad alrededor de algo o de alguien. Cuando se afirma
el compromiso con los ideales de Handal, cabe preguntar quién o quiénes
definirán la línea o se constituirán en sus intérpretes autorizados. Responder
que el partido como tal o su militancia, no es suficiente. La desaparición
inesperada de Handal, para la cual, obviamente, el FMLN no estaba preparado,
pone a prueba la solidez de la institucionalidad del FMLN y la madurez de su
dirigencia actual. El vacío que Handal deja sólo puede ser superado por la
institucionalidad o por un nuevo liderazgo, aceptado de forma unánime.
Tampoco se puede adelantar con sensatez cuál será el nuevo escenario político
del país. Para eso, hay que esperar los resultados de las elecciones próximas.
El desempeño del FMLN será decisivo para barruntar su futuro inmediato. Depende
de las fuerzas que acumule en la legislatura y en el gobierno local, así será su
posición en el escenario político. Pero para tener el cuadro completo hay que
incluir a ARENA, pues la desaparición de Handal también deja un vacío en su
estrategia. Con mucha habilidad utilizó sus exabruptos con la prensa o en el
recinto legislativo para cultivar el miedo a su persona y a su liderazgo. A
ARENA le era muy fácil presentar una cara concreta de aquello que consideraba
indeseable para el país y, que, por lo tanto, había que evitar a toda costa.
Hizo de Handal su único y gran adversario político. A él le atribuía los
desatinos del FMLN y también los errores de ARENA y su gobierno. Este esquema
fue ideal para cultivar y explotar la polarización. Pero la muerte de Handal
debilita uno de esos polos. ARENA ya no cuenta con un adversario fácil de
identificar y a quien atribuirle los males del país. Ciertamente, siempre queda
el FMLN, pero es mucho más difícil concentrar los ataques en un partido, menos
visible que una persona. No es lo mismo alimentar el temor contra un enemigo
personal con cara que contra otro institucional sin ella.
El resultado de las próximas elecciones y sus consecuencias políticas dependen
de cómo ARENA enfoque la polarización. También depende de cómo reaccione el FMLN
a la nueva estrategia de ARENA y de cómo reaccione el cuerpo lectoral ante la
pérdida de Handal y a los reacomodos de aquél. Las manifestaciones masivas de
duelo no son despreciables, pero habrá que esperar para constatar si determinan,
y en qué medida, el resultado de la votación.
El FMLN y ARENA después de la muerte de Handal
El fallecimiento del dirigente y diputado del FMLN, Schafik Handal, conmocionó a la sociedad salvadoreña. Con él fallecía no solamente una figura emblemática de la izquierda, sino también uno de los líderes políticos más importantes de la historia contemporánea. La vida de Handal está entrelazada con esa historia.
Las reacciones del FMLN y de ARENA no se hicieron esperar. El primero comenzó a
reivindicar la talla histórica y el talante ético del dirigente nacido en 1930.
ARENA, por su parte, se condolió públicamente por el fallecimiento de su rival.
El presidente Saca no se contentó únicamente con ir personalmente a expresar sus
condolencias a los deudos del dirigente comunista, sino que también respaldó la
moción efemelenista de decretar tres días de duelo nacional por la muerte de
Handal.
Los días inmediatamente posteriores al deceso del dirigente izquierdista
estuvieron colmados de actividades públicas y movilizaciones populares. La
conmoción que la pérdida de esta figura provocó en la izquierda hizo que, tanto
los militantes actuales del FMLN como aquellos que, en su momento, se
enfrentaron a Handal y se separaron del partido de izquierda, se reencontraran.
El resultado más visible de este reencuentro fueron las multitudes que
acompañaron al otrora secretario general del Partido Comunista, tanto en la
Universidad de El Salvador, en la Asamblea Legislativa, como en el cortejo
fúnebre que partió de Catedral Metropolitana hasta el Cementerio de los Ilustres.
Tanto los que siempre admiraron a Handal como sus detractores coinciden ahora en
alabar su estatura de político y la fidelidad a sus ideales. Habría que
cuestionar la crasa falta de memoria histórica de estos últimos. Aquellos que
hoy hablan maravillas de Handal son los mismos que, en su tiempo, lo atacaron:
desde aquellas empresas mediáticas que, durante la guerra y después de ella,
manejaron la imagen de Handal como la encarnación del mal. El dirigente del FMLN
fue presentado como uno de los tentáculos del comunismo soviético y cubano en El
Salvador, como un déspota intolerante y como el autor intelectual de secuestros
y asesinatos.
Por otra parte, otros que ahora ensalzan el legado de Handal dentro de la
izquierda son los mismos que lo detractaron en vida. Durante la guerra, fueron
los que acusaron al dirigente comunista de haberse opuesto a la lucha armada y
de haberse incorporado a la misma cuando el Partido Comunista no tenía otra
opción. Después de la guerra, fueron los que lo tildaron de ser el dictador del
FMLN. Ahora resulta ser el punto de encuentro de toda la izquierda.
El día después
La conmoción pública pasó después del entierro de Handal. Se especula mucho
sobre el futuro político del FMLN en una era “post Handal”. Talvez sea demasiado
prematuro para hacer predicciones al respecto. Lo razonable es quedarse con
algunas evidencias que pueden observarse en la conducta del FMLN y del partido
ARENA.
En lo que respecta a este último, es obvio que no esperó mucho tiempo para
cambiar el tono moderado y respetuoso que sus dirigentes mantuvieron durante los
días inmediatamente posteriores a la muerte de Handal, por el conocido tono
anticomunista que lo ha caracterizado. Aunque dirigentes como René Figueroa no
nombren al dirigente fallecido, es evidente que su sombra pesa mucho sobre la
derecha. “A quien han nombrado jefe de bancada es al ultra ortodoxo Salvador
Sánchez Cerén, por lo tanto, [a] aquellos que son indefinidos, indecisos, los
están marginando”, declaró Figueroa.
Vistas fríamente, las declaraciones de Figueroa no contienen hipocresía alguna.
Si bien reconocen el peso que tuvo su rival en vida, también mantienen los
mismos ataques contra las posiciones políticas que representó Handal. Es
distinta esa postura frente a los “handalistas” de última hora. Entre estos y
quienes, a pesar de las críticas hacia el fallecido dirigente comunista,
reconocen sus méritos políticos y éticos hay una gran diferencia.
¿El “efecto Handal”?
Algunos medios de comunicación han empezado a hablar de un supuesto “efecto
Handal”, el cual, luego del deceso del legendario ex secretario general del PCS,
atraería hacia las filas efemelenistas a muchos de los antiguos desafectos con
la línea oficial del partido. La evidencia serían las multitudinarias
manifestaciones populares durante las exequias del dirigente.
Ese “efecto Handal” es, hoy por hoy, un elemento protagónico en la propaganda
proselitista del Frente. El manejo de la figura de Handal cobra perfiles cuasi
legendarios. Se le presenta como hombre consecuente con sus ideales, como
político comprometido con el pueblo y como comandante guerrillero. Esto último
obedece a la voluntad de querer realzar una faceta secundaria en la trayectoria
de Handal, aún a costa de fallar a la verdad histórica. Como secretario general
del PCS, Handal era el jefe de su brazo armado, las Fuerzas Armadas de
Liberación (FAL), pero no son los méritos militares por los que descolló este
dirigente.
Es cierto que, en los años sesenta, Handal dirigió el Frente Unido de Acción
Revolucionaria (FUAR), efímero conato de lucha armada por parte del PCS. A lo
largo de su trayectoria como dirigente comunista, Handal se forjó en el trabajo
político: en los sesenta y setenta, como organizador de las participaciones
electorales de un PCS que tenía que ocultar su nombre y presentarse bajo la
bandera de partidos legales; en los ochenta, es decir, durante la guerra, como
la cabeza política visible del FMLN, frente a los otros comandantes, más
militares que políticos. Para estos últimos, que posaron como héroes militares
durante la guerra y quisieron sacarle provecho a esta condición en la postguerra,
la paz significó el descalabro total: la desorientación en el mar de la política
institucional y la pérdida de todo principio. Handal, que no fue héroe de guerra
ni presumió de serlo, sabía en qué aguas navegaba.
El punto delicado del “efecto Handal” es la reestructuración del liderazgo del
partido de izquierda. Esta es una tarea urgente, puesto que el FMLN debe
aprovechar la ola de simpatías, antiguas y recientes, que la muerte del
dirigente ha suscitado.
En la disputa por el poder entre los llamados “ortodoxos” y “renovadores” —o lo
que queda de estos últimos—, parece ser que las simpatías póstumas hacia Handal
sólo reiteran que, en el juicio de mucha gente, son los primeros los legítimos
herederos de la herencia del fallecido dirigente. Podría decirse que el FMLN por
el que la gente confía es un FMLN semejante a lo que representó Schafik Handal:
firmeza en los principios, compromiso con el pueblo e intransigencia hacia
cualquier veleidad sospechosa de hacerle juego a la derecha. Los “ortodoxos” se
llevan una buena parte del legado de su dirigente: la legitimación simbólica de
la actual conducción del partido, cosa que no es en absoluto despreciable. “El
FMLN de hoy es más radical y ortodoxo”, ha dicho con acierto el presidente Saca.
Lejos de quedarse en la orfandad, los “ortodoxos” han recibido un espaldarazo.
Ahora bien, esto no resuelve el problema que demanda la reestructuración del
liderazgo efemelenista. Porque una cosa es sentirse heredero de unos ideales,
pero otra cosa es ser heredero efectivo de la sagacidad política adquirida
durante décadas de protagonismo en coyunturas decisivas de la historia
salvadoreña.
Muchos políticos de ARENA han afirmado que con la muerte de Handal se han
quedado sin interlocutor y sin rival. Al menos, sin el rival más visible. Ahora
tratarán de enfilar sus baterías frente a un rival que, por estar muerto, es muy
difícil de agredir.
Crecimiento económico con equidad
La preocupación por la falta de crecimiento económico está desatando muchas interrogantes al interior de varias entidades que se dedican a la investigación. La semana pasada, la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL) proyectó un crecimiento económico para el país de 3.5%. En la presentación del informe Situación y perspectivas para la economía mundial, la entidad destacó que para el presente año la economía salvadoreña tendrá un mayor desempeño que los años anteriores. Esta mejoría puede asociarse a la entrada en vigencia del CAFTA, el repunte del sector agrícola y turismo, como también un mayor dinamismo del sector de la construcción. Aún con estos aspectos a favor, el documento destaca que aún faltan más elementos de análisis para constatar que el país se encuentra en una situación de “despegue económico”.
También la semana pasada el Instituto Centroameriano de Administración de
Empresas (INCAE) presentó un avance de su estudio Escenarios de crecimiento de
El Salvador a largo plazo. El estudio quiere establecer los distintos rumbos que
puede tomar la economía debido a tres posibles escenarios. El primero de ellos
sería realizar cambios que no están acordes al modelo económico, el segundo
sería no realizar cambios de ningún tipo y dejar todo tal como está, y el último
sería realizar cambios positivos de acuerdo al modelo dejando de hacer lo que a
la fecha está mal. De esta investigación se desprende la necesidad fundamental
de combatir la pobreza y generar equidad. En ella se reconoce que sólo el
crecimiento con equidad permite un crecimiento sostenido.
La reforma económica de los noventa
La búsqueda de mayores tasas de crecimiento económico es un viejo problema de la
ciencia económica. Uno de los experimentos más importantes en esta dirección fue
la implementación de las medidas económicas derivadas del Consenso de
Washington. En aquel momento, los diseñadores de política económica pensaron que
mediante la liberalización comercial y la expansión del libre mercado a otras
actividades estaría garantizado el crecimiento económico de los países. No
obstante, años después de reformas económicas se puede notar que el crecimiento
económico está por debajo del nivel deseado y, en el mejor de los casos, es un
crecimiento excesivamente volátil. En El Salvador la situación no es diferente a
la realidad latinoamericana, sin embargo, tiene características que apuntan a
que algo anda mal.
La situación que presenta el país es interesante por que por la manera ortodoxa
en que se llevaron a cabo las reformas económicas. El país se destacó por
implementar las reformas casi al pie de la letra. En aquella época, con la
finalidad de aplicar las medidas con la mayor exactitud posible, el gobierno no
se preocupó por establecer consensos que derivaran en “variaciones” de las
medidas ortodoxas promulgadas por el Consenso de Washington. El ceñirse a las
medidas del Consenso se hizo en detrimento de la democracia y la gobernabilidad
pues muchas de las medidas, a pesar de tener un fuerte impacto social, no fueron
discutidas ampliamente. Las reformas se llevaron a cabo durante la década de los
noventa. Se quitaron aranceles a muchos productos; se privatizó la banca, la
telefonía y la distribución de la energía eléctrica. También se estableció un
nuevo sistema de pensiones y se dieron incentivos a la exportación de productos
no tradicionales. A pesar de estas medidas, la última década registra un bajo
crecimiento económico que no ha sido capaz de generar la suficiente riqueza que
el país necesita para tener una población con mejores condiciones de vida.
El problema se agudiza cuando el poco crecimiento logrado se ha concentrado en
pocas manos. Desde la firma de los Acuerdos de Paz hasta hoy, la proporción del
ingreso nacional que corresponde a las personas más ricas del país se ha
incrementado. Esto implica necesariamente una participación cada vez menor de
los sectores que poseen un nivel de ingreso inferior. Según esta dinámica, es
comprensible el ambiente de confrontación política que por momentos parece
atravesar el país. Mientras que en el país existe un grupo que tienen más que
satisfechas sus necesidades materiales, existen otros grupos que viven en
condiciones de extrema pobreza.
A pesar del deterioro en las condiciones sociales, en los últimos años de la
década de los noventa, el país registró una estabilidad macroeconómica
envidiable por países de la región latinoamericana. El éxito en materia
económica se leía desde una perspectiva única: estabilidad macroeconómica y
competitividad. El índice de competitividad de El Salvador, entre los años de
1995 y 2000, registró avances importantes por lo qué el país era clasificado
como atractivo para la inversión extranjera. De igual forma se había controlado
la inflación, a tal punto que en 1999 se registró una inflación cercana a cero y
el déficit fiscal se redujo considerablemente. Pero estos indicadores no
reflejaban el malestar de la mayoría de los salvadoreños.
El nuevo siglo y el desvanecimiento del espejismo económico
En los primeros años del nuevo siglo las tasas de crecimiento del PIB bajaron
más, esta reducción empezó a atentar contra la estabilidad macroeconómica a tal
punto que el déficit fiscal volvió a ser un problema junto a los desequilibrios
de la balanza comercial y de pagos. A pesar de la Ley de Integración Monetaria y
los niveles de competitividad que presentaba el país, los inversores
internacionales mermaron el flujo de la entrada de capitales para inversión
productiva. De esta manera, los beneficios económicos de las reformas se habían
perdido en pocos años por el debilitamiento de la actividad económica en varios
sectores productivos.
Ahora, en un ambiente de violencia generalizada, de falta de consensos en la
vida política, de demandas sociales sin respuesta gubernamental y de extrema
pobreza se evidencia la necesidad de generar un crecimiento económico basado en
la equidad. Es interesante notar que algunas de los que promueven este tipo de
crecimiento provienen del sector empresarial.
¿Qué ha pasado? ¿Por qué este cambio de mentalidad? Anteriormente muchos
empresarios estaban convencidos de que mientras el malestar social de la
población y las malas decisiones en materia política no afectarían directamente
la rentabilidad de sus empresas y que, por tanto, no habría ningún problema en
mantener la misma situación. Sin embargo ahora, los problemas han cobrado tal
magnitud que afectan la frágil estabilidad económica y, consecuentemente, el
ambiente empresarial. Esto se confirma en el Informe sobre Desarrollo Humano El
Salvador 2005 del PNUD, donde se destaca la incongruencia de un modelo económico
emergente con la realidad social del país. Mientras que el gobierno se jactaba
de tener una estabilidad macroeconómica envidiable y altos niveles de
competitividad, la sociedad padecía un bajo nivel de empleo y, fruto de ello,
mayor cantidad de emigrantes a los Estados Unidos y otros países.
Ahora que la estabilidad macroeconómica está en riesgo y la competitividad
nacional ha disminuido se hablan de cambios económicos importantes: para el PNUD,
es necesario un cambio de políticas económicas; para el INCAE, se trata de
promover la equidad y, para la CEPAL, es el “desarrollo productivo en economías
abiertas”. Algunos empresarios comienzan a vislumbrar que este país no será
viable en los próximos años, si no se realizan cambios sustanciales.
Constantemente, entidades nacionales e internacionales y, mediante el INCAE,
algunos empresarios, llaman la atención sobre la necesidad de cambios
sustanciales para sacar adelante al país.
Políticas para la equidad
Para atacar la pobreza y erradicar la inequidad, es necesario establecer
primeramente una política fiscal progresiva. Una política que permita que los
que tienen más riqueza puedan aportar más para el desarrollo del país. No hay
atajos, esta es una necesidad ineludible y ningún país que se precie de tener
crecimiento económico con equidad puede tener una política fiscal regresiva.
Para ello, es indispensable una reforma tributaria que altere la estructura
impositiva.
Estos cambios en materia fiscal de ninguna manera deben de ser arbitrarios, sino
que deben ser fruto de un pacto fiscal que se base en la confluencia de las
opiniones de los diferentes sectores sociales para el establecimiento de un
consenso sobre el cual trabajar. En materia de política económica, no hay nada
más inmediato para avanzar hacia la equidad que establecer una política fiscal
regresiva. Una política de esta naturaleza es importante por que revela los
verdaderos intereses empresariales. En este caso, si varios empresarios gustan
hablar sobre la equidad y la promoción de la misma, por parte del gobierno, debe
notarse también el grado de compromiso que tienen con el cambio de la situación
socioeconómica de los más pobres del país. En otras palabras, con esa medida se
verá que tan dispuestos están los empresarios de pasar de la retórica a la
acción.
Es evidente que la medida también debe ser apoyada por el gobierno, pues de él
depende su implementación. Pero el problema se torna más delicado cuando no se
diferencia fácilmente entre quienes son los empresarios y los funcionarios
gubernamentales. Entre los empresarios más reconocidos del país y los miembros
del partido de gobierno. El hecho de que algunos empresarios estén dispuestos a
apostarle al tema de la equidad para erradicar la pobreza no significa que toda
los empresarios por extensión la apoyen también.
Desde esta perspectiva, sólo hay una manera en que la mayoría de los empresarios
estén dispuestos a aceptar una política de fomento de la equidad: que reconozcan
que las mejoras en las condiciones de vida de los más pobres abonan a la
gobernabilidad, la democracia, la reducción de la violencia generando un
ambiente propicio para la realización de negocios. La mejora en los niveles
salariales también se traduce en un aumento de la demanda y la productividad del
trabajo mediante los cuales el ciclo económico puede funcionar sin mayores
trabas.
Es necesario que el gobierno esté dispuesto a renunciar a la forma ortodoxa de
ver las cosas. También es pertinente que reconozca las limitaciones que tienen
los tratados de libre comercio como generadores de empleo y las carencias de Red
Solidaria para generar suficiente bienestar social en las zonas rurales. Debe
dedicarse, pues, a actividades que apoyen el desarrollo económico. Los cambios
que el país necesita están más allá de la firma de acuerdos comerciales,
programas paliativos y deudas que sóo buscan enfrentar las necesidades de corto
plazo. Se necesitan modificaciones donde el Estado pueda perfilar una economía
que funcione para el beneficio de todos los salvadoreños. Una política social
integral que no se deslinde de una política fiscal lo suficientemente capaz de
obtener los recursos para las necesidades que la población necesita. De esta
manera se estará dando un paso importante hacia el logro de la equidad.
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