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año 17 Número 712 junio 5 1996 ISNN 0259-9864 Los dos países del discurso presidencial Balance político del segundo año de Calderón Sol Las medidas de política económica anunciadas por Calderón Sol Polémica licitación en ANTEL (II) Los salvadoreños evalúan los dos años de Calderón Sol Dos años sin gobierno Nuestro balance de otro año más (I) Los dos países del discurso presidencial Al menos una cosa buena tuvo el discurso del Presidente Calderón sobre el segundo año de su gestión y es que reconoció que la situación general del país no es buena, que las medidas económicas adoptadas no han arrojado los resultados esperados y que, por lo tanto, es necesario retrasar algunas de las ya decididas y adoptar otras nuevas. Aunque no reconoció la existencia de una recesión económica, sí aceptó que desde hace algunos meses la economía experimenta problemas serios. Más aún, dijo estar preocupado por las amas de casa, los empleados y trabajadores de bajos ingresos y por los desempleados. A todos los llamó hermanos varias veces. Es bueno reconocer que los resultados económicos no son los esperados, porque es el punto de partida para introducir cambios. Otra cosa es que las doce medidas propuestas por el presidente sean las adecuadas para corregir el deterioro alarmante de las condiciones de vida de la mayoría de la población. Este reconocimiento oficial es más importante porque hasta ahora el gabinete económico y el partido oficial negaban que la vida fuese más difícil en 1996 que en 1994. No obstante, el gobierno no tiene claridad sobre la realidad del país ni, por consiguiente, sobre las políticas adecuadas para resolver sus problemas más graves. El discurso presidencial es una muestra más de esta confusión, que predomina en los altos círculos gubernamentales. El presidente Calderón abrió su discurso reconociendo que los resultados de la economía no eran los esperados y añadió que pensaba mucho en sus hermanos sin voz, en los medianos y los pequeños empresarios y sobre todo en los pobres. Pero sorpresivamente, en el cuerpo del discurso, al describir los logros más relevantes de su gobierno, dijo, sin ningún reparo, que las condiciones de vida de la población habían mejorado en los dos últimos años. Estas contradicciones son preocupantes, porque si no hay claridad en el diagnóstico, tampoco la podrá haber en los correctivos. Y es que en el discurso presidencial predomina la ideología sobre la objetividad. El texto tiene una parte central que, sin duda, fue elaborada independientemente de la parte introductoria, donde se reconoce que las cosas no van bien, y de la parte final, donde se anuncian doce medidas para corregir la dirección de la economía. El cuerpo del discurso pertenece a la retórica tradicional con la cual se suelen describir alegremente los logros gubernamentales, pero sin relacionarlos o contrastarlos con la realidad. En esta ocasión, el presidente Calderón señaló cuántas viviendas había construido y cuántos chorros había inaugurado, pero no dijo nada sobre cuántas viviendas faltan para resolver el problema habitacional ni sobre la escasez de agua que cada día se vuelve más aguda. En su largo recorrido por los tópicos de esta clase de discurso tampoco dijo nada sobre el medio ambiente, el transporte, la energía, la corrupción, el crimen organizado, el terrorismo, la impunidad y la polarización social. Estos silencios gubernamentales son muy elocuentes, sobre todo si se contrastan con los propósitos del primer discurso. Pareciera, pues, que la sección introductoria y la final fueron añadidas a última hora o quizás fueron redactadas por personas diferentes y nadie se molestó en leer el texto completo para velar por su coherencia. En efecto, en el cuerpo central, el presidente Calderón habló del país de las maravillas, que sólo existe en los deseos y las ilusiones de los ideólogos de su gobierno. En las otras dos secciones, intentó hablar de El Salvador real. Pero aún así, el presidente no tocó ningún tema conflictivo, concentrándose únicamente en los logros que podían ser aplaudidos por su público, pero con ello le ocultó la realidad a la nación de la cual es mandatario. No es extraño, entonces, que la atención se centre en las doce medidas propuestas. Las gremiales de la gran empresa privada las han recibido con beneplácito, evidenciando así qué sectores serán beneficiados en primer lugar. El contenido de las medidas revela también que el sector privado no está preparado para la competencia ni para el mercado libre. En otras palabras, no es eficiente. Cabe, entonces, preguntarse con qué solvencia acusa al sector público de ineficiente. Más preocupante es que las medidas no atacan los problemas estructurales de la economía, sino que más bien se orientan a remediar algunos efectos negativos, quizás debido a su carácter inmediatista e improvisado. Desde otra perspectiva, su bondad habrá que juzgarla desde la generación de empleo y el aumento de la productividad. Ante las críticas que llovieron sobre su gobierno, el presidente Calderón apeló al veredicto popular. Una encuesta de opinión pública del IUDOP revela ese veredicto. En términos generales, el juicio de la población sigue siendo negativo. Aunque la valoración parece haber mejorado levemente en relación con la del año anterior, en conjunto, se continúan señalando más fracasos que éxitos. Es más, pareciera que la población critica con mayor intensidad la conducción de la economía. Por eso, la mayoría piensa que el país no va por buen camino y piden al gobierno acciones concretas en el campo económico y en el combate contra la delincuencia. El Presidente Calderón pidió objetividad a la prensa, temeroso de que sus informes alejen a los inversionistas y no atraigan el turismo. Por objetividad aquí se entiende compartir y difundir la visión ideal que el gobierno tiene sobre el estado del país. El problema es que la visión gubernamental no se apega a la realidad y se alimenta de ilusiones falsas. Por lo tanto, la imagen que se quiere proyectar con fines propagandísticos es también falsa. Sólo mejorando la realidad se puede proyectar una imagen objetiva del país. Todos debemos trabajar por el bien común de El Salvador, pero el ejemplo lo deben dar el presidente de la república y su gobierno. Como todo buen hermano, el presidente Calderón debiera mostrarse más cercano a sus otros hermanos, sin mostrar preferencias por aquellos que tienen más poder, y debiera ser mucho más generoso ante sus necesidades ingentes. Balance político del segundo año de Calderón Sol El desempeño político del gobierno del Presidente Calderón Sol durante el segundo año de su gestión se ha caracterizado por acentuar las tendencias y los rasgos de grave ineficiencia gubernamental y de severa perdida de legitimidad ya evidenciados claramente desde su primer año de administración (Proceso, 663-664). Ha habido, en este sentido, una peligrosa y consistente continuidad en aquellas acciones gubernamentales negativas que justifican la perdida del apoyo y la confianza ciudadana en virtud de la errática conducción de la sociedad por parte del ejecutivo. A lo largo del segundo año de la administración de Calderón Sol, en efecto, el ámbito político presenta en sus puntos fundamentales el panorama siguiente: a. Un obsesivo empeño del Ejecutivo por dar por finalizado el proceso de ejecución de los Acuerdos de Paz aún y cuando Naciones Unidas ha certificado que todavía existen importantes compromisos incumplidos en las áreas de seguridad pública, derechos humanos, sistema judicial y en materia económico- social (Proceso, 706 y 708). b. Un desbordante problema de criminalidad y delincuencia - tanto común como organizada- que no ha podido ser enfrentado hasta la fecha con medidas eficaces y apegadas a una legítima normatividad jurídica democrática (Proceso 702). c. Una evidente marcha a la deriva de la nación manifestada en la recurrencia de la ineficiencia administrativa, ambigedad, indefinición, precipitación y contradicción en la formulación de las políticas de gobierno. d. Una profundización de la crisis de los partidos políticos y del sistema de partidos que finalmente parece haber alcanzado a ARENA, el actual partido en el gobierno, al hacerse públicas las profundas diferencias internas entre los distintos grupos que integran a dicho partido (Proceso, 707). e. Un peligroso resurgimiento de la violencia política a manos de organizaciones clandestinas paramilitares que nos recuerdan la tradición escuadronera y violenta de la derecha nacional (Proceso, 711). f. Y, finalmente, un injustificable manejo discrecional del poder legislativo por parte de la mayoría parlamentaria de ARENA expresado en la promulgación de leyes que suponen una clara involución en el terreno de la reformas jurídicas impulsadas por el acuerdo de paz (Proceso, 702 y 710). Ni uno sólo de estos puntos medulares se recogió, sin embargo, en el texto del informe leído por el Presidente Calderón Sol ante la Asamblea Legislativa para dar cuenta del desempeño gubernamental en el período de tiempo analizado. De hecho, en el apartado político del discurso, únicamente se hizo una vaga y retórica referencia al marco de transición política por el que atraviesa el país junto a un breve recuento de los relativos avances en cada una de las áreas pendientes de cumplimiento del Acuerdo de Paz. Además, el tono del discurso fue marcadamente acrítico y se quiso presentar como éxitos de la gestión política un proceso guiado más por la inercia de las reformas institucionales impulsadas por el Acuerdo de Paz que por la decidida voluntad del ejecutivo para profundizar el marco de convivencia democrática. En realidad, como hemos mostrado en varias ocasiones, dichas reformas han sido obstaculizadas muchas veces desde el seno mismo del poder ejecutivo. Es decir, la reforma política general -electoral, judicial, etc- ha registrado algunos avances importantes en contra y a pesar de la voluntad gubernamental. Pero estos avances todavía son insuficientes para transformar verdaderamente de manera democrática a nuestro régimen político. Sin duda, es en la actual coyuntura en donde esta pesando tanto ese déficit democrático dado que la expresión y el respeto al pluralismo, aún no garantizado plenamente en nuestro país, ofrece importantes ventajas a la hora de resolver los graves problemas nacionales sobre la base de un procedimiento concertado. Y, es que, en efecto, la principal objeción unánimemente formulada (tanto por analistas independientes como por opositores político y representantes de las diversos estamentos sociales) contra el desempeño político de la actual administración arenera ha radicado en la falta de definición de una visión estratégica de nación por parte del Ejecutivo. Es decir, de una política gubernamental coherente y dinámica que establezca las prioridades nacionales en los ámbitos económico, social y político junto a los respectivos mecanismos para alcanzarlas. El cientista social Héctor Dada afirma al respecto: "el peor flanco del actual gobierno es su incapacidad o falta de voluntad par llevar adelante lo que pacta". "Eso es lo que hace pensar [sostiene Dada] que el gobierno siempre actúa como un apaga incendios, que no tiene políticas para enfrentar las problemáticas de manera global". Por su parte, el influyente escritor David Escobar Galindo cree que en sus dos años de gestión nunca ha estado claro el proyecto económico que el gobierno ha querido desarrollar. "Hay como intuiciones pero no hay definiciones hacia donde se quiere ir. Por eso hay incertidumbre", explica Escobar Galindo. A ello se debe, justamente, que la lectura del informe presidencial haya despertado extensas y justificadas expectativas. Sobre todo, por parte del gran empresariado nacional, se esperaba de dicho discurso al menos la formulación de algunas medidas económicas de emergencia destinadas a rescatar el país del desaceleramiento tal y como en de hecho sucedió (para un primer comentario sobre esa propuesta gubernamental véase la historia económica en el presente número de Proceso). Más allá del significado y de la viabilidad objetiva de las medidas anunciadas, lo cierto es que el poder Ejecutivo enfrenta en este terreno de la convocatoria nacional y de la dirección política un desafío impostergable. De esta suerte, en una de las pocas partes del discurso presidencial -por encima de la retórica y del triunfalismo cosmético que lo caracterizo- donde se evidencio un eco de honestidad el Presidente manifestó: "este día me permito invitar a cada uno de ustedes a que, sin pérdida de tiempo, unamos nuestros esfuerzos para diseñar una estrategia nacional a largo plazo, que nos lleve al desarrollo de una visión conjunta, para que entremos al tercer siglo de la fundación de nuestra patria, habiendo salido del círculo de pobreza, e incorporándonos al grupo de los países desarrollados del mundo". Resulta comprensible, por supuesto, entender que esa tarea política urgente de conducción concertada del país que se le exige al Presidente ofrezca mayores dificultades de las que a simple vista podrían sospecharse. Hacer entrar en razón a los distintos grupos de interés en torno a un programa de prioridades y metas de alcance y vocación nacional no es una empresa fácil. No obstante, se trata de un reto impostergable e ineludible. Sí el Presidente es incapaz de realizar esa tarea otros, sin duda, lo harán y quizás lleguen al extremo de valerse de mecanismos autoritarios y excluyentes. Las medidas de política económica anunciadas por Calderón Sol El discurso de segundo aniversario del Presidente Armando Calderón Sol reveló, pese al optimismo del que está cargado, que existen suficientes argumentos para rectificar los lineamientos de la política gubernamental. De hecho, al mismo tiempo que el Presidente calificaba de "fuerte y saludable" la economía del país, aceptaba que el costo de la vida había llegado a niveles que ocasionan "una natural preocupación" que, sin embargo, no será satisfecha con las medidas ofrecidas. Es en el campo de la política económica donde pueden notarse los mayores cuestionamientos y revisiones de las programas de gobierno. Los sectores empresariales son los que se han mostrado en desacuerdo con las medidas del gobierno, por considerarlas de corte "recesivo", y son quienes han presionado a través de los medios de comunicación por la adopción de medidas emergentes para estimular la producción. Posturas planteadas por gremiales como la Asociación Nacional de la Empresa Privada (ANEP) parecen haber sido retomadas en este nuevo replanteamiento de la política económica. A nivel de política social, en cambio, las implicaciones del nuevo planteamiento presidencial no son tan profundas, y no sugieren que se registrarán cambios sustanciales en el esquema de política social implementado hasta ahora. A juzgar por las reacciones posteriores, parece que el discurso de segundo aniversario de gobierno ha llenado las expectativas de los sectores empresariales, e inclusive ha generado reacciones positivas de parte de miembros de partidos políticos de oposición. En este contexto vale la pena revisar las implicaciones de la propuesta presidencial no sólo sobre las condiciones de crecimiento o de estabilidad económica, sino también sobre las problemáticas social y ambiental. Para lo anterior es necesario considerar algunas de los posibles cuellos de botella del proceso de desarrollo en El Salvador, así como las medidas más importantes que se proponen en el mencionado discurso y cuáles serán sus posibles efectos sobre la marcha del proceso de desarrollo. Algunas obstáculos para el desarrollo Durante las últimas décadas se ha generalizado a nivel mundial la visión del "desarrollo sostenible", el cual comprende, entre sus principales objetivos, la satisfacción de las necesidades básicas de la población y utilización racional de los recursos naturales y del medio ambiente. Son estos elementos los que han mostrado los mayores limites para el desarrollo económico; en el caso de El Salvador ello resulta especialmente claro. Pese a décadas de crecimiento económico, en el momento actual, más de un 60% de la población se encuentra bajo niveles de pobreza mientras que, de acuerdo a diagnósticos gubernamentales, la situación de los recursos naturales y del medio ambiente es una de las más críticas de los países latinoamericanos. Sin embargo, de acuerdo al diagnóstico de las gremiales empresariales, los problemas más notables que actualmente enfrenta el país serían de menor envergadura, pues estos se limitarían fundamentalmente a un supuesto proceso de "desaceleración" económica que estaría afectando sus niveles de producción y de ingreso. Algunas de las quejas puntuales de los empresarios son los siguientes: drástica reducción en las ventas de vehículos, electrodomésticos, viviendas y otros; despido de personal, cierre de restaurantes y almacenes; inaccesabilidad a créditos y altas tasas de interés; baja en la rentabilidad y competencia desleal; acoso fiscal, pago de IVA en el sector agropecuario e incrementos en los servicios básicos. En esta coyuntura de segundo aniversario de gobierno, el sector laboral, por su parte, ha tenido mucha menor presencia en los medios de comunicación social. Empero, algunas organizaciones laborales y populares han reprobado la gestión gubernamental. Posturas como la de los trabajadores estatales ponen de relieve que el gobierno ha continuado con los procesos de "privatización, modernización y globalización de una forma que daña a la mayoría de los trabajadores". Las nuevas medidas gubernamentales Las medidas anunciadas por el gobierno están relacionadas, entre otros, con aspectos de política tributaria, crediticia y de inversión pública (en infraestructura y en recursos humanos); además se perciben también medidas que tienen que ver con políticas sectoriales destinadas a estimular la producción. En los aspectos tributarios se contemplan medidas que pretenden, fundamentalmente, reducir la carga tributaria de los sectores empresariales y mantener la protección de las empresas nacionales (exención del IVA a las importaciones de bienes de capital, eliminación de los impuestos a las ganancias de capital, retraso de la desgravación arancelaria y reintegro del 6% a las exportaciones no tradicionales). En el aspecto crediticio, el interés principal se centraría en la "promoción de la liquidez en el sistema financiero, para incrementar el crédito productivo y facilitar el proceso de reducción de tasas de interés, comisiones y cobros de servicios bancarios"; además se persigue impulsar el crecimiento del crédito a la micro y pequeña empresa. En lo tocante a la inversión pública, destaca el anuncio de un programa de construcción de infraestructura y de desarrollo de programas sociales y de la adopción de una política que oriente los fondos provenientes de la privatización de las empresas del Estado hacia proyectos de infraestructura y de promoción social. Por su parte, las políticas sectoriales -que persiguen impulsar la inversión en los sectores productivos- consisten en un Plan Nacional de Reactivación Agropecuaria, un Programa Nacional de Competitividad y la promoción en el exterior del país como destino de inversión productiva. No cabe duda que las medidas anunciadas responden a los señalamientos hechos por el sector empresarial, pues la intención principal que se percibe en las mismas es la de alcanzar mayores niveles de crecimiento económico (cierre de empresas, baja de ventas, aumento del crédito) y de reducir la carga tributaria (pago de IVA, acoso fiscal). Las problemáticas de la satisfacción de las necesidades básicas y de la protección del medio ambiente, que son trascendentales para impulsar un proceso de desarrollo, no aparecen dentro de las doce líneas de política anunciadas por el gobierno. Lo que cabría esperar de un modelo de crecimiento como el planteado implicaría mayor crecimiento económico aunque a costa de mayores niveles de inflación por los mayores niveles de otorgamiento del crédito. Nada garantiza en este modelo que sus beneficios también alcanzarán a los sectores trabajadores, a lo sumo el gobierno ofrece incrementar (levemente) los fondos para programas sociales. Consideraciones El discurso del presidente ofrece una serie de medidas que responden a las necesidades de los sectores empresariales, y en ese sentido denotan una elevada capacidad de incidencia política de los mismos. La propuesta del sector laboral (afectado por los despidos en el sector público, la caída en el empleo, la inflación, los bajos salarios, etc.) no tiene tanta difusión pública y, aunque la tuviera, no contaría con el suficiente respaldo político para ser considerada dentro de medidas emergentes de política económica como las conocidas recientemente. La propuesta de desarrollo implícita en el discurso oficial pretende estimular el crecimiento económico como un medio infalible para alcanzar el desarrollo, ignorando que la historia demuestra que el crecimiento económico no es sinónimo de desarrollo e incluso puede implicar profundización de la pobreza y deterioro ambiental. Las políticas gubernamentales están en función de la clase empresarial porque ésta tiene más recursos de presión política que el sector laboral. Por ello se impone como una necesidad el que los programas de desarrollo también persigan incrementar el poder político de los sectores trabajadores para mejorar su capacidad de incidencia en la formulación de las políticas del desarrollo. Polémica licitación en ANTEL (II) Como lo apuntamos en la primera parte de este análisis (Proceso, 710), la agria polémica que gira en torno a la adjudicación de la licitación de la elaboración y mercadeo de los directorios telefónicos ha sido tal en virtud de la explícita participación de El Diario de Hoy y La Prensa Gráfica en la interpretación y defensa/ataque de los puntos centrales que culminaron en la decisión de adjudicar la licitación a Cartotécnica Centroamericana. Es por ello que la dificultad de aclarar este preciso proceso de adjudicación al interior del gobierno - procesos que permanentemente se han caracterizado por su oscuridad y arbitraria discrecionalidad- se ve aumentada. La participación de los dos matutinos del país, misma que ha sido realizada desde un presunto interés por brindar una información objetiva que descubra la "verdad" de los hechos, más que ayudar a clarificar una circunstancia de por sí compleja, la ha dotado, con su continua emisión de juicios de dudosa imparcialidad, de un carácter engañoso y de superlativa confusión. Si bien la activa y obstinada labor de El Diario de Hoy en la defensa de la posición de la compañía Trejos Hermanos halla su explicación en el hecho de que el Grupo Altamirano Madriz (dueños y fundadores de este rotativo) entró en asociación con aquella para comercializar los directorios telefónicos, no son igual de evidentes las motivaciones que habrían llevado a que La Prensa Gráfica haya hecho suyo el defender la legalidad de la decisión tomada por la Junta de Directores de ANTEL y, por ende, la adjudicación a favor de Cartotécnica Centroamericana. Aunque es claro que el presente análisis no pretende desentrañar el leit motiv -ya sea político o económico- que hace que los dos rotativos matutinos del país se enfrenten entre sí, es de importancia resaltar algo ya sabido: el afán que mueve a dar cubrimiento a cierto tipo de hechos está, en la mayoría de ocasiones, alejado de la búsqueda de veracidad y objetividad. En lo que respecta a El Diario de Hoy, el interés que rige su involucramiento en el asunto es notorio: se abandona la labor periodística para utilizar el peso y la capacidad comunicativa de la institución en la defensa de los intereses económicos de sus dueños y fundadores; en el caso de La Prensa Gráfica, no habiendo en apariencia más ligazón directa con el proceso de licitación que la mera tarea de informar, el ataque directo contra su contraparte informativo y la enconada defensa de la decisión tomada por ANTEL no puede deberse más que a razones de marketing: se fustiga, mediante la defensa de la posición contraria, la parcialidad mostrada por El Diario de Hoy con el fin de restarle la imagen y la confianza que en él podrían haber depositado los lectores, pasando así a ocupar en la conciencia colectiva, por oposición, el puesto de "el medio de mayor objetividad en el país" -como referente de esta estrategia de marketing puede revisarse la pugna que estas dos instituciones mantuvieron en torno a quien de ellas era el diario de mayor circulación en El Salvador. Dicho lo anterior, y considerando que el punto de partida obligatorio para el análisis de la licitación es lo que de ella ha sido publicado por los dos anteriores rotativos, un análisis de la problemática deberá, más que realizar afirmaciones tajantes, plantear interrogantes que por su apertura den pistas para entender el proceso de la licitación. Para analizar el proceso, que arranca desde la aprobación de las bases de la licitación, el 24 de julio de 1995, y que ha culminado, provisionalmente, el 7 de mayo de este año, con la orden de la Corte Suprema de Justicia de suspender temporalmente la adjudicación a Cartotécnica Centroamericana, es necesario revisar los argumentos que sustentan los puntos polémicos de la licitación: la primera adjudicación a favor de Trejos Hermanos y su posterior revocación, y la nueva adjudicación, a partir de una reevaluación, a favor de Cartotécnica. Como es posible observar en la cronología de los hechos presentada en el análisis anteriormente citado, la compañía Trejos Hermanos resultó ganadora de la licitación a pesar de que en la evaluación que había sido llevada a cabo por técnicos de ANTEL había obtenido el tercer lugar en puntajes, quedando por abajo de Cartotécnica que obtuvo el primer lugar. Las razones que adujeron los directivos de ANTEL y la compañía ganadora para fundamentar tal decisión fueron las siguientes: a) se detectaron cierto tipo de anomalías en la evaluación que pusieron en duda la veracidad de la misma; los porcentajes obtenidos no eran congruentes con la capacidad y experiencia real de las empresas, puesto que Cartotécnica, que estaba en primer lugar, no tendría ninguna experiencia en la elaboración y mercadeo de directorios telefónicos, condición que sí parecía llenar Trejos Hermanos; b) la decisión de la Junta de Directores de ANTEL estaría subordinada únicamente al cumplimiento de las bases de concurso por parte de las compañías participantes y al cabal cumplimiento de los objetivos perseguidos con la licitación; por ello, el no atender a la evaluación y adjudicar la licitación a Trejos Hermanos era totalmente válido y legalmente correcto. Ante lo anterior, Cartotécnica Centroamericana habría presentado una carta de protesta que habría llevado -aún no está del todo claro si ello fue realmente la razón- a la anulación de la adjudicación anterior y a pedir una reevaluación que, habiendo arrojado los mismos resultados de la primera, fundamentó adjudicar la licitación a esta compañía. La polémica y las contradicciones arrancarían desde este momento, siendo las argumentaciones presentadas por las partes las siguientes: a) según ANTEL, el 22 de septiembre de 1995 se había enviado a todos los participantes de la licitación una circular en la que se comunicaba que la Junta Directiva tenía la potestad de revocar una decisión tomada, siempre y cuando que ésta no hubiera sido previamente rectificada. En este sentido, ANTEL tenía todo el derecho de anular la adjudicación primera y señalar a Cartotécnica como el nuevo y único ganador; b) respaldando aún más lo anterior, al no existir un reglamento interno de ANTEL que contemple los procesos de licitaciones y al ser válido todo aquello que una ley explícita no prohíbe, por homologación de los reglamentos de otras instituciones, eran válido los pasos de "acuerdo-ratificación" que como "costumbre administrativa" ya se habían seguido antes; c) las evaluaciones estuvieron siempre apegadas a las bases de la licitación; el recurrir a una segunda, cosa en que los participantes estuvieron de acuerdo, se hizo con el único propósito de despejar dudas y llevar a cabo un proceso "cristalino". Por parte de Cartotécnica Centroamericana y La Prensa Gráfica, los argumentos de mayor peso son los que siguen: a) pese a que el respaldo por parte de el Grupo Altamirano Madriz y GTE Directories (una de las empresas más grande del mundo en la publicación de directorios) pudo inclinar la balanza en un primer momento a favor de Trejos Hermanos, su participación en la elaboración de los directorios no estaba debidamente registrada en la oferta presentada por esta compañía, por lo cual no contaba con un respaldo legalmente registrado; b) la participación de Trejos Hermanos en la licitación estuvo plagada, desde su inicio, de irregularidades, entre ellas: la compañía no contaba con informes fidedignos y certificados acerca de su situación financiera; la validez de la fianza de sostenimiento había expirado desde el 6 de noviembre de 1995; no se habían presentado certificados de experiencia comercial autenticados; y, finalmente, la empresa no había garantizado imprimir los directorios en suelo salvadoreño. Habrían sido estas irregularidades las que determinaron que Trejos Hermanos obtuviera el tercer lugar en la evaluación y Cartotécnica Centroamericana el primero. Trejos Hermanos y El Diario de Hoy, por otro lado, afirmaron: a) habría un parentesco entre Juan José Daboub y un importante accionista de Cartotécnica Centroamericana que habría llevado a que en un segundo momento se hubiera adjudicado la licitación a esta compañía; b) Cartotécnica jamás habría comercializado, editado, imprimido o distribuido directorio telefónico alguno, por lo que su alta calificación obtenida era fruto del amañamiento de las bases de licitación en la evaluación; c) los técnicos extranjeros contratados para la segunda evaluación no tenían ningún tipo de experiencia en la tarea que se les encomendó; además, Trejos Hermanos nunca consintió en realizar una segunda evaluación por considerar ser los ganadores legales; d) Trejos Hermanos no tendría ningún problema financiero y, por el contrario, goza del respaldo de importantes firmas relacionadas con la publicidad y la elaboración de directorios; e) la revocación de la primera adjudicación por parte de la Junta Directiva de ANTEL sería absolutamente ilegal, ya que ello no está contemplado en la ley de ANTEL; cualquier afirmación de la existencia de una circular en la que esto se notificaba era, por tanto, totalmente falsa. Expuestos brevemente los argumentos de las partes, es obligatorio plantearse ciertas interrogantes: ¨cómo se explica la contradicción en la que cae ANTEL al afirmar, primero, que puede obviar el proceso de evaluación por su corrupción para tomar una decisión y, después, ceñirse a él para adjudicar la licitación a otra compañía? De ser cierto lo señalado por Cartotécnica, ¨cómo pudo permitirse la participación en la licitación a una compañía que violaba muchas de las condiciones establecidas para entrar a concurso? ¨Qué es lo que lleva a la Corte Suprema de Justicia a emitir un fallo a favor de Hermanos Trejos, si existe documentación que valida la decisión de ANTEL? En definitiva, sólo una cosa puede explicar la arbitrariedad en las decisiones tomadas: al cambiar de manos la administración de ANTEL variaron significativamente los criterios a partir de los cuales se había manejado el asunto, es esto y no otra cosa lo que marcó la licitación desde su inicio. Los salvadoreños evalúan los dos años de gobierno de Calderón Sol El 36.1 por ciento de los salvadoreños califica de mala o muy mala la actuación del presidente Armando Calderón Sol en sus dos años de gestión al frente del gobierno, según revela el último sondeo del Instituto Universitario de Opinión Pública, de la Universidad Centroamericana "José Simeón Cañas". La pesquisa, realizada con el objeto de conocer cómo evalúan los ciudadanos el trabajo del actual gobierno, se efectuó entre el 25 y el 30 de mayo del presente año, con una muestra nacional de 1,212 adultos a nivel nacional y con un error muestral de más o menos cuatro por ciento. La encuesta revela también que el 28.9 por ciento considera que el trabajo del mandatario ha sido bueno o muy bueno, mientras que el 30.4 por ciento calificó como regular el desempeño del Presidente. Como ya es costumbre, la consulta pidió además a los salvadoreños que, en una escala del 0 al 10, asignaran una nota al gobierno por su trabajo general en estos dos años, los entrevistados contestaron calificando con un promedio de 5.12 puntos a la segunda administración del partido ARENA. Los promedios de calificación por sector socioeconómico muestran que la administración de Calderón Sol está peor evaluada entre los sectores medio-bajo y marginal. Lo positivo A los ciudadanos salvadoreños se les preguntó si han notado cambios positivos en el país durante estos dos años de gobierno de Armando Calderón Sol; los resultados revelan que 46 de cada 100 ciudadanos consideran que sí ha habido cambios positivos en este lapso de tiempo, mientras que casi 51 de esos 100 piensan que no han habido transformaciones positivas en el país con el actual gobierno. Las personas de los sectores alto y medio-alto y que residen en el oriente del país son las más dispuestas a identificar transformaciones positivas desde la toma de posesión del actual gobierno. A todas las personas abordadas se les pidió que identificaran el principal logro del gobierno en estos dos años de gestión. Los logros identificados fueron muy diversos, pero no todos los ciudadanos pudieron identificarlos: el 30.9 por ciento dijo que el gobierno no tiene logro alguno, mientras que el 17.6 por ciento se abstuvo de responder a la pregunta. Así, los aspectos reconocidos como méritos del gobierno son: el arreglo de las calles y parques (16.7 por ciento), el cumplimiento de los Acuerdos de Paz (8.2 por ciento) y el mejoramiento en los servicios públicos (7.3 por ciento), entre otras respuestas. Lo negativo En el otro lado de la moneda, al calificar al gobierno de manera negativa, los salvadoreños mostraron un nivel de acuerdo mucho mayor. El 71.2 por ciento de los ciudadanos afirmó que sí han habido cambios negativos en el país desde que entró la actual administración, mientras que el 25.3 por ciento sostuvo que no han habido aspectos de deterioro. Según los resultados del sondeo, los fracasos atribuidos al gobierno de Calderón en estos dos años se concentran en la situación económica y en la crisis de seguridad pública. El 28.2 por ciento piensa que el principal fallo del Ejecutivo es la inflación, el 19.4 por ciento sostiene que el gobierno no ha sido capaz de detener la delincuencia y el 10.4 por ciento cree que el mayor fracaso del gobierno es la falta de empleo, entre otros errores. El gobierno y los problemas del país A los salvadoreños se les preguntó sobre los esfuerzos del gobierno para resolver los principales problemas que enfrenta el país en la actualidad: la delincuencia, la economía y la corrupción. De acuerdo a los resultados, aproximadamente dos de cada tres ciudadanos piensa que el gobierno no está resolviendo efectivamente los problemas de corrupción y delincuencia, pero cuando se trata de la cuestión económica, la opinión se vuelve aún más crítica: ocho de cada diez salvadoreños consideran que la actual administración no está resolviendo el problema económico del país. De hecho, el sondeo en su conjunto revela que el aspecto más criticado del trabajo del gobierno sigue siendo la gestión económica. Para el 61.6 por ciento de los consultados, la situación económica del país ha empeorado desde que tomó posesión el actual gobierno de ARENA; mientras que para el 22.9 por ciento, las condiciones económicas de El Salvador siguen igual que antes, y sólo el 12.8 por ciento afirma que están mejor. A nivel de economía familiar, los salvadoreños afirmaron que sus condiciones financieras siguen igual (44.6 por ciento) o peor (44.2 por ciento) y sólo el 10.3 por ciento admitió que su economía particular ha mejorado desde la entrada del actual gobierno. Preguntados sobre el grupo más beneficiado por el Ejecutivo, el 42.8 por ciento de los salvadoreños señaló a los más ricos como el grupo más beneficiado por la administración de Calderón Sol, en tanto que el 18.7 por ciento afirmó que todos los salvadoreños han sido favorecidos por el actual gobierno y el 14.3 por ciento dijo que los mayores beneficiados han sido "ellos mismos". El sondeo preguntó a los ciudadanos sobre la política de privatización de las empresas públicas que lleva a cabo el gobierno en la actualidad. De acuerdo a las respuestas de los consultados, más de la mitad está en desacuerdo con la privatización de las empresas del Estado, mientras que una cuarta parte se encuentra a favor y el resto no tiene una opinión formada al respecto. Por otro lado, la encuesta aprovechó para preguntar la opinión de los salvadoreños sobre el fuero de los alcaldes y funcionarios municipales, aprobado recientemente por la Asamblea Legislativa. Aunque casi la cuarta parte de la población no estaba enterada de dicha ley, más de la mitad de los ciudadanos se manifestó en contra del fuero para los alcaldes y sólo el 17 por ciento se mostró a favor. Cumplimiento de promesas A dos años de gobierno, el 66.3 por ciento de los encuestados considera que el gobierno de Armando Calderón Sol no está cumpliendo con las promesas formuladas durante la campaña electoral del 94, mientras que el 24.8 por ciento afirma que sí está cumpliendo y el 9 por ciento se abstiene de dar su opinión sobre el tema. Sin embargo, en esta ocasión, más de la mitad de los consultados (el 52.2 por ciento) dijo que la segunda administración de ARENA ha tenido el tiempo suficiente para cumplir con lo prometido, mientras que el 40 por ciento insiste en que hay que darle más tiempo. La opinión sobre el rumbo del país Luego de dos años de trabajo del gobierno de Calderón, a los ciudadanos de este país se les preguntó si El Salvador va por un buen camino o si el país necesita un cambio. La mayoría de los salvadoreños, el 77.4 por ciento, piensa que este país necesita un cambio, sólo el 17 por ciento cree que El Salvador va por un buen camino. En este sentido, se pidió a los entrevistados que identificaran la principal tarea que a juicio de ellos debe desarrollar el gobierno de Armando Calderón Sol en el próximo año de gestión. Las tareas mencionadas por los salvadoreños fueron muy variadas y muchas de ellas se concentraron en temas económicos; entre las más citadas están: el combate a la delincuencia (21.7 por ciento), la creación de fuentes de trabajo (20 por ciento), combatir la pobreza y ayudar a los pobres (12.7 por ciento), el control de los precios (10.7 por ciento), diseñar políticas económicas (10.5 por ciento), entre otras tareas. En resumen, la opinión de los salvadoreños sobre los dos años de gobierno de Armando Calderón Sol sigue siendo bastante negativa. Aunque en comparación con la evaluación de hace un año, las opiniones parecen haber mejorado muy levemente, la valoración en conjunto sigue señalando más fracasos que éxitos. Es más, pareciera que la población critica con mayor intensidad la manera en que se está conduciendo económicamente el país en estos dos años. En este contexto se explica porqué la mayoría de la población piensa que el país no va por un buen camino y que pidan al gobierno acciones en el campo económico y en el ya permanente problema de la delincuencia. Así, el gobierno de Calderón Sol continúa siendo mal visto por la mayoría de los ciudadanos. Dos años sin gobierno El primero de junio, el Presidente Calderón Sol leyó un discurso a la nación, en ocasión del segundo aniversario de su mandato presidencial. Como siempre, la retórica y la demagogia no faltaron. Si se hechó de menos, sin embargo, una necesaria dosis de autocrítica que todo gobierno que se respete a sí mismo y a los ciudadanos que dice representar debería hacer prevalecer. También hizo falta realismo en los redactores del discurso presidencial, lo cual salta a la vista sin mayor esfuerzo: en el marco de un acelerado empobrecimiento de los sectores populares y el rebrote de prácticas terroristas en el seno de los grupos de derecha, sostener que el país ve avanzando en el fortalecimiento de las instituciones democráticas o que existe un compromiso por parte del gobierno en fortalecer el desarrollo social son afirmaciones que no poseen sustento en la realidad. En verdad, es bien poco lo que Calderón Sol puede ofrecer como frutos positivos en sus dos años de gestión. Quizás esto explique porqué la necesidad de recurrir a la demagogia y la retórica, al igual que el temor de ser mínimamente autocrítico con un desempeño a todas luces ineficiente y débil. Siendo realistas, en los dos últimos años, El Salvador ha ido a la deriva. El gobierno de Calderón Sol ha sido incapaz de formular una estrategia de desarrollo económico y social mínimamente coherente con la necesidades del país. El gobierno se ha visto sometido a las presiones de los grupos empresariales más poderosos -en fuerte pugna entre sí-, lo cual se ha traducido en improvisaciones y cambios de marcha en la conducción de la economía. Asimismo, en la pugna existente entre los grupos empresariales ha predominado el sector financiero, el cual ha logrado ampararse bajo la sombra del Estado, dejando a la zaga a los sectores agropecuario e industrial. Mientras los grupos financieros van devorando la economía del país, los sectores populares han resentido durante estos dos años el impacto de las medidas neoliberales que, desordenadamente, ha ido implementando el gobierno. Como resultado de ello, las bases para alcanzar un desarrollo económico y social con equidad no sólo no se han establecido, sino que las posibilidades de que dichas bases se establezcan son cada vez más remotas. Puesto más crudamente, durante los dos años de gestión de Calderón sol los pobres de El Salvador se ha hecho más pobres, el que nace pobre sigue estando condenado a morir pobre y nuevos pobres se ha sumado a los miles de salvadoreños que, día a día, tienen que luchar por sobrevivir miserablemente. En resumen, en los dos últimos El Salvador ha carecido de una dirección clara como nación. El país ha ido a la deriva, dando giros inesperados de un lado hacia otro, sometido a los intereses particulares que han logrado imponerse en el seno del equipo asesor de Calderón Sol. Es decir, han sido dos años en los que el país ha estado en manos de un grupo de poder sin capacidad de gobernar. Lo triste es que -!vaya costos de la democracia- todavía le quedan tres años de gestión a Calderón Sol y su equipo de asesores. Serán tres largos años que se perderán para el país; tres años en los que se pospondrán decisiones que ya no pueden postergarse; tres años que los salvadoreños no podemos darnos el lujo de desaprovechar, pero que lamentablemente serán desperdiciados. Nuestro balance de otro año más (I) En caso de que Usted haya quedado satisfecho con el discurso presidencial leído ante las y los diputados, reunidos en sesión solemne el pasado 1 de junio para conocer el balance de la labor que dice haber desarrollado el doctor Armando Calderón Sol durante su segundo año de gestión y enterarse de lo que sigue en adelante, nos haría un gran favor si se anima a explicarnos qué razones tiene para sentirse así. Porque a nosotros, al menos desde la perspectiva de la situación en que se encuentra el nivel de respeto a los derechos humanos en el país y las acciones prioritarias que consideramos deben adoptarse para garantizar la estabilidad social, esa intervención no nos aportó mayor cosa; y es que ni siquiera en el marco de los vacíos recursos retóricos y demagógicos utilizados siempre en estas ocasiones þaunque ahora quizás con menos "calidad" que en otrasþ nos pudo brindar algunas luces sobre estos temas, pese a que por múltiples y muy importantes causas no podían ni debían ser tratados tan a la ligera. En lo que toca a los derechos económicos, sociales y culturales þsalud, vivienda digna, educación, trabajo y seguridad social, entre otrosþ así como en el campo de los aún llamados "nuevos derechos" y de aquellos que tienen que ver de manera especial con la niñez y la mujer, el señor presidente los abordó al presentar datos parciales y muy puntuales de su gestión que, desde nuestra óptica, no son argumentos sólidos para asegurar þcomo lo hizoþ que se han "alcanzado logros importantes" en el área social y que éstos deben interpretarse como "un mejoramiento de la calidad de vida de la población". Así lo dijo el mandatario y corresponde a las personas entendidas en cada una de esas materias aportar elementos para comprobar si þpor ejemploþ es cierto que la situación de la infancia no se continúa deteriorando, pese a la notable y creciente permanencia de niñas y niños en la calle que se drogan, prostituyen, piden o exigen limosna, no reciben educación, deambulan integrando peligrosas "maras" y son víctimas de abusos por parte de las autoridades. Las y los especialistas þpor citar otro ejemploþ nos deben aclarar si las miserables intentos de vivienda que abundan en San Salvador y sus alrededores, así como en otras ciudades importantes del país, son el símbolo de una "mejor calidad de vida" y si sus moradores se encuentran frente a la posibilidad de vislumbrar un "nuevo amanecer", distinto a aquel que le tocó sufrir a más de 150 familias después de haber sido desalojadas brutalmente por elementos de la Policía Nacional Civil (PNC) el 10 de abril, siempre dentro del segundo año del actual gobierno. De nuestra parte, con gusto reconoceríamos esos logros pero þhasta ahoraþ la necia realidad se empeña en ofrecernos un panorama distinto al que se percibe en el idílico discurso oficial; panorama que no favorece en nada a los sectores extremadamente pobres, pobres y a la "clase media" del país, fruto de una política económica gestada quién sabe dónde (¨o si?) e impulsada desde Casa Presidencial. En el marco de la imposición de ese modelo y a pesar de que ahora, después del fin de la guerra, muchas y muchos presumen de la independencia de los tres órganos del Estado, al menos en este tema la bancada "arenera" en el Parlamento y sus necesarias comparsas, según sea el caso, han bailado al ritmo que les han marcado desde el Ejecutivo. Para muestra, dos botones: el segundo año de gobierno del doctor Calderón Sol se estrenó con la aprobación þel 8 de junio de 1994þ de un incremento drástico al impuesto del valor agregado (IVA), pese a una enorme y muy diversa oposición; posteriormente, se aprobó el decreto 471 y decenas de miles de personas tuvieron que abandonar sus puestos dentro de la administración pública, en medio de un acelerado procedimiento que generó protestas sociales y cuyos costos sociales þindependientemente de que aún no se alcancen a percibir en toda su dimensiónþ pueden resultar bastante peligrosos. Y aquí es donde debemos insistir en nuestra insatisfacción principal sobre el balance hecho por el señor presidente: la manera insuficiente y poco seria de abordar el tema de los derechos humanos. Veamos por qué. Que el mandatario afirme que "la situación macroeconómica se mantiene fuerte y saludable" no nos consuela pues þcomo sostiene la ex ministra de Planificación, Mirna Liévano de Márquesþ "esto es muy difícil de asimilar si las personas no están sintiendo que tienen perspectivas de progreso". Y dentro del actual panorama económico y social en el que vive la mayor parte de salvadoreñas y salvadoreños þese cuadro que intentamos ilustrar antes con algunos ejemplosþ no es posible observar el surgimiento de esas perspectivas a las que se refiere la señora de Marques. Hasta el mismo presidente, en algún momento de su discurso de aniversario y curándose en salud, dijo que "en los meses recientes el ritmo de la economía se ha vuelto más lento, y aunque estamos lejos de una recesión económica, es innegable que, el costo de la vida ha ocasionado una natural preocupación, tanto al gobierno como a los distintos sectores de la sociedad". Eso lo dice quien encabeza desde la administración pública una "cruzada" para imponerle al pueblo salvadoreño un modelo económico que está incrementando la concentración de riqueza; tal imposición quizás sea aún más peligrosa aquí que en otras partes, pues en nuestro país þsin un verdadero desarrollo político enmarcado dentro de los principios de un Estado de Derecho participativoþ ésta puede propiciar abusos de poder, fomentar la corrupción y favorecer la impunidad. Sobre todo cuando lo que se ha logrado hasta el momento en lo que respecta al surgimiento o la renovación de las instituciones estatales responsables de garantizar la convivencia social pacífica es þsin dudaþ fruto de la presión internacional y no de una voluntad, real y concertada, de todos los sectores nacionales. Y es aquí donde encuentra mayor sentido el mal sabor que nos dejó la alocución presidencial, transmitida extrañamente por cadena nacional de radio y televisión hasta el día siguiente de haber tenido lugar. Nuestra realidad no es muy alentadora. La lógica y la historia nacional nos demuestran que de la misma pueden derivarse situaciones de violencia muy peligrosas, muchas de las cuales las hemos vivido durante el segundo año del gobierno presidido por el doctor Calderón Sol y las seguiremos padeciendo de no adoptarse las medidas adecuadas para fortalecer las instituciones del Estado encargadas de canalizar las demandas de la población, de ubicar las causas que originan malestares sociales y de buscar soluciones racionales para superar los problemas más graves que afectan a la Nación. Los niveles de inseguridad personal se han vuelto intolerables en un territorio donde, según cifras oficiales, en 1995 murieron violenta e intencionadamente casi 8 mil personas. Ello, fruto de la delincuencia "común" y de la "especial" þcrimen organizado de aquellos que trafican algo, "escuadrones de la muerte" en alquiler o que trabajan por iniciativa privada, y grupos armados de ambos bandos con una gran experiencia acumulada durante la guerraþ operando sin que tengan que enfrentar obstáculos realmente serios para ello. Pero, además, esa violencia también se ha expresado de otra forma que puede llegar a ser igualmente peligrosa: la represión institucional y desproporcionada a los sectores sociales que se manifiestan públicamente en demanda de mejores condiciones de vida. De ahí la gran responsabilidad que tiene el actual gobierno, en el sentido de asegurar en el presente y para el futuro el sostenimiento de una paz estable y duradera, basada en el respeto irrestricto a los derechos humanos de toda la población. Pero parece que la actual administración no puede o no quiere poner el necesario interés para tal fin, en la medida que no asume responsablemente la tarea de contribuir en forma eficaz para darle cabal cumplimiento a los acuerdos de paz y a garantizar el buen funcionamiento de la PNC, la consolidación de la Procuraduría para la Defensa de los Derechos Humanos (PDH) y el afianzamiento de una administración de justicia confiable. Tanto del discurso presidencial como de la realidad es que sacamos esa conclusión. En su intervención ante la Asamblea Legislativa el 1 de junio, el mandatario se refirió a la "inquebrantable voluntad política" que tiene para cumplir esos compromisos, independientemente de los costos económicos y la complejidad que þsegún dijoþ ello representa. Bueno, pues, aclaremos las cosas con dos ejemplos. No sería oneroso darle cumplimiento al cuarto grupo de recomendaciones que hizo la Comisión de la Verdad, en lo relativo al tema de la reconciliación nacional: no habría que hacer mayor inversión para reconocer públicamente la honorabilidad de las víctimas de la violencia, para reconocer su sacrificio con la construcción de un monumento, para decretar un día dedicado a recordarlas y para organizar un foro público de discusión sobre la verdad. Quizás, porque fueron muchas las víctimas, habría que invertir bastante dinero en reparar materialmente el daño que se les causó a ellas y a sus familiares; sin embargo þademás de ser algo justo e indispensableþ la misma Comisión de la Verdad sugirió formas para hacerlo sin que ello significase mayor carga para el Estado salvadoreño. Como ven, para darle cumplimiento a todo esto que es un compromiso de las partes y un paso necesario para alcanzar la reconciliación, los costos no son tan elevados a menos que las sumas y restas se sigan haciendo con la calculadora política en la mano. Y si de complejidades vamos a hablar para el cumplimiento de los acuerdos de paz, veamos otro ejemplo: las reformas legislativas para mejorar la administración de justicia, requieran o no de cambios a la Constitución. Dichas reformas þfruto de las recomendaciones hechas por la Comisión de la Verdad, por el Grupo Conjunto para la Investigación de los Grupos Armados Ilegales con Motivación Política y por la verificación internacional en el paísþ aún no se han producido. ¨Por qué en este caso, al presidente le resulta tan "complejo" negociar con su partido la aprobación de dichas medidas en la Asamblea? ¨por qué, para avanzar en este sentido, no se utilizan los mismos medios que se emplearon para aprobar el aumento al IVA y el decreto 471, fruto del tristemente célebre y ya roto "Pacto de San Andrés"? ¨tiene ese compromiso político coyuntural þfirmado sólo entre un partido, el oficial, y un grupo que aspiraba a serloþ mayor peso y valor para el actual presidente, que aquellos acuerdos que pusieron fin al conflicto armado y que fueron signados por su antecesor en su calidad de jefe de Estado?