PROCESO — INFORMATIVO SEMANAL EL SALVADOR, C.A.

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    El informativo semanal Proceso sintetiza y selecciona los principales hechos que semanalmente se producen en El Salvador. Asimismo, recoge aquellos hechos de carácter internacional que resultan más significativos para nuestra realidad. El objetivo de Proceso es describir las coyunturas del país y apuntar posibles direcciones para su interpretación.

    Su producción y publicación está a cargo del Centro de Información, Documentación y Apoyo a la Investigación (CIDAI) de la Universidad Centroamericana “José Simeón Cañas” de El Salvador. Por favor, asegúrese de mencionar Proceso al utilizar porciones de esta publicación en sus trabajos.

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Año 23
número 1038
febrero 26, 2003
ISSN 0259-9864
 
 
 
 

ÍNDICE



Editorial: Una elección reñida

Política: Elecciones y democracia en El Salvador

Economía: Aspectos económicos de la campaña electoral (I)

Documento: Los salvadoreños frente a las elecciones legislativas y municipales de 2003

Regional: Alemán: un caso interminable

Derechos humanos: Los derechos humanos de los emigrantes, el tema excluido del Plan Puebla-Panamá

IDHUCA: Contra el totalitarismo reincidente

 
 
Editorial


Una elección reñida

 

Todos los indicadores nacionales de la encuesta preelectoral del IUDOP apuntan a que la ventaja global la tiene ARENA, pero eso no significa que vaya a arrasar, tal como se lo había prometido. No hay base para sostener que logrará su objetivo. Si las tendencias que muestran los resultados se mantienen, ARENA tendrá el mayor número de diputados, pero no la mayoría legislativa (25.2%). El FMLN obtendrá el segundo lugar (17.4%), seguido por el PCN (6.8%). En cambio, el cuarto lugar se lo disputan el PDC (5.2%) y el CDU (4.7%), pero es probable que este último se quede con él.


El entorno de estas elecciones favorece más a ARENA que al FMLN, debido a que la opinión pública ha vuelto a fijarse más en la delincuencia que en la economía, la cual ocupa ahora un segundo lugar. Este cambio en las preocupaciones de la gente es importante, porque un entorno dominado por las dificultades económicas favorece más al FMLN, mientras que uno donde predominan el crimen y la inseguridad, favorece a ARENA. El FMLN tiene más aceptación que ARENA en la opinión pública, en los temas relacionados con el combate contra la corrupción y el control de los precios. Por el otro lado, ARENA tiene ventajas importantes cuando se trata de ofrecer empleo y seguridad. Pero la preocupación mayor de la gente, en estos momentos, no es la corrupción, ni la inflación, sino el desempleo y la delincuencia, un aspecto enfatizado por la gran prensa, en las últimas semanas.


La actitud general predominante en la población es de desencanto con el sistema político. La mayoría tiene poco o ningún interés en las elecciones; sólo una cuarta parte tiene mucho interés en ellas y, según la experiencia del IUDOP, este es el sector que va a concurrir a las urnas. En efecto, un poco más de la tercera parte asegura que votará contra más del 40 por ciento que no lo hará. En estas actitudes no se observan modificaciones importantes, pero los indicadores ya eran muy bajos. La abstención sigue siendo elevada, pero se mantiene. Asimismo, se percibe cómo el desencanto sigue avanzando: sólo una tercera parte opina que las elecciones serán limpias, contra casi la mitad que asegura que habrá fraude. El resto no sabe si serán transparentes. Los partidos políticos aparecen menos confiables y el país aparece peor. Una mayoría grande (70%) dice que ningún partido político la ha beneficiado y otra mayoría (62%) asegura que los partidos no representan los intereses de la población. La mayoría (58%) sostiene que las elecciones son pérdida de tiempo, porque no producen cambios; mientras que una mayoría grande afirma que la situación empeora (70%). No es extraño, entonces, que el apoyo a la democracia vaya en caída libre: para el 38 por ciento la democracia le es indiferente, mientras que sólo para la mitad este sistema es preferible a cualquier otro y para el 90 por ciento, un gobierno autoritario puede ser preferible a uno democrático.


Del análisis de los datos de la encuesta se desprende que ARENA ha salido ganando con las crisis de la salud pública y de Héctor Silva. Se observa que el FMLN ha perdido apoyo en los sectores medios y altos, un terreno donde había hecho avances con Silva en las últimas elecciones. Al parecer, este partido se está quedando con un voto básicamente obrero y de extracción media baja, más tradicional y más fiel a su ideología, el cual se concentra en el área metropolitana. Al final, pues, la crisis de la salud pública parece haber perjudicado más al FMLN que a ARENA, a diferencia de lo sucedido en las elecciones pasadas, con una crisis similar. Tal vez porque el conflicto no ha arrojado resultados y porque el gobierno de Flores se ha salido con la suya. La fortaleza de ARENA, en cambio, parece estar asociada a su capacidad para agregar el voto juvenil a su voto duro tradicional. Consigue votos ingenuos, deslumbrados por su campaña mediática; mientras que el FMLN consigue el de los desencantados con el gobierno de Flores. Sin embargo, este partido pierde votos, que emigran al CDU, al PDC, e incluso a ARENA. Los conflictos internos han hecho que el FMLN pierda fuerza, más en el interior que en la zona metropolitana. Lo más probable, por lo tanto, es que retenga las alcaldías de Soyapango, Mejicanos y Santa Tecla.


El CDU también hará un buen papel en la zona metropolitana. Pero la posibilidad de desplazar al PCN del tercer lugar, en la Asamblea Legislativa, es remota. El CDU no tiene capacidad para vigilar su voto en el interior, mientras que el PCN no sólo puede hacerlo, sino que, además, es experto en las triquiñuelas necesarias para aprovechar bien los cocientes y residuos. En términos generales, es posible que el CDU obtenga tantos votos como el PCN, pero los que éste consigue en el interior del país valen más que los del CDU, en San Salvador. Es evidente que, en estas elecciones, los tres partidos satélites de los dos grandes —PCN, CDU y PDC— tendrán un mejor desempeño que en el pasado, y, por lo tanto, una mayor presencia en la Asamblea Legislativa. Sin embargo, no crecen como para desplazar al FMLN del segundo lugar. Los demás deberán luchar para sobrevivir a estas elecciones.


El empate que la encuesta muestra en la alcaldía de San Salvador —y en la elección de diputados del municipio— no permite adelantar un ganador æni es ésa la pretensión del IUDOP, sino analizar el pensamiento y el sentir de la población—. La victoria se decidirá el 16 de marzo y dependerá de lo que suceda en las próximas dos semanas. El FMLN se beneficia del voto por el CDU para la Asamblea Legislativa —que en el municipio ocupa un cómodo tercer lugar (14%) muy lejos del PCN (3%), del PDC (2.5%) y de otros (1.8%)—. A quienes votan por la izquierda, el paso de Silva a diputado los mantiene políticamente activos; pero no desperdiciarán su voto para alcalde. Por lo tanto, en este caso, votarán por el FMLN. Comparten con él la oposición a ARENA. Esto es lo que mantiene vivo al FMLN en la alcaldía de San Salvador. También influye su evaluación positiva del actual gobierno municipal.


ARENA está a la par del FMLN en San Salvador, por la ausencia de Silva y por la crisis que su salida de este partido suscitó en su interior. No obstante, ARENA no ha superado al FMLN, porque la población de la capital es más de izquierda que de derecha. Quienes han mantenido al FMLN en la alcaldía capitalina no están dispuestos a entregársela a ARENA. Este, por su lado, atrae a algunos de los que antes votaron por Silva para ese cargo, pero no a tantos como sus directores calcularon. La candidata de ARENA para la alcaldía de San Salvador, por su parte, sostiene al partido, pero no atrae nuevos votos. En realidad, sólo sostiene a ARENA para que no caiga de una manera estrepitosa, en San Salvador. A diferencia de lo sucedido con Flores, la imagen de modernidad que proyecta, ya no tiene impacto en el elector más informado, más activo y menos ingenuo.


Ahora bien, la imagen de la candidata como tal es muy buena: 44 por ciento de simpatía contra el 26 por ciento de su contrincante del FMLN, pero no encaja bien en los esquemas de ARENA. Si bien supera al candidato del FMLN, en simpatía, ésta no se traduce en votos, tal como sucedió con Silva y el FMLN. Este es el dilema de esta candidata. La pusieron para ganar votos adicionales, pero, dada su procedencia de la izquierda, se ha visto obligada a convencer a las filas de ARENA que ella es parte de lo mismo. Al intentar convencerlas de que ella también es arenera de corazón, deteriora su imagen de apertura en los electores de fuera. El mensaje que les envía es que, una vez en la alcaldía, se comportará como una arenera cualquiera, lo cual resta fuerza a su imagen. El veredicto de la opinión pública es claro: ella es buena, pero su partido no. En la medida en que la candidata se asocia a los estereotipos más negativos de ARENA, pierde votos.


Si llegara a haber una fuerte participación electoral, ARENA ganaría San Salvador, porque su poderosa maquinaria electoral puede movilizar voluntades retrasadas. El FMLN, en cambio, cuenta con menos recursos para superar el empate. Sin embargo, le ayuda el voto por Silva y Dada. En este sentido, el adversario real de ARENA no es el FMLN, sino el CDU de los dos doctores. El desafío está en detener el voto por Silva y Dada para diputados y por el FMLN para la alcaldía. Pero este partido podría verse favorecido aún más si enfatizara la buena gestión municipal y se alejara de la imagen tradicional que lo identifica. En todo caso, la lucha será cerrada y se decidirá por pocos votos. Por lo tanto, es imposible adelantar un ganador. No obstante, ARENA podría quedarse con San Salvador si negociara los pocos votos que pueden aportar el PCN y el PDC. Así, pues, el resultado definitivo de la elección más simbólica, pero no la más importante, tendrá que esperar hasta el día de las elecciones.

G

 

Política


Elecciones y democracia en El Salvador

 

El debate en torno a la democracia ha discurrido por distintos cauces. Los diferentes autores no se ponen de acuerdo acerca de las principales variables que se han de tomar en cuenta a la hora de evaluar el desempeño democrático de un determinado país. Sin embargo, pese a todas las divergencias, hay una cierta unanimidad en reconocer que un paso importante hacia la institucionalización de la democracia lo constituye el papel desempeñado por los organismos electorales.

G

 

Economía


Aspectos económicos de la campaña electoral (I)

 

La campaña electoral que realizan los diferentes partidos ha entrado en su fase final. Dado lo anterior, es importante tener en cuenta el aspecto económico de las medidas propuestas por los candidatos para poder dilucidar cuáles elementos son factibles para el desarrollo del país. En estas líneas se realiza una breve reflexión sobre las medidas propuestas por ARENA y PCN que más se identifican con el ámbito económico nacional. Próximamente también se reflexionará sobre las propuestas de los partidos de izquierda.

G

 

Documento


Los salvadoreños frente a las elecciones legislativas y municipales de 2003

 


De manera similar que en años electorales anteriores, el 50.3 por ciento de los salvadoreños tiene poco o ningún interés en las elecciones municipales y legislativas del próximo 16 de marzo, según muestra el último sondeo de opinión pública del Instituto Universitario de Opinión Pública (IUDOP) de la Universidad Centroamericana José Simeón Cañas (UCA) de El Salvador. La encuesta realizada con el objetivo de conocer el sentir de la población de cara al proceso electoral en curso, se llevó a cabo entre el 8 y el 16 de febrero del presente año. La muestra total de 1,719 entrevistas, de las cuales 1,247 fueron hechas en los catorce departamentos del país con representatividad nacional y cuyos resultados tienen un error muestral de más/menos 2.8 por ciento; y 602 fueron realizadas a adultos que residen en el municipio de San Salvador, con el propósito de medir más detalladamente las opiniones políticas de los capitalinos; estos resultados poseen un error de más/ menos 4 por ciento.


La encuesta de la UCA revela que el interés por las elecciones mostrado por la clase política del país no es compartido por buena parte de la población salvadoreña. Solamente el 25.1 por ciento de los entrevistados se encuentran muy interesados en las elecciones y el 24.5 por ciento manifiestan sentir “algo” de interés en el proceso.


Esto explica, en alguna medida, el hecho de que únicamente el 31.8 por ciento se encuentre muy motivado para ir a votar el 16 de marzo próximo, frente a un 24.6 por ciento que se muestra algo interesado en ir a votar y un 43.6 por ciento que manifestó estar poco o nada motivado en asistir a emitir el sufragio.


Esto es de especial interés de cara a la participación electoral, pues la experiencia del IUDOP ha mostrado que en elecciones anteriores, el porcentaje de personas que asisten a votar coincide más con la proporción de entrevistados que dicen estar “muy” motivados para hacerlo.


Además, los resultados muestran que sólo un 30.2 por ciento de los ciudadanos cree que las elecciones serán limpias. Mientras que el 48.2 por ciento de los salvadoreños consideran que habrá fraude y uno de cada cinco no sabe si éstas serán transparentes o no.


A través de los resultados de la encuesta se observa que existe una serie de opiniones sobre la política en el país, que se encuentran relacionadas con las actitudes de la población hacia las elecciones. Por un lado, el 69.9 por ciento de las personas entrevistadas no se sienten beneficiadas por las acciones de los partidos políticos. Es más, el 61.5 por ciento de la población se muestra en desacuerdo con la idea de que los partidos representan los intereses de los salvadoreños.


Otro elemento que se vincula con el poco interés de los ciudadanos en las elecciones es la impresión de que éstas no son útiles para mejorar y cambiar la situación del país. Al respecto, más de la mitad —57.6 por ciento— de los consultados estuvieron de acuerdo con la afirmación de que las elecciones son una pérdida de tiempo pues las cosas nunca cambian en el país. A lo anterior hay que añadir que entre la mayoría de la población prevalece la percepción de que la situación del país está empeorando (70.4 por ciento).


En relación con lo anterior, el sondeo realizado por el IUDOP muestra que a un considerable sector —37.6 por ciento— de la población le da lo mismo que exista un régimen democrático que uno no democrático. Sólo la mitad de la población cree que la democracia es preferible a cualquier otra forma de gobierno, y casi nueve de cada cien salvadoreños manifiestan en forma abierta que un gobierno autoritario puede ser incluso preferible a uno democrático.


Todas estas percepciones y el desencanto manifiesto con la política en general y con el régimen político en particular, afecta al sistema político electoral en su conjunto, lo que se expresa en una considerable parte de ciudadanos que está dudando con respecto a su participación electoral en los comicios de 2003.

Preferencias partidistas
El sondeo realizado por la UCA indagó de diversas formas el tema de las opciones partidarias. Primero se consultó sobre las preferencias que se refieren más a las lealtades tradicionales. Así, casi la mitad de la población en edad de votar —46.8 por ciento— no siente simpatía hacia ningún partido político en contienda, lo cual se explicaría considerando el marco de desconfianza y desinterés mostrado por los ciudadanos. Para febrero de 2003, el 23 por ciento manifiesta identificarse con el partido ARENA, mientras que el FMLN reúne el 13.3 por ciento de las preferencias a nivel nacional, el PCN logra el 5.2 por ciento de identificación partidaria, el 3.8 dice que se identifica con el PDC y el 2.2 por ciento con el CDU. El 5.1 por ciento no quiso identificar partido alguno y el resto de partidos no logran juntos más del 0.6 por ciento.

Intención de voto para diputados
Como otras encuestas del IUDOP ya han mostrado anteriormente, la gente no siempre parece estar dispuesta a votar en función de su preferencia partidaria. El estudio revela una ventaja del partido ARENA sobre el resto de partidos en la intención de voto para diputados a nivel nacional.
A mediados de febrero de 2003, el 25.2 por ciento de las personas en edad de votar manifestó que votaría por ARENA, el 17.4 por ciento lo haría por el FMLN, un 6.8 por ciento dijo que por el PCN, el 5.2 por ciento por el PDC y el 4.7 por ciento sostuvo que votaría por el CDU. Un 11 por ciento no votaría, un 28 por ciento no expresó su intención de voto y el resto lo haría por otros partidos.


ARENA parece estar ganando adeptos entre los votantes jóvenes. Además, ARENA aparece con mejor imagen cuando se trata de generar empleos y de combatir la delincuencia; mientras que el FMLN sale mejor evaluado que ARENA cuando se trata de combatir la corrupción y de detener el alza de precios. En tal sentido ARENA aparece con una ventaja de imagen sobre el FMLN porque el desempleo y el crimen son los problemas más acuciantes de los salvadoreños. El FMLN por su parte parece estar dependiendo más de su voto duro y el desplazamiento de sus votantes se da sobre todo hacia el CDU y al grupo de los posibles abstencionistas, muy pocos de éstos se han desplazado hacia ARENA u otros partidos.


La UCA preguntó también a los ciudadanos sobre el tipo de Asamblea que le conviene más al país. Casi una tercera parte de los encuestados manifestaron que al país le conviene una Asamblea en la que no domine ningún partido, en otras palabras, que existiera un equilibrio de todas las fuerzas políticas; un 22.4 por ciento dijo que debía ser dominada por ARENA; un 20 por ciento dijo convendría que fuera dominada por otros partidos —los minoritarios—, y un 14.3 por ciento manifestó que debería ser dominada por el FMLN. El resto no dio una opinión al respecto.

La intención de voto para la alcaldía de San Salvador
Debido a la importancia que tiene la alcaldía capitalina, el IUDOP decidió realizar una sobremuestra en el municipio de San Salvador con el fin de explorar la actitud y opinión de los ciudadanos respecto a las elecciones municipales.


Por un lado, los residentes del municipio de San Salvador se muestran un poco más interesados por las elecciones con respecto al resto del país. De hecho, el 36.9 por ciento de la población capitalina manifestó estar muy interesada en asistir a emitir el sufragio el próximo 16 de marzo.


En cuanto a la simpatía por el candidato a la comuna, los resultados muestran que las preferencias las aglutina en mayor proporción Evelyn Jacir de Lovo. La candidata de ARENA obtiene un 44.4 por ciento de las simpatías; en cambio, el candidato del FMLN, Carlos Rivas Zamora, recibe un apoyo del 26.2 por ciento. El resto de los candidatos no recibe más del 6.9 por ciento de las preferencias. Un 10.8 por ciento dijo que no le parecía ninguno y el resto no respondió.


Sin embargo, son las intenciones de voto las que reflejan cómo en la práctica votaría la gente. Al respecto el estudio de opinión revela un virtual empate entre los candidatos del FMLN y ARENA. El 29.1 por ciento de los capitalinos afirmó que votaría por el FMLN, mientras que el 28.4 por ciento dijo que lo haría por ARENA. Un 4.2 por ciento votaría por la coalición (PDC-MR-AP-PSD) y el resto de partidos no alcanzan a obtener más del 3.2 por ciento. Sin embargo, un 19.3 por ciento no declaró su intención de voto y un 15.9 por ciento manifestó que no votará por partido alguno.


El virtual empate se puede explicar, por un lado, por la pérdida considerable de adeptos para el FMLN a raíz del retiro de Silva como candidato para la alcaldía —tal y como lo mostró una encuesta realizada por el IUDOP en diciembre del año pasado— los cuales no ha recuperado con el nuevo candidato. Y por otro lado, Evelyn Jacir de Lovo, no ha logrado atraer a los votantes que se fugaron del FMLN ni a nuevos adeptos, así como tampoco ha sido capaz de conjugar bien con ARENA, eso hace que a pesar de que tenga muy buena imagen a nivel personal ello no se traduzca en intenciones de voto para su partido.


En resumen, la última encuesta preelectoral del IUDOP de la UCA muestra que buena parte de los ciudadanos salvadoreños no se encuentran motivados frente a las elecciones legislativas y municipales del próximo 16 de marzo. Detrás de este desinterés parece encontrarse la conocida valoración negativa de la población sobre lo político, en el sentido de que ésta no es considerada útil para mejorar la situación de la mayoría de los salvadoreños y del país en general.


Lo principal o más relevante de la encuesta de la UCA no está en la predicción de las intenciones de voto, sino en los datos que muestran las actitudes y el sentir de la población de cara al sistema político, y cómo éste recurrentemente ha sido incapaz de hacer suyas las aspiraciones y problemáticas de los ciudadanos, lo cual a su vez repercute en forma negativa en la participación ciudadana frente a las elecciones.


Sin embargo, en contraste con las encuestas del IUDOP realizadas en septiembre y diciembre pasados, los resultados muestran que han existido variaciones constantes en el electorado salvadoreño respecto a las simpatías partidistas, las cuales se han debido en buena medida a los cambios ocurridos en el escenario sociopolítico del país durante los últimos meses.
 


San Salvador, 26 de febrero de 2003.

G

 

Regional


Alemán: un caso interminable

 

El ex presidente nicaragüense Arnoldo Alemán fue citado esta semana para declarar ante la Contraloría —equivalente a nuestra Corte de Cuentas— de aquel país. Mientras tanto, se destapó otro caso de corrupción en el que la familia del mandatario aparece involucrada. Es un cuento que parece nunca acabar y que arroja más dudas que certidumbres.

G

 

Derechos Humanos


Los derechos humanos de los  emigrantes, el tema excluido del Plan Puebla-Panamá

 

Un informe periodístico publicado en el periódico mexicano La Jornada, sobre las violaciones a los derechos humanos en contra de los emigrantes centroamericanos, revela que sólo durante 2002 han desaparecido 25.000 personas indocumentadas en su paso por México a los EEUU. De estas, 10.000 son salvadoreñas. El reportaje —Migrantes centroamericanos: todos sufren en México. El costo de cuidar el patio trasero—, escrito por el periodista Alberto Najar, denuncia los abusos de los que los centroamericanos son objeto por parte de las autoridades mexicanas.


“El 100% de los salvadoreños que cruzan por nuestro parís son víctimas de maltrato y, en su mayoría, sufren además robos, extorsiones, golpes, detenciones arbitrarias y abuso sexual”, escribe Najar, citando datos proporcionados por la organización El Rescate, que se ocupa de proteger a los emigrantes indocumentados, así como por el informe de la Relatora Especial para los Derechos Humanos de los Migrantes de la ONU, Gabriela Rodríguez Pizarro.


El periodista señala, además, que una promesa incumplida por parte del gobierno de su país fue “realizar ‘esfuerzos extraordinarios’ para garantizar el respeto a los derechos humanos a los migrantes centroamericanos”. Lejos de esto, los controles migratorios se han vuelto más severos, y las arbitrariedades más frecuentes. Es así como México se habría convertido en un muro de contención para los inmigrantes indocumentados que pretenden viajar a los EEUU. Para quien lo dude, Najar cita las declaraciones del Secretario mexicano de Gobernación, Santiago Creel, quien afirmó que su gobierno “está preparado para quebrar el creciente flujo de extranjeros que utilizan el país como un punto de tránsito en sus esfuerzos por entrar” a territorio estadounidense.


El Plan Sur, en virtud del cual las autoridades mexicanas “quiebran” ese flujo migratorio, se contradice con los grandes objetivos que se plantean en otro plan: el Plan Puebla Panamá (PPP).


El espinoso tema de las violaciones a los derechos humanos que históricamente han sufrido los emigrantes centroamericanos en México —el reportaje de Najar es abundante en testimonios al respecto— no se trata en el PPP con toda la seriedad que merece. Llama la atención que las constantes violaciones a los derechos humanos de los trabajadores del Istmo que pasan por México no sea un punto de discusión entre los países afectados.


La responsabilidad de esta situación tan inhumana no es únicamente de las autoridades migratorias mexicanas. También los gobiernos del Istmo tienen su parte en este cuadro. Posiblemente es mucho pedir que nuestros gobiernos puedan proteger desde aquí a nuestros compatriotas. Lo que sí se echa en falta es mayor diligencia de su parte para hacer la presión política necesaria para garantizar el respeto a la integridad física y moral de los emigrantes. Aunque poco se puede esperar si existen compromisos con Washington. Muchas veces, estos compromisos son más fuertes que cualquier voluntad de integración regional y que cualquier consideración humanitaria.


En donde sí tienen nuestros gobiernos una responsabilidad directa con lo que está pasando desde hace años en las fronteras mexicanas es en el de estar propiciando —y exacerbando— las condiciones que invitan a la gente a emigrar, en vez de quedarse en sus países. Nuestra región ha salido de una década de tensiones político-militares, pero no ha alcanzado la paz estructural. La paz estructural se alcanzará en la medida que nuestras sociedades sean hospitalarias para quienes las conforman. Si nuestras sociedades son pobres y además padecen males como la corrupción a todo nivel, seguirán siendo sociedades sin paz, y por ende, continuarán ahuyentando a sus habitantes.


Es vergonzoso que nuestras economías tengan a las remesas familiares como uno de sus bastiones. Ello significa que los logros que se alcancen, son a costa de la desesperación que arroja a muchos a emigrar.


El tema de la emigración no se toma en serio, con todo y que es, tácitamente, el eje de muchas de las economías que se aprestan a integrarse en el libre comercio. Las supercarreteras y la red de ferrocarriles que contempla el PPP servirán únicamente para agilizar el transporte de mercaderías de un lugar al otro. No serán útiles para que los inmigrantes que buscan trabajo en otros países viajen con mayor seguridad.

G

 

IDHUCA


Contra el totalitarismo reincidente

 

A nadie sorprende que, en días como éstos, políticos y candidatos a cargos públicos manejen un lenguaje cargado de promesas difíciles de cumplir; eso es algo habitual que ya hartó a buena parte del país. Pero sí sorprende cuando eso trasciende las fronteras patrias. Francisco Flores, por ejemplo, es quizás el único Presidente que ha viajado al extranjero para subirse a un cuadrilátero y felicitar a un boxeador que había ganado un título mundial; luego intentó utilizar ese absurdo para promocionar a su gobierno, pero quizás lo aconsejaron —o regañaron— y suspendió la transmisión de semejante burla. Acaba de estar en España, donde más allá de su reiterado esfuerzo por maquillar esta realidad al presentarla como el paradigma de la democracia y el respeto a los derechos humanos en la región, se declaró un decidido “soldado” y colocó a El Salvador —sin consultarle a las y los salvadoreños— junto a su gran amigo del Norte en la batalla contra Sadam. Belicoso e “imprescindible” aliado de George W. Bush ha resultado Flores; así, se exhibe ante las recientes expresiones masivas de una humanidad que se opone a la guerra, incluida entre ellas la de Juan Pablo II.


En ese marco, también en España, se realizó hace poco un evento académico en el campus de la Universidad Carlos III de Madrid. La participación de un salvadoreño asistente a dicho acto, motivó una indignada y preocupada reacción entre el público; una expresión concreta de ese rechazo es el comentario que ahora reproducimos íntegramente. Luis Gómez Romero, estudiante del Programa de Doctorado en Derechos Fundamentales de dicha casa de estudios, es su autor y lo titula “Contra el totalitarismo reincidente”; después de citar a Bertolt Brecht —“¡Qué tiempos estos en que hablar sobre árboles es casi un crimen porque supone callar sobre tantas alevosías!”— Gómez Romero relata lo siguiente:


El 29 de enero del año en curso, ante el sorprendido auditorio que asistía a la clase sobre el problema del mal, que impartió el Dr. Carlos Thiebaut en el contexto de los cursos de invierno que imparte la Universidad Carlos III de Madrid, España, José Guillermo Coto Menjívar —candidato a diputado suplente por el Partido Popular Republicano (PPR) de El Salvador— declaró que había matado y que lo volvería a hacer.


Habíamos asistido a discutir los sutiles y complejos vínculos entre la literatura y la política. El Dr. Thiebaut disertaba sobre La muerte y la doncella, esa breve y tremenda obra teatral donde Ariel Dorfman se plantea las posibilidades y límites de la Comisión de la Verdad en Chile. Y cuando dice “Chile”, según precisa el propio autor, en realidad está hablando de cualquier país que acaba de salir de una dictadura.


El Dr. Thiebaut nos explicaba la forma en que, históricamente, se superó la cobarde excusa que cobijó, durante el siglo XX, a los asesinos de toda índole: la obediencia debida. Al amparo de la injustificada obediencia debida, se cometieron las más horribles atrocidades que conserva la memoria de la humanidad —lo mismo el Gulag que los campos de exterminio de los nazis. “¿Qué pude hacer?”, suelen decir quienes han lavado su conciencia en las turbias aguas de la obediencia debida. “Yo era un simple (policía/ soldado/ cabo/ sargento/ capitán... coloque el lector, en esta línea, el cargo que prefiera) que actuaba bajo las férreas órdenes de mis superiores... Me vi obligado a (torturar/ asesinar/ mutilar... llene este espacio con cualquier acto sanguinario que se le ocurra)... ¡Solamente cumplía mi deber!”


Nadie acusó a José Guillermo, pero —misterio de las conciencias intranquilas— súbitamente se vio en la necesidad de justificarse, ante sí mismo y frente a nosotros. Pidió la palabra y confesó que había sido soldado, que había vaciado dos cargadores de su ametralladora sobre un guerrillero “en defensa propia”, porque su comandante le había ordenado que “exterminara” (sic) a los rebeldes y que, sin duda alguna, volcaría otro par de descargas de plomo sobre alguno de sus compatriotas si volviera a verse en la penosa necesidad de “defenderse”. Lo que nunca dejó claro fue cómo es posible que, tras haber acribillado a una persona, sea preciso dispararle nuevamente para resguardar la propia vida. ¡Qué terribles debieron ser los guerrilleros salvadoreños, puesto que José Guillermo teme hasta a sus cadáveres!


Tras semejante confesión, un silencio de muerte —¿qué otra forma podría tener nuestro silencio, si la muerte había sido invocada entre nosotros?— cubrió el aula donde se impartió aquella tristemente memorable clase. El Dr. Thiebaut preguntó a José Guillermo si su experiencia le había cambiado. José Guillermo respondió que no, puesto que había actuado en cumplimiento de órdenes superiores. Para rematar su intervención, manifestó que, en su opinión, las Comisiones de la Verdad —con la salvadoreña por delante— son sumamente perniciosas, dado que únicamente son empleadas para reabrir heridas, cuando lo que se requiere es que se olviden los “errores del pasado”.


¡Olvido! ¡José Guillermo teme a la memoria porque no ha sabido aprender nada de su pasado, ni del doloroso pasado de El Salvador!


Por supuesto, no soy tan ingenuo como para ignorar que el oficio propio de los soldados, cuando se encuentran en combate, consiste en matar. Pero lo que me parece imperdonable es que un hombre que dice haber estudiado Derecho y que aspira a ocupar un cargo de elección popular —en otras palabras, que planea servirse de la democracia para acceder a una cuota de poder— después de tantos años siga pensando como si fuera un soldado en combate. La democracia exige ciudadanos, no asesinos ¿Qué reconciliación será posible en El Salvador, si quienes aspiran a representar a su pueblo están dispuestos, en cuanto se sientan “amenazados” por los muertos, a volver a matar?


Yo soy mexicano. Sin embargo, el hecho de ser extranjero no representa impedimento alguno para que yo ame profundamente a El Salvador y a su pueblo. Algunos de los momentos más dichosos de mi infancia los pasé, precisamente, entre los amables brazos de fuertes y dulces hermanos salvadoreños, quienes en noches calurosas arrullaron mi sueño con maravillosos cantos, mágicos en sus voces cantarinas. Mi memoria sueña El Salvador en tonos de canción de cuna, aromas a fértil tierra mojada y hombres y mujeres dignos, risueños, valientes. Es esa misma memoria la que, transformada en esperanza, me ha dicho que la hora de la libertad y la justicia ha llegado a El Salvador —al igual que a México y a Iberoamérica entera—. Quienes son ciegos y sordos al advenimiento de ese mañana libertario que comienza hoy —que inicia cada día y cada día queda inacabado, de modo que es preciso esforzarse, con cada amanecer, por lo que queda pendiente bajo el signo alentador de lo que ya ha sido logrado—, como José Guillermo, deberán reservarse a los libros que cuenten la historia del daño pretérito, puesto que su tiempo ha pasado, pero sus actos no deben olvidarse. Nuestros hijos deben conocer lo que hicieron, para que la barbarie de ayer no pueda repetirse en el futuro, para que el totalitarismo jamás pueda reincidir en sus baños de sangre.


La democracia, afortunadamente, jamás será algo acabado. Su historia seguirá escribiéndose por muchas generaciones. Confío, por ende, en que el sabio pueblo salvadoreño sabrá dar a todos los nostálgicos de la muerte —y, entre ellos, a José Guillermo— la lección que, por lo visto, no han aprendido: que la democracia ha llegado para quedarse, precisamente, porque nos hemos negado a olvidar a quienes murieron para hacerla posible.


Reflexiones como la anterior sólo surgen de quien se identifica en serio y hasta el fondo con la verdad, la justicia y la paz. Son propias de una actitud que nace desde el ser víctima o el estar con las víctimas. Y esa especie —la solidaria, esperanzada, luchadora y comprometida con el “bien común”— no se encuentra en peligro de extinción, como algunos pensaron. Salió a las calles en muchas ciudades del mundo, durante ese histórico sábado 15 de febrero del 2003, a oponerse contra las heladas decisiones de los guerreristas que se rasgan las vestiduras frente unos opresores y fabrican, sostienen y encubren a otros.


Sin duda, los políticos de turno en nuestra región no alcanzan a dimensionar el avance inexorable —sobre todo en el ámbito internacional— de una justicia que está siendo empujada por la inteligencia, la imaginación y la acción de quienes sufrieron atropellos aberrantes y se niegan a que queden en la impunidad. En nuestro país, los victimarios y sus cómplices han tratado —por todos los medios— de impedir ese avance y es posible que se sientan seguros, tras diez años de la presentación pública del informe de la Comisión de la Verdad. Sin embargo, no deberían estar tan tranquilos. Ocultar la verdad es imposible; detener la justicia también. Porque sólo con verdad y justicia, se podrá alcanzar la tan anhelada paz.
 

G

 


 


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