PROCESO — INFORMATIVO SEMANAL EL SALVADOR, C.A.

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    El informativo semanal Proceso sintetiza y selecciona los principales hechos que semanalmente se producen en El Salvador. Asimismo, recoge aquellos hechos de carácter internacional que resultan más significativos para nuestra realidad. El objetivo de Proceso es describir las coyunturas del país y apuntar posibles direcciones para su interpretación.

    Su producción y publicación está a cargo del Centro de Información, Documentación y Apoyo a la Investigación (CIDAI) de la Universidad Centroamericana “José Simeón Cañas” de El Salvador. Por favor, asegúrese de mencionar Proceso al utilizar porciones de esta publicación en sus trabajos.

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Año 23
número 1036
febrero 12, 2003
ISSN 0259-9864
 
 
 
 

ÍNDICE



Editorial: El imperio mundial

Política: Crisis en la ONU: ¿primará la razón del más fuerte?

Economía: La efectividad del FOVIAL: Los caminos invisibles

Sociedad: Corruptelas encubiertas

Regional: Centroamérica: ¿hay debate sobre la guerra de EEUU contra Irak?

Derechos Humanos: Una campaña de… ¿altura?

Indicadores  Sociales: Evolución de algunos indicadores sociales 1990-1999?

 
 
Editorial


El imperio mundial

 

La verdadera razón de la guerra contra Irak es el viejo sueño imperial, rescatado por el gobierno de Bush. La versión oficial sobre Irak nunca ha tenido sentido. La conexión que ha tratado de establecer entre el gobierno de Bagdad y Al Qaeda siempre ha parecido artificial. Las piezas simplemente no encajan. Pero el misterio se aclara si se mira más allá del 11 de septiembre y del discurso sobre el terrorismo y la seguridad. Desde el año 2000, el equipo del presidente estadounidense cuenta con un plan estratégico, elaborado en el mejor estilo imperialista. Es más, ya ni siquiera les molesta que los llamen imperialistas. Ahí se encuentran las líneas maestras para construir un imperio mundial.


La cuestión no es Irak, ni las armas de destrucción masiva, ni el terrorismo, ni siquiera Hussein, ni las resoluciones de Naciones Unidas. La guerra tiene otro propósito: lanzar a Estados Unidos como la cabeza de un nuevo imperio mundial. En su discurso ante el Congreso, Bush se arrogó el poder para establecer democracias, liberar pueblos de la opresión, así como derrocar e instaurar gobiernos, todo ello en nombre de la libertad. El presidente asume con plena conciencia su misión imperial y está convencido de su éxito. Los dirigentes estadounidenses creen que deben aprovechar la oportunidad creada por la desaparición de los países socialistas del Este europeo para dominar el mundo. Se sienten enviados por las divinidades del imperio: el dólar, el mercado y la democracia. Por lo tanto, están dispuestos a ejecutar su plan sin escrúpulos, sin sentir vergüenza, ni tampoco complejos. Es la vieja idea de misión imperial.


A eso se debe que Estados Unidos no piensa abandonar Irak, una vez haya derrocado al gobierno actual. Piensa quedarse y construir bases militares permanentes, desde las cuales dominar el Medio Oriente, incluida la vecina Irán. No es casualidad que el nuevo jefe de la nación ya liberada sea un militar estadounidense. Igual que en Filipinas, Nicaragua y Japón. Estados Unidos no está interesado en contener las ambiciones de Irak, porque eso no permitiría expandir su poder. No se trata de contener, sino de conquistar. La contención la descarta como reliquia de la guerra fría. El poder estadounidense impondrá la paz estadounidense, una vieja ambición del aventurerismo estadounidense en América Latina. Por eso, el plan alternativo franco-alemán no le satisface, aun cuando ha sido respaldado por otras potencias.


La llamada guerra preventiva es parte del plan. Es una intervención unilateral, que ignora la opinión de la comunidad internacional, que rechaza esa doctrina por ser contraria al derecho de Naciones Unidas, aparte de ser moralmente insostenible. Su objetivo es convencer o forzar a las naciones a aceptar sus responsabilidades, tal como las entiende Washington. La meta es el dominio militar y económico de todas las regiones del mundo, sin las limitaciones de un tratado o la preocupación por el qué dirá la comunidad internacional. Su éxito descansa en la expansión de la presencia militar estadounidense en el mundo, lo cual incluye bases militares y despliegue de tropa. Los dirigentes estadounidenses no quieren perder la oportunidad de construir un imperio mundial. Las referencias al terrorismo y la seguridad son simples complementos. Para ellos, el desafío del nuevo siglo es preservar y expandir la paz estadounidense. En consecuencia, la guerra preventiva no tiene fin.


Por eso, la última intervención de Estados Unidos en el Consejo de Seguridad no convence. No obstante haber usado documentos provenientes de diez servicios de inteligencia estadounidenses, europeos y del medio oriente, las pruebas presentadas no convencieron a las potencias de la necesidad de la guerra, pero, de todas maneras, habrá guerra, si Estados Unidos así lo determina. La prensa internacional, con algunas excepciones, tampoco está convencida y sostiene que, aunque las pruebas presentadas fueran verdaderas, existen otros medios para limitar el poder destructivo de las armas. La alternativa franco-alemana es prueba de ello. Para creer en esas pruebas hay que aceptar tres presupuestos: que los servicios de inteligencia estadounidenses nunca se equivocan, que esos servicios siempre han dicho la verdad y nunca han fabricado pruebas, y que los inspectores son idiotas. Los antecedentes de engaño y traición de estos servicios son los que ahora les restan credibilidad.


El hecho al que menos se hace referencia ahora es a la vinculación de Al Qaeda con Hussein. Hace unas semanas, ésta era la acusación principal para justificar la guerra; pero ahora el argumento principal es la tenencia de armas de destrucción masiva. En realidad, el saudí y el iraquí están separados ideológicamente, pero han sido unidos por el odio de Estados Unidos, cuyo presidente es de ideas simples y fijas. Ya antes de asumir la presidencia había prometido acabar con el régimen iraquí. Al acercarse el final de su mandato, debe cumplir su amenaza, de lo contrario, peligra su reelección. Es algo muy simple, pero muy real en un mandatario que, de por sí, es simple. Cree que es la encarnación del bien y como ese bien es bueno para Estados Unidos, lo debe ser también para el resto del mundo. A América Latina, esta visión maniquea de la realidad no le es desconocida. Tiene larga y amarga experiencia de sus consecuencias. En estos tiempos, la búsqueda del bien pasa por rediseñar la región alrededor de Irak, objetivo más valioso que la perpetuación del “caos”, surgido el 11 de septiembre. Aunque Irak estuviera armada, no representa una amenaza real para Estados Unidos y sus aliados; por otro lado, esas armas podrían ser destruidas.


El Salvador ya forma parte de ese plan estratégico de expansión y dominio mundial. Con el beneplácito del gobierno de ARENA, Estados Unidos ya cuenta con una base militar, tropa armada y aviones, en territorio salvadoreño. La base es parte de una estrategia militar para vigilar la región. La dominación económica se consolidará con el Tratado de Libre Comercio, proyecto al cual el gobierno salvadoreño se ha entregado sin reparar en sus consecuencias sociales. Sin embargo, el entusiasmo inicial de los grandes empresarios ha dado paso a posturas cautelosas e incluso de crítica abierta, puesto que se han percatado de que también ellos corren el peligro de quedar en el bando de los perdedores. La dolarización es un valor adicional. El Salvador ya está, pues, integrado al plan estadounidense. De lo que el gobierno de ARENA no se ha percatado aún es que es una pieza más, subordinada a los intereses del imperio.

G

 

Política


Crisis en la ONU: ¿primará la razón del más fuerte?
 

Que Sadam Hussein es un dictador sanguinario dispuesto a todo para mantenerse en el poder, es algo que pocos pueden poner en duda. El mundo es testigo de la represión a la que aquél ha sometido al pueblo iraquí. Algunos que han logrado escapar de las garras del régimen han contado al mundo, con lujo de detalles, las barbaries cometidas por los testaferros del régimen cuasi totalitario instaurado en este país. Se habla incluso del uso de gases venenosos en contra de opositores por parte de los incondicionales del clan en el poder.

G

 

Economía


La efectividad del FOVIAL: Los caminos invisibles

 

Al hacerse oficial la aprobación del presupuesto de Fondo de Conservación Vial (FOVIAL) por parte de la Asamblea Legislativa, el 22 de febrero de 2002, se echó a andar el programa de mantenimiento de la red de vías interurbanas del país. Hoy, a un año de la activación del programa, la contraloría ciudadana se vuelve un imperativo en la regulación efectiva de los recursos provenientes de esta partida de fondos, puesto que se supone que éstos serán utilizados en beneficio de quienes han contribuido a su generación.

G

 

Sociedad


Corruptelas encubiertas

 

La corrupción, tanto la pública como la privada, ha sido uno de los más grandes obstáculos de la transición democrática centroamericana. Durante años, las arcas nacionales han sido asaltadas por individuos, grupos e instituciones, sin que entidad alguna les pusiera freno. Los Estados no sólo ha tolerado este juego perverso, sino que han sido copartícipes del mismo, encubriendo, evadiendo, y manipulando todo lo que esté a su alcance, con tal de librarse de un sistema judicial y una institucionalidad que se muestran incapaces de pedir cuentas a los culpables. De la corrupción a la impunidad, pues, no ha habido mayor distancia que la que los mismos corruptos se han puesto.

G

 

Regional


Centroamérica: ¿hay debate sobre la guerra de EEUU contra Irak?

 

La interrogante que encabeza estas líneas, podría ser respondida con un no, al menos en lo que respecta a los gobiernos de la región, más preocupados por el Tratado de Libre Comercio (TLC) con Washington que de la paz mundial. Quizá este error de prioridades es lo que conduce a afirmar sin más que las pruebas aportadas por los EEUU son “contundentes” y que la guerra contra el país árabe procede. Para que haya debate, se necesita que haya más de una opinión. En los círculos gubernamentales centroamericanos, prevalece más el acatamiento hacia las posiciones norteamericanas, sobre aquellas voces que aconsejan prudencia.

G

 

Derechos Humanos


Una campaña de… ¿altura?

 

Que la realidad siempre supera a la ficción, es una afirmación ya conocida. Sin embargo, cuando se inicia una contienda proselitista, cualquier persona espera que salgan a la luz pública los más bajos instintos de los candidatos en liza: desde las acusaciones más infundadas, hasta las reacciones más extravagantes. Pero, lo “prodigioso” de nuestro país sucede cuando el bloque hegemónico empresarial quiere seguir conservando el poder político. En ese caso: todo es posible y todo vale. Y para demostrar que realidad y ficción pueden ser superadas en un país tan “chiquito”, nos es suficiente con poner de ejemplo algunas de las “anécdotas” de la campaña electoral, que actualmente padecemos.


El constante seguimiento de la realidad nacional nos permitió prever, unos meses atrás situaciones que podrían llegar a suceder, cuando diera inicio la campaña electoral para la elección de alcaldes y de diputados de la Asamblea Legislativa. Pero lo que no nos imaginábamos es que, también, fueran a superar nuestras propias expectativas. Como señalábamos, cuando de permanecer en el poder se trata, la poderosa maquinaria del binomio ANEP–ARENA recarga muy pronto sus baterías. Para alcanzar este objetivo, y como viene siendo habitual, ordenó a todos sus “empleados” colocarse el respectivo uniforme de trabajo. La tarea promete ser dura, las situaciones difíciles y, además, cuentan con un incentivo extra: la renovación de su contrato laboral.


Uno de los recursos más utilizados por los “actores” políticos es la promoción de su imagen pública. Antes se usaba fotografiar a los candidatos cargando en brazos a algún niño pequeño, pretendiendo mostrar su “verdadero” rostro humano. Pero ya nadie cree en semejantes ejercicios paternalistas. Ahora la última tendencia es la de fotografiarse con algún personaje “famoso”, buscando alcanzar cierto carisma popular que no poseen. Obviamente, se presume cierto olfato, puesto que hay que ser prudente en el momento de la elección, tanto del triunfador con quien se va a salir en la fotografía, como del lugar y el momento apropiados. En busca de ese objetivo se lanzaron Francisco Flores y ARENA. La intención, dentro la permanente campaña publicitaria de la administración Flores, era relanzar su desgastada imagen. El conflicto de salud y los recientes despidos suscritos por el Ministerio de Gobernación necesitaban un “golpe directo” de populismo, más impactante que los habituales.


Quien pega primero, pega dos veces. Eso debieron decirle los asesores de imagen al presidente de la República, cuando le recomendaron apoyar al boxeador Carlos “El Famoso” Hernández, en su combate por el título mundial. Es más, probablemente, Flores comprendió mal cuando le dijeron que debía de fotografiarse con Hernández, porque… de inmediato preparó maletas y fue al extranjero. Al parecer, no bastaba con que el presidente de la República ofreciera una recepción de gala en Casa Presidencial al flamante campeón, como es habitual en cualquier otro país. No. Flores, poseído por el populismo y las presiones de su partido, asistió a la velada boxística en la ciudad estadounidense de Las Vegas. Conocida precisamente por sus casinos, juegos de azar y por los oscuros personajes que los regentan.


Sin embargo, la vergüenza que nos hizo pasar no llegó hasta ahí. Lo que nadie esperaba es lo que ocurrió instantes después de la merecida victoria del boxeador salvadoreño, residente en Estados Unidos de América, por cierto. En un hecho insólito en la historia de nuestro país, el Presidente de la República de El Salvador subió hasta el cuadrilátero para, alzando el brazo del púgil en señal de victoria, ser fotografiado. Tan rápido corrió Flores, que Hernández no tuvo tiempo ni de celebrar la victoria con su esposa. La “famosa” instantánea del deportista —acompañado por “nuestro” presidente— magullado por la golpiza, recuperando el aliento tras el esfuerzo y con el escudo de la República bordado en la parte delantera de su calzón, ha dado la vuelta al país.


Presos por el pánico electoral, los partidos de conciliación y oposición lanzaron sus propuestas proselitistas. Se trataba de seguir el mismo modelo iniciado por ARENA y que tan buenos resultados les estaba dando. Pero, el revés vino cuando todos cayeron en la cuenta de que el boxeo es un deporte minoritario en el país. Siendo el fútbol el deporte estrella, su embajador por excelencia, Jorge “El Mago” González, necesitaba también del mismo reconocimiento. Para sorpresa de oportunistas y políticos, ambos deportistas reconocieron que el éxito no es de ellos ni de las instituciones, sino de todas aquellas personas que de verdad trabajan por el país. Por el momento, las inauguraciones de los palacios y estadios de deporte nacional, rebautizados con el nombre de connotados atletas, han quedado tan sólo en el intento.


No obstante, la actualidad de la campaña electoral no se estanca en los eventos deportivos. Pese a los “pactos de caballeros” por ofrecer una contienda proselitista dentro de ciertos límites –¿éticos?– los legales distan mucho de poder cumplirse. Entre otras cosas, todavía esperamos la decisión de la Corte Suprema de Justicia respecto a la constitucionalidad o no del artículo 13 del código electoral. La derogación de éste equivaldría a una reforma profunda de nuestro sistema electoral, lo cual en estos momentos se les antoja algo arriesgado a los miembros de la Corte. Al parecer, los magistrados del más alto tribunal siguen sin querer demostrar su independencia política, sobre todo cuando se acercan las elecciones para renovar la CSJ, en junio próximo.


Pero, además, el primer poder del Estado —el económico— demuestra conocer muy bien qué piezas hay que tocar para perpetuarse en el poder político. Por un lado, está el maquillaje institucional. Pero, por el otro, está el que le permite dominar de hecho y de derecho los órganos de control establecidos por la constitución, garantizando con ello su definitiva permanencia. Entre estos últimos objetivos se encuentran: el Tribunal Supremo Electoral, la Fiscalía General y la Corte de Cuentas de la República. Para el caso del TSE las denuncias llegan demasiado tarde. Así, Roberto Edmundo Viera, magistrado del mencionado tribunal, admitió recientemente a un diario matutino que “ninguna de las elecciones anteriores ni la próxima tienen algún grado de transparencia”. No nos sorprenden ya este tipo de declaraciones, sino que frente a un problema estructural como es éste “lo único que están haciendo es aplicar medidas de seguridad para minimizarlos”, reconoce Julio Hernández, también magistrado.


Como ellos mismos lo admiten, “el problema se origina en que el TSE ha venido trabajando desde hace años con el mismo registro electoral y éste no puede ser depurado por las excesivas deficiencias que tiene. La única opción que queda —concede Viera— es eliminarlo y crear otro con base en los datos del documento único de identidad”. Dentro de los problemas detectados, se encuentran: la retención de fichas que impiden entregar el carnet electoral, violándose con ellos el ejercicio del derecho al voto; la duplicidad en el padrón, permitiendo votar dos veces a una misma persona; la inscripción de menores de edad, los cuales no tienen reconocido este derecho; el mantenimiento en las listas electorales de más de cincuenta mil fallecidos; el inicio tácito de la campaña electoral, sin que desde el TSE se tomen medidas para impedirlo; y la falta de medios materiales para cumplir los objetivos planteados para estas elecciones. Si a este cóctel le añadimos una participación de tan sólo el 40% de la población, en las pasadas elecciones ¿Quién va a creer hoy en el proceso electoral como herramienta para el ejercicio de la soberanía popular?


Pero hablemos también de la FGR y de la Corte de Cuentas. Lo que hace poco era un secreto a voces en nuestro país ha salido a la luz pública: la corrupción, la apropiación de dinero público para fines particulares y enriquecimientos ilícitos e injustos, ha aparecido. El reciente escándalo destapado por uno de los diarios de mayor difusión —por fraude en una licitación de revisiones vehiculares y en la construcción de un reservorio— ha puesto en boca de todos el “jugoso” negocio que un empresario español realizó a costa del dinero que a todos nos pertenece. El caso, como muchos otros, cumple con una serie de características que no lo hacen muy distinto: Un empresario, obstinado en hacer el máximo dinero, con el mínimo esfuerzo y en el tiempo más breve posible; su socio, compañero en esta y otras aventuras anteriores, que se ofrecerá como intermediario para dar “el golpe”; y una licitación pública, a la que la empresa creada especialmente por ambos, consigue acceder, pese a no cumplir con una o varias de las condiciones exigidas en un primer momento. Después, una vez conseguido el dinero, desaparecen.


Sin embargo, este fraude pasaría “desapercibido” entre otros más, si no fuera por la persistente campaña mantenida por el mencionado diario. Y es que lo que está en juego no son únicamente “unos cuantos millones de dólares”, sino también la imagen que el gobierno de “nuestro” presidente ha promocionado en el exterior. El maquillaje institucional que presenta a un El Salvador nuevo y distinto, alejado de los grandes escándalos de corrupción como los de Guatemala o Nicaragua, se borra ante un suceso de dimensiones internacionales, como es este. De ahí la terquedad periodística en querer presentarnos, como únicos responsables, a los dos ciudadanos españoles.


No hay que llevarse a engaños, para ganarse una porción tan grande del pastel es necesario conocer y ser conocido. Y si de círculos empresariales hablamos, nadie regala sin recibir algo a cambio. Para el caso que nos ocupa, una imagen vale más que mil palabras. La reciente publicación de unas fotografías en las que apareció el mencionado empresario, junto con el ex presidente de ANDA y Francisco Flores hablan por sí solas. Y han sustituido, además, a las que captaron al mandatario en la justa deportiva. Por ello, los grandes medios de difusión del país se han puesto a trabajar duro, ante la posibilidad de que los tribunales españoles conozcan el caso y las investigaciones hagan públicas las verdaderas cantidades de dinero cobradas por unos y otros, las ilegalidades cometidas, así como los nombres de todos los que participaron. Porque a nadie se le puede ocurrir que para cometer semejante fraude no contaron con ayuda de funcionarios públicos o altos cargos políticos de nuestro país.


De los ríos de tinta gastados y de todo lo que se ha dicho con relación al entramado fraudulento sorprende lo que ni se menciona ni se exige: ¿Dónde está el Fiscal General para investigar debidamente casos de corrupción como este y poner a sus responsables ante la justicia? ¿Y la Corte de Cuentas? ¿Acaso no es la institución responsable de poner en orden las cuentas públicas y de vigilar los posibles fraudes que sucedan en licitaciones públicas? ¿Por qué el Fiscal General de la República y la Corte de Cuentas no actúan conforme a lo que la Constitución y la ley les ordena que hagan? ¿Será esto también consecuencia de la campaña electoral?


Casos de desnaturalización de las instituciones, de corrupción y fraude los hemos sufrido, por desgracia, recientemente. La realidad del país nos demuestra que éstos no serán los últimos que sucedan en El Salvador. Sin embargo, sigue sin existir un compromiso gubernamental para hacerlos frente y para ofrecer unas elecciones que inciten a la participación ciudadana. Para evitarlo, es necesario exigir que las instituciones y las leyes responsables de controlar y perseguir este tipo de acciones cumplan con lo que la Constitución establece..

G

 

Indicadores sociales


Evolución de algunos indicadores sociales 1990-1999

 

    

           

            1990    1991    1992    1993    1994    1995    1996    1997    1998   1999   

                                                                                                                                

(1)       29.08   29.04   28.97   29.02   28.50   28.11   28.50   27.78   n.d.     n.d.     

(2)       47.5     44.9     42.5     40.2     38.2     36.4     34.8     33.4     32.2    n.d.     

(3)       70.1     70.4     70.6     70.9     71.2     71.5     71.8     72.1     72.3    72.5    

(4)       n.d.      25.2     24.6     24.1     22.6     21.0     19.8     20.1     19.5    18.1    

           

Fuente: Segovia, Alexander: Transformación estructural y reforma económica en El Salvador.

1. Tasa bruta de natalidad (Expresada por cada 1000 mujeres).

2. Tasa de mortalidad infantil (Expresada por cada 1000 nacidos vivos).

3. Esperanza de vida al nacer (Expresada en número de años).

4. Tasa de analfabetismo     

n.d. No disponible

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