Saira Johanna Barrera
Mi nombre es Saira Johanna Barrera. Nací en Ayutuxtepeque, San Salvador, y tengo 28 años de edad. Desde niña fui muy aplicada y responsable con mis estudios. Terminé con éxito mi educación media, pero por las condiciones económicas de mi familia sabía que no podía ir a la universidad. Mi madre era el único sostén económico de la familia. Gracias a la ingeniera Marta Lidia Merlos conocí el Programa de Becas Mártires de la UCA. Participé en el proceso de selección y me aceptaron. La noticia marcó para siempre mi vida, porque fue el principio de una etapa profesional que me abría las puertas al mundo laboral e intelectual.
En octubre de 2008, me gradué de la Licenciatura en Economía y actualmente estoy en el Distrito Federal, finalizando la Maestría en Economía en la Universidad Autónoma de México (UNAM). Tener la oportunidad de seguir estudiando, interactuar con otras culturas y adquirir mayores conocimientos es una experiencia gratificante que me permite valorar aún más la oportunidad que tuve con el Programa de Becas.
Durante mi tiempo como becaria, aproveché mi experiencia como estudiante universitaria. Disfruté del trabajo como tutora para nuevos becarios, jóvenes que, como yo, estaban deseosos de estudiar y aspiraban a tener esa oportunidad que por motivos económicos veían difícil tener fuera del Programa.
Tuve la dicha de compartir al lado de otros jóvenes becarios una de las casas de habitación financiadas por el proyecto. Estudié inglés y disfruté de la mística de sentirme parte de un proyecto basado en la solidaridad hacia los que lo necesitan, una solidaridad que va más allá del dinero; que incluye el compartir los talentos, los conocimientos, los libros, el tiempo y el esfuerzo.
Además, tuve la oportunidad de trabajar como instructora en el Departamento de Economía de la UCA y así poder ayudar económicamente a mi familia. Al finalizar mi carrera, me contrataron como catedrática del Departamento y me permitieron trabajar en el equipo de radio del programa Hablando de economía, transmitido en YSUCA. Asimismo, pude seguir participando en el Coro Universitario y realizar una de las actividades que más me gustan: cantar.
Agradezco infinitamente a todas las personas que dan vida a este programa, pero de manera especial al padre Dean Brackley, una persona clave para que pudiera tener muchas oportunidades y que junto a otras personas me animó a continuar mis estudios de posgrado. El padre me transmitió confianza en mis capacidades y me contagió la esperanza y el compromiso que implica la oportunidad de ampliar mis horizontes de vida y aprendizaje.
Por ello, en lo que me sea posible, espero sumar esfuerzos para que más jóvenes puedan tener y aprovechar la oportunidad de continuar sus estudios superiores; de cumplir sus propios sueños y el de sus familias; de aportar ideas y esfuerzos que contribuyan a tener un mejor El Salvador para todas y todos.