Universidad Centroamericana ''José Simeón Cañas''

Repensar las relaciones y la forma de relacionarnos.
Marcos César Ortiz
24/04/2020

Después de casi mes y medio de cuarentena, el pasar en la casa “encerrado o encerrada” ya cansa, desespera y agobia. ¿Por qué? Muchas personas, usualmente por las tareas diarias de estudios o trabajo, no estamos acostumbradas a estar en casa tanto tiempo, ni tantos días seguidos. Al hablar con algunas personas, sobre todo jóvenes, estar en cuarentena les aburre y desespera, sobre todo cuando tengo que pasar este tiempo con mi familia, donde las cosas no funcionan tan bien como uno quisiera. Entonces vale la pena preguntarse: ¿qué hacer ante esta realidad que se me presenta?, ¿Cómo lidiar con los dilemas familiares? ¿Pero todo es negativo en este tiempo? No creo. Todo depende de la forma como decida afrontar este momento. Por esto, una propuesta es encontrar la oportunidad durante la cuarentena de repensar las relaciones interpersonales que he construido (y estoy construyendo) y las maneras de relacionarse con los demás.

¿Con quiénes comparto mi día? Seguramente con algún familiar: papá, mamá, hermanos, tíos, abuelos, entre otras figuras. O tal vez con amigos o compañeros de casa. Algunas personas pasarán solas, ya que han decidido (o no) vivir de esta forma. Este tiempo de cuarentena me puede servir para repensar la relación que tengo con esas personas con quienes comparto mi día a día. ¿Me gusta estar con esas personas?, ¿me siento bien con ellas?, ¿me incomoda estar con ellas?, ¿qué cosas me molestan de mi familia?, ¿hay cierto tipo de relaciones en las que me han herido o yo he lastimado? Serán preguntas que podré hacerme y encontrar la respuesta más honesta posible. Y en caso que se asome una negativa ante estas interrogantes, puedo cuestionarme el porqué.

El estar juntos mucho más tiempo del que normalmente se comparte puede interpelar mi vida y no debe ser el fin del mundo. Sé que no soy perfecto o perfecta, ni las otras personas lo son, ni lo serán. Pero en estos momentos de emergencia y de aislamiento, vale la pena pensar en las razones que me separan de las personas con las que vivo. Tal vez, es el momento de pensar críticamente y, en especial, sentir nuestras relaciones interpersonales. ¿Con qué fin? Cada quien lo decidirá, pero una propuesta es para reconstruirlas o reforzarlas. No es fácil, tampoco es una tarea sencilla, pero podría valer la pena tomarse un tiempo para meditar y compartir la vida juntos desde nuestras diferencias, que no tienen porqué ser obstáculos, sino más bien herramientas que enriquezcan las relaciones.

Ahora bien, no solamente me relaciono con las personas con quien vivo. En la actualidad, existen una gran cantidad de formas de comunicarnos con los demás: Whatsapp, Facebook, Instagram, Tinder, Twitter, Hangout; por mencionar solo algunas. Claro, cada una con sus particularidades, posibilidades y limitantes. Ciertamente, son maneras de mantenernos en contacto con quienes no tenemos cerca físicamente. Y estas no son forma nuevas de comunicarnos. Las utilizamos en el día a día. Por Instagram compartimos las imágenes que más nos gustan, por Facebook posteamos memes o cosas chistosas, por Whatsapp mandamos mensajes a nuestros amigos y amigas, por Tinder conocemos personas nuevas, por Twitter nos informamos (o desinformamos). En fin, todas nos sirven para estar comunicados, por eso se llaman redes sociales, porque nos dan la posibilidad de construir y reforzar nuestras relaciones interpersonales.

En tiempos de cuarentena, las redes sociales nos facilitan estar “cerca” de las personas que queremos y con quienes deseamos profundamente seguirnos relacionando. Desde hace unos días, con algunas amistades, muy cercanas por cierto, decidimos “juntarnos” por medio de una videollamada. Primero, probamos Instagram (que solo permite seis personas al mismo tiempo) y no estuvo mal. Luego, una amiga propuso una aplicación llamada House Party, que permite estar en una videollamada y jugar juntos de forma virtual. Algo realmente interesante, sobre todo, en estos momentos de cuarentena. Después, fue el turno de Hangout, ya que permite que más personas estén conectadas al mismo tiempo (algo que Instagram nos queda debiendo). Y me llamó mucho la atención que surgieron ideas interesantes, e impensables en otras circunstancias de la vida. Una amiga propuso cenar juntos al día siguiente. Claro, de forma virtual haciendo uso de una de estas aplicaciones de videollamada. También apareció la idea de ver una película juntos. La cuarentena nos ha llevado a pensar en nuevas formas de relacionarnos y estar juntos. Nos empuja a ser personas más creativas para reforzar nuestras relaciones interpersonales.

Con todo lo anterior, no quiero dar la idea que la cuarentena es lo mejor que nos ha pasado. No, para nada. Pero sí quiero hacer hincapié en la forma en que las personas nos adecuamos a la realidad que nos toca vivir. Nadie puede escapar de este aislamiento, pero sí podemos decidir libre y conscientemente cómo afrontarlo y de qué manera vivirlo. Podemos pensar que todo está perdido y que poco podemos hacer. Pero también podemos detenernos un momento y permitirnos repensar nuestras vidas. Y a partir de ahí, pensar en formas creativas de afrontar esta situación, con la esperanza de que mañana será mejor, pero que ese mañana depende de lo que hagamos o dejemos de hacer hoy. Así, podemos aprovechar el tiempo para repensar las relaciones que hemos construido hasta este momento, reconstruirlas o reforzarlas; pero también podemos dejar volar nuestra creatividad y “cenar o ver una película juntos”, como propuso una amiga. 

 

Marcos César Ortiz, responsable del Voluntariado Social UCA.



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