Oficina de Vinculación con Graduados

Alejandra Pineda
graduados@uca.edu.sv
 

“La investigación es una forma de darle voz a los que no la tienen”

 

Desde sus primeros pasos en la Universidad Centroamericana José Simeón Cañas (UCA), hasta sus valientes experiencias en el extranjero, Francisco revela cómo la perseverancia y el deseo de crecer como profesional lo llevaron a destacar en la Universidad de Edimburgo en Escocia y alcanzar su sueño actual: un doctorado con beca completa en la prestigiosa Universidad de Oxford en Inglaterra.

 

¿Qué lo motivó a estudiar psicología en la UCA?

Al principio, quería estudiar medicina porque quería hacer algo para ayudar a las personas, pero quiero también trabajar con ellas y entenderlas, eso fue lo que me motivó a escoger la carrera de psicología, termi estudiando en la UCA, pues estaba indeciso entre tres universidades al terminar mi bachillerato, me ponía a pensar en ¿a dónde van todos mis amigos?, y ¿con quiénes voy a estar? Sin embargo, sabía que quería ser el mejor profesional para poder ayudar de mejor manera a las personas y la carrera de psicología en la UCA me parecía la mejor opción.

 

En su formación, ¿qué bases le dio la UCA para desarrollarse de manera integral?

La Universidad me fomentó el no quedarme quieto, el siempre estar haciendo algo, para mí estudiar a tiempo completo me parecía tranquilo y sabía que podía estar haciendo otras cosas para poder ayudar a otros y que eso a la vez me ayudaba a aprender.

 

Comencé a hacer voluntariados, estuve trabajando con estudiantes: fui instructor, lo cual me gustaba muchísimo. Además, en la Universidad aprendí a tener compromiso social y que no bastaba solo con salir bien académicamente, sino también en cómo devolver a la comunidad todo lo que había recibido.

 

En términos más académicos, yo no hubiera podido comenzar mi maestría, si no hubiera sido por todo lo que aprendí en la Universidad, debido a que me ayudó a involucrarme en muchas otras cosas y obtener experiencia, considero que si uno solo se queda en la carrera únicamente estudiando es todo muy abstracto, la mayor parte queda en los libros y la Universidad me ayudó a tener esa experiencia de aplicar, ver las cosas, trabajar en esas cosas, en fin creo que me hizo un mejor profesional.

 

Cuando me comparaba con otros estudiantes de la Universidad de Edimburgo, veía que ellos y ellas van de bachillerato a un pregrado, postgrado, luego doctorado y no han tenido trabajo o experiencia de por medio, porque su mentalidad es únicamente salir bien en las materias, “hay mucho más en la vida que solo estudiar” y es algo que la UCA me enseñó mucho y creo que todavía rige todo mi trabajo.

 

No basta con cumplir las responsabilidades de mi trabajo, es hacerlo de forma cálida. En mi época de estudiante de Psicología, por ejemplo, nos enseñaban que toda interacción que uno tiene con otra persona puede ser sanadora, puede curar; entonces, es algo que se me quedó muy grabado en la mente, de que puedo ser una mejor persona y fomentar que seamos una mejor sociedad. Se diría que esa parte muy humana de la Universidad; es lo que más destaco de mis aprendizajes de la UCA.

 

Francisco hace una visita a la Universidad de Edimburgo en donde estudio un Máster en Investigación Psicológica. Foto: cortesía.

¿Cómo describiría su experiencia al estudiar un Máster en Investigación Psicológica en la Universidad de Edimburgo?

Antes de venir a la Universidad de Edimburgo, había hecho la mitad del primer año en línea, desde El Salvador debido a la pandemia del COVID 19; entonces, ya conocía algunas personas, por lo menos en línea. El primer choque cultural que tuve fue tener que pensar en otro idioma, es más difícil de lo que parece. La Universidad de Edimburgo es bastante difícil, la fluidez con la que yo estaba acostumbrado a leer cosas, a entenderlas, ya en otro idioma tenía que cambiarlas o manipularlas, además tenía compañeros que solo hablaban inglés, que es su primera lengua, en cambio, yo tenía que hacer algunas cosas mucho más lento.

 

Algo que aprendí en mi Maestría fue la estadística, aunque fuera muy pesado recuerdo que cuando empecé a estudiar Psicología en la UCA, la veíamos en primer año, incluso fui instructor de esa materia y luego tuve oportunidades de trabajar en investigaciones; sin duda esas experiencias me ayudaron en la Maestría.


Otro choque cultural que afronté fue la forma en que nos comunicamos. En español, somos un tanto poéticos al escribir académicamente y aquí, en el lado europeo, son más directos. Yo incluso cuando estaba escribiendo en inglés, mis maestros me decían que lo que yo escribía en tres oraciones, podía haberlo dicho en tres palabras e ir directamente al grano y seguir con la otra idea. En términos más sociales, conocí a personas de muchos países, la Universidad de Edimburgo es sumamente internacional, tiene más estudiantes internacionales que locales.

 

A lo largo de su vida profesional, vemos este interés por la investigación y el análisis de datos, ¿cómo surgió?

Soy muy bueno con números y desde que me gradué del bachillerato, toda mi familia me decía que estudiara una ingeniería; yo decía que no, no quiero vivir trabajando de números, lo cual es ahora muy irónico porque trabajo en estadística todo el día.

 

En la carrera de Psicología, me atrajo mucho el tema de estadística y posteriormente enseñarla. Recuerdo que al final de la carrera, en un conservatorio, se me salió esta frase que me quedó guardada, para mí, “la investigación es una forma de darle voz a los que no la tienen” porque mediante las investigaciones puedo reflejar cuáles son las experiencias de las personas y visibilizar a las minorías que normalmente no tienen el espacio o no son comprendidas. 

 

Con los números yo puedo explicar las problemáticas, puedo entender mejor los problemas de otros y así proponer soluciones, eso es con lo que trabajo ahora; entonces, ese fue un poco el paso a paso, para que me empezara a gustar la estadística y al final de mi carrera. Esta frase me guio mucho para trabajar en investigaciones para poder darle voz a las personas que no tienen.

 

¿Qué recuerdos tiene de su paso por la UCA?

Momentos que me formaron, tengo que mencionar a mi primer mentor en la UCA, Ernesto Selva Sutter. Él me dio dos materias optativas y recuerdo que la razón por la que tuve tan buena relación con él fue porque yo tuve una idea y comencé a decirle esta idea como a muchas personas, y él fue el único que me dijo ¿por qué no escribes sobre eso? y creo que para nosotros la idea de escribir artículos académicos es algo muy alejado de la realidad, ya que en la etapa de estudiantes somos nosotros los que leemos artículos académicos, y cuando él me lo dijo “si escribes algo bueno, no importará quién eres”, eso me inspiró a escribir un artículo académico, aunque era solo un estudiante.

 

Aunque lo que escribí en ese entonces no terminó siendo publicado, pero fue él quien me puso esa chispa de pensar en mí y que podía hacer algo más grande; él se tomó el tiempo después de leer, de apoyarme y asesorarme. Fue un apoyo académico y personal que me hizo creer en mí como un agente académico. Recuerdo que hay muchas personas que me ayudaron instructores y docentes de quienes aprendí mucho.

 

Cuando estaba aplicando a las universidades, recuerdo que estaba el padre Mauricio Gaborit quien en ese entonces era el jefe del Departamento de Psicología y, bueno, yo necesitaba una carta de recomendación para aplicar a la maestría en el extranjero y también me acerq para pedir su consejo, ya que fue alguien que me ayudó a crecer como persona y estaba ahí para apoyarme académicamente.

 

Entre otras personas como la doctora Carolina Paz, Lariss Brioso, quien fue también jefa del Departamento de Psicología; Ada Zarceño, Mauricio Trejo, la decana de Ciencias y Humanidades de la época, Mercedes Burgos, con quien trabajé al graduarme y fue mi mentora en uno de mis primeros trabajos. Ya anécdotas más sentimentales, extraño las pupusas de tres por un dólar en la pea, las tengo guardadas en lo más profundo de mi memoria, sueño con ellas.

 

“Me mudé a Oxford y comencé a trabajar”. Foto: cortesía.

Nos mencionó que se encuentra por iniciar sus estudios doctorales becado en la Universidad de Oxford, Reino Unido. ¿Cómo fue el proceso?

Terminé mi Maestría en Edimburgo en el 2021. Cuando terminé, estaba convencido de hacer el doctorado, hacer el cambio de estudiar en El Salvador a estudiar acá me hizo entender que hay tanto más por conocer, aun teniendo la Maestría, entendí que hay un mundo entero que no conozco, así que sabía que quería seguir por un doctorado.

 

Comencé a aplicar a trabajos y me salió una oportunidad para ser tutor de estadística para postgrado en la Universidad de Edimburgo, así que estaba trabajando un cuarto de tiempo, lo cual me ayudaba para mis gastos alimenticios. Luego, apliqué a un trabajo de medio tiempo en la Universidad de Oxford, el cual me dieron y fue un alivio porque ya podía vivir por mi cuenta. 

 

Cuando comencé a trabajar en Oxford, yo tenía mucha más experiencia de la que el rol me pedía, lo cual me ayudó, ya que, hacía muchísimas más actividades en menos tiempo; a mis jefes les gustó mucho el trabajo que hacía y me promovieron a mi posición actual, que es, Data Manager, manejando los datos de 17 proyectos de investigación en Oxford, quienes trabajan con países como Tailandia, Malasia, Uganda, África del Sur, Kenia, Tanzania, Ucrania, Pakistán, México, Jamaica, etcétera.

 

Debido a mi desempeño en el trabajo, logré aplicar a un doctorado. A finales del año pasado, tenía que aplicar para ver si hacía mi doctorado, y mi jefe me dijo que escribiera una propuesta de lo que quisiera; me dio una gran confianza saber que creen en mí, así que hice una propuesta, la revisaron y la mandé en enero de este año.

 

La propuesta entró al panel de admisión de la Universidad y estaba apoyada por mis dos supervisores. En marzo de 2023, me dijeron que había sido aceptado dentro de la Universidad y mi solicitud de beca ya estaba siendo procesada; fue hasta junio que me dieron la noticia de que me habían dado la beca completa por ser un estudiante sobresaliente. Técnicamente, comienzo en octubre mis estudios de doctorado. 

 

“Estaba bastante convencido de hacer el doctorado”. Foto: cortesía.

¿Qué consejos le daría a un graduado UCA interesado en seguir formándose con una maestría o doctorado en el exterior y mantenerse en constante formación académica?

Me hubiera gustado que hubiera una comunidad de salvadoreños para apoyarnos, que haya una comunidad de estudiantes en el exterior para guiarnos en el proceso, en la búsqueda,  en nde vivir y cómo aplicar a un programa o beca en el extranjero. Probablemente, la gente se sienta interesada en aplicar y la verdad es que “aplicar no te cuesta nada”. 

 

Recuerdo que cuando apliqué a la Maestría, no solo apliqué a una sino como a ocho o diez universidades diferentes, pero en mi mente la universidad que más me gustaba era la de Edimburgo. La sorpresa para mí fue que me terminaron aceptando en todas, algunas me ofrecían becas del 25%, otras becas del 50%. Y la verdad es que no me costó nada de dinero el aplicar, pero sí me costó tiempo.

 

Quisiera comentarles que en efecto “aplicar no cuesta nada”. Al principio, da miedo escribir, preguntar y entrar en un sistema que no conocemos nada. Un consejo que les podría dar es que no se queden solo con la universidad, realicen otras actividades, mi primera experiencia fue siendo guía de museo en Tin Marín, lo cual extraño, la verdad es que me ayudó muchísimo a sentirme cómodo hablando con los niños, las niñas y hasta con los adolescentes. Por último, les aconsejo no perder el vínculo con sus docentes, porque para aplicar a la Maestría fueron ellos quienes me ayudaron e incluso me daban ánimos para no morir en el intento.