Motivado por el ejemplo de su padre, quien destacó como ingeniero mecánico, el Ing. Max Francisco Sánchez emprendió su viaje académico con determinación y un enfoque claro. Su elección de estudiar Ingeniería Mecánica en la Universidad Centroamericana José Simeón Cañas (UCA) no fue solo una cuestión de familia, sino también un asunto personal para poder tener una carrera que no tuviera fronteras.
¿Cómo fue su inserción en la vida laboral tras la graduación?
Presenté solicitudes en tres empresas reconocidas y gracias a Dios conseguí mi primer trabajo como ingeniero mecánico en LaGeo. Al principio, surgen ciertas incertidumbres y uno se plantea preguntas como: ¿dónde voy a trabajar?, ¿será un trabajo que valga la pena?, ¿será bien remunerado? o ¿me enviarán lejos?
Al menos en mi promoción, todos logramos ubicarnos en empresas sólidas, lo cual destaco porque hoy en día, con la creciente competencia, encontrar trabajo puede ser más desafiante. Un tema recurrente en mis conversaciones con mi padre es la notable diferencia en el número de graduados en comparación con la época en que me gradué, recuerdo que las promociones eran de cuatro o cinco ingenieros mecánicos por ciclo, mientras que ahora creo que llegan a ser alrededor de 30 graduados.
¿Cuál ha sido su experiencia en el ámbito laboral?
Como ingeniero mecánico, siempre he sentido una fuerte inclinación hacia el sector de la energía, influenciado en gran medida por la trayectoria de mi padre. Mi primera incursión en el mundo laboral fue específicamente en el ámbito geotérmico, marcando el inicio de mi camino hasta donde me encuentro hoy. Inicialmente, desempeñé el papel de ingeniero de diseño, me desempeñé en el diseño de tuberías y pozos geotérmicos. Con rapidez, ascendí a la posición de supervisor en el mismo lugar y comencé mi experiencia en la gestión de proyectos.
Este momento marcó mi entrada en el ámbito de la gerencia de proyectos, una experiencia que disfruté enormemente. Mi trayectoria laboral continuó en el sector de la energía, ahora en el ámbito no renovable, trabajando con motores de combustión interna. Esta fase de mi carrera la viví junto a SEMCO Maritime una empresa danesa en El Salvador.
Fue una experiencia excepcional que, además, me brindó la oportunidad de mejorar mis habilidades en inglés, una habilidad que resultó ser fundamental, iniciando mi camino como ingeniero de proyecto, asumiendo roles de supervisor y, finalmente, convirtiéndome en gerente de proyectos de instalaciones mecánicas. Durante este tiempo, participé en la construcción de plantas completas de generación de energía, una en Guatemala y la siguiente en Acajutla, El Salvador.
Posteriormente tomé la decisión de emigrar a Canadá y para obtener un empleo tuve que empezar desde abajo. A pesar de mi experiencia laboral gerencial comencé como supervisor de mantenimiento, en la misma empresa en la que aún estoy, pero esta vez en el sector de alimentos. Esta transición fue exitosa, apliqué todos los procesos y conocimientos adquiridos, aunque mi verdadera pasión siempre ha estado en la gestión de proyectos.
Después de tres años, surgió la oportunidad de ingresar al ámbito corporativo como ingeniero de proyectos. Apliqué para el cargo y obtuve la posición y me sentí enormemente feliz al saber que sería reconocido como ingeniero en un país extranjero. Después se presentó otra oportunidad, esta vez para ascender a gerente de proyectos, en esta ocasión no tuve que aplicar, el reconocimiento llegó por mérito propio y agradezco a Dios por esta oportunidad que actualmente tengo como gerente de proyectos para una empresa multinacional aquí en Canadá. Aunque no he buscado acreditación en Canadá por mis estudios, reconozco su importancia para muchos ingenieros.
Por su experiencia laboral en El Salvador y Canadá ¿cómo ha sido la adaptación al entorno laboral y cultural?
Adaptarme a entornos laborales y culturas empresariales distintas ha sido un desafío enriquecedor para mí. Es importante comprender los estándares en todos los aspectos, especialmente en seguridad y salud. En mi experiencia, noto diferencias significativas. Por ejemplo, en El Salvador prevalece una cultura laboral más estricta y competitiva, con un énfasis en la intimidación y la fuerza. En Canadá, en cambio, se valora más el recurso humano, dada la escasez de profesionales capacitados. Aquí, el enfoque es más directo y se da importancia a la comunicación abierta.
Una anécdota reveladora fue durante una entrevista en Canadá, donde me preguntaron sobre mi manejo de empleados con bajo rendimiento. Mi respuesta, basada en mi experiencia salvadoreña, fue despedir al empleado problemático. Sin embargo, aprendí que el acompañamiento al empleado es más apreciado en este contexto, lo que refleja diferencias culturales en la gestión.
Adaptarse a estas dinámicas laborales ha sido un proceso desafiante pero esencial. En Canadá, la estabilidad laboral está más vinculada al desempeño y a la capacidad de adaptación, a diferencia de entornos más rígidos y competitivos que he experimentado anteriormente.
¿Qué importancia le da a los estudios de postgrado?
Estar en constante formación es clave para el desarrollo de un profesional. Aunque hubiera deseado realizar una maestría, no seguí ese camino debido a la decisión que tomé de mudarme a Canadá y comenzar desde cero. Después de 10 años en Canadá, he alcanzado algunas metas, pero reconozco que me desvié de la opción de una maestría. Sin embargo, siempre he continuado mi formación, leyendo sobre técnicas de mantenimiento, gestión de proyectos y habilidades de liderazgo, pues considero que la educación continua es fundamental para mantenerse actualizado en el entorno laboral.
¿Cómo se mantiene actualizado en su campo laboral?
En mi experiencia laboral, formar parte de una empresa comprometida con la actualización constante es fundamental. La organización implementa un plan de entrenamiento anual que abarca diversas áreas, respaldado por una plataforma y academia interna. Esta herramienta nos permite mantenernos al día con las últimas tendencias en gestión de proyectos, así como con las nuevas tecnologías aplicadas a la ingeniería.
El enfoque no se limita solo a aspectos técnicos, sino que también abarca habilidades blandas, conocidas como “soft skills”. La empresa reconoce la importancia de habilidades como la comunicación efectiva y el liderazgo para mejorar el trabajo en equipo.
Personalmente, he seguido cursos específicos, como el de proyectos ágiles, que me han mantenido actualizado con las últimas prácticas en gestión de proyectos. Además, la empresa nos consulta al inicio de cada año sobre nuestras preferencias de formación, lo que refleja un compromiso con el desarrollo individual y colectivo.
En cuanto a las certificaciones y normativas, la experiencia en Ontario ha marcado una diferencia significativa. Aquí, cada instalación, desde eléctrica hasta plomería, pasa por rigurosos procesos de supervisión y certificación. Este enfoque en la seguridad y calidad es sorprendente en comparación con prácticas en otros lugares. Mirando hacia el futuro, las tendencias en automatización y robótica en el mantenimiento industrial son evidentes, pues, se observa una reducción en la necesidad de personal humano en tareas repetitivas, lo que beneficia la eficiencia y la productividad. Sin embargo, este cambio también presenta desafíos, especialmente en la gestión de equipos más antiguos y la adaptación a nuevas tecnologías.
Retomando su etapa de estudiante, ¿puede compartir alguna anécdota o experiencia de su carrera que haya influido en su desarrollo profesional?
Claro, algo inolvidable fue mi participación como candidato a presidente y representante estudiantil de la Facultad de Ingeniería y Arquitectura antes de graduarme. No solo fui elegido, sino que también gané y me convertí en el representante ante el decanato, lo cual contribuyó a mi formación integral desarrollando habilidades de comunicación y liderazgo.
Todas las etapas de mi carrera universitaria fueron significativas. Formé parte del equipo de voleibol de la UCA y logramos ser campeones durante dos años consecutivos. Participar en competiciones entre universidades fue una experiencia memorable. También recuerdo las extensas horas de estudio en la biblioteca, prácticamente encerrado desde la tarde hasta la noche, lo cual fue fundamental para mi formación académica. Entendí que el éxito profesional no solo depende del conocimiento académico, sino también de actitudes positivas, por ejemplo el trabajo en equipo en el voleibol, y la mentalidad ganadora son aspectos que siempre he llevado conmigo.
En su formación, ¿qué bases le dio la UCA para desarrollarse de manera integral?
En mi formación, la UCA me proporcionó una base integral, influenciada por su enfoque jesuita. Mi experiencia educativa comenzó en un colegio de la Compañía de Jesús, y al ingresar a la universidad, noté el énfasis con el compromiso social, un componente inherente en la filosofía jesuita. La universidad fomenta activamente este enfoque, y participar en diversas actividades dentro de la institución me ayudó a cultivar no solo el deseo de mi propio desarrollo, sino también el compromiso de contribuir al bienestar de los demás.
¿Qué consejo daría a jóvenes profesionales que buscan avanzar en sus carreras?
El consejo que suelo dar, especialmente a los jóvenes profesionales, es que deben ser dedicados y comprometidos en su trabajo. Destacar y buscar reconocimiento puede ser beneficioso, ya que en ocasiones es importante “echarse flores”. La cultura en este país promueve el reconocimiento propio, lo cual influye positivamente en la autoestima y la confianza en uno mismo. Recomiendo a las nuevas generaciones que mantengan una actitud positiva ante los desafíos, sean persistentes y tengan confianza en sus habilidades. La actitud es clave al enfrentar problemas y buscar oportunidades laborales. Aunque es esencial tener conocimientos, también es crucial desarrollar habilidades de comunicación, trabajo en equipo, liderazgo, entre otros.
Al entrar al mercado laboral, es importante resaltar tus habilidades y valores para destacar entre los demás candidatos. La confianza en ti mismo y la capacidad para vender tus fortalezas son fundamentales para conseguir el trabajo que deseas. Por último, enfatizo la importancia de la vida espiritual. Mantener la confianza en Dios y ponerlo en el centro de las decisiones ha sido fundamental para mí. La fe y la confianza en que el camino se irá abriendo son aspectos esenciales para alcanzar el éxito.