Andrés Alejandro Zepeda
Rocío Rivas es graduada de Licenciatura en Comunicaciones y Periodismo. Además, cuenta con un máster en Creación de Guiones Audiovisuales de la Universidad Internacional de La Rioja, España. En el ámbito profesional, se desempeñó por tres años como periodista en La Prensa Gráfica y por cinco años fue guionista en Audiovisuales UCA. En la actualidad vive en Corea del Sur, es maestra de español y directora de la editorial Story Nara, donde se publican libros en varios idiomas para familias multiculturales con materiales en sus lenguas maternas.
¿Cuáles considera que han sido las herramientas que la UCA le brindó para poderse enfrentar al mundo laboral?
La UCA me dio las herramientas para ser periodista. Aquí aprendí a ser eficiente, ya que durante la carrera se nos exige mucho. Por ello no me gusta la mediocridad, sino que trato de entregar el mejor material posible con los recursos que tenga. Además, me enseñó el trabajo en conjunto con otros profesionales. Esto es fundamental, ya que a pesar de no saberlo todo, tengo la certeza que puedo contar con otros colegas que me apoyen en el desempeño de mis labores.
¿Cómo decide mudarse a Corea?
Mientras realizaba una grabación sobre el derecho de la niñez a preservar la identidad, en las ruinas del Tazumal, los ladrones entraron a nuestra casa. Luego recibimos amenazas, comenzaron a extorsionarnos(…) esa situación muy seria de violencia que vivimos nos obligó a mudarnos de casa. A raíz de ello, mi hijo estuvo en tratamiento para hablar de lo que había sucedido, pero el miedo aún persistía. Por ello, tuvimos que emigrar para que él dejara sus temores y volviera a comenzar su vida de niño, sin miedo. Seleccionamos Corea porque es el país donde nació mi esposo entonces no íbamos a tener problemas de trámites migratorios. Así fue como terminamos allá.
¿Cómo fue su proceso de adaptación en su nuevo país de residencia?
Al principio no fue fácil. El idioma era una limitante. Además, todavía tenía psicosis causada por la inseguridad que se vive en El Salvador. Tuve que volver a aprender a vivir en un lugar más pacífico. Yo no quería salir a la calle sola porque me daba miedo. Mucho menos quería dejar salir a mi hijo. Sin embargo, la dinámica en Corea es diferente. Por ejemplo, es tradición que los chicos se vayan solos a la escuela desde primer grado. Existe un club de abuelos que los guían en las calles aledañas, lo cual hizo que, a partir de segundo grado, ya se fuera con sus amigos, caminando, ya que durante todo primer grado yo lo fui a dejar.
Por otra parte, existe menos cariño que en El Salvador. En Corea, la gente cuando se saluda solo inclina la cabeza pero no se abraza ni se da un beso. Eso me hace falta. No logro acostumbrarme a esa dinámica. Sin embargo, trato de combinar lo que me gusta de ambos mundos: el cariño de los salvadoreños y la tranquilidad y paz social de los coreanos.
¿Dónde conoció a su esposo?
Yo conocí a mi esposo aquí en la UCA. Me mandaron a hacer una tarea para cubrir un evento en el que él hizo una exhibición de espada coreana aquí en el Polideportivo. Intercambiamos correos para enseñarle cómo había quedado la nota y las fotos. De ahí nos hicimos amigos. Nos casó el actual rector, padre Andreu Oliva y ahora somos padres de tres hijos, tenemos un ahijado… todo ha sido aquí: made in UCA.
¿Cómo influye el sello UCA en Rocío?
La UCA siempre vela por los derechos de las personas; tiene una visión humana que a mí me encanta. Yo creo en eso. Por eso me inscribí para estudiar aquí porque desde el colegio quería hacerlo. No anduve viendo otras opciones porque ya tenía escogida la carrera y no me despegué de eso. Mi papá falleció pronto y me quede con lo que él me había enseñado: luchar por las personas y por apoyarlas. Él trabajaba en una iglesia, entonces sus enseñanzas me influenciaron y la UCA conjugaba lo que yo buscaba: trabajar haciendo videos para apoyar a las personas que no tienen voz… y era lo que me encantaba. Ahora que estoy en Corea, a través de los libros es la manera en que seguimos hablando, promoviendo y educando en derechos humanos.
¿Dónde surgió la pasión por contar historias?
Algo que influyó fue la admiración que he tenido por mi padre, ya que él escribía poemas. Recuerdo que, cuando era pequeña, hacía las descripciones de las calcomanías que mis primas me ponían en los cuadernos para mí eran poemas, historias,… desde ahí empecé, con el apoyo de mi familia, a jugar ser escritora. A pesar que esto no cuenta en el ambiente literario, sí lo hace en mis sentimientos. Luego, la pasión por contar historias continuó en mi etapa como periodista de La Prensa Gráfica, casi al finalizar la carrera, escribiendo reportajes sobre salud.
Luego, en Audiovisuales UCA logré desarrollar mi talento como guionista. Ahí comencé a hacer lo que quería: contar historias. Por medio de un proyecto que patrocinó el ayuntamiento de Valencia, pude crear una serie infantil sobre derechos de la niñez. Las temáticas versaban sobre el derecho a la vida plena, no explotación, familia, recreación, etc. De esta manera comencé a influir en la niñez salvadoreña, ya que de esta forma pueden aprender desde la experiencia que he tenido como periodista, como mamá, en El Salvador y en el extranjero. Ahora, 30 años después, estoy empezando a ser escritora.
¿Qué es Story Nara?
Story Nara es el fruto del trabajo duro y el ahorro. Es una editorial creada con el objetivo de presentar libros en varios idiomas para que las familias multiculturales puedan contar con materiales en sus lenguas maternas. Su nombre está compuesto por dos palabras: Story, que en inglés significa historia, y Nara, que en coreano significa país; juntas significan El País de las Historias.
¿Hay algún escritor que haya influenciado en su forma de escribir?
Sí. Gabriel García Márquez. El libro que más me gustó fue Cien años de soledad.
¿Cómo construye sus historias y sus personajes?
Todas las cosas que yo he vivido las puedo escribir. Mis personajes son muy mágicos; todos tienen detrás una historia mía, de mi familia, de lo que he vivido haciendo reportajes con niños en El Salvador y de las personas con las que he trabajado en Corea.
¿Cuál es el momento más satisfactorio de su carrera como escritora?
Cuando mis lectores me dicen lo que les ha gustado uno de mis libros. Sí me dicen que el libro “está bonito” es agradable; pero cuando alguien me cuenta lo que le ha gustado del texto o que su hijo se ha identificado con el personaje Uno me resulta muy gratificante porque se está cumpliendo el objetivo que los niños acepten a los demás sin importar que estos tengan una condición diferente.
¿Qué consejo le daría a los recién graduados que quieren incursionar en la literatura?
Mi consejo sería que lean mucho, ya que al hacerlo uno se divierte con la lectura y así empieza a amarla. Luego, ir creando su propio espacio, lo cual es muy difícil pero no hay que rendirse. Hay que tener en cuenta que es más fácil si uno se anima a publicar que ir a ver quién te publica porque te vas a encontrar muchas puertas cerradas. Podes buscar un equipo que te asesore para que el producto que publiqués sea de calidad… eso tenés que garantizarlo: que sea de calidad.