Julio Crespín

 

En agradecimiento por su apoyo a los becarios del Programa de Becas “Mártires de la UCA”, del cual formo parte y estoy muy orgulloso. Me gustaría compartir con ustedes mi historia ya que jamás imaginé cursar una carrera universitaria y menos en una universidad como la Universidad Centroamericana José Simeón Cañas (UCA).

Todo comienza cuando estaba cursando bachillerato. El director de mi centro de estudio se acercó a mí y me llamó a su oficina, confieso que estaba nervioso puesto que yo era el presidente del aula, y en mí residía la responsabilidad de todo el grupo.

El director me hizo una serie de preguntas y una de ellas fue si había pensado en estudiar una carrera universitaria, a lo que yo respondí que no, ya que mi familia no podía costear la carrera, a lo que él contestó: “¿entonces en que has pensado?”.

Yo le comenté que mi plan era trabajar un par de años en un taller de mecánica y luego buscar un local en una zona estratégica y él me respondió: “Julio eres un buen estudiante, puedes tener un mejor futuro, tiene buenos dones y además sirves en la parroquia y por eso te quiero platicar del Programa de Becas “Mártires de la UCA”. 

Luego de explicarme todo, él me preguntó si estaba dispuesto a asumir el reto, un poco nervioso respondo que sí. El sábado de esa semana fui a la UCA y gracias a Dios el proceso de tutorías fue un éxito. Sin embargo, entre las tareas del bachillerato, proyectos y las tareas que mi tutora Aura Aguilera me dejaba, tenía que organizar mi tiempo y doblar esfuerzos para salir bien en todo.

Al final todo valió la pena, logre quedar en el curso preuniversitario y logre pasarlo con carga A, requisito necesario para obtener la beca. El día que supe que me habían otorgado la beca, me sentí muy feliz, y me propuse a dar todo de mí.

Durante mi primer ciclo, tuve deficiencias en muchas asignaturas, pero gracias al apoyo del programa de becas y en especial de la ingeniera Marta Merlos, tuve el apoyo de diferentes tutores que, a lo largo de la carrera me ayudaron y gracias a ellos se me hizo más fácil la comprensión de lo que estudiaba, por lo que logré pasar ese primer ciclo y todos los que vendrían en limpio.

Algo que no olvido es lo difícil que era viajar todos los días desde temprano por la mañana y regresar hasta en la noche a mi casa, dejando de lado a mi familia. Fue un reto que me ayudó a esforzarme más y a no permitirme dejar materias.

Al comenzar mi cuarto año, me incorporé al grupo de tutores para dar tutorías a otros becarios, experiencia que en lo personal me permite devolver un poquito de lo mucho que se me ha dado, y es que ver la felicidad que se da a los tutorados al salir bien en sus parciales, no tiene límite.

En el 2020 llevé acabo mi proceso de graduación a través de clases virtuales, fue algo nuevo que en toda la carrera jamás había ocurrido y me propuse doblar esfuerzos para salir excelente, teniendo en cuenta que de manera virtual no tuve una orientación personal por el catedrático, por lo que fue un poco más laborioso el proceso, pero al final se pudo.

Gracias a Dios, al Programa de Becas “Mártires de la UCA” y a la Asociación SVNet por permitirme llegar hasta donde estoy, por permitirme lograr mi sueño. Ahora puedo decir que soy Ingeniero Industrial. Jamás lo imaginé en aquella mañana cuando hablé con mi director de bachillerato, pero gracias por creer en nosotros como becarios, ahora tengo una historia que contar y un futuro por escribir.

Gracias a los que confían en este gran proyecto, por su solidaridad y por apostar a la creación de un mejor futuro para los jóvenes a través de la educación.