PROCESO — INFORMATIVO SEMANAL EL SALVADOR, C.A.

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    El informativo semanal Proceso sintetiza y selecciona los principales hechos que semanalmente se producen en El Salvador. Asimismo, recoge aquellos hechos de carácter internacional que resultan más significativos para nuestra realidad. El objetivo de Proceso es describir las coyunturas del país y apuntar posibles direcciones para su interpretación.

    Su producción y publicación está a cargo del Centro de Información, Documentación y Apoyo a la Investigación (CIDAI) de la Universidad Centroamericana “José Simeón Cañas” de El Salvador. Por favor, asegúrese de mencionar Proceso al utilizar porciones de esta publicación en sus trabajos.

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Año 24
número 1072
noviembre 3, 2003
ISSN 0259-9864
 
 
 
 

ÍNDICE



Editorial: Violencia, medios de comunicación y privatización de la vida social

Política: La Asamblea Legislativa, seis meses después

Economía: Los costos económicos de las enfermedades infecciosas

Economía: FMLN: ¿reforma o revolución económica?

Sociedad: Inversión social a cuestas

Regional: Una elección crucial para Guatemala

Derechos Humanos: El secretario de Bush

 
 
Editorial


Violencia, medios de comunicación y privatización de la vida social

 

No es fácil definir qué es la violencia. Lo que sí se puede sostener es que ahí donde alcanza cuotas elevadas, como sucede en sociedades como la salvadoreña, se convierte en un acicate para la privatización de la vida social. Dicho lo anterior, conviene señalar que la violencia se puede concretar (y de hecho se concreta) en dos contextos sociales bien delimitados: un contexto o ámbito privado y un contexto o ámbito público. Toda la gama de relaciones sociales violentas que se generan en el seno familiar, escolar o laboral pertenece a una violencia que se ejerce en un espacio privado. Por su parte, toda la gama de relaciones sociales violentas que se generan en calles, avenidas, plazas y estadios —en fin, las múltiples formas de la violencia urbana— son propias de una violencia que se ejerce en un espacio público, entendiendo por tal la esfera en la cual los individuos no sólo interactúan con los “Otros”, sino en la que se convierten en ciudadanos.


Ambos tipos de violencia —la que se ejerce en el ámbito privado y la que se ejerce en el ámbito público— han dado pie a las más diversas investigaciones y reflexiones desde la sociología, la economía y la criminología. Sin embargo, aunque la violencia que se ejerce en el espacio privado es sumamente grave y dolorosa para las víctimas, es la que se ejerce en el espacio público la que más ha llamado la atención no sólo de analistas e investigadores, sino de periodistas, comentaristas, fotoperiodistas y editorialistas de los medios de comunicación. Es sobre esta violencia que los medios de comunicación hacen su labor de lectura y relectura; es esta violencia, junto al espacio público en el cual se ejerce, la que es recreada y representada por los medios para los ciudadanos, cuyas experiencias reales de violencia son filtradas (leídas e interpretadas) a la luz de la lectura e interpretación mediáticas.


Las razones por las cuales la violencia que se ejerce en el espacio público es la que más eco tiene en los medios de comunicación son múltiples y complejas. Sin embargo, destacan cuatro: primero, su misma publicidad, es decir, el estar a la vista de terceros, lo cual impide que sea una experiencia exclusiva de sus agentes y victimas directos; segundo, su facilidad para ser tratada como información, esto es, como un hecho que puede ser comunicado a otros con el respaldo de unas pruebas mínimas; tercero, la facilidad con la que sus víctimas y victimarios se convierten en actores anónimos —en gentío, como diría Carlos Monsiváis—, con lo cual es fácil reducirla a cifra, a número, diluyendo (u obviando) el drama individual de quienes se ven involucrados en ella; cuarto, su mayor brutalidad y gravedad, que facilita el uso mediático de ella, no sólo en el plano de las imágenes —lo cual es obvio—, sino también en el plano de los énfasis interpretativos (por ejemplo, dando pie a la formulación de hipótesis sobre los motivos de los victimarios o sobre su identidad) que van más allá del hecho mismo de violencia del cual se pretende informar a los ciudadanos.


Asimismo, la violencia que se ejerce en el espacio público obliga a los ciudadanos a refugiarse en el ámbito privado, donde prolifera otro tipo de violencia, oculta a la vista de todos, salvo de sus víctimas y victimarios directos. Es decir, la violencia que se ejerce en el espacio público es un aliciente para la privatización de la vida social, para la retirada de los ciudadanos de plazas, parques, calles y avenidas, y para su atrincheramiento en esos refugios amurallados, con gruesos muros y barrotes a su alrededor, que son las casas y residencias de la mayoría de ciudades latinoamericanas. La violencia real —cuya magnitud se ve reflejada en las estadísticas de criminalidad— obliga a los ciudadanos a hacer del espacio público un mero lugar de paso, cuando no de huida, lo cual depende de cuán fuerte sea en el mismo la violencia y cuán “señalizado” haya sido el mismo como lugar de violencia por los medios de comunicación. Porque también contribuye a este abandono del espacio público la violencia recreada por los medios de comunicación —cuya magnitud y gravedad se ve reflejada en el discurso e imágenes mediáticas—, es decir, la violencia en su dimensión simbólica.


La violencia real y su recreación en los medios de comunicación reafirman en los ciudadanos la convicción de que la calle está llena de peligros y que, como contrapartida, el ámbito de mayor seguridad es el privado, preferentemente el espacio familiar, donde, gracias a la tecnología —VHS, DVD, Internet, la televisión por cable—, se puede estar en contacto con el mundo exterior, sin los riesgos que suponen las relaciones con los “Otros”, esos peligrosos desconocidos que pueden ser ladrones, carteristas, violadores, drogadictos o simples agresores de sus semejantes. Abandonar el espacio público supone dejarlo en manos de esos “Otros”, criminales reales o ficticios; supone cederles una cuota inalienable de la propia libertad y de los propios derechos —el derecho a tener una vida pública y a gozar de los bienes públicos—; es decir, significa renunciar a la propia ciudadanía, porque esta no puede concretarse si no es en el espacio público.


Dicho de otra forma, cuando los miembros de una sociedad abandonan el espacio público, no sólo contribuyen a la destrucción de éste —que de espacio de todos, pasa a convertirse en espacio de unos pocos: los criminales reales o virtuales—, sino que renuncian a su ciudadanía. Se asiste a la desnaturalización de la función social del espacio público que, en cierta medida, se convierte en una función privada: servir de nicho para individuos y grupos particulares que se lo apropian como su lugar de reproducción material y social. Asistimos también a un grave proceso de debilitamiento de la ciudadanía, en la medida en que sectores importantes de la población ceden, movidos por el miedo, el espacio público a otros individuos y grupos.


En esta autoexclusión juega un papel inobjetable la violencia real, pero también juega un papel no menos inobjetable la recreación simbólica de la violencia que hacen los medios de comunicación: la primera está fechada y situada; la segunda, no tiene fecha ni lugar, porque puede ser vista y reproducida según sean las necesidades mediáticas. Su impacto social es de mayor amplitud: todos, no sólo los que estuvieron en el lugar y el momento en que sucedió el hecho violento, pueden verlo, comentarlo y hacerlo saber a otros, tantas veces como la televisión o los periódicos lo recreen visual y discursivamente.

G

 

Política


La Asamblea Legislativa, seis meses después

 

A raíz de los resultados electorales de marzo pasado, la directiva de la Asamblea Legislativa quedó conformada de un modo un tanto singular. ARENA, el PDC y el CDU decidieron abstenerse de participar en la administración de dicha instancia legislativa. Desde entonces, poco se ha sabido sobre su funcionamiento. En la misma medida, la Asamblea no ha tenido los mismos protagonismos noticiosos de tiempos más recientes. En las líneas que siguen se reflexiona sobre la tarea ejecutada por un lado, por la Junta Directiva de la Asamblea Legislativa y, por otro, por el conjunto de la institución a lo largo de los seis meses que lleva desde el juramento de sus actuales titulares, el primero de mayo del año en curso.

G

 

Economía


Los costos económicos de las enfermedades infecciosas

 

Muchas de las medidas que lleva a cabo el gobierno para controlar el avance de las enfermedades, son meras reacciones ante situaciones graves y no obedecen a una política de salud preventiva y sistemática. Para hacer frente a este problema, es necesario que el Estado pueda identificar acertadamente la dinámica social que presentan las patologías que más padecen los habitantes del país.

G

 

FMLN: ¿reforma o revolución económica?

 

“Abrámosle la puerta al cambio”, así rezaba el eslogan con el que dio inicio la campaña del partido político de izquierda, Frente Farabundo Martí para la Liberación Nacional (FMLN), el 5 de noviembre recién pasado, en la colonia Zacamil, en San Salvador. Ahí, los residentes de la “Súper Manzana” fueron partícipes de los primeros esfuerzos del partido de izquierda por dar a conocer la plataforma que, de llegar al Ejecutivo en marzo de 2004, hará efectiva. El documento, que le da cuerpo a las aspiraciones políticas del partido de izquierda, se titula Programa Social y Democrático para El Salvador 2004-2009.

G

 

Sociedad


Inversión social a cuestas

 


El gasto social público de El Salvador depende directamente de la asignación fijada por el Ejecutivo y, en segundo término, de la última palabra emitida por los diputados de la Asamblea Legislativa, que luego de acaloradas discusiones aprueban la Ley del Presupuesto General del Estado para cada año. Tal presupuesto incluye el fondo general financiado por el mismo Ejecutivo y las donaciones y préstamos de organismos internacionales o países amigos. En los últimos años, el país ha incrementado la participación del rubro social en las cuentas de la nación, pero, como insistentemente señalan entidades nacionales e internacionales, dicha participación aún se queda corta, de cara a las exigencias que plantea al país el actual contexto mundial.

G

 

Regional


Una elección crucial para Guatemala

 

Las elecciones del próximo domingo 9 de noviembre son cruciales para Guatemala, y no sólo porque se trata de comicios generales, sino porque los incipientes espacios democráticos de ese país están en peligro. El partido oficialista, Frente Republicano Guatemalteco (FRG) está decidido a recurrir a cualquier cosa para entronizar al general retirado Efraín Ríos Montt en la presidencia de la república. La fracción eferregista en el Congreso ha promovido la aprobación de un decreto (el 51-2003) mediante el cual se prohibe desempeñar cualquier tipo de trabajo entre el sábado 8 y el domingo 10 de noviembre próximos, esto es, antes, durante y después de los comicios. Esta prohibición alcanza también a la prensa. Conocidas las tropelías e irregularidades cometidas por el oficialismo para franquearle el campo a su candidato, esto sólo puede leerse como una amenaza explícita de fraude electoral.

G

 

Derechos Humanos


El secretario de Bush

 

A pocas semanas del inicio oficial de la campaña electoral en nuestro país, los distintos candidatos y sus partidos políticos ya engrasaron bien sus máquinas publicitarias; es más, ya las hicieron funcionar de forma ilegal y descarada. En ese ambiente, mientras aquéllos sueñan con la Presidencia de la República, el actual mandatario está más interesado en otra empresa, aunque no lo reconozca públicamente: la de seguir siendo el Secretario de George W. Bush. Pero ya no desde El Salvador, sino allá en Washington, en la Organización de los Estados Americanos (OEA).

 

 Acostumbrado a hacer las cosas de esa forma, su campaña no es oficial pero sí es fuerte; por él están hablando los cubanos miembros de la actual administración estadounidense y sus paisanos residentes en Miami. Flores, acá, a lo que se ha dedicado es al “combate” de las “maras” en su forma muy particular de proceder —autoritaria y artificial— en función de levantar la imagen de la Alianza Republicana Nacionalista (ARENA) de cara al evento electoral de marzo del 2004.


A diferencia de quienes tienen apuros laborales, Flores no tuvo que rogarle a su “amigo” influyente de la Casa Blanca para conseguir trabajo después de que abandone la titularidad del Órgano Ejecutivo. Bush, con suficiente anticipación, le ha ido despejando el camino para que se instale en la Secretaría General de la OEA por encima de otros aspirantes de mayor valía. Así estarán cerca y podrán hacer en todo el continente lo que lamentablemente han hecho en nuestro país durante los últimos años. Con seguridad, Flores no lo va a defraudar después de haber dado suficientes muestras de ser sumiso a sus dictados. Esta “jugada magistral” la está haciendo Bush, pensando en su reelección.


Y desbordando mal gusto, al menos para quienes hemos sufrido las consecuencias de su mal gobierno acá en el país, Flores se atrevió a presentarse como “líder hemisférico” en un evento organizado precisamente por un poderoso grupo de “cubano-americanos”, como suelen llamarse. Así estuvo en la Conferencia de las Américas, realizada el miércoles 29 de octubre, donde se “lució” dando recetas sobre liderazgo. Refritando uno de sus retóricos discursos pronunciados en El Salvador hace algún tiempo, habló de los “montañistas” que no tienen claro su objetivo cuando están apunto de comenzar a escalar, de su cansancio a mitad del camino y de otras necedades más relacionadas con la vacilación y el temor de quien intenta llegar a lo más alto y guiar a otra gente en esa empresa.


Al respecto se atrevió a decir en un “perfecto” inglés, con errores crasos como confundir días con años, algo como lo siguiente: “Esta es la situación perfecta para la gran duda. Se pierde el sentido del propósito; todo se cuestiona; se culpa a los líderes por haber perdido la ruta. Lo más fácil es, simplemente, evitar una expedición de este tipo y volver. Sin embargo, lo mejor que se puede hacer es escuchar a la oposición y las críticas. Y una vez que todo el mundo haya expresado su opinión, sacar los mapas del camino para darse cuenta cuánto hemos progresado, volver a juntar la energía del grupo para un último esfuerzo y alcanzar la cima. Es de esto lo que trata el liderazgo”. Así habló en Miami el “dialogante” y “concertador” Flores.


Y mientras éste decía esas y otras falacias, emprendían el viaje de regreso a sus países quienes asistieron a la Conferencia Especial sobre Seguridad Hemisférica, celebrada el 27 y el 28 de octubre en la Ciudad de México. Convocada por el organismo que —para mal del continente y beneplácito de Bush— parece que manejará Flores a partir de junio del 2004, de esta Conferencia surgió una declaración final estableciendo un nuevo concepto de seguridad para el Continente, en total sintonía con el de Bush. De ahora en adelante, será de “alcance multidimensional”. Eso incluye, además de las amenazas tradicionales, otras “nuevas amenazas, preocupaciones y… desafíos a la seguridad de los Estados”.


¿Cuáles son? “El terrorismo, la delincuencia organizada transnacional, el problema mundial de las drogas, la corrupción, el lavado de activos, el tráfico ilícito de armas y las conexiones entre ellos” A lo anterior se suman “la pobreza extrema y la exclusión social de amplios sectores de la población, que también afectan la estabilidad y la democracia”. También se mencionan “los desastres naturales y los de origen humano, el VIH/SIDA y otras enfermedades, otros riesgos a la salud y el deterioro del medio ambiente; la trata de personas; los ataques a la seguridad cibernética; la posibilidad de que surja un daño en el caso de un accidente o incidente durante el transporte marítimo de materiales potencialmente peligrosos, incluidos el petróleo, material radioactivo y desechos tóxicos; y la posibilidad de acceso, posesión y uso de armas de destrucción en masa y sus medios vectores por terroristas”.


No hace falta conocer mucho más de este texto para saber que la administración Bush metió mano, con mucha fuerza, en la redacción y la aprobación de ese texto. Se trata de un concepto tan amplio de seguridad que permitirá a los gobiernos de turno en el Hemisferio ampliar el control sobre las sociedades sin importar la violación de sus derechos más esenciales. Pero también hubo ya reacciones. La Coalición Internacional de ONG de Derechos Humanos en las Américas advierte sobre el peligro de “emplear soluciones militares para todos los problemas de seguridad”; asimismo, considera que “la militarización de la policía y la criminalización de la protesta social son tendencias que hay que revertir”


Por su parte, el Instituto Interamericano de Derechos Humanos (IIDH), lanzó un mensaje con motivo de esta Conferencia Especial. Entre otras cosas, el IIDH afirma haber “comprobado que existe una creciente demanda de seguridad, por parte de la opinión pública latinoamericana, que se corresponde con una crisis de la institucionalidad para responder a la problemática actual del delito y su complejidad, así como a peligrosas modalidades de crimen organizado. Además, ha confirmado que esa problemática es una de las más sensibles fragilidades de los sistemas democráticos de la región, por la falta de la protección de los derechos humanos de las víctimas y de la población”.


“Nuestra región —señala el Instituto— presenta, como escudo eficaz ante estas amenazas, una confiable institucionalidad hemisférica de protección a los derechos humanos, el Sistema Interamericano, conformado por la Corte y la Comisión Interamericana de Derechos Humanos. Por una parte, la democracia de nuestra región constituye el único espacio legítimo en cuya institucionalidad debe resolverse el problema de la seguridad. Por otra, el marco ético y normativo de protección irrestricta a los derechos humanos con que se ha dotado nuestra región debe constituir el único y supremo criterio rector de los códigos y conductas institucionales que procuren la seguridad de los Estados y la ciudadanía”.


“En el terreno específico de la seguridad —sostiene el IIDH— constatamos que la transición democrática ha traído, como buena noticia en la región, el tránsito del ordenamiento represivo de la Doctrina de Seguridad Nacional al ordenamiento enmarcado en la Doctrina de Seguridad Democrática. Es decir, tránsito desde la seguridad de un estado ideologizado que criminaliza a los individuos opositores (“enemigos internos”) a una doctrina de defensa de la ciudadanía frente a las amenazas externas, frente al Estado, a la comunidad y hasta frente a los embates de la naturaleza. Basada en el Estado de Derecho, esta doctrina propende a garantizar las libertades fundamentales, definiendo como su ambiente necesario una comunidad “que proteja, tutele y promueva los derechos humanos y garantice la seguridad jurídica”.


No obstante, advierte sobre “el peligro de que una nueva doctrina de seguridad” que se está impulsando y que es motivo de preocupa- ción debido a “las crecientes restricciones a las libertades públicas y el reflorecimiento del protagonismo militar en las cuestiones de la seguridad interna. La cultura democrática y la normativa internacional dejan claro que en las tareas de la seguridad ciudadana debe excluirse, sin lugar a dudas, la participación militar en cualquiera de sus formas. Al IIDH le preocupa, por su dimensión humana directa, la sensación de inseguridad que sufre la población en general de nuestras sociedades. Esta inseguridad incide directamente en la calidad de vida de las personas, en sus espacios de libertad y de sus relaciones sociales. Agrava la percepción social del problema de la seguridad ciudadana el creciente sentimiento de impunidad, considerada uno de los serios problemas concernientes a la administración de justicia en el hemisferio”.


Sin lugar a dudas, de consumarse la imposición de Flores en la Secretaría General de la OEA, el panorama será más turbio para los pueblos americanos. ¿Qué hará Flores en ese cargo, nos preguntamos, con ese “escudo eficaz” constituido por la Corte y la Comisión Interamericana de Derechos Humanos después de haber despreciado al Sistema Interamericano en diversas oportunidades, siendo Presidente de El Salvador?

G

 


 


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