PROCESO — INFORMATIVO SEMANAL EL SALVADOR, C.A.

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    El informativo semanal Proceso sintetiza y selecciona los principales hechos que semanalmente se producen en El Salvador. Asimismo, recoge aquellos hechos de carácter internacional que resultan más significativos para nuestra realidad. El objetivo de Proceso es describir las coyunturas del país y apuntar posibles direcciones para su interpretación.

    Su producción y publicación está a cargo del Centro de Información, Documentación y Apoyo a la Investigación (CIDAI) de la Universidad Centroamericana “José Simeón Cañas” de El Salvador. Por favor, asegúrese de mencionar Proceso al utilizar porciones de esta publicación en sus trabajos.

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Año 24
número 1056
julio 9, 2003
ISSN 0259-9864
 
 
 
 

ÍNDICE



Editorial: Espionaje en El Salvador

Política: La diplomacia salvadoreña en cuestión

Economía: ¿Un cambio en el pensamiento de los grandes empresarios del país?

Sociedad: Tensión política nociva

Regional: El libre comercio y su impacto en la salud

Derechos Humanos: Posada Carriles en El Salvador

Economía: Zonas marginales: los daños colaterales del modelo

 
 
Editorial


Espionaje en El Salvador

 

La ofensiva anticomunista, desatada por distintos sectores de la derecha desde hace varias semanas, parece no tener fin. La última “prueba” aportada por sus voceros para demostrar que la amenaza comunista no es un juego son las declaraciones de Luis Posada Carriles, en el sentido de que los deportistas cubanos, contratados como asesores por el Instituto Nacional de los Deportes de El Salvador (INDES), trabajan como espías para el gobierno de Fidel Castro. Pese a que Posada Carriles no ha aportado pruebas contundentes que sustenten sus señalamientos, la prensa de derecha no ha dudado en asumirlos como verdades irrefutables.


Quienes en el país han sostenido tesis semejantes a las de aquél, tampoco han aportado más que meras conjeturas o sospechas, sustentadas no en la realidad, sino en su antipatía hacia el régimen cubano. Porque algo que debe quedar claro es que no se sabe de la existencia de pruebas —grabaciones, fotografías, documentos, etc.— que respalden la tesis de que esos deportistas se dedican, al margen de las actividades para las que fueron contratados, a labores de espionaje. No se trata de poner las manos al fuego por ellos; se trata más bien de reconocer lo obvio: sin pruebas no se les puede condenar.


Como quiera que sea, la polémica acerca del presunto espionaje cubano ha dejado un par de asuntos en el ambiente que no conviene pasar desapercibidos. En primer lugar, hay que preguntarse por los resquemores que generan en ciertos círculos de poder la presencia en el país de unos supuestos espías cubanos. El temor a ser espiado sólo se justifica cuando se tiene algo que ocultar y ello puede ser de interés para quien lo espía. Ahora bien, ¿tiene algo que ocultar el gobierno salvadoreño que sea de interés para el gobierno de Fidel Castro? Si es así, ¿qué puede ser ese “algo”? ¿Respaldo a grupos anticastristas, quizás? ¿Redes de conspiración contra el régimen cubano vinculadas a las mafias de Miami? Si no hay nada que ocultar, entonces, ¿por qué la paranoia ante la posibilidad de ser espiados? ¿Se trata acaso de un mero pretexto más para conjurar el avance electoral del FMLN y sus promesas de cambio en el ejercicio del poder gubernamental?


Obviamente, algo de esto último hay. Porque se tiene que ser corto de entendimiento para dar crédito a las declaraciones de una persona que, como Posada Carriles, ha hecho de la mentira y la impostura una forma de vida. En una coyuntura en la cual la derecha salvadoreña teme ser relevada del control del Ejecutivo, nada más oportuno que usar, en el marco del clima anticomunista propiciado por esta misma derecha, las acusaciones de Posada Carriles para alimentar el miedo hacia las relaciones entre el FMLN y Cuba. También es probable que haya asuntos poco favorables al gobierno de Castro y con implicaciones perniciosas para el derecho internacional que se quieren ocultar. Después de todo, El Salvador tiene una larga trayectoria, bien cimentada en la década de los años ochenta, como teatro de operaciones de agentes, espías y mercenarios, anticomunistas y de derecha.


Precisamente, este es el segundo asunto, en verdad preocupante, que ha salido a relucir a propósito de los presuntos espías cubanos. Y es que, aunque de éstos se ha sabido poco, de aquéllos —de los agentes, espías y mercenarios anticomunistas y de derecha— han salido a relucir cosas espeluznantes. Es decir, más que del espionaje comunista actual, los salvadoreños que no lo sabían se han enterado del espionaje y las actividades criminales de individuos de derecha en la década de los años ochenta.


Para comenzar, ahora se sabe que el mismo Posada Carriles, a mitad de la década señalada, no sólo estuvo protegido por las autoridades civiles y militares, sino que fue asignado —como luego veremos—, para apoyar el trasiego de armas a la Contra nicaragüense en la base de Ilopango, cuando la misma estaba en manos de la Fuerza Aérea. Por si faltara más, en esos años adquirió una identidad falsa —con documentos en regla que lo respaldaban—, que luego, en 1997, cambió por otra igualmente falsa. Este señor se movió como pez en el agua, al amparo de sus amigos militares salvadoreños y no precisamente haciendo el bien a su prójimo. Para el caso, ha dejado en claro su participación, junto con otros cubanos, en las actividades de abastecimiento a la Contra nicaragüense —en las que se usaba como centro de operaciones el Aeropuerto de Ilopango— que luego desembocarían en el escándalo conocido como Irán-Contras.


Otro pájaro de cuenta que hizo de la Base de Ilopango uno de sus lugares de trabajo fue Félix Rodríguez, ex agente de la CIA vinculado a la lucha anticomunista desde que Ernesto “Che” Guevara se fue, con su guerra de guerrillas, a Bolivia, donde perdió la vida. Rodríguez, un hombre peligroso desde todo punto de vista, ha reconocido entre otras cosas que él fue quien trajo a Posada Carriles a El Salvador, integrándolo a las operaciones de abastecimiento para la Contra nicaragüense; asimismo, ha reconocido que la Base de Ilopango, al mando del General Juan Rafael Bustillo, era utilizada para ese fin —donde él estaba bajo las ordenes de Oliver North, quien le “pidió ayuda para ubicar los aviones y darles mantenimiento”—. Aunque Rodríguez fue condecorado por Bush padre, el escándalo Irán-Contras constituye una de las páginas más negras de la política exterior norteamericana. Félix Rodríguez fue de los que ayudaron a escribirla.


No cabe duda de que Posada Carriles y Félix Rodríguez hicieron de El Salvador un espacio para sus actividades ilegales y terroristas. Son dos individuos peligrosos y nefastos. Pero no estuvieron solos; con ellos estuvieron otros agentes y espías, cuyo oficio era perseguir, torturar y asesinar a enemigos políticos, así como tumbar gobiernos non gratos a Estados Unidos. También contaron con una red de apoyo a escala local. ¿Quiénes fueron esos jefes militares o esas personas o instituciones particulares que les sirvieron de soporte? ¿Ocupan puestos de poder político en la actualidad o se han retirado, como si nada hubiese sucedido, a sus asuntos privados?


Las acusaciones contra los deportistas cubanos, con todo y lo absurdas que son, dejan una ganancia: han arrojado algo de luz sobre un pasado de podredumbre en El Salvador. Determinar la identidad de quienes lo propiciaron, toleraron, apoyaron o encubrieron es una tarea todavía pendiente.

G

 

Política


La diplomacia salvadoreña en cuestión

 

A principios de esta semana, concretamente el pasado martes 8 de julio, el presidente del gobierno español, José María Aznar visitó el país. El líder del Partido Popular, de tendencia derechista, reafirmó lugares ya muy comunes. Habló de la amistad del pueblo español para con el salvadoreño. y expresó su deseo de que España juegue efectivamente su papel de mediador natural en la relación de los países latinoamericanos con la Unión Europea. También habló de integración centroamericana, de libre comercio, de privatizaciones, entre otros. Además, Aznar se fue a empapar de agua en Soyapango en la inauguración de unas instalaciones deportivas financiadas por fondos de su gobierno.

G

 

Economía


¿Un cambio en el pensamiento de los grandes empresarios del país?

 

En los últimos días, de cara a la elección del candidato presidencial de ARENA, el empresario Antonio Saca y el actual vicepresidente Carlos Quintanilla Schmidt han presentado los elementos más importantes que caracterizarían sus posibles programas de gobierno. En sus discursos, se ha notado un fuerte énfasis en el aspecto social. Ellos proponen, en líneas generales, un papel más activo del Estado en busca del bienestar social de los salvadoreños. Además, reconocen que el deterioro del partido oficial, patente en las pasadas elecciones, se debe a que el actual Ejecutivo ha olvidado los aspectos sociales.

G

 

Sociedad


Tensión política nociva

 


La alta tensión política que caracteriza la coyuntura preelectoral vigente ha podido decantarse por dos caminos: el primero, que se traduzca en un llamado de atención a los actores políticos para que respondan a las demandas de la población, o, segundo, que aquéllos polaricen aún más el ambiente, en detrimento de las necesidades de los salvadoreños. Ese último ha sido el camino tomado. La facturación separada de los servicios de electricidad y tasas municipales, por un lado, y el incremento en dos puntos porcentuales a las partidas de las alcaldías en el presupuesto general de la nación, por otro, mantiene enfrentadas a las municipalidades con el gobierno central. En el fondo, la refriega huele a confrontación política entre los cotos de poder más importantes del FMLN y ARENA en la actualidad: las alcaldías del Gran San Salvador, administradas por el primero; y la presidencia de la República, en manos del segundo. La Corte Suprema de Justicia y la Asamblea Legislativa ya fueron invitadas a intervenir en la disputa política, en cuya base yacen temas de interés vital para los salvadoreños como el desarrollo local, la descentralización, la autonomía municipal y la inversión pública en salud, educación y vivienda.

G

 

Regional


El libre comercio y su impacto en la salud

 

Dado que la liberalización de las economías latinoamericanas resulta clave para el ambicioso proyecto llamado Área de Libre Comercio de las Américas (ALCA), cabe esperar que el libre comercio pondrá presiones para privatizar los servicios públicos, entre los cuales se encuentra la salud. Reflexionar sobre repercusiones del libre comercio en el sistema de salud salvadoreño es el propósito de estas líneas.

G

 

Derechos Humanos


Posada Carriles en El Salvador

 

Gran revuelo causaron acá las recientes declaraciones del terrorista cubano Luis Posada Carriles, quien permanece en una “suite” penitenciaria acusado de tenencia de armas y de intentar liquidar a Fidel Castro mientras se desarrollaba hace unos años —en la Ciudad de Panamá— una cumbre de presidentes iberoamericanos. Nadie falta a la verdad si afirma que en El Salvador es ampliamente conocida la trayectoria de este individuo, quien cuenta entre sus mayores “hazañas” el haber colocado la carga explosiva que estalló en pleno vuelo de una nave de Cubana de Aviación en 1967; el trágico resultado: 57 cubanos —entre quienes se encontraban los integrantes del olímpico de esgrima—, 11 coreanos y 5 guyaneses fallecidos. Además, su historial es conocido por haber vivido en nuestro territorio durante muchos años; eso le permitió establecer estrechos vínculos con personalidades de los ámbitos político, militar y empresarial en el medio.


A este tipo se le considera uno de los “anticastristas” más furibundos, cuyo máximo sueño durante la mayoría de sus más de setenta años de vida ha sido asesinar a Castro; aparentemente, siempre ha estado financiado por grupos de cubanos radicados en Miami. Precisamente la máxima organización de ese exilio —la Fundación Nacional Cubano Americana— fue la que organizó su espectacular fuga de una cárcel venezolana, donde guardaba prisión por la citada masacre aérea. De ahí se vino a nuestro país.


Recientemente se le ha atribuido la autoría intelectual de atentados con bombas en hoteles dentro de la isla, que generaron incluso la muerte de un turista italiano. Dichos ataques fueron realizados materialmente por los terroristas salvadoreños René Cruz León y Otto Rodríguez Llerena, que hoy guardan prisión en Cuba mientras pende sobre su cabeza la pena capital. Sobre estos hechos, se ha advertido que el plan criminal fue orquestado en San Salvador; por lógica, eso ha agudizado las agrias disputas entre los gobiernos de ambos países.


Confinado en la cárcel, Posada Carriles inició hace unos días un incendio al declarar que los entrenadores cubanos radicados en El Salvador son espías de Castro. De inmediato, los diputados del partido gobernante —Alianza Republicana Nacionalista (ARENA)— y algunos funcionarios del gobierno de Francisco Flores se rasgaron las vestiduras, pusieron el grito en el cielo vociferando de todo contra Cuba, sacaron a relucir el trillado fantasma del comunismo y armaron tremendo melodrama en torno a lo expresado por el disidente cubano. Asimismo, impulsaron la creación de comisiones especiales para investigar la afrenta y casi llegaron a pedir que se entonara —como muestra de desagravio colectivo y fervor patriotero— el himno nacional en cadena de radio y de televisión. Todo un “show” barato, de esos a los que nos tienen acostumbrados estos falsos nacionalistas.


Pero el berrinche les duró muy poco, pues esa acusación de Posada Carriles carece de fundamento y sólo se basa en el dicho de un anciano preso, acusado de terrorista y con posturas casi enfermizas hacia Cuba. Además, de todos es conocido que el deporte salvadoreño —el “élite”— ha mejorado sus resultados en competencias deportivas regionales desde la llegada de los preparadores caribeños, quienes a pesar de los señalamientos y el bajo costo que representan para el país han guardado silencio ante las acusaciones.


Pero la situación no paró ahí, pues lo mejor aún estaba por venir. En lo que pareció ser un verdadero desliz, el “anticastrista” azuzó todavía más el fuego al decir que en El Salvador se realizaron operaciones encubiertas e ilícitas para favorecer a la “Contra” nicaragüense a finales de los ochentas. La “Contra” fue un grupo guerrillero financiado por los Estados Unidos de América, que se planteó como fin último de su existencia el derrocamiento del Frente Sandinista de Liberación Nacional que gobernaba el vecino país en esa época.


Lo curioso y chocante del asunto es que las autoridades salvadoreñas y los políticos derechistas han fustigado —de forma constante y permanente— al gobierno cubano por el apoyo que brindó al Frente Farabundo Martí para la Liberación Nacional durante la guerra civil salvadoreña, aduciendo que eso representaba un claro intervencionismo de Castro en asuntos propios de El Salvador. Y causa mayor revuelo el hecho que —de lo declarado por Posada Carriles— se pueda pensar fácilmente que el apoyo brindado a la “Contra” nicaragüense contó con el conocimiento, la anuencia e incluso la participación directa del gobierno salvadoreño; o, cuando menos, con el concurso del otrora comandante de la Fuerza Aérea Salvadoreña (FAS), general Juan Rafael Bustillo. Con el referido militar, incluso aparece retratado Posada Carriles en una pose muy amistosa dentro de las mismas instalaciones de la aviación.


No debemos olvidar que dicho militar también es mencionado —en el informe de la Comisión de la Verdad— como uno de los autores intelectuales de la masacre de los jesuitas; sobre él pesa, además, una orden internacional de captura por la muerte de la enfermera francesa Madeleine Lagadec. A todo eso se suma el que la FAS apareció vinculada, tras el fin de la guerra, con el tráfico de bombas a grupos de narcotraficantes colombianos. Por otra parte, el disidente aseguró que en El Salvador funcionaba una radio clandestina para fustigar al gobierno cubano y que además, desde ésta, se enviaban mensajes a ese país caribeño. Dicha emisora, según el propio Posada Carriles, funcionó en El Salvador hasta 1997; eso quiere decir que se mantuvo activa durante cinco años, después de la firma de los acuerdos de paz entre el gobierno y el FMLN.


Sobre los hechos que comprometen a ARENA, revelados por Posada Carriles, la derecha guardó un silencio sepulcral y según parece trató de enterrarlos ya que no insiste en investigarlos. ¿Por qué no se escudriña sobre esa radio clandestina en El Salvador? ¿Quién autorizó su ingreso al espectro radial? ¿Dónde estaba ubicada? ¿Quiénes la operaban? ¿Quiénes conocían su existencia? Esas preguntas surgen solas dado que, bajo ninguna circunstancia, un gobierno puede avalar el funcionamiento de emisoras clandestinas para agredir a otro gobierno. Y no olvidemos algo que aún no está claro: ¿Cómo vivía el terrorista cubano con falsas identidades en nuestro país? ¿Cómo obtuvo éste cédulas y pasaportes falsos para pasearse libremente por todo el territorio nacional?


Sin duda, en esto de las relaciones con Cuba hay mucha tela que cortar y el gobierno salvadoreño debería brindar bastantes explicaciones. Los hechos citados podrían ser objetivamente comprobados, si hubiese voluntad. Pero no; incluso el mismo Presidente de la República dijo, al ser abordado sobre el tema, que eran “cosas que se dieron en la guerra fría”. Lo que no dice el mandatario es que esa guerra fría terminó en 1989 y que aquí se está hablando de hechos ocurridos en 1997. Es bueno recordar que el gran “mérito” de Flores para que su amigo estadounidense lo tenga haciendo antesala en el despacho de la Secretaría General de la Organización de Estados Americanos, con la promesa de que ocupará esa silla para beneficio de ambos y perjuicio continental, fue acusar a Castro hace unos años —en otra Cumbre Presidencial— de apoyar al FMLN. ¿Se hará cargo entonces de la responsabilidad que recae sobre los dos gobiernos “areneros” que lo antecedieron, en lo relativo a su intervencionismo en Nicaragua y Cuba? ¿Qué dirá? ¿Que sólo se trató de otro favor para sus “amigos” o que en realidad los distintos gobiernos salvadoreños se han puesto a conspirar contra el de Cuba con la mayor desfachatez del mundo? No hay que hacerse ilusiones, pues de seguro seguirá actuando con su característica “doble moral”. ¡Cosa más grande en la vida!, como clamaba el célebre “Trespatines”.


Hay que parar todo esto; es necesario acabar con las hipocresías y comenzar a hablar con la verdad. Si de forma precipitada algunos dirigentes políticos pidieron investigar a los entrenadores cubanos residentes en el país, hay que hacerlo. Pero, además, que se investigue en serio a los amigos de Posada Carriles en El Salvador y sus actividades conspirativas, el funcionamiento de la radio clandestina y el oscuro papel que pudo haber desempeñado en todo esto el general Bustillo junto a otros militares y civiles. Eso conduciría a dar con los responsables del espionaje desde acá contra Cuba; también ayudaría a saber quiénes apoyaron a la “Contra”, que tantos miles de nicaragüenses pobres asesinó.


Es cierto que al gobierno cubano se le pueden hacer muchos y muy atinados señalamientos, desde la trinchera de la defensa y promoción de los derechos humanos. Pero eso no significa poseer un “cheque en blanco” para intervenir en sus asuntos internos, como lo han hecho los gobiernos salvadoreños durante dos décadas; tampoco aquél debe inmiscuirse en los nuestros. ¡Seamos serios y parejos.

G

 

Economía


Zonas marginales: los daños colaterales del modelo

 

Si un economista extranjero quisiera confirmar con pruebas fehacientes que el modelo económico arenero de “capitalismo salvaje” provoca daños colaterales en la población del país, bastaría con que, antes de adentrarse en lecturas de escritorio, hiciese un recorrido, preferentemente en bus o a pie, que lo lleve de las exclusivas colonias Escalón o San Benito, a las zonas marginales como La Chacra o La Fortaleza. Si no tiene mucho tiempo para eso y se hospeda en el lujoso hotel Radisson, en la misma colonia Escalón, no tiene más que ir a la parte trasera del majestuoso edificio para encontrar un grupo de personas que viven “marginalmente” en la otra acera, sufriendo en el anonimato la más abyecta miseria detrás de una selva de láminas y cartones.

G

 


 


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