Andrés Alejandro Zepeda
El Centro de Formación Laboral La Rioja no es una escuela más. Al ingresar a sus aulas se encuentran las sonrisas de niños, jóvenes y adultos que cada día desean superarse. En este lugar, la discapacidad intelectual no es impedimento para que ellos puedan demostrar sus habilidades, las cuales les permitan tener una vida más plena. Actividades como lijar una silla, hornear pan o elaborar manualidades resultan de mucha utilidad para este sector, el cual sufre de diversos tipos de discriminación.
El Centro de Formación Laboral La Rioja es una organización no gubernamental, de servicio, sin fines de lucro, que apoya a personas con discapacidad intelectual. Sus orígenes se remontan a 1995. En el área académica cuenta con diferentes zonas de aprendizaje que les permiten desarrollar habilidades y destrezas motrices gruesas, la toma de conciencia de su cuerpo, sus posibilidades físicas y de movimiento. Su filosofía es el voluntariado donde los padres de familia aportan sus capacidades para hacer un cambio en este sector de personas, quienes presentan marginación en la sociedad y requieren apoyo.
En el área laboral cuenta con talleres de panadería, costura, carpintería, manualidades y horticultura. Estos espacios tienen como objetivo que los estudiantes puedan insertarse en el mundo profesional. Los productos elaborados en el taller les permiten generar ingresos a los participantes, ya que estos son vendidos a distintas instituciones públicas y privadas. Además, el centro les brinda un incentivo económico por lo que producen. También, tienen la posibilidad que diversas empresas les contacten para requerir sus servicios. a quienes se les ayuda en la preparación de su currículo para que este sea enviado.
A la cabeza de esta institución encontramos a Vilma Mercedes Zaldaña de Chiquillo. El factor determinante para que se involucrara en este proyecto fue su hijo Eduardo, a quien se le descubrió un tumor en el lado izquierdo de su cabeza, a los tres años de edad, fue operado sin tener el éxito esperado lo cual les obligó a someterlo a terapia con cobalto. “En ese momento los médicos no nos dijeron las consecuencias que esto podría traerle ni cuánto tiempo de vida podría tener. Sin embargo, decidimos aplicarlas a la edad de 4 años. Esto le permitió a mi hijo llegar con vida hasta los 28 años”. Durante ese tiempo Vilma pudo observar el proceso de discapacidad intelectual que desarrolló su hijo. “Llevamos al niño a diferentes escuelas de educación especial, al ISRI, a centros privados, etc. Y nunca pudimos encontrar un lugar donde estén todos los procesos formativos integrados.”
La constante búsqueda de espacios de formación integral y lo difícil que le resultó encontrar uno que se adaptara a las necesidades de su hijo hizo que Vilma Mercedes comenzara a soñar. Ella asegura que la enseñanza obtenida en la UCA fue fundamental para ello´“En el alma máter comenzamos a revolucionar el cerebro con un mayor conocimiento. Nos brindó diversas perspectivas sociales que nos sensibilizaron para buscar el cambio en la realidad. Esto se logra a través de la calidad educativa, la cual se evidencia en lo exigentes que resultan sus materias y sus profesores. Recuerdo las matemáticas con el Ing. Escapini, la economía con el P. Ibisate, la filosofía con el P. Ellacuría, las de análisis e investigación. Esas materias fueron las que a mí me marcaron.”
De esta forma, Vilma Mercedes junto con la Dra. Marta Julia Vides de González y la Dra. Elvia Berenice Huezo de Oliva le dieron vida al proyecto Centro de Formación Profesional La Rioja. Inciaron en un espacio alquilado de 400 metros ubicado en San Miguelito, en el pasaje María Auxiliadora y la 1ra avenida norte. En busca de un lugar con mejores condiciones, se dirigieron a la Alcaldía de San Salvador durante la administración del Dr. Héctor Silva para presentarles el proyecto y que nos pudiesen gestionar un espacio,.“Logramos conseguir donde nos ubicamos actualmente con un comodato para 25 años, el cual comenzó en el año 2000 y la gestión actual nos acaba de renovar por 25 años más. Sin embargo, es ese momento tuvimos que hacer muchas obras de terracería, ya que no era un terreno plano para poder construir. Además, con un donativo de 550,000 euros recibido de parte de la organización española ASPRODEMA, pudieron adecuar el terreno y construir sus instalaciones.”
Esta institución se financia con el aporte económico de padres y madres de familia; ayudas de personas e instituciones altruistas con las cuales se cubre las remuneraciones al cuerpo docente, instructores y personal administrativo. Por su parte, el Ministerio de Educación les apoya para el pago de los docentes. Además, la venta de productos como cojines, adornos, pan, entre otros, les permite enseñar a los estudiantes la dinámica de recibir una remuneración por el trabajo realizado. Estos productos están a la venta en sus instalaciones y en ferias donde les invitan a participar. “Contamos con un enfoque solidario. Acá hay participantes de todas las condiciones sociales. No hay discriminación. A quienes están aquí se les ha realizado un estudio socioeconómico, por lo que quienes tienen más pagan más y los que no, pagan menos o incluso están becados.”
Para Vilma Mercedes, la educación recibida en su alma máter le ayudó a fortalecer sus valores. Además, le permitió encontrar un sentido distinto a la realidad en la que se vive: “La formación de la UCA enriqueció valores como la verdad, la justicia, la solidaridad. Eso me marcó en la institución. Me hizo ver más allá de una carrera profesional, me permitió ver cómo transformar la realidad. Siempre hay un espacio que necesita ser transformado y ahí es donde como graduados de esta institución debemos actuar”.
Vilma Mercedes Zaldaña de Chiquillo, graduada UCA de Administración de Empresas en 1986, comenzó su vida laboral al poco tiempo de haberse graduado de contadora del Nuevo Liceo Centroamericano. En 1980 ingresó a trabajar a la Comisión Ejecutiva Hidroeléctrica del Río Lempa (CEL). Ahí desempeñó cargos en áreas de finanzas, contabilidad y presupuestos. Además, logró escalar en puestos de jefatura en el cargo de superintendente de contraloría, y gerente de administración y recursos humanos. Además, en la Corte de Cuentas de la República fungió como asistente técnico de la presidencia. También, fue administradora de país en el Instituto Interamericano de Cooperación para la Agricultura (IICA), donde tuvo la oportunidad de trabajar más cerca de la gente en proyectos sociales. Por último, fue directora ejecutiva del CONAIPD en el período 2014 a 2018.
Su carrera profesional la ha realizado de forma paralela al voluntariado en el Centro de Formación Profesional La Rioja, en el cual trabaja desde 1998 como presidenta de la institución. “En mi proyecto de vida, yo no me veo sin estar pendiente de este hogar. A pesar que yo ya sabía que mi hijo iba a fallecer, nunca escatimé en esfuerzos, ya que lo que se hace acá lo hizo muy feliz a él y sigue haciendo muy feliz a muchas personas”.