Oficina de Vinculación con Graduados

Rocío Flores
Alejandra Pineda
graduados@uca.edu.sv

Una vocación para sanar

En un ámbito donde la empatía y la sensibilidad son fundamentales, el psicólogo Alexander Arita ha transformado la atención pediátrica en El Salvador mediante la intervención lúdica hospitalaria. Con doce años de experiencia en la Fundación Niñez Primero y el Hospital de Niños Benjamín Bloom, su labor refleja cómo la vocación y la dedicación pueden marcar una diferencia profunda en el bienestar de los pacientes más vulnerables.

 

Profesional de alta calidad

La experiencia en la Universidad le brindó, además de una sólida formación académica, la confianza y las habilidades necesarias para enfrentar los desafíos de su profesión. “La etapa de la universidad fue de un alto impacto. Los catedráticos no solo enseñaban teoría, sino cómo aplicarla en la realidad. Me transmitieron una seguridad que aún hoy me acompaña” afirma. Además, a nivel organizacional dice que se siente satisfecho, “La Universidad tiene una proyección bastante grande, las empresas tienen mucha confianza en los profesionales de la UCA, somos vistos como como profesionales de alta calidad”.

 

Equipo Ludoteca Hospitalaria. Foto: cortesía.

Durante su servicio social en la ludoteca hospitalaria, de Fundación Niñez Primero, Alexander descubrió el poder transformador del juego en el contexto hospitalario. “Mi conocimiento en aquel momento era más limitado, pero cuando vi el impacto que tenía en la población hospitalaria, me motivó a seguir aprendiendo” comenta; recordando cómo sus compañeras y su jefa, quienes también habían estudiado en la UCA, le enseñaron la importancia de la intervención lúdica. Esta experiencia inicial le permitió comprender que el servicio social es fundamental para el desarrollo profesional, e invita a los estudiantes que tomen estas oportunidades para encontrar su vocación.

Los desafíos de un profesional

Uno de los principales desafíos que ha enfrentado en su labor en psicología pediátrica y cuidados paliativos es el impacto emocional que implica trabajar con el sufrimiento físico y emocional de sus pacientes. “Las personas que estamos ahí tenemos ciertas habilidades que nos permiten mantenernos resilientes, con buena gestión emocional, autocontrol y equilibrio”, comenta. Destaca la importancia de la empatía y la inteligencia emocional para soportar estos entornos de dolor sin perder la capacidad de ayudar. Su compromiso con la formación continua ha sido fundamental para enfrentar estos retos.

 

Curso Formador de Formadores, Argentina 2019. Foto: cortesía.


Guiado por el reconocido médico paliativista Dr. Larín, comenzó a capacitarse en cuidados paliativos, obteniendo becas como la de PALIAMED en El Salvador, y EPC, que le permitieron ampliar sus conocimientos en instituciones especializadas, como el Hospital Garrahan en Argentina. Para él, formarse constantemente es esencial para brindar una atención de calidad, y considera que este enfoque debe ser “una piedra angular en cualquier tipo de actividad que desempeñemos, especialmente cuando estamos en contacto directo con personas.”

 

Al incorporarse a la organización Niñez Primero, se planteó como reto personal promover la documentación del conocimiento, una práctica poco frecuente en la región debido a las prioridades diarias. Este compromiso lo llevó a impulsar y materializar junto a su equipo el libro “El juego que sana: intervenciones lúdicas hospitalarias en El Salvador”, una experiencia que describe como “muy edificante,” ya que permitió poner en evidencia el valor de compartir conocimientos y visibilizar la importancia de las intervenciones lúdicas.

 

Además, en 2021, participó en la elaboración de un manual de competencias para psicólogos en cuidados paliativos, guiado por la Asociación Latinoamericana de Cuidados Paliativos, en el que se define el rol del psicólogo dentro de estos equipos y se resalta la importancia de incluirlo como un miembro fundamental. “Escribir nos permite dejar constancia del impacto del trabajo del profesional”, comenta, quien planea continuar con esta misión y compartir su experiencia personal en un nuevo libro que titulará: “Estancia Hospitalaria”, donde contará la experiencia de los niños y las niñas en el hospital.

 

Construir lazos entre colegas

Ser miembro de diversas asociaciones internacionales ha tenido un profundo impacto en su carrera, brindándole crecimiento tanto personal como profesional. En el ámbito personal, comenta que esta experiencia le ha permitido “conocer y construir lazos afectivos con colegas de otras regiones,” creando vínculos de amistad y colaboración solidaria. A nivel profesional, su participación en estas asociaciones le ha dado proyección internacional y oportunidades para involucrarse en iniciativas clave, como el curso introductorio de psicología paliativa en la Asociación Latinoamericana de Cuidados Paliativos (ALCP), en el que fue docente junto a otros colegas.

 

Arita invita a los profesionales a vincularse con redes internacionales, convencido de que en El Salvador hay talento de calidad y que estas oportunidades fortalecen la formación profesional. A través de estas asociaciones, también ha participado en congresos internacionales, ha colaborado de manera altruista y ha iniciado proyectos en otros países, como la fundación de la Asociación Interdisciplinaria de Cuidados Paliativos en Guatemala. Actualmente, trabaja en el lanzamiento de una maestría en cuidados paliativos junto a una universidad guatemalteca, demostrando su compromiso por la docencia y el fortalecimiento de esta especialidad en la región.

 

Sus mayores logros

Alexander forma parte de Fundación Niñez Primero, una organización líder y pionera en la implementación de programas de ludotecas en la región, con 22 años de experiencia en programas lúdicos que han transformado la atención pediátrica hospitalaria. Para él, uno de sus mayores logros profesionales ha sido la escritura del libro El juego que sana experiencias lúdicas hospitalarias en El Salvador, que “representa el trabajo no solo mío, sino también de la organización y de mis compañeros,” permitiendole compartir el impacto de las intervenciones lúdicas en este contexto. Además, ha sido invitado como ponente en congresos internacionales sobre juego, ludoterapia y cuidados paliativos, destacando su compromiso con la docencia y la formación de nuevos profesionales. “Motivar a los estudiantes cuando ven que hemos logrado posicionarnos como profesionales,” asegura, es una forma de compartir su pasión y contribuir al desarrollo de la disciplina.

 

Hospital Garraham Buenos Aires, 2019. Foto: cortesía.

También, ha sido especialmente gratificante el haber ganado dos becas de la Fundación PALIAMED para participar en cursos impartidos por profesores de España y Argentina. Además, destaca su paso por el Hospital Garrahan en Argentina, donde se formó en cuidados paliativos pediátricos junto a profesionales de toda Latinoamérica. “Fue una experiencia retadora y motivadora, enriquecedora en todos los aspectos”, comenta, resaltando cómo estas oportunidades de aprendizaje internacional han fortalecido su compromiso con la formación continua. Inspirado por este viaje y por otros cursos en instituciones como la UNAM, Arita se reta a sí mismo a seguir ampliando su conocimiento para brindar un impacto aún mayor en su profesión.

 

Descubriendo al profesional

Recuerda sus años en la UCA, donde tuvo experiencias que no sólo ampliaron su perspectiva, sino que lo ayudaron a descubrir habilidades que no había notado en sí mismo. En sus prácticas de psicología comunitaria y clínica, trabajó en contextos distintos a su realidad cotidiana, como en San José Villanueva y en Fe y Alegría en La Chacra. “Esas experiencias me permitieron cambiar paradigmas y abrirme a la posibilidad de acompañar a otras personas en otros escenarios”, comenta y subraya el impacto que estas vivencias tuvieron en su formación humana y profesional.

 

Preparando material de Psicología Comunitaria. Foto: cortesía.

Recuerda también cómo las presentaciones en clase le ayudaron a superar el miedo de hablar en público. En una ocasión, cuando sorteaban quién expondría sobre un trastorno en la clase del Lic. Henríquez, pensó “ojalá que no me toque a mí,” pero al final asumió el reto y obtuvo buenos resultados. Este tipo de actividades le permitieron descubrir su capacidad para comunicar ideas, habilidad que hoy aplica en conferencias y en la docencia.”La universidad busca dejar bases sólidas; esa solidez es la que me ha permitido seguir ampliando mi conocimiento sin limitaciones,” afirma con gratitud.

 

Al reconocer que en El Salvador no existe aún una formación específica para psicólogos en el campo de cuidados paliativos, decidió ampliar sus conocimientos para ofrecer una nueva y mejor atención. “Si necesito estar en este campo, pues necesito ampliar mi conocimiento”, afirma. Además, valora el impulso de la UCA, que promueve en sus estudiantes el deseo de seguir creciendo académica y profesionalmente. “La universidad nos deja con esa hambre de conocimiento, esa curiosidad por el mundo y aprender”, menciona; además, ha visto cómo muchos de sus colegas también han continuado su formación en el extranjero. Para él, esta necesidad constante de aprendizaje es fundamental para responder adecuadamente a las necesidades de la población y ofrecer un servicio de calidad.

 

“Sigan aprendiendo”

Con una trayectoria inspiradora y un compromiso constante con la formación y el impacto social, Alexander Arita es un ejemplo de cómo la dedicación, el aprendizaje continuo y el compromiso con el prójimo pueden transformar vidas. Su consejo a jóvenes profesionales es absorber el conocimiento de sus maestros, aprovechar el servicio social como una oportunidad para descubrir su vocación y valorar la exigencia académica como una herramienta para alcanzar la excelencia. Hace un llamado a la comunidad de profesionales UCA para “que se motiven a seguir aprendiendo,” invita, con la convicción de que el crecimiento personal y profesional son procesos que nunca deben detenerse.

Para Arita, cada paso en su carrera ha sido guiado por el deseo de brindar un mejor servicio a los demás, y su mensaje final es claro: persigan sus sueños, porque en el equilibrio entre conocimiento y compromiso con los demás se encuentra la clave para hacer una verdadera diferencia.