Muerto el rey, ¿viva el Rey? (II)
No pudo comenzar de otra
manera su mandato Elías Antonio Saca, como quinto presidente de la
“democracia salvadoreña”: distanciándose de las políticas hasta entonces
impuestas por su ahora ya antecesor, Francisco Flores. Por eso quiso que el
acto de transmisión del mando presidencial fuera inigualable. Tan es así,
que hasta hubo intentos para que se realizara en una de las instalaciones
deportivas más grandes del país. Pero no pudo ser. En todo caso, su “fiesta”
fue la que contó con el mayor despliegue de seguridad con más de cinco mil
efectivos de la Policía Nacional Civil y de la Fuerza Armada de El Salvador;
la que tuvo el mayor número de invitados oficiales extranjeros, aunque entre
éstos sólo acudiesen a la cita los presidentes de Colombia y Chile, junto a
la actual mandataria de Finlandia y cinco de Centroamérica; en la que se
entregaron productos típicos de la más alta calidad a la concurrencia; y en
la que no se reparó en gastos. En fin, un “real” acto de transmisión del
mando presidencial.
Quiso “Tony” –como ha pedido que le sigan llamando, no obstante ser ya
Presidente de la República– que su discurso oficial de toma de posesión
también fuese un acto de “concordia”, pero no desaprovechó para atacar a los
“malos” de la oposición –los ausentes en la gala– y piropear a los “buenos”.
Esa disertación es el punto de partida de cualquier gestión gubernamental; a
través de ella, así como del nombramiento de funcionarios, se comienzan a
vislumbrar las líneas generales de acción de un nuevo gobierno.
Así, se descubren ideas centrales en el discurso que indican la manera en
que el actual Presidente administrará la herencia de Flores, al menos
mientras dicho legado se convierte en patrimonio propio de la nueva
administración. Por eso, fue evidente la referencia histórica a los
sucesivos gobiernos “areneros” de Alfredo Cristiani, Armando Calderón Sol y
el mismo Flores; ésta puede interpretarse como un llamado a la tranquilidad
entre los sectores poderosos, para que sepan que en este quinquenio
continuará con el mismo esquema económico de sus antecesores: el que –entre
otros perjuicios– ha dejado sin empleo a miles de trabajadores públicos, el
que ha permitido una explotación desmesurada de las trabajadoras en las
maquilas, el que ha intensificado el ecocidio en el país y el que expulsa de
éste a tantas y tantos compatriotas.
Lo anterior se refuerza si consideramos que, en sus palabras inaugurales, le
apostó a los Tratados de Libre Comercio como el principal medio para salir
de la crisis. En ningún momento aludió a alguna posible revisión del modelo
económico, caracterizado por ser excluyente y generador de más pobreza. Pese
a ello, el mandatario prometió crear una red de bienestar social y dedicar
esfuerzos para el desarrollo humano. Esto último no parece tan confiable,
sobre todo porque el mismo Saca ha tomado como sus referentes a tres ex
presidentes que incumplieron sus promesas en el ámbito económico y social.
Cristiani ofreció trabajar para los “más pobres de los pobres”; Calderón
aseveró que en su gobierno, el que nacía pobre no estaría condenado a morir
pobre; Flores ofreció que al final de su mandato iba a “ver a los ojos a un
niño pobre” que conoció antes de tomar posesión, para decirle que le había
cumplido.
Todas estas frases ahora suenan huecas e indignan. Sin embargo, creemos que
es válido otorgarle el beneficio de la duda al nuevo Presidente; pero éste
deberá hacer muchas más cosas audaces y adoptar medidas diferentes a las de
sus predecesores, para pensar que –en la realidad y no en el discurso– sus
ofrecimientos puedan llegar a concretarse.
También llama la atención la elogiosa dedicatoria de Saca a los militares.
Con ello queda claro, tal como también lo ha dicho pública y expresamente,
que tolerará la participación salvadoreña en la ocupación de Iraq así como
la impunidad de la que gozan asesinos pertenecientes a dicha institución,
algunos en situación de “retiro”. Eso nos hace dudar que en su gobierno se
puedan revisar las políticas estatales en estos ámbitos. Además, todavía
queda por verse la postura que adoptará el Ejecutivo frente a los casos
salvadoreños que se tramitan en el Sistema Interamericano de Derechos
Humanos, así como su posición ante los tratados internacionales de
protección de derechos humanos y de derecho humanitario que están pendientes
de ratificación por parte de El Salvador. Vamos a ver también qué dice y
hace acerca del Estatuto de Roma, la Corte Penal Internacional y el convenio
bilateral de impunidad firmado entre los Estados Unidos de América y El
Salvador.
Con relación a la gobernabilidad, Saca parece desmarcarse de Flores. A
juzgar por su discurso y sus primeras actuaciones públicas, aparece como un
Presidente dispuesto a dialogar con los diversos sectores nacionales. A
partir del primero de junio, destaca su reunión con representantes de todos
los partidos políticos de oposición. El objetivo primordial: llegar a un
entendimiento para desatascar el debate del Presupuesto de la Nación,
bloqueado durante más de cinco meses por las discrepancias entre el
Ejecutivo y el Frente Farabundo Martí para la Liberación Nacional (FMLN). El
mensaje lanzado como parte de una de sus primeras acciones de gobierno, fue
claro: apertura, entendimiento y concertación. Frente a la caprichosa
terquedad, el orgullo y los desplantes autoritarios de su antecesor
inmediato, Saca se planta como alguien dispuesto a hablar; en principio, le
ha dicho no al diálogo de sordos entre el bando presidencialista y el
opositor.
Este es uno de los puntos que con más claridad se visualizan, al menos en
los inicios, de la política del nuevo mandatario. Lo cierto es que Saca no
sólo necesitaba entrar con buen pie a la Casa Presidencial; también debía
buscar –con especial interés– romper con la imagen política del anterior
gobierno, hundido por las decisiones y las formas de Flores. De ahí que
requiera ofrecer una apariencia radicalmente opuesta a la que durante el
quinquenio anterior tuvimos que padecer. Las menciones expresas de los
miembros del nuevo gabinete presidencial al respecto, no pueden ser más
elocuentes. “Se tendrían que haber hecho varias cosas en el pasado para no
haber llegado a lo que se ha llegado”, son palabras de la nueva Comisionada
de Gobernabilidad, Gloria Salguero Gross, quien asumió ese cargo creado
especialmente por el gobierno recién estrenado debido –en buena medida– al
elevado nivel de polarización y enfrentamiento alcanzado durante la gestión
del anterior.
Antonio Elías Saca no era un político de profesión, pero parece haber
entendido que al inicio de su mandato necesita extender la mano a sus
adversarios. Con ello, no sólo rompe con la imagen del último gobierno
“arenero” sino que neutraliza el discurso bélico y confrontativo de la
oposición “efemelenista”. Además, debe existir una buena dosis de
conveniencia al tener que lidiar –al menos durante dos años– con una
Asamblea Legislativa que no controla del todo su partido.
Otra de la medidas que más han llamado la atención, es la de “abrir las
puertas” de Casa Presidencial. La semana pasada casi quinientas personas
“invadieron” el, hasta entonces, inaccesible “palacio”. El protocolo se
rompió y los “descamisados” se llevaron consigo la foto junto a “don Tony”.
El objetivo de esto, según el nuevo Secretario de Comunicaciones de la
Presidencia, es establecer un programa regular de visitas a “la Casona” para
que –de manera organizada– pueda ingresar al recinto toda la gente que
quiera conocerlo. Si creíamos que las influencias al más puro estilo
“estadounidense” se iban a detener, nos equivocamos. En todo caso, se trata
de un acto muy planificado que busca dotar a Saca de un aire de magnanimidad.
Parece que está naciendo –o ya nació– un híbrido del “priísmo” mexicano y el
populismo peronista, en versión salvadoreña.
Para finalizar, hay que mencionar su decisión de conversar con diversos
sectores sobre la “Ley Antimaras”, componente importante de su anunciado
Plan “Súper mano dura”. En un primer momento, sus representantes se sentaron
con personeros del Órgano Judicial y el Ministerio Público. También ofreció
incluir en la discusión a diversos organismos de la sociedad relacionados
con la problemática. Esta apuesta y la aprobación del Presupuesto, son las
pruebas de fuego iniciales para la “luna de miel concertadora” de Saca.
Sobre lo anterior y más, hay que estar pendientes. Si de verdad cumple, para
colaborar en bien del país; si no, para señalar lo que en la práctica sería
“más de lo mismo” pero con un estilo menos desagradable.
San Salvador, 9 de Junio de 2004.
Señores Diputados
Honorable Asamblea Legislativa
José Mauricio García Prieto Hirlemann, mayor de edad, de este domicilio,
portador de mi Documento Único de Identidad número cero un millón
cuatrocientos veintiocho mil cuatrocientos veintiocho–cuatro; Gloria Giralt
de García Prieto, mayor de edad, de este domicilio, portadora de mi
Documento Único de Identidad número cero un millón cuatrocientos veintiocho
mil ciento cuarenta y cinco–seis y José Benjamín Cuéllar Martínez, mayor de
edad, de este domicilio portador de mi Documento Único de Identidad número
cero cero novecientos ochenta y cuatro mil quinientos ochenta y dos–uno,
actuando en mi calidad de Director del Instituto de Derechos Humanos de la
Universidad Centroamericana “José Simeón Cañas” (IDHUCA), a ustedes
respetuosamente exponemos:
I. Que los dos primeros somos padres de Ramón Mauricio García Prieto Giralt,
asesinado el 10 de Junio de 1994 en circunstancias que ya hemos expuesto con
anterioridad en la pieza de correspondencia del 12 de Mayo de 2004,
presentada ante esa Honorable Asamblea Legislativa.
II. Que el día de mañana se cumple el décimo aniversario del terrible
asesinato de Ramón Mauricio, fecha en la cual –por premeditada negligencia y
mala intención– la Fiscalía General de la República permitió que la acción
penal contra el tercer autor material y los autores intelectuales del crimen
prescribiera, no obstante contar con valiosa información para profundizar en
tales autorías.
III. Que es significativo reconocer que este asesinato se dio después del
fin de la guerra, cuando se buscaba establecer las bases para la
construcción de una nueva nación en paz, con democracia y justicia.
IV. Que a partir de esa época se han producido una cantidad de crímenes en
los cuales muchas familias, con hambre y sed de justicia y verdad, no han
encontrado una respuesta concreta por parte de las entidades estatales
encargadas de realizar las investigaciones e impartir la justicia.
V. Que resulta oportuno que la Asamblea Legislativa, como máximo
representante del pueblo del que formamos parte víctimas y familiares,
considere esta fecha para solidarizarse con nuestro dolor y realice un
reconocimiento, humilde y sencillo, en memoria de todas estas víctimas, de
las cuales Ramón Mauricio es parte.
Por lo antes expuesto y considerando el sentimiento y la voluntad nacional
que representan cada uno de los diputados, a ustedes con todo respeto
solicitamos:
1. Se admita con dispensa de trámite la presente pieza de correspondencia.
2. Se realice en la sesión plenaria del jueves 10 de Junio de 2004, un
minuto de silencio en la Sala de Sesiones de la Honorable Asamblea
Legislativa en memoria de todas aquellas víctimas de la violencia (Katya
Miranda, Erick Peña Carmona, Adriano Vilanova, Guillermo y Federico Carías,
Alvaro Arias, Gerardo Guevara, Ernesto Ávila, las víctimas del metanol y
tantas otras víctimas más), a las cuales –junto a nuestro Ramón Mauricio– se
les ha negado la justicia como derecho fundamental. Esta solicitud es
amparada por el clamor de tantas personas y familiares cuyos crímenes han
sido perpetrados en circunstancias nunca esclarecidas, negando de esa manera
el derecho a la justicia y a la verdad, tal como ha sucedido con la muerte
de Ramón Mauricio García Prieto Giralt.
3. Se haga un llamado vehemente desde la Asamblea Legislativa a las
instituciones vinculada con la impartición de justicia, para que se responda
a las demandas de la sociedad salvadoreña en el combate a la impunidad.
José Mauricio García Prieto Hirlemann
Gloria Giralt de García Prieto
José Benjamín Cuellar Martínez
Carta a Ramón Mauricio García Prieto Giralt
Adorado hijo:
Este jueves 10 de junio del 2004 se cumplen diez años de tu cruel ejecución.
Según las leyes de este país, transcurrido ese tiempo ya no se puede juzgar
a tus asesinos. Eso dicen las leyes terrenales. Pero para Dios la
prescripción no existe y para nosotros tampoco, porque el dolor no termina.
El sufrimiento de nuestra familia es para siempre y la impunidad, que
enajena la buena fe de la población, es continua.
Pero queremos decirte que nosotros, tus padres, nos sentimos muy orgullosos
de haberte hecho justicia. A costa de tanto sufrimiento te logramos hacer
justicia. Porque, ¿quién no sabe ahora que te mandaron a asesinar? ¿Quién no
sabe sus nombres y los señala? ¿Quién, con objetividad, no los ubica como
unos cobardes asesinos?
Día a día, a lo largo de esta dolorosa década, con nuestra permanente
denuncia te hemos hecho justicia a ti. Pero también al pueblo salvadoreño
que merece que ya no lo engañen, haciéndole creer que las cosas cambiaron
cuando –en realidad– sigue estando sucio el cauce por donde corre el poder
político.
¡Te hemos hecho justicia! La nuestra: la que tiene lágrimas, amenazas de
todo tipo, destrucción de bienes, registros de nuestra casa, invasión a
nuestra vida privada y mucho más. De esa justicia nos sentimos orgullosos
porque, a pesar de todo, ¡no nos pudieron callar! La “justicia” del Estado
salvadoreño, la que prescribe, esa no tiene importancia porque sencillamente
no funciona.
Si hubieran capturado a los que ordenaron tu muerte y pagaron por ella, les
habrían facilitado la fuga o a propósito los habrían sometido a un proceso
viciado para dejarlos libres por esas fallas deliberadas. Y si acaso los
hubieran condenado a prisión, se la habrían cambiado por un hospital o un
recinto especial para estar detenidos sólo unos días y después sacarlos. Así
funciona acá esa “justicia” y sinceramente es difícil que alguien crea en
ella. Es tan ficticia como eso que venden como aguardiente, siendo veneno y
habiendo producido ya tantas víctimas. Quizás la vida de esas personas
estorba la macroecoonomía y por eso no se investiga su muerte.
Paradójicamente tu asesinato era necesario para la macropolítica estatal y
tampoco se investigó. ¡Cómo se va a investigar el mismo gobierno! Situados
en la época de tu asesinato –el de la desaparición de los antiguos cuerpos
de seguridad y el surgimiento de la Policía Nacional Civil–, nos damos
cuenta que el poder político necesitaba una ejecución de impacto para que la
ciudadanía exigiera la permanencia de esas viejas estructuras. Para ello
sirvió tu cuerpo acribillado por ese mismo poder, que utilizó un “escuadrón
de la muerte” integrado por individuos vinculados Policía y a la Fuerza
Armada de El Salvador.
Entonces, alguien te escogió como víctima por no estar acostumbrado a
resolver civilizadamente sus problemas personales. Por eso, esta “paz”
salvadoreña es tan violenta. No todos sus firmantes fueron sinceros y eso
permitió que los poderes tradicionales siguieran con su costumbre de
exterminar personas para “solucionar conflictos”. Por eso no es cierto que
la mayor responsabilidad de los numerosos asesinatos de hoy, recaiga en las
“maras”. Hay otras “maras” más poderosas y criminales que no son golpeadas
por la discrecional “mano dura” estatal. Por el contrario, hasta las protege.
Inmediatamente después de tu asesinato comenzamos descubrir cómo se genera
acá la impunidad, al ver tanta negligencia y vacíos en la investigación.
Desde 1997, el Estado salvadoreño pidió que se cerrara el caso en la
Comisión Interamericana de Derechos Humanos. Más aún: el 6 de junio del 2003
le hicimos planteamientos puntuales a la Fiscalía General de la República (FGR)
para el esclarecimiento de la autoría intelectual y no hizo nada.
Es indignante, hijo lindo, cómo el Estado salvadoreño –lejos de ayudarnos–
se ha dedicado a denigrarnos en la Comisión Interamericana de Derechos
Humanos. La última muestra de eso: el documento que el Ministerio de
Relaciones Exteriores le presentó en diciembre del 2003 constaba de treinta
páginas, doce de las cuales estaban dedicadas a atacarnos con falsedades y
ofensas. ¿Por qué, si lo único que pedimos es verdad y justicia? De manera
que acá, a las víctimas se les victimiza aún más y quien dice la verdad es
enemigo del gobierno.
Hijo del alma, en marzo de este año asistimos a la última audiencia en la
Comisión Interamericana de Derechos Humanos y ahí nos encontramos con tres
“diplomáticos” enviados por el gobierno salvadoreño. El de la FGR salió en
defensa de Mauricio Ernesto Vargas, a quien nosotros no acusamos de ordenar
tu ejecución pero de quien sí sospechamos que lo hizo. Así, en lugar de
investigar nuestra demanda –como es debido– el Ministerio Público se dedicó
a salvar de cualquier imputación al sospechoso, dentro y fuera del país. El
de Cancillería expresó el temor gubernamental de que el caso pase a la Corte
Interamericana de Derechos Humanos. Es lógico ese temor, al leer el
virulento documento que Relaciones Exteriores envió a la Comisión en
diciembre del 2003, maltratándonos por nuestro justo reclamo.
Hijo de nuestro corazón:
Estas y otras vivencias sólo nos alientan a seguir denunciando la impunidad
en tu asesinato y toda la impunidad que asfixia a la sociedad salvadoreña Te
podemos asegurar con la fe puesta en Dios, el verdadero Todopoderoso, que tu
caso prescribirá para nosotros cuando –ante el Señor– tu rostro radiante se
junte con los nuestros, felices de poder verte de nuevo a los ojos para
decirte: ¡TE HEMOS CUMPLIDO!
Con todo nuestro amor,
Tu Papi, tu Mami.
San Salvador, El Salvador, jueves 10 de junio del 2002.
Gracias a todas las personas que nos leen, año con año, en esta dolorosa
fecha. Gracias a ustedes que no tienen compromiso alguno que les impida
aceptar la verdad de El Salvador; a quienes nos apoyan, nos ayudan, nos
alientan y que tal vez, tristemente, se identifican con nosotros por su
experiencia personal.
|