Oficina de Vinculación con Graduados

 
Josué Ramírez
jramirez@uca.edu.sv

Por sus venas corre el compromiso con el medio ambiente

 

Jacqueline en un foro de la ONU sobre medio ambiente en New York. Foto: cortesía.

Cofundadora del Colectivo Shushuknaj, Jacqueline Lizeth López, graduada de Administración de Empresas en el 2019, está comprometida en promover ideas de negocios en armonía con el medio ambiente. Antes de finalizar la carrera universitaria ya había desarrollado un criterio profesional sobre cómo emplear sus conocimientos académicos en pro de poblaciones sociales vulnerables, logró “darse cuenta que podía involucrar áreas como finanzas, contabilidad, que uno aprende en la carrera, con la parte social y medioambiental”.

 

De esta manera, junto a profesionales de diferentes disciplinas, le dieron vida al Colectivo Shushuknaj que, en  Náhuatl-Pipil, significa “verde”,  palabra que encierra toda una cosmovisión referente a la naturaleza. “Los nativos pipiles atribuyen este color al medioambiente, al supramundo, representa a la naturaleza y se debe tener respeto. Antes de usar los recursos naturales que la tierra nos ofrece debemos pedirle permiso y ser agradecidos por lo que nos da”, explica Jacqueline.

 

 

La iniciativa no surgió espontáneamente. Detrás de Shushuknaj hay todo un pensamiento que se construyó con base a la experiencia universitaria y una búsqueda para encontrar el equilibrio entre negocio, persona y naturaleza. Dentro de la carrera, Jacqueline menciona que encontró en diferentes materias una oportunidad para incidir de manera positiva en la sociedad, “cuando llevé Formulación de Proyectos, observé que habían muchas oportunidades y propuse a mis compañeros realizar un proyecto de recolección de botellas plásticas y latas con el fin de hacer aros para lentes”. Esta experiencia la marcó y abrió puertas para hacer de la teoría algo tangible y competitivo a través de diferentes concursos académicos.

 

“Entonces empecé a identificar otros proyectos, concursos de emprendimiento y dije que si estoy haciendo esto en esta materia, soy capaz de inscribirme a otros concursos”. De esta manera, Jacqueline participó en el proyecto Integración Regional, Universidad y Desarrollo Sostenible en  Centroamérica sobre la base de un nuevo enfoque de los modelos económicos, basado en la cooperación, la sostenibilidad, el respeto al medioambiente y a las personas.

 

Posteriormente, participó en el Openmind 2018 donde ganó segundo lugar, este evento es un espacio para empresarios, emprendedores, directores y diseñadores que buscan nuevos retos de negocio, sobre la base que el conocimiento, la innovación y la tecnología son indispensables para lograrlo. Después se inscribió en el proyecto de Educación Ambiental de Fundemas; y participó en Tierra de emprendedores 2.0 en el Centro de Orientación Profesional de la UCA. En su paso por las aulas de la universidad participó en proyectos de voluntariado en diferentes organizaciones del país. Ella menciona que se “sentía muy creativa, con otros colegas, uniendo ideas a manera de generar mejores versiones. Eso fue de los mejores momentos en la universidad, porque además de estar en concursos, tenía mis materias y tenía que salir bien, yo me sentía bastante ocupada, pero siempre me han encantado las actividades extracurriculares. De hecho, antes de meterme en proyectos de impacto social y ambiental estuve en el elenco de teatro de la universidad”.

 

Como estudiante siempre se caracterizó por tener una vocación de servicio y buscar una formación integral. Fotos: cortesías.

 

Los días parecían de 36 o 40 horas. “Tenía un montón de energía, en Fundemas nos acreditaron para dar talleres de economía circular” y comenzó a visitar  diferentes lugares del país para promover nuevas maneras de hacer negocios sustentables, en pro del medio ambiente. “Fuimos a escuelas y comunidades, nos daban espacios y dábamos talleres y charlas sobre cómo aprovechar los recursos naturales y generar un valor económico en la gestión de los residuos reciclables”. Sin embargo, “en Fundemas las cosas terminaron y cada quien tenía el compromiso de replicar el conocimiento adquirido, entonces ahí fue cuando fundamos el Colectivo Shushuknaj”.

 

En medio del proceso de graduación, pero con la experiencia y el compromiso de transformar las ideas tradicionales de hacer negocios, el equipo que conformaría el nuevo colectivo definió los objetivos y ese carácter diferenciador de todo emprendimiento. “Continuamos, pero con un patrón diferente. Además de incidir en las escuelas y comunidades, incluimos la parte de inclusión social, donde impartíamos estos conocimientos a las personas con discapacidad visual de la Casa de la Cultura del Ciego”.

 

Foro de medio ambiente en Chile. Foto: cortesía.

De esta manera Shushuknaj se volvió más inclusivo, pues la comunidad de no videntes también podría formar parte de esta iniciativa, junto a las escuelas y el resto del grupo objetivo. Un concepto que Jacqueline siempre menciona es que los proyectos, dentro de su forma de trabajo, deben ser de triple impacto. Las acciones del colectivo impactarían de manera social, ambiental y económica, “donde además de ganar dinero, se pueda beneficiar a la comunidad y proteger al medio ambiente” manifestó la administradora de empresas.

 

Actualmente, Jacqueline labora en el área de recursos humanos en un grupo empresarial de mucho prestigio en el país, actividad que combina con los objetivos del colectivo. En Shushuknaj existe una visión de incluir más personas con discapacidad y formarlos en negocios de triple impacto, además de seguir el acompañamiento a la niñez en las escuelas y el trabajo con la comunidad. “Nos basamos en los objetivos de desarrollo sostenible, por lo que no podemos dejar a nadie fuera, las personas con discapacidad visual han sido capaces de replicar lo que aprenden en los talleres. Nos llena de satisfacción cuando nos comentan como han logrado clasificar los residuos y como le brindan el debido tratamiento”.

 

A pesar que el Covid-19 detuvo toda una agenda de actividades de formación debido a las restricciones de acercamiento social, el colectivo no desiste. Como proyecto, Jacqueline escribió un cuento con temática inclusiva para promoverlo entre los niños y las niñas de las comunidades en las que tienen incidencia y adaptarlo al sistema braille para que más personas puedan acceder al mismo, “junto con otra compañera se está ilustrando”. Además, se desarrollaron campañas de concientización ambiental compartiendo buenas prácticas de jóvenes aliados en otros países, de esta forma mencionó que “la pandemia nos dio la oportunidad de crecimiento virtual”.

 

Junto a colegas de diferentes países en Argentina. Foto: cortesía.

 

Actualmente, Jacqueline se ha involucrado en el programa de investigación política de la Universidad de los Andes, Argentina, “por semestre escribimos un artículo con compañeras de otros países, hace poco redactamos sobre el acuerdo de Escazú”.

 

La experiencia internacional no es nada ajena en su carrera profesional, pues también ha representado al país en foros de la Organización de las Naciones Unidas como la Cumbre de Juventud sobre el Clima en New York y en la Consulta Regional de Juventud de la Plataforma de Acción de Beijing+25 en Chile, por mencionar algunas participaciones fuera del país.

 

 

Su compromiso social se mantiene en lograr una transformación incluyente donde sociedad, empresa y medio ambiente coexistan de manera equilibrada. En febrero del 2020, La Asamblea Legislativa le brindó un reconocimiento como Joven Influyente de la República de El Salvador. Jacqueline dice “que no sirve de nada estudiar algo de ciencias económicas si no nos ponemos a pensar, de dónde extraemos las materias primas para hacer todo lo que vendemos. Entonces no tiene sentido que estudie Administración de Empresas, si no veo que en el fondo dependemos del medio ambiente”.