En el centro de Ataco, Ahuachapán, Ana Carolina Castrillo se destaca por su incansable labor a favor de la juventud vulnerable y la preservación cultural. Ella tomó la decisión de velar por el bienestar y el cumplimiento de los derechos de los jóvenes, motivada por el aporte que años atrás habían iniciado con su esposo y por su propia experiencia laboral. Además, Ana Carolina encontró en la sociología una poderosa herramienta para generar un cambio en la sociedad.
Desde temprana edad, Ana Carolina se interesó por tratar de entender y mejorar la situación social del país, inspirada en parte por el compromiso de su padre con la justicia social, durante la época de dictadura militar en El Salvador. “Él fue fiscal general de la república durante un breve respiro democrático, y siempre me inculcó la sensibilidad hacia las necesidades sociales”, mencionó. Estas inspiraciones la llevaron a optar por la Licenciatura en Sociología de la Universidad Centroamericana José Simeón Cañas.
Inició su carrera en sociología en 1975, en medio de un contexto de convulsión social en la que se encontraba El Salvador. “Yo tuve que salir del país después de que asesinaron a Monseñor Romero; la realidad nacional se volvió muy complicada por toda la violencia y la represión que había”, resaltó. La realidad social no fue impedimento para que Ana Carolina concluyera sus estudios. Completó su carrera 20 años después, demostrando su firme compromiso con la formación académica con proyección social; en el transcurso de todos estos años, la UCA siempre ha mantenido un alto nivel académico, enfatizó.
Durante los años de guerra civil en El Salvador, Ana Carolina se dedicó a brindar apoyo a los refugiados centroamericanos a través de Central American Resource Center (CARECEN), como primera directora de la institución en San Francisco, California. Ana Carolina fue fundamental para la creación de una red de centros de asistencia para refugiados salvadoreños que llegaban a Estados Unidos; estos centros se crearon con el fin de proporcionar asistencia legal en casos de asilo político, así como en asuntos migratorios generales.
Además, coordinó la provisión de albergues temporales y distribución de alimentos para los recién llegados, quienes a menudo no llegaban con ningún tipo de pertenencia. Por otra parte, CARECEN también ofrecía programas educativos sobre derechos legales y apoyaba a los refugiados con servicios sociales, incluyendo el acceso a atención médica y programas de capacitación laboral. La dedicación a los refugiados no sólo proporcionó un alivio inmediato, sino que también ayudó a establecer una comunidad solidaria que lleva más de 40 años y sigue activa hasta el día de hoy.
En su esfuerzo para continuar con su formación académica, Ana Carolina obtuvo una beca para estudiar en Estados Unidos, en la Kennedy School of Government de la Universidad de Harvard. Ahí se gradúa de la Maestría en Administración Pública, en junio del 2002. Al regresar a El Salvador, junto con su esposo, creó uno de sus proyectos más importantes.
Transformando vidas, preservando cultura
Como presidenta de la Asociación Raíces y Senderos, Carolina centra su labor en ofrecer oportunidades de formación integral, inserción laboral y emprendimiento a jóvenes en situación de vulnerabilidad. “Nuestro objetivo es contribuir a la formación técnica y el desarrollo de habilidades para la vida y el trabajo, beneficiando así a la juventud”, explicó.
Desde su inicio en 2021, el proyecto ha apoyado a 25 jóvenes en su formación técnica. Estos jóvenes han logrado mejorar sus ingresos y obtener empleos, varios de ellos formales. Para Carolina y sus colaboradores esto es un logro significativo en un país donde predomina el sector informal. Entre los casos de estos jóvenes, destacó algunos que son un ejemplo de superación y compromiso, “Es gratificante ver a jóvenes como Silvia Gómez, quien estudió gastronomía y ahora trabaja en San Salvador, superando sus miedos y ganando un salario digno”, enfatizó.
La Asociación Raíces y Senderos también se enfoca en brindar formación en habilidades para la vida, que van más allá de la educación técnica, haciendo énfasis en la importancia de inculcar en los jóvenes valores como el liderazgo, autoestima y responsabilidad social. “Hemos incorporado una serie de temas formativos complementarios indispensables para su desarrollo personal y profesional”, comentó. Estos temas incluyen la preparación de currículum, técnicas para entrevistas de trabajo, planes de emprendimiento, y el uso responsable de redes sociales e internet.
Además, de la formación técnica, la asociación ha desarrollado actividades de servicio social que involucra directamente a jóvenes en sus comunidades. “Hemos llevado a cabo jornadas de habilidades para la vida en el bachillerato público más grande de Concepción de Ataco, donde los mismos becarios prepararon y presentaron las sesiones”, destacó. Este tipo de actividades no solo benefician a los destinatarios directos, sino que también fortalecen el sentido de compromiso y responsabilidad de los jóvenes participantes.
Otro aspecto significativo de la Asociación Raíces y Senderos es su trabajo de servicio social. Durante el 2023, los jóvenes que recibieron apoyo de la asociación organizaron una jornada en el asilo de Ahuachapán, administrado por la orden franciscana, donde ofrecieron alegría y compañía a las personas mayores, a través de actividades recreativas, peluquería y masajes terapéuticos de manos. “Es esencial que los jóvenes aprendan a devolver a la comunidad lo que han recibido, y estas actividades de servicio social son una excelente manera de hacerlo”, explicó.
La asociación también se dedica al rescate del patrimonio e identidad cultural en la región, “Estamos en una zona rica en tradiciones y cultura náhuat, que lamentablemente se ha ido perdiendo con el tiempo”, comentó. Desde octubre de 2023, la Asociación Raíces y Senderos ha iniciado proyectos culturales que se enfocan en la preservación de tradiciones como las cofradías y los bailes tradicionales, incluyendo el torito lucero y las pastorelas.
“Queremos que la juventud valore lo nuestro y fortalezca su identidad cultural, actualmente, tenemos una sala de exposiciones que incluye obras de artistas nacionales como Camilo Minero y réplicas de monumentos prehispánicas como las cabezas de jaguar”, mencionó. Este esfuerzo busca no solo conservar la historia, sino también proporcionar un espacio cultural en la Ruta de las Flores, conocida principalmente por su gastronomía y artesanías.
Superando desafíos y construyendo futuro
Uno de los principales desafíos en los que se encuentra la asociación ha sido captar el interés de colaboradores y asegurar recursos económicos para expandir sus programas. “Actualmente, trabajamos de manera voluntaria, pero necesitamos más apoyo para ampliar nuestras oportunidades”, señaló. Durante este período ha logrado atraer donaciones significativas desde Estados Unidos y establecerse formalmente como una asociación que ayuda al desarrollo educativo de los jóvenes que están construyendo su futuro.
Al reflexionar sobre cómo su trabajo ha influido en su vida personal y profesional, señala: “Decidí dedicarme a la asociación, volcando más de 30 años de experiencia laboral en un servicio público positivo para la sociedad”. Su consejo para los profesionales es mantener una ética profesional, actuar con rectitud y devolver a la sociedad algo de lo que han recibido.
La Asociación Raíces y Senderos enfrenta el desafío de la limitada colaboración por parte de las autoridades, “Ha habido muy poco apoyo de las autoridades, tanto a nivel local como nacional, por ejemplo, se han cerrado casas de la cultura en Ataco y Apaneca, lo cual es una gran pérdida para nuestras iniciativas de preservación cultural”, comentó.
La asociación también enfrenta desafíos en la integración de los jóvenes en sus programas. “Muchos jóvenes vienen de familias con una situación económica muy apremiante, lo que significa que hay una gran presión para que empiecen a trabajar y generen ingresos de manera inmediata, en lugar de seguir formándose”, señaló. Esta realidad dificulta que los jóvenes puedan comprometerse plenamente con los programas de capacitación y desarrollo.
Por otra parte, Ana Carolina mencionó el desafío de adaptarse a los cambios en el mercado laboral y las necesidades de formación. “El mercado laboral está en constante cambio, y necesitamos ajustar continuamente nuestros programas para asegurarnos de que los jóvenes adquieran habilidades relevantes y demandadas en el campo laboral”, indicó. Esto requiere una constante actualización y la búsqueda de nuevas alianzas con empresas e instituciones que puedan ofrecer prácticas y oportunidades de empleos.
Carolina destacó la importancia de la ética profesional en cualquier campo, ya sea ingeniería industrial, administración de empresas, leyes, o cualquier otra carrera. Subrayó que mantener una ética intachable en el desempeño laboral es primordial, guiándose siempre por principios rectos y valores sólidos.
Resaltó la responsabilidad social corporativa como un deber de las empresas, desde ayudar a las comunidades locales hasta proteger el medio ambiente. “Es fundamental evitar dañar el entorno, hay que reforestar y mejorar el planeta, los profesionales tenemos la responsabilidad de devolver a la sociedad algo de la oportunidad que hemos tenido, especialmente en un país donde somos una minoría los que alcanzamos niveles educativos superiores”, concluyó.