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El informativo semanal Proceso sintetiza y selecciona los principales hechos que semanalmente se producen en El Salvador. Asimismo, recoge aquellos hechos de carácter internacional que resultan más significativos para nuestra realidad. El objetivo de Proceso es describir las coyunturas del país y apuntar posibles direcciones para su interpretación.
Su producción y publicación está a cargo del Centro de Información, Documentación y Apoyo a la Investigación (CIDAI) de la Universidad Centroamericana “José Simeón Cañas” de El Salvador. Por favor, asegúrese de mencionar Proceso al utilizar porciones de esta publicación en sus trabajos.
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Año 25
número 1118
Octubre 20, 2004
ISSN 0259-9864
Editorial: Jugarretas de la nacionalidad
Política: Veinticinco años después del ¿último? Golpe de Estado
Economía: Efectos económicos del golpe de 1979
Sociedad: Salvadoreño en el exterior: ¿una sola comunidad?
Regional: Nicaragua: 1979 y 2004
Derechos Humanos: La elección del nuevo Secretario General de la OEA
Jugarretas de la nacionalidad
El presidente Saca calificó de mezquina la oposición a la candidatura del ex presidente Flores para la Secretaría General de la Organización de Estados Americanos (OEA). Considera una mezquindad oponerse a que un salvadoreño aspire a ocupar ese elevado cargo. Para él, sería motivo de gran orgullo que un salvadoreño llegara a ser elegido para ese puesto. La lógica presidencial parece impecable. El ex presidente Flores sería idóneo para ese cargo por el simple hecho de ser salvadoreño y, por eso mismo, la nación, al unísono, debiera apoyar su candidatura. Es un simple argumento nacionalista, que prescinde de sus capacidades intelectuales, políticas y diplomáticas, de su experiencia en el campo internacional y, en concreto, en la integración regional y de su adhesión a los principios y prácticas de la Organización de Estados Americanos. Nada de ello es relevante al tratarse de un salvadoreño.
Con esta lógica, aparentemente consistente, el presidente Saca debiera sentirse
aún más orgulloso de Monseñor Romero, el salvadoreño más universal que haya
existido jamás. Monseñor Romero es el salvadoreño más reconocido, recordado y
celebrado, en todo el mundo. Su nombre y su efigie se encuentran en muchas
sitios de América, Europa y del Oriente. Él también es salvadoreño y tiene
muchos más méritos que el ex presidente del cual Saca se sentiría muy orgulloso,
si fuera elegido secretario general de un organismo continental. En consecuencia,
al tratarse de un salvadoreño tan admirado, dentro y fuera de las fronteras
nacionales, el presidente Saca ya debiera haber dado instrucciones a su
embajador en el Vaticano para que promoviera la canonización de Monseñor Romero
como una causa nacional de vital importancia para el país y la Iglesia
salvadoreña. Pero este no es el caso. El presidente Saca no siente el mismo
orgullo por Monseñor Romero, aun cuando éste sea salvadoreño. La razón es
sencilla. En realidad, no es la nacionalidad lo importante, sino que el ex
presidente Flores comparte con él la trayectoria y la ideología de ARENA. Además,
el fundador de ese partido está vinculado de forma directa con el asesinato de
Mons. Romero. Es comprensible, entonces, que el presidente Saca no se sienta
orgulloso de este salvadoreño universal y, en consecuencia, tampoco acusa de
mezquindad a sus detractores, quienes le niegan el reconocimiento que se merece.
Monseñor Romero no es para el gobierno de ARENA un referente fundamental de la
nacionalidad salvadoreña. En cambio, fuera de las fronteras nacionales, sí lo es
y de manera indiscutible. La nacionalidad no es, pues, el argumento determinante.
Para la derecha salvadoreña hay salvadoreños y salvadoreños.
Las inclinaciones del presidente Saca han puesto a prueba el humanismo de su
gobierno, un elemento clave de la propaganda de Casa Presidencial. Un gobernante
que desconoce el desprecio con que el ex presidente Flores recibió las
recomendaciones de la Comisión Interamericana de Derechos Humanos, una instancia
de la Organización de Estados Americanos, no puede hacer alarde de presidir un
gobierno con rostro humano, porque todavía no ha mostrado sensibilidad ante la
cuestión de los derechos humanos. El presidente de un gobierno con rostro humano
no puede desconocer uno de los aspectos más lacerantes de los derechos humanos,
en el país. Aparte que las posturas del ex presidente Flores fueron públicas. Si
es la memoria la que falla, los asesores presidenciales debieran ayudarla a
recordar. En realidad, los gobernantes de ARENA se escudan en su desmemoria para
rehuir la cuestión de las violaciones de los derechos humanos.
Aun cuando el presidente Saca afirma que su gobierno sólo apoya una candidatura
regional única y niega que respalde la del ex presidente Flores, los hechos
demuestran que su gobierno trabaja para colocar a este último al frente de la
Organización de Estados Americanos. La motivación que lo mueve va más allá de la
nacionalidad. Es parte de la política de ARENA de proyectar un país atractivo
para la inversión extranjera, la cual, dicho sea de paso, no acaba de llegar en
la cantidad deseada, pese a que, desde hace ya quince años, esos gobiernos se
esfuerzan por atraerla. Por eso, el presidente Saca pidió un puesto en el
Consejo de Seguridad de Naciones Unidas —petición que fue desatendida—. Asimismo,
los funcionarios gubernamentales han recibido la consigna de presentar el país
con el que sueñan, no con el real, cuando participan en conferencias, foros,
talleres, etc., en el exterior. En esto, siguen el guión escrito por el ex
presidente Flores y continuado por Saca.
Pero la realidad del país los traiciona. Es como el puente sobre el río
Acelhuate que comunica San Salvador con Soyapango, el cual se acaba de desplomar
sin previo aviso. El gobierno se esmera por presentar un país con un crecimiento
sólido, en desarrollo sostenible, respetuoso de la institucionalidad, muy
democrático, en fin, un país que, como el puente, aparenta que se puede
transitar por él sin peligro. Sin embargo, los fundamentos del puente son
débiles, tanto que puede desplomarse en cualquier momento, como el país mismo.
Aparenta seguridad, pero sus bases no son sólidas. Quince años de una transición
dirigida por ARENA no han podido dotarlo de los apoyos necesarios para
impulsarlo hacia donde el discurso oficial quisiera.
La mezquindad no es entonces oponerse a la candidatura del ex presidente Flores
para dirigir la Organización de Estados Americanos, sino apoyarla, a sabiendas
de su falta de idoneidad notoria. El hecho de ser salvadoreño no es suficiente.
De serlo, cualquiera, con serlo, podría aspirar a estos cargos, lo cual siempre
sería motivo de orgullo para el presidente Saca. Tampoco es suficiente haber
sido presidente, porque, tal como se ha comprobado, en el caso del último
secretario costarricense, ese cargo no ofrece ninguna garantía de idoneidad. Los
presidentes y los cancilleres centroamericanos debieran buscar un candidato
fuera de su exclusivo club. Existen centroamericanos mucho más idóneos que los
ex presidentes, como Gert Rosenthal, ex director de la Comisión Económica para
América Latina, quien tiene una formación mucho más seria que la del ex
presidente salvadoreño y amplia experiencia internacional, y es, además, un
convencido propulsor, desde hace mucho tiempo, de la integración regional, una
característica fundamental, si de lo que se trata es de trabajar por la unidad
regional. El deseo sincero de presentar una candidatura regional debiera verse
reflejado en la trayectoria del candidato propuesto. Ciertamente, el ex
presidente Flores no es ese candidato.
Veinticinco años después del ¿último? Golpe de Estado
Veinticinco años después del último golpe de Estado de la juventud militar es un buen momento para reflexionar sobre lo que ha sido la vida política desde entonces. ¿Qué hemos aprendido? ¿Hay alguna semejanza entre la realidad de entonces y la realidad actual? ¿Hay una certeza absoluta de que no habrá más golpes de Estado en el país? El presente comentario intentará ahondar en estas preguntas para arrojar algunas luces sobre el momento político que vive El Salvador.
Efectos económicos del golpe de 1979
Hace un cuarto de siglo se llevó a cabo el golpe de Estado contra el entonces presidente Carlos Humberto Romero. Para los golpistas, el hecho estuvo alentado por la necesidad de cambio ante la difícil situación económica y política que atravesaba el país. En 1979 se había consolidado una estructura económica excluyente que tuvo sus orígenes en el siglo XIX y, al mismo tiempo, se habían acumulado, en el transcurso del siguiente siglo, una gran cantidad de demandas sociales que estallarían plenamente durante la década de los ochenta. Para caracterizar brevemente el panorama de la época resultan interesantes las siguientes palabras: “la insurrección militar sale de la combinación de dos factores: un empeoramiento hasta extremos insoportables de la situación económica, de la situación social y de la situación política (factor objetivo) y una persuasión en la joven oficialidad de que tal situación no sólo llevaba a un callejón sin salida, sino al descrédito total de la situación militar”.
Salvadoreño en el exterior: ¿una sola comunidad?
La memoria de los veinticinco años del último golpe de Estado que conociera El Salvador y el reciente encuentro de salvadoreños en el exterior realizado en la capital estadounidense plantean nuevamente la situación de las migraciones internacionales en el país. De entre los posibles asuntos que pudieran discutirse a propósito de esos acontecimientos quizás sean temas de innegable interés nacional el papel de los salvadoreños en el exterior, por un lado, y el trato recibido por los inmigrantes extranjeros en el país, por otro.
Nicaragua: 1979 y 2004
Los veinticinco años del golpe de estado del 15 de octubre de 1979 obligan a dar una mirada a un país que tuvo una especial importancia en los sucesos políticos de El Salvador en aquel entonces: Nicaragua. También obligan a contrastar las esperanzas de aquel momento con las difíciles realidades de estos días.
En octubre de 1979, Nicaragua acababa de derrocar a una de las más nefastas
dictaduras de este subcontinente lleno de dictadores: la de Anastasio Somoza. El
tirano fue derrocado gracias a una insurrección popular, liderada por el
entonces guerrillero Frente Sandinista de Liberación Nacional (FSLN), el 19 de
julio de ese año.
La elección del nuevo Secretario General de la OEA
Las personas y organizaciones de la sociedad civil abajo
firmantes, ante el proceso de selección de candidatos a la Secretaría General de
la Organización de Estados Americanos (OEA), exponemos:
I. La inconveniencia de la postulación de cualquier ex Presidente de las
repúblicas centroamericanas
La reciente nominación, elección y renuncia del ex Presidente de Costa Rica,
Miguel Ángel Rodríguez, a la Secretaría General de la OEA indica que los cargos
de mayor relevancia en organismos internacionales no pueden seguir siendo vistos
como patrimonio exclusivo de reconocidos políticos y menos de ex mandatarios,
tomando en cuenta los escándalos de corrupción en los que están envueltos varios
ex mandatarios de la región. Los procesos de privatización y otras medidas
neoliberales que han sido el caldo de cultivo para la corrupción pública y
privada, son similares en toda Centroamérica; por tanto, ningún ex Presidente
está totalmente exento de resultar eventualmente involucrado en casos parecidos
a los que se atribuyen a Rodríguez. Insistir en estas postulaciones, se podría
interpretar como la búsqueda de posibles refugios de impunidad.
II. Nuestro rechazo a la postulación del ex Presidente de El Salvador,
Francisco Flores, debido a su evidente falta de idoneidad para ocupar tan
alto cargo, por las razones siguientes:
1. Desestimó resoluciones y recomendaciones emitidas contra el Estado
salvadoreño por la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH),
órgano de la OEA,1 al afirmar públicamente que: “(…) la declaración de esta
organización (la CIDH) es una recomendación al gobierno y como tal la recibimos,
como hemos recibido muchas otras recomendaciones (...) prestar atención a las
sugerencias del documento atentaría contra la paz del país”.2 En concreto no
cumplió ninguna de las recomendaciones de la CIDH, negando el carácter
vinculante de las mismas establecido por la jurisprudencia del Sistema
Interamericano de Protección de Derechos Humanos en el caso Loayza Tamayo.
2. Favoreció la impunidad de graves violaciones a los derechos humanos.
En octubre del 2002 desechó la propuesta de la CIDH sobre la integración de una
comisión especial interinstitucional, mediante la cual se pretendía revisar la
llamada “Ley de Amnistía para la Consolidación de la Paz”.3 Al ser cuestionado
por periodistas sobre este tema, Flores expresó su rechazo a dicha propuesta
argumentando que la Amnistía era “la piedra angular de los acuerdos de paz”.4
Esto, en abierta contradicción con los principios inherentes a un Estado de
Derecho y a la jurisprudencia sostenida por la Corte Interamericana de Derechos
Humanos.5 En la misma línea, demostró un total desprecio hacia el papel de la
OEA con declaraciones como la siguiente: “No desestimamos que se pronuncie la
Organización de Estados Americanos, lo que pasa es que nosotros estimamos la paz
que hemos logrado”.6 ¿Cómo podría fortalecer a la OEA un Secretario General que
en el pasado reciente, como Presidente de un país, despreció resoluciones de un
organismo fundamental de la misma OEA?
3. Reconoció y apoyó públicamente un intento de golpe de Estado, acción
contraria a la Carta Democrática Interamericana —de la que el Estado
salvadoreño es parte– cuando se pretendió deponer al Presidente venezolano Hugo
Chávez Frías, el 11 de abril del 2002. Al respecto, Flores declaró lo siguiente:
“esperamos poder trabajar con el gobierno de transición. Depositamos nuestra
confianza en el nuevo liderazgo de Venezuela”.7 De este modo se convirtió en el
único Presidente americano que respaldó tal acción.
4. Impulsó leyes abiertamente inconstitucionales y violatorias del Sistema
Interamericano de Protección de los Derechos Humanos. Como parte del
denominado Plan “Mano Dura” promovió la llamada “Ley Antimaras”, que contemplaba
graves violaciones a la Constitución de la República y a la Convención sobre los
Derechos del Niño, tal como fue confirmado por la Sala de lo Constitucional de
la Corte Suprema de Justicia en sentencia de inconstitucionalidad de la referida
ley, de fecha 1 de abril del 2004. Dicha Convención es parte del Sistema
Interamericano de Protección de Derechos Humanos, como lo establece la Corte
Interamericana de Derechos Humanos en la sentencia del caso Villagrán Morales.
5. Como parte de sus actitudes autoritarias amenazó con imponer el Estado de
Sitio en algunos lugares del país. En un primer momento todos los partidos
políticos representados en la Asamblea Legislativa, a excepción del partido
gobernante, se opusieron a la aprobación de la “Ley Antimaras”. En ese marco,
como titular del Órgano Ejecutivo, Flores afirmó públicamente lo siguiente: “Si
fracasamos en la Asamblea, vamos a tener que recurrir a decretar en algunos
lugares estado de emergencia, una medida que nos permita tomar medidas (sic)
extraordinarias”; “… el andamiaje jurídico (…) protege al delincuente”.
6. Atacó la autonomía de otros órganos de gobierno, desconociendo los
principios de división de poderes e independencia judicial. Después de
conseguir el apoyo de otros partidos para la aprobación de la “Ley Antimaras” y
ante la inaplicación de la misma por los jueces de la República, debido a ser
contraria a la Constitución, Flores expresó: “Es una aprobación que va a ser
saboteada, que van a buscar declararla inconstitucional, y que van a buscar no
aplicarla, con este argumento de inconstitucionalidad. ¿Cuál es la razón de los
diputados de oposición y de los jueces de continuar protegiendo a los
delincuentes y continuar enviándoles el mensaje de que las leyes están de su
lado? Están batallando por detener la ley, declarándola inconstitucional; pero
no nos vamos a detener en nuestra batalla”.8
A todo lo anterior se debe agregar su absoluto e incondicional sometimiento a la
política estadounidense en todos los ámbitos. En ese marco se deben considerar —entre
otros asuntos— su decisión de apoyar la invasión en Irak y su posterior
ocupación, así como su retiro del grupo de países que pugnaban —desde una
postura digna y soberana— por la defensa de los intereses de sus pueblos ante
los Estados Unidos de América y la Unión Europea, durante la reunión de la
Organización Mundial del Comercio (OMC) realizada en Cancún, México, en
septiembre del 2003.
III. Es necesario un proceso de elección transparente y participativa para
ocupar la Secretaría General de la OEA. La postulación debe partir de una
amplia consulta ciudadana, que vaya más allá de los círculos de amistades y
componendas políticas prevalecientes hasta hoy en este tipo de elecciones. Cada
Estado debe ser responsable de elegir candidatos que cumplan todo el perfil que
requiere tan importante cargo.
IV. Lamentamos, rechazamos y denunciamos la campaña de sectores económicos,
políticos e ideológicos contra cualquier oposición a la candidatura, de
Francisco Flores como candidato a ocupar la Secretaría General de la OEA. Se han
lanzado amenazas veladas incluso a las opiniones basadas en razones éticas y
jurídicas como la presente, descalificándolas públicamente como parte de una
conspiración de partidos políticos nacionales y de gobiernos extranjeros.
San Salvador, octubre de 2004.
— Asociación Pro Búsqueda de Niñas y Niños Desaparecidos
durante la guerra (PRO BÚSQUEDA)
— Centro para la Promoción de los Derechos Humanos “Madeleine Lagadec”
— Comité de Familiares de Víctimas de Violaciones a los Derechos Humanos
“Marianela García Villas” (CODEFAM)
— Fundación de Estudios para la Aplicación del Derecho (FESPAD)
— Instituto de Derechos Humanos de la UCA (IDHUCA)
— Oficina de Tutela Legal del Arzobispado (OTLA)
— Hilda María Jiménez Molina
— Mauricio y Gloria García Prieto
Notas
1. En concreto, así se pronunció Flores ante el Informe N° 136/88 Ignacio
Ellacuría S.J. y otros, Caso 10.488 (El Salvador); y, luego, frente al Informe
N° 37/00 Monseñor ÓscarRomero y Galdámez, Caso N° 11/481 (El Salvador).
2. El Diario de Hoy, edición del viernes 7 de enero del 2000, p.2, El Salvador.
3. Aprobada en la Asamblea Legislativa el 20 de marzo de 1993, cinco días
después de la presentación pública del informe de la Comisión de la Verdad.
4. En conferencia de prensa realizada el viernes 18 de octubre del 2002, al ser
interrogado sobre el tema, Flores respondió así:
“La Ley de Amnistía es la piedra angular de los acuerdos de paz, es lo que
nos permitió a nosotros perdonarnos… la persecución de los crímenes de guerra
hubiera producido otra guerra; hubiera cerrado las puertas a la posibilidad de
reconciliarnos… A mí me parece que aquellos que buscan quitar esa piedra angular
de los acuerdos de paz, pueden sumergirnos en un grave conflicto adicional…”
5. El Estado salvadoreño aceptó la competencia de la Corte Interamericana de
Derechos Humanos el 6 de junio de 1995.
6. El Diario de Hoy, edición del viernes 7 de enero del 2000, p.2. El Salvador.
7. El Diario de Hoy, edición del sábado 13 de abril del 2002, El Salvador.
8. La Prensa Gráfica, edición del sábado 11 de octubre del 2003, p.2.
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