UCA

Universidad Centroamericana José Simeón Cañas



Semanario PROCESO

© 1996 UCA Editores



año 17

número 714

junio 19 1996

ISSN 0259-9864



De pruebas y testigos

Peligrosas tendencias hacia el desequilibrio macroeconómico

Difícil situación de los recursos naturales: el

problema del agua

Avances y limitaciones de la Integración Centroamericana

Sondeo nacional sobre la percepción

infantil hacia los agentes de seguridad pública

Otra bomba de tiempo



                    De pruebas y testigos



     La Policía Nacional Civil tiene varios casos abiertos

donde se comprueba la falta de investigación. En aquellos

casos donde aparecen policías como sospechosos, lo

único que parece interesarle es la exoneración de

tales agentes. Esto se puede comprobar en uno de estos casos,

ocurrido a comienzos del año pasado. La víctima es un

joven estudiante, cuyo cadáver apareció en un

barranco, en Los Planes de Renderos, y los sospechosos, seis

policías destacados en Panchimalco.

     El director de la Policía Nacional Civil respira

tranquilo porque no existen pruebas ni testigos que incriminen a

sus subalternos. Por otro lado, éstos pasaron la prueba del

polígrafo que, con todo y ser muy inexacta, los

exoneraría de toda responsabilidad. Pareciera, pues, que

como no hay pruebas ni testigos, tampoco habría crimen o,

dicho de otra manera, como los principales sospechosos no han

podido ser incriminados hasta ahora, la policía no puede

hacer otra cosa que esperar a que el caso se olvide como tantos

otros. La policía no muestra interés mayor en

esclarecer el crimen toda vez que ha podido librar de la justicia

a los agentes acusados.

     Es comúnmente aceptado que a la policía le

corresponde una función bastante más activa en la

investigación del crimen. Ninguna policía seria se

sienta a esperar a que las pruebas y los testigos aparezcan, sino

que los busca de forma activa. Obviamente, ni el criminal se

presentará por voluntad propia a declarar ni las pruebas le

caerán sobre el escritorio al director de la policía

o, para el caso, al ministerio público, que también

está obligado a investigar el crimen.

     Lo menos que pudiera hacer el ministerio público y la

policía es aclarar las circunstancias del asesinato. Para el

Ministro de Seguridad, la causa de la muerte fueron golpes fuertes

producidos en una caída libre de once metros. El informe

forense apunta a que la víctima fue atropellada y lanzada al

barranco donde fue encontrada por el impacto. Según la

Fiscalía, el asesinato ocurrió en un sitio diferente

a donde fue encontrado el cadáver. La Procuraduría

para la Defensa de los Derechos Humanos afirma que el

cadáver presentaba traumatismos que ocasionaron fracturas

causadas en vida. La familia insiste en que se trata de un

asesinato y en que la víctima mostraba señales de

tortura.

     De todas estas versiones, las más probables son las dos

últimas. En cualquier caso, lo menos que se debe hacer ante

versiones tan diferentes es establecer las circunstancias del

asesinato. Con semejantes deficiencias de la policía, de los

forenses y de la fiscalía no es extraño que no haya

pruebas. La confusión da buen resultado cuando se quiere

evitar el esclarecimiento del crimen, práctica en la cual

los funcionarios públicos demuestran ser maestros.

     Nadie debe extrañarse tampoco por la ausencia de

testigos. Las garantías personales que ofrece el director de

la policía no tienen ninguna credibilidad después del

tratamiento que dio a la testigo de las actividades de la sombra

negra en San Miguel. Al igual que en el pasado, la testigo se

volvió acusada, en lugar de agradecer su testimonio y

brindarle protección fue discriminada y hostigada hasta el

punto de obligarla a abandonar la Policía Nacional Civil y

el país. 

     Caso similar parece ser el del agente de la Unidad de

Mantenimiento del Orden que acusa a dos colegas de haber asesinado

a otros dos agentes, cuyos cadáveres fueron encontrados al

borde de una carretera, y de haber herido gravemente a un tercero.

El testigo ha sido tratado como enfermo mental e intentaron

impedirle declarar ante los medios de comunicación. Mientras

tanto, en oriente, la policía le negó a una madre

información sobre las circunstancias en que murió su

hijo, también policía. Un funcionario que permite o

incluso participa de estos atropellos no debiera esperar la

colaboración de testigos. En realidad, no está

interesado en encontrar testigos que señalen a los

criminales.

     Por eso, las revelaciones sobre el presunto grupo de

universitarios que habría colocado las dos bombas dirigidas

contra un ex presidente han sido recibidas con escepticismo. Pese

a las explicaciones de la policía y a la supuesta evidencia

que vincularía a los estudiantes con las bombas, el

resultado de la investigación no convence. Hace poco, la

misma policía anunció un plan terrorista para evitar

la privatización de ANTEL. Según dicho plan,

habría tomas de edificios y rehenes, protestas y paros

violentos. Sus protagonistas serían el FMLN y los

sindicatos. Pero casi inmediatamente después de hecho el

anuncio, la policía comenzó a recular, advirtiendo

que carecía de pistas, que se trataba de información

no confirmada. En lugar de investigar, la policía parece

preferir la guerra psicológica, dedicándose a una

actividad más propia de las agencias de inteligencia.

Así, en lugar de informar y aclarar, la policía

tergiversa y confunde.

     La no investigación del crimen por parte de la

policía y del ministerio público es la mejor

garantía para la proliferación de la impunidad. Del

ministerio público y del sistema judicial no se puede

esperar gran cosa de momento, pues no han sido debidamente

depurados y las leyes no han sido convenientemente reformadas; pero

de la policía podríamos esperar mucho más en

cuanto a investigación y credibilidad.



     

     Peligrosas tendencias hacia el desequilibrio

macroeconómico



     Una de las tendencias económicas más notables de

los últimos meses ha sido la disminución de las tasas

de crecimiento del Producto Interno Bruto (PIB), especialmente por

las reacciones que ello ha suscitado en los círculos

empresariales y políticos, pues en realidad existen otras

tendencias negativas. La atención puesta en el

comportamiento del PIB ha desviado la atención de otras

variables macroeconómicas que también dan cuenta del

"estado de salud" de la economía, tales como la balanza

comercial, los precios, balance de las finanzas públicas y

tasas de interés.

     Después de casi media década de crecimiento

económico aún pueden detectarse los mismas

desequilibrios que impulsaron al primer gobierno del partido

Alianza Republicana Nacionalista (ARENA) a desarrollar un plan de

"estabilización y ajuste económico". Hasta ahora los

grandes desequilibrios han podido ser sobrellevados sin mayores

traumatismos por el intenso flujo de recursos externos; y ello

porque las medidas de política económica

implementadas desde 1989 han mostrado una clara inefectividad para

consolidar la estabilización de los precios y reducir los

déficits de los sectores externo y público.

Adicionalmente, el comportamiento del sistema financiero se ha

convertido en un freno para la inversión debido al

incremento de las tasas de interés. 

     A continuación se busca argumentar que, además

de los menores niveles de crecimiento, los indicadores

económicos de corto plazo ofrecidos por el Banco Central de

Reserva (BCR) evidencian la permanencia de la tendencia hacia los

desequilibrio macroeconómicos. Para ello, se revisa el

comportamiento de la producción, precios, sector externo,

sector público y sector monetario-financiero.

     Hasta el mes de marzo de 1996, el Indice de Volumen de la

Actividad Económica (IVAE) (base 1990=100) habría

alcanzado un nivel de 154.9 lo cual implicaría un incremento

de 4.5% en relación al mismo mes del 1995. Este nivel de

crecimiento sería inferior al experimentado entre los meses

marzo/1994 y marzo/1995 cuando este alcanzó un nivel de

7.4%. Los sectores económicos que han experimentado los

mayores niveles de crecimiento son, en su orden: financiero,

transporte, agropecuario y electricidad; en cambio los sectores

manufactura, comercio y construcción han experimentado

severas contracciones en su tasa de crecimiento.

     El comportamiento de los precios hasta el mes de abril

mostraría una relativa estabilización en

relación a los últimos meses de 1994, cuando se

registró un rebrote inflacionario. Es así que para el

mes de abril/96 se registró una inflación de 0.4%,

mientras que para marzo/95 y marzo/94 se reportaron niveles de 0.6

y 0.9 por ciento, respectivamente.

     En lo tocante a la balanza comercial, datos del BCR dan cuenta

que hasta el mes de abril de 1996 se había alcanzado un

nivel de exportaciones de 617.7 millones de dólares,

mientras que las importaciones alcanzaron los 1,053.4 millones de

dólares, lo cual implicaría que el déficit de

la balanza comercial habría alcanzado los 435.7 millones de

dólares. Aún así, entre abril/95 y abril/96 se

ha reportado una disminución del 2.9% en el déficit

de la balanza comercial atribuible principalmente a una

disminución en el ritmo de crecimiento de las importaciones

y un leve incremento de las exportaciones.

     El sector que habría mostrado mayor capacidad de

generación de exportaciones ha sido la maquila, pues esta

generó cerca de un 70% del incremento de las exportaciones

entre el período en estudio. Sin embargo, al mismo tiempo

estimuló un incremento de las importaciones equivalente a

cerca de un 40% de sus importaciones. La composición de las

importaciones, por otra parte, muestra una reducción de la

participación de los bienes de consumo y de los bienes de

capital acompañada de un incremento de las importaciones de

bienes intermedios y de maquila.

     El déficit en las finanzas públicas, por su

parte, aún permanecía para el mes de abril pasado

cuando alcanzaba un nivel de 328.8 millones de colones, a

diferencia del mismo mes de 1995 cuando se reportó un

superávit de 30.3 millones de colones. La evolución

de los gastos durante el primer cuatrimestre del año es lo

que explica el incremento del déficit, ya que éstos

se han incrementado en 29.7% entre abril 1995 y abril 1996, lo cual

fue suficiente para superar el crecimiento absoluto de los

ingresos. Cabe señalar que los ingresos fiscales han

experimentado un crecimiento apreciable durante los últimos

meses, principalmente por efecto del incremento de las

recaudaciones por concepto de Impuesto al Valor Agregado e Impuesto

sobre la Renta. 

     En el campo monetario y financiero ha sido el incremento de

las tasas de interés activas el elemento que más

destaca al examinar el comportamiento de las variables monetarias.

Asimismo, es digno de mencionar la disminución experimentada

por las tasas de crecimiento del crédito. Por ejemplo, entre

mayo de 1995 y mayo de 1996 las tasas de interés activa a

mediano plazo (aplicables a préstamos) pasaron de 20.16% a

24.35%; es decir, un incremento absoluto de 4.19 puntos

porcentuales. Por su parte, las tasas pasivas a 180 días

(pagadas a los depósitos de ahorro) pasaron de 12.94 a 13.96

para un incremento absoluto de 1.02 puntos porcentuales.

Evidentemente, lo anterior se ha traducido no sólo en un

mayor costo del dinero, sino también en un incremento de la

diferencia entre tasas activas y pasivas (4.17 unidades) y de los

márgenes de utilidad de los intermediarios financieros.

     Por otra parte, el crédito otorgado por bancos y

financieras se expandió a una tasa menor a la observada para

períodos previos. Entre abril de 1994 y abril de 1995, el

crédito se expandió en un 34.7%, mientras que -entre

el último mes y el de abril de 1996- lo hizo en sólo

14.6%. Esta situación es resultado de las restricciones

monetarias impuestas por el gobierno desde mediados del año

pasado y que se han prolongado aún para los primeros meses

de 1996. 

     La información anterior muestra que una

evaluación de la economía arroja graves

cuestionamientos en prácticamente todos los ámbitos.

El crecimiento económico se ha visto limitado por la

reducción de la actividad de los sectores comercio y

construcción; sin embargo, ha sido el descollante

comportamiento del sector financiero el que ha atenuado las

presiones hacia la disminución en la tasa de crecimiento. La

reducción del crédito, aunque ha contenido la

inflación, está estrangulando el crecimiento

económico de los sectores productivos (agropecuario y

manufacturero), al igual que las elevadas tasas de interés

cobradas por las instituciones financieras.

     El déficit en la balanza comercial, aunque se redujo

levemente, continua presentándose como uno de los problemas

de política económica más difíciles de

resolver por la baja capacidad de respuesta de las exportaciones.

La maquila tiene un papel ambivalente en la balanza comercial, pues

aunque genera exportaciones también genera importaciones que

reducen su efecto final sobre la reducción del

déficit comercial, mientras que las exportaciones

tradicionales y no tradiciones muestran bajos niveles de

crecimiento.

     Pese a la retórica oficial, puede notarse que el

déficit fiscal aún presenta niveles suficientes para

ser considerado al momento de diseñar la política

económica. Esto es así por la continua

expansión del gasto que practica el gobierno, pese a que el

control del gasto público figura como uno de sus principales

objetivos en materia de política fiscal. 

     En general, el panorama coyuntural de la economía

podría caracterizarse por una reducción del

crecimiento económico aparejado a una permanencia de los

desequilibrios fiscales y de la balanza comercial. Ello llama

nuevamente la atención sobre la dependencia de los recursos

externos y de la inefectividad de los programas de

"estabilización y ajuste" implementados desde 1989.

     Difícil situación de los recursos naturales: el

     problema del agua



     Durante mucho tiempo se ha pretendido ignorar, por parte de

los gobiernos de turno y la población en general, el

problema del medio ambiente en nuestro país, y los efectos

reales que este puede originar y ya está originando. A falta

de una preocupación sincera y global por proteger los

escasos recursos que todavía quedan, no se diga por un

afán de recuperar los que aún no se han perdido

irreversiblemente, existe la falsa idea de que el desastre

ecológico es una realidad por venir -por ello asunto de las

futuras generaciones-, y no algo que deba ser enfrentado ahora. 

     El problema ambiental es una realidad actual, cuyas

repercusiones alcanzan no sólo a las generaciones venideras,

sino también a las actuales. Sirvan de muestra de la

magnitud del problema los siguientes datos: cada año

desaparecen aproximadamente 4 mil 500 hectáreas de bosque

producto de la urbanización y la tala de árboles con

fines comerciales, agrícolas y de uso doméstico

(tómese en cuenta que la tasa de reforestación ronda

las 560 hectáreas por año, de las cual menos del 60

por ciento fructifica); en tan sólo 40 años se

generó el 67 por ciento de la deforestación del

país; únicamente un 12 por ciento de El Salvador

posee cobertura boscosa, de la cual, según el Programa

Salvadoreño de Investigación sobre el Desarrollo y el

Medio Ambiente, habría que restar un 6 por ciento compuesto

por vegetación arbustiva y cultivos de café; se

estima que en 26 años la población total del

país se duplicará, en 8 las zonas boscosas

habrán desaparecido y antes del 2020 los mantos

acuíferos se agotarán.

     Los efectos que acompañan a esta realidad ambiental son

muchos, pero centrémonos ahora en uno en especial: la

escasez del agua. Como es evidente, la calidad y la cantidad de

agua con que se cuenta para suplir el servicio depende directamente

de la preservación de la vegetación y las

áreas boscosas, el caudal y la pureza de los ríos y

la precipitación pluvial de la estación de lluvia de

todos los años. Si a los datos de deforestación ya

presentados se añade el hecho de que más del 60 por

ciento de los ríos del país han sido declarados

"muertos" (sin posibilidad alguna de explotación) o poseen

un elevado grado de contaminación, es evidente que la

situación ha pasado hace mucho tiempo de ser preocupante a

ser gravísima y desastrosa. Muestra de ello es el hecho del

permanente estado de racionamiento del servicio de agua potable que

experimentan gran parte de los salvadoreños. Contrario a las

declaraciones de ANDA, la escasez del líquido

obedecería más al acelerado agotamiento y

contaminación de sus fuentes naturales, que a problemas

técnicos y de conexión. Puesto que de no ser

así, tendría ANDA que explicar cómo es que

supuestas tareas de reconexión y mantenimiento que exigen la

suspensión temporal del servicio hacen casi permanente la

falta de un servicio ininterrumpido en la mayoría de barrios

y colonias de clase media y baja. El intento de justificar la mala

calidad del servicio de agua potable desde aspectos puramente

técnicos y económicos (superables de una forma u otra

a corto o mediano plazo) estaría obviando la causa

más estructural del problema, por ello la más

difícil y cara de solventar. 

     No hace falta ser alarmista, la realidad ya lo es en

suficiente grado, para prever los dramáticos efectos

sociales que el próximo agotamiento de los mantos

acuíferos traerá consigo. Como un posible adelanto de

ellos basta recordar el violento enfrentamiento entre la

Policía Nacional Civil y un grupo de pobladores del

municipio de San Ramón, Cuscatlán, que se

oponían a que el manantial de su lugar de residencia fuera

utilizado por ANDA para abastecer a cuatro poblaciones vecinas. El

resultado de la situación: un antimotín lesionado,

tres pobladores arrestados y cerca de una docena de ellos afectados

por los gases lacrimógenos; su origen: la obcecada

determinación de un grupo de pobladores de no compartir con

nadie un recurso de por sí escaso. Muestra de que esta

situación no es un caso aislado, sino la

generalización de un problema, es que las disputas en torno

a la posesión y derecho de uso de los manantiales de agua

potable son cada vez más frecuentes (véanse los casos

del "Pescadito de Oro" en Sonsonate y el de la usurpación de

la Zona de Recarga El Playón).

     Como se ha visto, el problema ambiental, lejos de ser algo que

aguarda amenazador en un futuro lejano, es una realidad a la cual

tuvo que habérsele buscado solución hace mucho tiempo

atrás. El olvido y el desinterés por sanearla

empiezan a dar sombríos frutos. La hora cero del medio

ambiente en El Salvador, y con ella la de los salvadoreños,

está a punto de llegar. Su retraso, o cuando menos la

disminución de la magnitud de sus consecuencias,

dependerá de la implementación de un plan global y

técnicamente acertado de reforestación y

protección de los recursos naturales; de la

aprobación sin postergaciones de una Ley Ambiental que

responda realmente y sin matizaciones a la situación del

país; y de una inversión seria, por parte del

gobierno y la empresa privada, en el medio ambiente

salvadoreño, es decir, en la viabilidad del país.   



     Avances y limitaciones de la Integración

Centroamericana



     El camino de la Integración Centroamericana constituye

uno de los procesos de mayor duración en la historia de

América Latina. Pero no es nuestro interés

remontarnos a los primeros encuentros efectuados en aras de la

integración del istmo, sino que el mismo se centra en

señalar lo acontecido en los últimos años,

para analizar los avances experimentados hasta nuestros días

y, al mismo tiempo, señalar las limitaciones o puntos

pendientes que debe realizar Centroamérica en su camino

hacia la integración.

     Algunos analistas han llamado la "Nueva Integración" al

esfuerzo realizado por los países centroamericanos en los

últimos años. Justamente, a partir de 1990, se inicia

un nuevo tipo de integración regional. Por lo demás,

la integración, según ha afirmado la CEPAL, va

"más allá de los temas puramente económicos,

como lo revela la constitución del Sistema de

Integración Centroamericana (SICA), encargado de coordinar

los diversos componentes (económico, político, social

y cultural)".

     

Avances y limitaciones

     Entre los avances que ha experimentado el área

centroamericana cabe destacar los siguientes: a) en el campo de las

importaciones, las mismas pasan de $ 4,291 millones en 1990 a $

6,213 millones en 1994. Por su parte, se incrementó el

volumen de las exportaciones dentro de la región del Mercado

Común Centroamericano: de $ 798 millones en 1990 a $ 1,463

millones en 1994; y b) en 1993 las exportaciones dentro de la

región llegaron a representar el 24% del total de

exportaciones de nuestros países.

     Otro de los avances experimentados por la región ha

sido la firma del Tratado sobre Seguridad Democrática en

Centroamérica, firmado en Tegucigalpa, en 1995, con claros

reparos de Costa Rica y Panamá, que abogaron por reducir las

fuerzas armadas y los presupuestos militares. Asimismo, pese a los

esfuerzos que se han venido realizando en materia de seguridad y

que apunta a considerar a la región como un lugar donde

imperen la paz, libertad, democracia, desarrollo y el respeto a los

derechos humanos, cabe destacar que todavía falta mucho oir

hacer para que desaparezcan ciertas prácticas en donde

existe abuso de poder y actos de corrupción, al igual que

actos violatorios de los derechos humanos por parte de las

autoridades. A ello se añade un clima de inseguridad

ciudadana que refleja la incompetencia de los gobiernos para

combatir la delincuencia y el crimen organizado.

     En lo que se refiere a las limitaciones del proceso de

integración, es importante señalar que, pese a que se

firmó un acuerdo en la Cumbre de Tuxtla Gutiérrez I,

en enero de 1991, y que la fecha establecida para alcanzar las

metas previstas fue el 31 de diciembre de 1996, las mismas distan

mucho de haber sido alcanzadas, y nada garantiza su cumplimiento en

el futuro inmediato. Incluso se distorsionó el

espíritu de Tuxtla I, cuando se posibilitó que

algunos países negociaran bilateralmente; este fue el caso,

por ejemplo, Costa Rica, que suscribió un tratado con

México desde el 1 de enero de 1995.

     Otro punto pendiente que es también una limitante en

materia de integración es lo referente al comercio dentro de

la región y las exportaciones a terceros países que

enfrentan graves problemas en las aduanas, lo que demanda una

interconexión vial, integración de puertos y la

modernización de las aduanas con normas más o menos

armonizadas. Actualmente, en lo que atañe a transporte, la

región centroamericana se encuentra en una gran desventaja,

precisamente porque -en comparación con otras regiones- se

encuentra por debajo de los estándares mundiales. Con

respecto a los problemas de aduanas, se debe buscar armonizar los

sistemas centroamericanos con los mejores del mundo, justo porque

en nuestras aduanas se tardan entre ocho horas y dos días

para dejar pasar a un furgón, mientras que en otros

países dicho trámite se hace en menor tiempo.

     Centroamérica se encuentra con otro gran reto a

realizar: este consiste en la mejor manera de orientar la

integración de modo que la misma apunte hacia la

conservación ecológica. Este ha sido un compromiso

firmado por los presidentes de la región en lo que se

llamó La Alianza para el Desarrollo Sostenible, acordada en

Managua, en 1994. Empero, hasta este momento, no se está

dando respuesta a tal problema de manera eficiente. Asimismo, en la

XX Reunión de la Comisión Centroamericana de Ambiente

y Desarrollo (CCAD), celebrada en Panamá y que

concluyó el pasado 14 de junio, organismos de

cooperación internacional como la Unión Europea (UE),

Holanda, países escandinavos, México y Estados Unidos

darían a Centroamérica unos 400,000,000 millones de

dólares en los próximos tres años para

programas de conservación de la biodiversidad. Mientras

tanto, el gobierno mexicano comunicó su decisión de

ofrecer al istmo el 20% de la factura petrolera que paga a ese

país para proyectos de conservación ambiental. Estas

ayudas se invertirán en la conservación de bosques a

través de un "corredor biológico" que se

extenderá desde México hasta Panamá. Y,

según afirmó el Ministro de Ambiente y Energía

de Costa Rica, René Castro, se pretende que esta área

cubra una superficie de dos millones de hectáreas. 

     Pese a lo apuntado, es importante señalar que los

esfuerzos anteriores no son suficientes para solucionar el problema

de la conservación del medio ambiente, sino que se debe

tomar conciencia y medidas en torno a la contaminación que

genera la basura, el plástico y otros materiales que no son

biodegradables, los cuales están ocasionando enfermedades

respiratorias a la población expuesta al humo.

Adicionalmente, la producción y contaminación de la

basura tiende a afectar los mantos acuíferos; y esa

contaminación en su gran mayoría es provocada por las

grandes fábricas que forman parte del sector industrial.

Además de la necesidad de ejercer un control sobre la

fábricas que producen desechos tóxicos, es inexorable

regular el desmedido crecimiento de la construcción de

viviendas que se ha llevado consigo gran parte de los bosques o

áreas que pudieran haberse considerado como reserva

ecológica.

     Para terminar, en el camino de la integración

centroamericana no debe olvidarse la lucha contra la

erradicación de la pobreza que crece cada día

más en la región. Justamente, porque la

solución que se ha impuesto a los países nuestros no

es la mejor ni mucho menos apunta a solucionar las causas que

originaron los conflictos armados en el área es que es

necesario corregir el actual rumbo por el que éstos caminan.

Según el estudio titulado Pobreza en el Istmo

Centroamericano: perspectivas de las mujeres, con la

excepción de Costa Rica, más del 70% de la

población centroamericana vive en la indigencia. El total de

pobres representa un 88% en El Salvador, un 82% en Guatemala, un

79% en Honduras y un 69% en Nicaragua. Más aún,

Guatemala y El Salvador en conjunto, representan el 60% de la

población pobre de Centroamérica (Proceso, 701). Esto

debe de llevar a una reflexión seria a gobernantes,

políticos y empresarios, porque los países de la

región lejos de resolver su situación en la que se

encuentran y encaminarse hacia un desarrollo sostenible, se

encaminan hacia una agudización de la pobreza, la cual

continuará expandiendo sus fronteras y generando más

conflictos sociales.               

                                                                  

            

           Sondeo nacional sobre la percepción

     infantil hacia los agentes de seguridad pública



     Al 46.9 por ciento de los niños salvadoreños le

gustaría que los policías o agentes de la seguridad

pública fueran amables, según revela un sondeo de

opinión realizado por el Instituto Universitario de

Opinión Pública (IUDOP), de la Universidad

Centroamericana "José Simeón Cañas" (UCA), a

pedido de la Procuraduría para la Defensa de los Derechos

Humanos, a través de la Procuraduría Adjunta de la

Niñez y asesorado y financiado por R„dda Barnen de Suecia.

La pesquisa, la primera de su clase en El Salvador, fue realizada

con el objeto de conocer la forma en que los menores

salvadoreños perciben a los agentes de policía y el

modelo ideal del agente que ellos quisieran para la sociedad

salvadoreña. La investigación de campo se

efectuó entre los meses de enero y marzo de 1996, con una

muestra nacional de 1,202 menores entre 7 y 18 años de edad,

con un error muestral de más/menos cuatro por ciento. La

encuesta reveló además que a los niños

salvadoreños les gustaría también que los

policías fueran tranquilos, respetuosos, capaces y serios,

entre otras cualidades.  

     Los resultados del primer sondeo nacional infantil mostraron

que difícilmente se puede hablar de una percepción

única y coherente para todos o, al menos, la mayoría

de los menores salvadoreños, pues cada uno ve al oficial de

la seguridad pública desde las posibilidades que le permite

su desarrollo y desde su particular posición en la sociedad.

Así, se tiene que los niños que viven con sus

familias proyectan una visión a veces difusa, a veces

incoherente, pero bastante positiva acerca de los policías;

por el contrario, el grupo de menores que vive en la calle y los

menores recluidos en centros de re-educación (éstos

dentro del grupo de niños institucionalizados) se destacaron

por un elevado nivel de coherencia en sus respuestas y por una

marcada actitud de rechazo hacia los oficiales de la seguridad

pública. Algo parecido, pero con menos intensidad,

sucedió cuando se examinaron las visiones que tienen los

niños en función de la edad: los niños de

menor edad presentaron una percepción más difusa y

menos basada en contactos directos, más basada en lo que

sería el ideal del policía; en cambio, los

adolescentes revelaron una imagen menos difusa y más apegada

a ciertas experiencias directas o socializadas.

     Sin embargo, el análisis del sondeo arrojó que

en términos del modelo ideal del agente de policía,

la mayoría de niños -sean éstos

institucionalizados, que viven en la calle, con sus familias,

escolares o adolescentes- comparten, de manera general, una

visión muy parecida y coherente de lo que quieren que sea un

agente de la policía salvadoreña.

     A continuación, se presentan los modelos de

percepción de los niños sobre los agentes de

policía. Están basados en un análisis y en un

proceso de abstracción de los resultados más

importantes del sondeo. Estos modelos agrupan sectores de la

población que comparten ciertos patrones de respuestas

básicas a la hora de describir a un policía; no son

tipologías rígidas y absolutas, sencillamente

muestran las características que son más comunes para

ciertos sectores infantiles. 



La visión de los niños de sectores altos y medios

     De manera general, para los menores que pertenecen a los

sectores alto y medios, los agentes de seguridad pública son

buenos, trabajadores, inteligentes y valientes; para algunos, lo

anterior se complementa con ser contentos, amables y justos; para

otros, se complementa con ciertas características negativas:

enojados, injustos y pesados. La mayoría de estos

niños nunca ha hablado con un policía pero les

gustaría hacerlo esencialmente para conocerlos. Son personas

que pueden inspirar seguridad, deseo de saludarlos o indiferencia;

la mayoría de los niños lo ven como alguien que puede

brindar protección. La mayor parte de los menores de estos

sectores afirma que nunca ha visto a los policías haciendo

cosas indebidas, y tampoco ha visto cuando arrestan a una persona

o detienen a un menor de edad. 

     Aquellos que sí han presenciado un arresto o la captura

de un menor, los han visto registrando al detenido o

golpeándolo. Algunos niños afirmaron que

permitirían que un policía entrara a su casa si

llegara a investigar o existiera algún problema; pero otros,

sobre todo de los niveles más acomodados, no los

dejarían entrar por ser desconocidos. No desearían

que un familiar fuera policía porque los agentes corren

peligro al desempeñar su trabajo. Los niños de estos

sectores se sienten a gusto con policías de ambos sexos.



La visión de los niños institucionalizados, de

familias obreras, marginales y rurales

     En general, para estos menores, los agentes de seguridad son

buenos, trabajadores, inteligentes y valientes; para unos

contentos, amables y justos; mientras que para otros enojados,

pesados e injustos. Son personas que para unos inspiran seguridad,

a otros no les provocan nada y a otros les inspira alegría.

Brindan protección; a unos les provoca saludarlos y a otros

platicar con ellos. La mayoría de estos niños no ha

visto a los agentes haciendo cosas indebidas; buena parte de este

tipo de niños no ha visto cuando arrestan a una persona

adulta o a un niño, pero entre los que han visto, unos dicen

que los registran y otros que les pegan. Según los menores,

son personas en las que se puede confiar, por lo tanto,

permitirían que un agente entrara a su casa. 

     Algunos sí desearían que un familiar fuera

policía porque así darían mayor seguridad,

pero a otros no les agrada la idea sobre todo porque consideran que

los agentes corren peligro.

     La mayoría no han hablado con un policía, pero

les gustaría hablar con uno de ellos esencialmente para

conocerlos y otros porque consideran que son buenos. Los

niños de estos sectores se sienten más a gusto con

policías del sexo femenino.



La visión de los niños de la calle

     La visión de este tipo de infantes es particularmente

distinta al resto. En general, para los niños de la calle,

los agentes de la policía son enojados, malos, pesados e

injustos; pero al mismo tiempo los catalogan de trabajadores,

inteligentes y valientes. Son personas que en ciertas

circunstancias pueden proteger; pero por lo general inspiran miedo

y deseos de huir. Suelen hacer cosas indebidas: maltratan

físicamente; golpean a las personas adultas y a los

niños cuando los arrestan o detienen.

     No son personas de confianza para que entren a una vivienda

porque son peligrosos. Tampoco desearían que un familiar

fuera policía porque los agentes son personas desagradables.

     La mayor parte de estos niños ha hablado con un

policía y a una parte de ellos les gustaría hablar

con un agente para conocerlo mejor, pero a otros no les

gustaría conversar con uno de ellos porque son enojados y no

muy agradables.

     Los menores de la calle expresaron una preferencia marcada

hacia los agentes del sexo femenino. Si deben lidiar con un

policía prefieren que sea mujer porque ellas los tratan

mejor y, por tanto, se sienten más a gusto.



La visión de los niños de 7 a 12 años

     Para los niños y niñas de 7 a 12 años los

agentes de seguridad son contentos, buenos, trabajadores, amables,

inteligentes, valientes y justos; para algunos de los entrevistados

los agentes son de aspecto serio y para otros de aspecto alegre.

Definidos como personas que provocan deseos de saludarlos y que

despiertan interés por platicar con ellos, los

policías inspiran seguridad y alegría entre los

entrevistados de menor edad.

     La mayoría de niños pequeños definen a

los agentes de policía como personas que brindan

protección. La mayor parte de este grupo de niños no

ha hablado con un policía, pero sí les

gustaría hablar con uno de ellos, sobre todo para conocerlos

y porque son personas buenas.

     Son muy pocos los menores que caen dentro de este grupo de

edad que han observado a un policía arrestando a un adulto

o a un menores de edad.



La visión de los menores de 13 a 18 años

     Los agentes son para algunos adolescentes de aspecto serio y

para otros de aspecto amable. Son personas que a muchos les

provocan deseos de saludarlos y a otros les son indiferentes.

Inspiran seguridad a unos y son los adecuados para brindar

protección.

     Este grupo de menores no suele hablar con un policía,

pero sí les gustaría hablar con uno de ellos. Algunos

menores nunca han visto a un policía arrestando a otro

menor, otros han visto que cuando les arrestan les pegan y otros

dicen que los registran.

     En general, para los niños y niñas de 13 a 18

años los agentes de seguridad son trabajadores,

inteligentes, valientes; pero mientras que para unos son contentos,

buenos, amables, justos, para otros son enojados, malos, pesados e

injustos.       

_______________________________________________________________

                 El policía ideal                          

   

     debe ser una persona amable, que trate bien a la gente; con

     muy buena formación escolar o académica. Deben

     conocer los  derechos de las gentes y las leyes; su labor

     esencial debe ser capturar a los ladrones, cuidar y proteger.

     Su medio de transporte es la patrulla y deben usar como

     instrumento de trabajo un arma de fuego: fusil o pistola. Para

     una buena parte de niños y niñas deben haber

     más hombres policías, pero para otros deben

     haber de ambos. 



                          (gráfico)





                                                  

                      Otra bomba de tiempo                       



     Nuevamente, la nunca resuelta y muy crítica

situación carcelaria en el país ha vuelto a ser

noticia y ha puesto de manifiesto la imperante necesidad de adoptar

medidas urgentes para solucionarla de fondo. De lo contrario, se

podrán revivir aquellas escenas que hace más de dos

años nos impactaron: personas masacradas, despedazadas entre

sí y sus cadáveres lanzados a los camiones que los

conducirían a la fosa del cementerio. Eso fue lo que

sucedió en el penal de San Francisco Gotera, departamento de

Morazán, el 18 de noviembre de 1993; el resultado de esa

acción brutal: veintisiete muertos y más de treinta

heridos. Ese cuadro u otros peores podrían repetirse en

estos días o en el futuro inmediato, de no adoptarse las

medidas adecuadas para solucionar la problemática del

sistema penitenciario que, en 1994, fue declarado en "estado de

emergencia" por la división de derechos humanos de la

Misión de Observadores de la Organización de las

Naciones (ONUSAL). 

     Desde hace unas semanas, los reclusos que se encuentran en el

penal de Santa Ana amenazaron con realizar acciones de protesta

para buscar salida a su situación; entre ellas, destacan una

huelga de hambre y el impulso de la llamada "ruleta de la muerte".

De esta forma, nuestro país sigue siendo un potencial

productor de materia prima para favorecer el morboso

sensacionalismo de "primer impacto" que explotan los medios y, por

ello, no nos deberá resultar extraño que þen

cualquier momentoþ aquellos noticieros "amarillistas" de

televisión nacionales e internacionales, junto a algunos

espacios en la prensa escrita y la radio, vuelven a bombardearnos

con lujo de macabros detalles al presentarnos el sorteo diario

entre los internos para ahorcar a uno de ellos en la puerta de una

celda y las escenas fatales de su ejecución. Esa

terrorífica lotería también habría

iniciado ya de no haber intervenido en forma directa la procuradora

para la defensa de los derechos humanos, doctora Victoria Marina

Velázquez de Avilés. 

     Por el momento, son 790 reos de ese penal y varios de sus

familiares los que se encuentran en huelga de hambre desde el

pasado lunes 17 de junio; según explica el presidente de

este movimiento de protesta y ex miembro de la fenecida

Policía de Hacienda, Abraham Paniagua, de no resolverse sus

demandas la huelga de hambre finalizará el 30 de junio y la

"ruleta" comenzará el primer día de julio, para lo

cual ya están seleccionadas las primeras víctimas. La

suspensión de esta última y extrema medida obedece a

los deseos de negociar que dicen tener los internos, quienes

expresaron a la señora procuradora sus principales

exigencias: agilizar sus procesos judiciales y mejorar las

condiciones de vida en que se encuentran, sobre todo en lo que toca

al hacinamiento y la mala alimentación. La doctora de

Avilés ofreció trasladar esas inquietudes a las

autoridades competentes y tratar de que éstas se acerquen al

penal.  

     ¨Llegará a feliz término la valiente y atrevida

gestión de la señora procuradora? No lo sabemos pero

deseamos que así sea. Lo que sí sabemos es que los

síntomas de esta grave "enfermedad" que aqueja a la sociedad

salvadoreña no son nuevos, pues estas y otras acciones de

las personas privadas de su libertad en El Salvador  se realizan

desde hace mucho tiempo; sin embargo, no se ha hecho nada concreto

y efectivo por superar esta alarmante situación. Un ejemplo

de ello lo encontramos en el documento que presentó, el 15

de marzo de 1990, la desaparecida Comisión Revisora de la

Legislación Salvadoreña (CORELESAL); dicho documento

þdenominado "Estudio diagnóstico del sistema penitenciario

en El Salvador"þ contenía una descripción detallada

de las principales deficiencias detectadas y una serie de

recomendaciones puntuales que nunca se atendieron. Ahora, frente a

las amenazas de los reclusos en el penal santaneco þcomo antes y en

el último momentoþ algunos funcionarios están

poniendo el "grito en el cielo", lanzando "patadas de ahogado" para

buscar un remedio inmediato y superficial otras rebeliones y la

muerte escandalosa al interior de esos centros mal llamados de

"readaptación".

     El problema es que siempre, en casos como éste, en el

gobierno nadie asume la responsabilidad que le corresponde y todos

prefieren, simplemente, culparse mutuamente cuando lo deseable

sería hacer un esfuerzo común por encontrar

fórmulas sólidas y duraderas para enfrentar estas

situaciones; por el contrario, como es costumbre, en el mejor de

los casos sólo se adquieren compromisos formales para buscar

salidas coyunturales e inmediatistas, olvidándose  de atacar

las causas profundas de las situaciones. De esa forma, se deja

abierta la posibilidad real de que vuelva a  explotar la

insatisfacción.

     En el discurso de su segundo año de gobierno, el

presidente Calderón Sol no hizo alusión alguna a la

problemática carcelaria del país; únicamente

dijo que el Ejecutivo había "creado nuevos mecanismos de

cooperación interinstitucional, a fin de que el sistema

nacional de justicia adquiera un mayor grado de eficiencia".

Palabras vacías del mandatario que no le dicen nada a

quienes siguen siendo víctimas del retraso en la

tramitación de sus procesos judiciales, la falta de

información sobre los mismos y el abandono en esos lugares

de encierro inhumano. Y tendría mucho que decir pues esta

situación ha puesto en el "banquillo de los acusados" al

Ministerio de Justicia, a la Dirección de Centros Penales y

a la Asamblea Legislativa, por no tomar en serio las demandas de

las y los reclusos.

     Desde hace varios años, son muchas las llamadas de

atención que han lanzado tanto esa población privada

de su libertad -la mayoría sin haber sido condenada- como la

Procuraduría para la Defensa de los Derechos Humanos y los

observadores internacionales, exigiendo tomar de inmediato las

medidas pertinentes para evitar nuevas explosiones. Mientras tanto,

los sectores gubernamentales simplemente se dedican a aprobar una

"Ley transitoria de emergencia contra la delincuencia y el crimen

organizado" que sólo está agravando el panorama; a

proponer la transformación de antiguos destacamentos

militares y escuelas en centros penales; y a reclutar más

personal para la vigilancia armada de las y los detenidos. 

     Soluciones cosméticas éstas que se encuentran

muy lejos de resolver la crisis en las cárceles pues no dan

una respuesta acertada a lo que en realidad está sucediendo,

al no atacar las causas de la realidad de esos sitios que þhasta

ahora y desde hace muchoþ siguen siendo importantes focos de

violencia  en sus diversas manifestaciones: la que se vive

cotidianamente entre las mismas personas detenidas, la que se

ejerce por los vigilantes contra de ellas y los familiares que las

visitan, la que se produce cuando se rebelan para protestar por las

condiciones en que se encuentran y la que generan al salir,

desadaptadas y sin oportunidades para insertarse en una sociedad

que las rechaza.

     Son pocos los días que faltan para que se empiecen a

cumplir las amenazas de los reclusos en Santa Ana; es necesario

que, antes de ese plazo fatal, se haga algo de lo que no se ha

hecho durante los años anteriores para solucionar esta grave

situación; de lo contrario, se seguirá manteniendo

vivo y creciendo un factor de inestabilidad social que

permanentemente contribuye a seguir poniendo en duda nuestra

frágil "democracia". Como dijimos en diciembre de 1993, a

raíz de los acontecimientos en el penal de San Francisco

Gotera, si volvemos a dar vuelta a la página "para

olvidarnos de estos hechos y del inhumano sistema penitenciario del

país, no será mucho el tiempo que deberá

transcurrir para volver a lamentar acontecimientos de este tipo"

(Proceso, 590).



           Cuidado con las cortinas de humo en la PNC 



     Hace unos días llegó a nuestro país el

subsecretario de Asuntos Políticos de la ONU, señor

Alvaro de Soto, para verificar el estado de los compromisos

derivados de los acuerdos de paz que aún están 

pendientes. Por lo visto, el funcionario viene en un momento muy

oportuno, pues en los últimos meses, se produjeron algunos

sucesos que provocaron inquietud entre la población

salvadoreña. Tal es el caso de las bombas que explotaron en

una zona residencial y en el local de una compañía de

seguros, así como el incremento de la inseguridad ciudadana,

la agudización de la crisis penitenciaria y las continuas

críticas que se hacen al accionar de la Policía

Nacional Civil (PNC). 

     Lo anterior pone en evidencia lo acertado de muchas de las

observaciones hechas por los observadores internacionales en su

informe especial presentado en septiembre de 1995. Al parecer,

nuestro país no debería dejar de ser observado por la

Organización de las Naciones Unidas en el corto plazo,

mientras se sigan dando situaciones que revelan la existencia de

conductas del pasado que se resisten a desaparecer, lo que pone en

peligro los avances conseguidos hasta la fecha y se presenta como

una señal de alerta que debe ser considerada seriamente,

para evitar que la violencia irracional e incontrolable vuelva a

instalarse entre las y los salvadoreños.

     Sin duda, nuestro proceso de paz es muy frágil como

para que no veamos con preocupación esos hechos. Pero la

situación alcanza niveles de gravedad, cuando se empieza a

sospechar que miembros de la PNC aparecen involucrados en casos de

violación a los derechos humanos y la población

común cree que es cierto, tal como ha sucedido con la muerte

de un miembro de la Unidad de Mantenimiento del Orden (UNO) de la

misma policía, de un estudiante de la Academia de Seguridad

Pública y de un menor de edad el pasado 9 de junio. Esos

tres cadáveres, tendidos al lado de la carretera,

sólo evocaban aquellos trágicos años cuando

los "escuadrones de la muerte" se paseaban por todo el país,

actuando como dueños y señores de la vida y la

integridad física de una población inerme e indefensa

ante tales atropellos.

     Durante los primeros días después de

transcurrido el triple crimen, hecho condenable a todas luces, se

conoció que un agente de esa unidad especializada de la PNC

había involucrado a dos sargentos de la institución

en las muertes; pero las autoridades policiales más altas,

en lugar de investigar el caso, de inmediato se dedicaron a

desacreditar la versión del subordinado al punto de llegar

a señalar al denunciante como una persona desquiciada,

esquizofrénica; ese atrevido "diagnóstico" lo

lanzaron a rodar sin ser profesionales especializados en salud

mental, cuando lo indicado era indagar con profundidad los hechos

y þcon los elementos de juicio suficientesþ descartar o no la

participación de miembros de la institución. 

     Ahora, después de unos días en los que

permaneció desaparecido, el agente que se atrevió a

declarar lo anterior ya fue presentado ante la opinión

pública pidiendo perdón a sus jefes y diciendo que se

equivocó. Cierto o no, el problema es que la gente ya le

cuesta, cada vez más, creer y tiende a inclinarse mejor a

pensar que son "montajes" de aquellos que antes se fabricaban para

esconder los males oficiales. Tal como actuaron en este caso los

mandos de la PNC, lo único que se logró es aumentar

las dudas de la población en torno al sostenimiento de

actitudes que intentan encubrir a los responsables de los hechos y

así poner en tela de juicio, aún más, la

credibilidad de la policía entera.

     Con la visita del señor de Soto se espera que

situaciones como las descritas, en las que se ha infringido la ley

y se han cometido otras incorrecciones, se evalúen con

seriedad. También es deseable esperar que el Consejo

Nacional de Seguridad Pública reciba un impulso para

analizar el desempeño del personal de la PNC y, de esa

forma, por el bien de todas las y los salvadoreños, se

empiece a contribuir en la superación definitiva de

conductas institucionales inadecuadas que fomentan la impunidad. 

     Si bien es cierto no se debe hacer señalamientos sin

base y de manera irresponsable desde la sociedad civil, es

todavía más importante que las altas autoridades

policiales y de seguridad pública tomen cartas en estos

asuntos con responsabilidad y sean prudentes y objetivos al momento

de hacer sus declaraciones, procurando no olvidar que el nacimiento

de la PNC se dio por la desconfianza que existía en los

anteriores cuerpos que reprimieron y asesinaron sin recibir

castigo. De no enmendar el rumbo, no será extraño que

el día de mañana se empiecen a escuchar voces

pidiendo la desaparición del actual cuerpo de seguridad.

Aún es tiempo de modificar los comportamientos de las

cúpulas y las bases de la PNC en un esfuerzo por ser

transparentes y servir, de verdad, a una población que

todavía quiere creer que en este país þdespués

de tanto sacrificioþ existe algo bueno.                           

                                                                  

                 PRESUNTOS TERRORISTAS. Luego de la captura de cuatro sujetos

realizada el 15.06, las autoridades están convencidas que

descubrieron un violento plan de desestabilización del

Estado encabezado por antiguos miembros del Partido

Demócrata. A los detenidos se les identificó como

Remo Elmer Torres, posible explosivista, Ricardo Nuñez

(cooperador intelectual), Zaír Antonio Gálvez

(operador) y Félix Boanerges "Chino Vietnam" (operador). A

ellos se les atribuye el estallido de un coche-bomba en la

residencial Santa Elena y la explosión de una bomba en SISA.

Los detenidos formarían parte de un grupo extremista

denominado "Voz Popular Revolucionaria del Pueblo", según lo

confirmó el 16.06 el subdirector de operaciones de la PNC,

Rolando García. Las investigaciones y detenciones las

dirigieron miembros de la División de Investigación

Criminal (DIC) y el Departamento del Crimen Organizado (DICO). Las

autoridades no descartaron que en las próximas horas se

produzcan nuevas detenciones, entre ellas, la de un

catedrático de la Facultad de Derecho de la Universidad de

El Salvador. Un fiscal del caso manifestó que gracias a la

colaboración de dos testigos claves se pudo descubrir el

plan de desestabilización contra el Estado. "Uno de ellos es

testigo presencial de un hecho y el otro es una persona que

tenía conocimiento de los atentados debido a que

pertenecía a la organización y conocía todos

los movimientos". El fiscal manifestó que la

organización tenía una serie de planes para continuar

con los atentados los cuales serían realizados en forma

gradual. "Los primeros señalados fueron los cuatro

implicados, aunque hay más personas involucradas", sostuvo.

El grupo terrorista había programado otro atentado

dinamitero en contra de una empresa multinacional de prestigio, una

institución del Estado y Casa Presidencial (DH 17.06 p.16).REACCIONES ANTE CAPTURAS. El diputado del FMLN, Miguel

Sáenz, considera que es práctica común que

funcionarios de gobierno y ARENA traten de involucrar a la ex-

guerrilla en atentados terroristas. "Rechazamos cualquier

vínculo. Estamos en contra de esos atentados; por la

democratización del país nos movemos en un escenario

político", enfatizó. Sobre uno de los detenidos quien

afirma haber sido miembro del ERP, Sáenz señala que

aunque el sujeto haya formado parte de la guerrilla, no da derecho

a crear lazos entre el terrorista y el ahora partido

político. El obispo auxiliar de San Salvador,

Monseñor Gregorio Rosa Chávez, se mostró

insatisfecho con los resultados de la investigación de los

atentados. "Hacen falta datos objetivos en la investigación

que se está realizando para que hechos tan graves como estos

no queden en el misterio y no perjudiquen el proceso de paz",

afirmó. Por su parte, Ronal Umaña, Secretario General

del PDC, ve con recelo las capturas de los supuestos responsables

de actos de terrorismo. "Me parece ridículo que sean ellos.

Los panfletos son de demasiado tiempo atrás", afirmó.

La tenencia de explosivos, como el C-4 encontrado en las viviendas

de los detenidos, no es sinónimo de terrorista, porque

muchos delincuentes comunes los poseen. "La conclusión de la

policía ha sido muy a la ligera", expresó

Umaña. Mientras tanto, el diputado de Convergencia

Democrática, Jorge Villacorta, tiene sus reservas sobre las

acusaciones de terrorismo impugnadas contra los detenidos. "La

misma policía dice que es la primera captura",

afirmó. "En todo caso la violencia terrorista no tiene

justificación en el actual marco de desarrollo" (DH 17.06

p.17).PD RECHAZA VINCULO. El Partido Demócrata no descartó,

el 17.06, iniciar un juicio en contra de cuatro estudiantes de la

Universidad de El Salvador que han tratado de involucrar al PD en

dos atentados dinamiteros, afectando el nombre del partido y el

caudal electoral que puedan tener, reveló el dirigente Juan

Ramón Medrano. Asimismo, la vicepresidenta de la Asamblea

Legislativa y diputada del PD, Ana Guadalupe Martínez,

rechazó toda vinculación con los estudiantes de

Derecho capturados, asegurando que nunca fueron ex combatientes ni

han estado vinculados al trabajo del Partido Demócrata, ya

que se retiraron cuando comenzó el debate con el FMLN. "Se

quedaron en la línea radical", dijo. El FMLN, también

rechazó cualquier vínculo con los detenidos, y llama

la atención al coordinador general del FMLN, Salvador

Sánchez Cerén, la actitud de desviar la

investigación de fondo, demandando de la PNC profundizar en

los hechos y descubrir a los autores intelectuales. Fuentes del PD

reconocieron que Félix Boanerges -uno de los capturados-

tuvo alguna participación armada, al igual que Ricardo

Nuñez, e intentaron ingresar al partido, pero cuando les

explicaron que la lucha se había terminado y en adelante le

apostarían a la paz, se alejaron y al interior de la

Universidad de El Salvador, se convirtieron en los principales

detractores de la institución partidaria. Para el ex

presidente Alfredo Cristiani, los atentados dinamiteros cerca de su

residencia y en el edificio SISA, podrían estar dirigidos en

su contra; sin embargo, negó que esto sea producto de

divisiones al interior de ARENA o consecuencia de que el gobierno

que presidió no investigó el crimen organizado.

"Siempre he sostenido que en ARENA hay diferencias de

opinión. Pero no llegan a divisiones como ha ocurrido en

otros partidos", destacó el ex mandatario (LPG 18.06 p.9-a).SOSTIENEN INOCENCIA. Los cuatro estudiantes universitarios,

acusados de los atentados dinamiteros, se declararon inocentes y

consideraron que las acusaciones podrían derivarse del

Partido Demócrata, con cuyos integrantes han tenido

diferencias políticas. Los detenidos coincidieron en la

falta de pruebas en su contra; así como rechazaron que un

abogado o catedrático de la Universidad, se encuentre

detrás de ellos. "Este es un mensaje para los jueces y

fiscales que no se dejen impresionar por ese tipo de chantaje, y

creo que es una irresponsabilidad de la policía al no tener

pruebas e ir a leerme ciertos derechos que supuestamente

están amparados en la Ley de Emergencia", dijo

Núñez. Félix Boanerges Pérez se

declaró inocente al igual que sus compañeros,

agregando que en las noches de los atentados se encontraba en la

Universidad; a su vez, consideró que el caso se está

politizando, ya que la Policía está tratando de

buscar a quien culpar, sin prueba alguna, y las autoridades no

castigan a los culpables. Pérez aseguró que el

explosivo plástico C-4 encontrado en su casa fue colocado

por un agente de la DICO. La Fiscalía General de la

república afirmó tener pruebas contundentes que

incriminan a los capturados, por lo que fueron trasladados a los

penales de Sensuntepeque, Ilobasco, Quezaltepeque y Jucuapa.

Mientras tanto, el 18.06  grupos estudiantiles de la UES se

presentaron a la Juzgado Primero de lo Penal para manifestar el

apoyo a los capturados, a quienes consideran inocentes. De igual

forma, familiares de uno de los detenidos sostuvieron que la

División de Investigación del Crimen Organizado

(DICO) allanó sus viviendas y realizó las capturas

sin presentar órdenes judiciales que ampararan la

acción (LPG 18.06 p.9-a y DH 19.06 p.2).RATIFICARAN REFORMA. Después de reunirse con el

Subsecretario General para Asuntos Políticos de la ONU,

Alvaro de Soto, dirigentes de los partidos ARENA, FMLN y PD

(Partido Demócrata), señalaron el 18.06 que se

había llegado a un "acuerdo condensado" para la

aprobación y ratificación de las reformas a la

Constitución previstas en los Acuerdos de Paz. De Soto,

quien se encuentra en el país para verificar el cumplimiento

de los Acuerdos, propuso a los dirigentes de los partidos

políticos una nueva opción para el Artículo

12, que había generado un impasse en el Congreso. Ana

Guadalupe Martínez, diputada del PD, dijo que con la

reformulación del Artículo 12, que introduce la

declaración extrajudicial como prueba judicial, se

había resuelto el principal problema de las reformas

constitucionales. En la reunión con De Soto se revisaron

además las reformas electorales, la Ley de la Carrera

Policial, el proceso de transferencia de tierras, los asentamientos

humanos y el fondo de lisiados de guerra. Sobre las reformas

electorales, los del FMLN dijeron que esperan que sean aprobadas y

ratificadas en julio. Respecto de la transferencia de tierra, un

dirigente del FMLN indicó que se tiene que resolver la

inscripción de las escrituras en el registro. Por su parte,

el delegado de las Naciones Unidas manifestó que existe una

excelente disponibilidad del Gobierno por cumplir los Acuerdos

pendientes a la brevedad posible. De Soto, quien se reunió

en Casa presidencial con el Presidente, Armando Calderón

Sol, expresó que con el apoyo del gobierno y de los

demás órganos como la Asamblea, los Acuerdos van a

caminar bien (DH 19.06 p.4).