Editorial Idhuca
“No hay excusa para la violencia contra las mujeres y las niñas”, ese es el lema que Naciones Unidas promulga este año en el marco del Día Internacional de la Eliminación de la Violencia contra la Mujer.
Sin embargo, en El Salvador, ese que se ha querido vender como “mágico”, la realidad es otra. Las mujeres y las niñas siguen estando inseguras en las calles, en las colonias, en los trabajos y en los mismos hogares.
Esta violencia, que se manifiesta de tantas formas (física psicológica, emocional, económica, sexual, simbólica, política, feminicida), no ha tenido tregua ni en la cuarentena por la pandemia ni en el régimen de excepción, esa medida represiva de la cual el Gobierno se ufana constantemente por la reducción de homicidios, pero que no ha significado que se deje de violentar a mujeres.
Es importante tener en cuenta que la seguridad de una sociedad no solo depende de la reducción de homicidios. La violencia, sobre todo la ejercida hacia mujeres y niñas, sigue siendo una constante. Según a Red Feminista Frente a la Violencia Contra las Mujeres, el 2023 ha sido uno de los años más violentos contra las mujeres.
A esto se le suma la violencia ejercida por militares y policías, quienes piensan que pueden disponer de los cuerpos de las mujeres como canje para que ellas o sus familias no sufran las barbaries del régimen de excepción.
Muchas veces sucede que la violencia más grave, la feminicida, se busca aislar a un problema propio de un individuo, algo aislado, incluso extraño. Sin embargo, esta violencia gravísima no es solo de psicópatas o inadaptados, como algunos funcionarios lo han querido hacer ver. La violencia contra la mujer está enraizada en un sistema machista, violento y profundamente desigual que no solo violenta, sino que invisibiliza y menosprecia dicha violencia.
A pesar de esto, pareciera ser que para el Estado, este problema siempre puede esperar, pero seguiremos insistiendo en combatir esa impunidad y deuda histórica. En memoria de las mujeres violentadas, desaparecidas, torturadas y asesinadas, nosotras no olvidamos.