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año 17 número 722 agosto 21 1996 ISSN 0259-9864 Concentración de las comunicaciones Privatización, incrementos tarifarios en la energía eléctrica y endeudamiento externo La coyuntura actual en Nicaragua Atribuciones jurisdiccionales de la Asamblea Legislativa Los salvadoreños opinan sobre el sistema de justicia y los derechos humanos Ghali vuelve a la carga (I) Un listón amarillo por Andrés Concentración de las comunicaciones Un sector importante de los medios de comunicación se opone a pagar un impuesto adicional por el uso del éter que la propuesta de ley de telecomunicaciones establece. Los partidos políticos de la oposición la recibieron con recelos, porque el gobierno se reserva a discreción el derecho para propagar mensajes en cadenas nacionales de radio y televisión. La asociación más fuerte de radiodifusión se encuentra dividida, las grandes empresas aceptan pagar el nuevo impuesto, mientras que las medianas y pequeñas se resisten. Mientras tanto, el gobierno piensa que ha elaborado un proyecto de ley que evitará la arbitrariedad, el compadrazgo y la manipulación política. Según éste, las leyes del mercado, en las cuales se fundamenta presuntamente el anteproyecto, permitirán superar estos vicios. El anteproyecto considera como uno de sus logros mayores proponer el mercado competitivo como criterio último de la administración de la comunicación. De esta manera piensa garantizar el acceso en igualdad de condiciones, la transparencia en el otorgamiento del derecho de explotación de un bien estatal y el uso racional y eficiente del espectro radioeléctrico. A nadie escapa que el acceso a dicho espectro se ha caracterizado por la arbitrariedad y las influencias políticas y, precisamente, eso es lo que ha permitido, entre otras cosas, la conformación de monopolios de la comunicación, impidiendo a otros el acceso al cual también tienen derecho. Sin embargo, el mercado competitivo no es la solución. Uno de los presupuestos fundamentales de la ley presentada afirma la propiedad del Estado sobre el espectro radioeléctrico. De aquí se deriva que las emisoras de radio y televisión paguen un impuesto anual, de acuerdo a su poder emisor. Así, los derechos del Estado quedarían satisfechos. Pero, entonces, por qué no se aplica el mismo criterio del mercado al derecho que se reserva el gobierno para establecer cadenas nacionales de radio y televisión. El bien común sólo se puede invocar legítimamente en caso de catástrofe natural, epidemia u otra calamidad, pero no en los casos de invasión, sedición, rebelión o de þgraves perturbaciones del orden públicoþ, porque la cadena nacional es utilizada para impedir la difusión libre de información contraria al gobierno. Las emisoras tampoco debieran ser encandenadas para lanzar þun mensaje de interés nacionalþ, lo cual, en realidad, deja abierta la puerta para que el gobierno transmita, libre de derechos, sus mensajes políticos. La coherencia con el criterio del libre mercado, fundamento de la ley, exige que el gobierno, como cualquier otro agente, contrate con las emisoras el tiempo de transmisión. La libertad de la audiencia para escuchar o ver lo que parezca y la de las emisoras para transmitir sin intromisiones gubernamentales se encuentra amenazada por el derecho que el gobierno se reserva. Si la libertad es tan importante como el anteproyecto declara, lo menos que se le puede pedir es que sea consecuente con sus principios. Para transmitir sus mensajes, el gobierno cuenta con la radio nacional. Estos no deben ser impuestos por medio de cadenas nacionales, sino que también deben entrar en el esquema del mercado libre y competitivo, donde la calidad y la credibilidad son cruciales para captar la audiencia. En nombre de la libertad de mercado, el anteproyecto pretende asegurar el acceso al espectro radioeléctrico equitativamente. En realidad, su distribución actual no será modificada por muchas décadas, siempre y cuando las emisoras paguen el impuesto establecido. Esto quiere decir que las pequeñas, que a duras penas sobreviven, serán sacadas del mercado por su incompetencia. Las frecuencias libres podrán ser cedidas (subastadas), entonces, a los que realmente puedan pagarlas. Por esta razón, las grandes empresas de la comunicación aceptaron rápidamente la propuesta gubernamental. En consonancia con su lógica mercantilista, el anteproyecto sólo considera las emisoras comerciales, es decir, quedan fuera las radios comunitarias, las confesionales y las culturales. La perspectiva gubernamental es exclusivamente comercial. No se puede hablar de acceso equitativo al espectro cuando existen empresas que poseen más de una emisora, impidiendo el acceso a otros. Estas empresas de la comunicación son las que imponen la línea publicitaria y la orientación ideológica de la programación. Un anteproyecto de ley democrático no debiera permitir la concentración de las frecuencias. De esta manera, el monopolio estatal es sustituido por el privado, lo cual contradice la intención antimonopólica del anteproyecto. Aparentemente, algunos grandes capitales, que han descubierto recientemente los enormes beneficios económicos y políticos potenciales de este monopolio, estarían interesados en el negocio de la comunicación. Las insistentes protestas de transparencia, objetividad y honestidad con las que se quiere emprender la privatización de la comunicación no son creíbles. Y no lo son, en primer lugar, porque el anteproyecto de ley sólo se apega al mercado cuando le conviene, porque tiende a favorecer a los grandes a costa de los medianos y pequeños, y porque no considera intereses sociales vitales. ANTEL ni siquiera puede garantizar el secreto de las comunicaciones. Todos sabemos que los teléfonos y otros medios de comunicación se encuentran intervenidos, que las comunicaciones son escuchadas y luego utilizadas políticamente. Todo ello sin la orden judicial respectiva. Ni el gobierno ni la presidencia de ANTEL tienen solvencia para garantizar uno de los derechos constitucionales más importantes de los ciudadanos. Indudablemente, las comunicaciones tienen una dimensión mercantilista, pero además comprende elementos sociales y culturales que sólo un gobierno ideológicamente ciego puede pasar por alto. Sin embargo, la propuesta no es tan neoliberal como parece. Sus contradicciones muestran su verdadera intención. De aprobarse tal cual ha sido presentada, la ley aumentará la exclusión y ofrecerá menos oportunidades. Privatización, incrementos tarifarios en la energía eléctrica y endeudamiento externo El reciente anuncio de un nuevo incremento en las tarifas de la energía eléctrica ha provocado reacciones encontradas, inclusive al interior del mismo gobierno. Evidentemente, ello se debe a la sensibilidad del Indice de Precios al Consumidor (IPC) ante cambios en las tarifas de la electricidad, lo cual complicaría aún más la actual coyuntura de recesión económica e incremento de las tasas inflacionarias. Después que el Presidente de la Comisión Ejecutiva Hidroeléctrica del Río Lempa (CEL), Guillermo Sol Bang, anunció un próximo incremento de 16% en las tarifas de la electricidad, se conocieron los pronunciamientos del Ministerio de Economía y de la Cámara de Comercio e Industria de El Salvador los cuales expresaron su desacuerdo con la medida, la cual consideran innecesaria. En realidad este incremento estaba previsto desde 1994 y se enmarca dentro de un plan de incrementos escalonadas de las tarifas y de la privatización de las empresas públicas la cual supone como condición previa la creación de incentivos para inversionistas potenciales, especialmente altos niveles de rentabilidad. Unos pocos días antes de que se anunciara el nuevo incremento tarifario, se celebró en San Salvador un encuentro entre diferentes ministros de los países centroamericanos y representantes de empresas relacionadas con la explotación energética y el sistema financiero de Estados Unidos. El objetivo de la reunión fue la promoción de la imagen de las empresas generadoras y distribuidoras de energía eléctrica del área centroamericana. Los resultados de esta reunión han venido a reforzar la percepción de que el gobierno está empeñado en privatizar las empresas públicas, aún y cuando ello pueda suponer mayor endeudamiento externo, grandes incrementos de tarifas y que el Estado renuncie a un notable incremento de sus ingresos provenientes de las empresas por privatizar. A continuación se muestra como, en nombre de la privatización de la generación y distribución de la energía eléctrica en El Salvador, el gobierno está adquiriendo mayores niveles de endeudamiento externo, fomentando incrementos inmoderados en las tarifas y acelerando los procesos inflacionarios. Expansión energética y deuda externa Uno de los argumentos más utilizados para justificar la privatización de las compañías de servicios básicos es la necesidad de aumentar las escalas de operaciones, lo cual sólo podría ser logrado con el concurso de la empresa privada. Sin embargo, en El Salvador la privatización de la compañía de energía pretende hacerse sobre la base de un importante incremento de la inversión en la infraestructura hidroeléctrica financiado por empréstitos contratados por el gobierno. De acuerdo al Presidente de CEL, entre los proyectos de expansión energética se cuenta la ampliación de la capacidad instalada de dos represas, y además se contempla la construcción de otras obras hidroeléctricas sobre el cauce del río Lempa. Desde 1994, se conoce que para realizar estos programas de desarrollo hidroeléctrico se pretenden contratar diferentes créditos con el Banco Interamericano de Desarrollo (BID). El año pasado se conoció la contratación de un préstamo por U$215 millones, aunque, de acuerdo al Presidente de CEL, la infraestructura hidroeléctrica requiere de una inversión de U$1,872 millones, equivalentes a 16,454 millones de colones (aproximadamente un 111% del monto del presupuesto general de la nación para 1996). Los ajustes tarifarios Desde que se iniciaron las negociaciones con el BID se levantaron fuertes polémicas al interior de la Asamblea Legislativa debido a los ajustes tarifarios que eran contemplados en las cartas de intención presentadas por el gobierno. Según aquellas, para acceder a los fondos del BID y cumplir con las obligaciones que de ello emanarían, el gobierno se comprometió a observar un plan de ajustes tarifarios. De acuerdo al plan presentado por CEL se contemplaban incrementos en las tarifas energéticas de la siguiente manera: para 1994 se proyectaba un incremento del 30%, para 1995 un incremento adicional del 25% y para 1996 otro de 16%. Exceptuando el último incremento previsto, hasta la fecha se ha cumplido con la calendarización diseñada, no sin que ello desatara fuertes discusiones al interior de la Asamblea Legislativa, las cuales, empero, no impidieron la implementación de los incrementos tarifarios. El año pasado se registró un nuevo incremento en las tarifas de energía eléctrica a mediados del año y a los pocos meses, con motivo de la ratificación de un préstamo de 215 millones de dólares por parte del BID, se anunció el próximo incremento de 16% que es el que CEL pretende implementar próximamente. Inflación y tarifas eléctricas Resulta claro que los incrementos en las tarifas de la energía eléctrica está estrechamente relacionado con un incremento en el costo de la canasta básica. De acuerdo, a la Dirección General de Estadística y Censos (DIGESTYC) la electricidad y los combustibles representan un 3.8% del valor de la canasta básica utilizada para el cálculo del IPC. Adicionalmente, y tal como lo señaló en su oportunidad la Cámara de Comercio e Industria de El Salvador, el incremento en las tarifas de la electricidad implican también incrementos en los costos de las empresas y, consecuentemente, incrementos en los precios de los productos y servicios. Los incrementos en el precio de la electricidad tendrán, pues, efectos directos e indirectos en los precios resultado de su ponderación en el IPC y de su participación en la estructura de costos. Aunque no se conoce la cuantía exacta de estos efectos puede señalarse que, considerando la experiencia de años pasados, son de consideración. Por ejemplo, a partir de mediados de 1995 los incrementos de las tarifas de la electricidad explicaron grandemente el incremento del IPC y la obtención de tasas inflacionarias superiores a las programadas por las autoridades económicas Consideraciones La privatización parece querer realizarse aún y cuando ello tenga consecuencias negativas tales como el incremento de la deuda externa y de las tasas de inflación. Aunque se argumenta que la privatización abastecerá al Estado de fondos para financiar el gasto público, aún no se define con certeza como la privatización contrarrestará sus efectos colaterales. El caso de la privatización de la electricidad muestra claramente como el gobierno pretende favorecer la actividad de la empresa privada con la venta de los activos públicos. Los costos de los programas de expansión energética serán asumidos por el Estado, mientras que los beneficios - una vez privatizadas las empresas públicas- serán cosechados por la empresa privada, especialmente transnacional. Inclusive se está contemplando un plan de ajustes tarifarios que asegura de antemano la rentabilidad de las empresas de la energía eléctrica, lo cual es condición indispensable para su privatización y, a la vez, es causa de mayores niveles inflacionarios y empeoramiento de las condiciones de vida. A contrapelo de las valoraciones gubernamentales, resulta claro que la privatización no será beneficiosa para los sectores mayoritarios. En consecuencia, de ser implementada, debe ser acompañada de una normatividad clara que defina la forma en que se compensarán sus efectos negativos. La coyuntura actual en Nicaragua La coyuntura actual que recorre Nicaragua refleja la crisis que vive este país. Prueba de ello son los últimos acontecimientos ocurridos recientemente, entre los que destaca la petición de aplazar las elecciones que deben realizarse el próximo 20 de octubre. Tal reacción es muestra del inconformismo que se cierne sobre el ambiente político electoral, especialmente por el incumplimiento por parte del ejecutivo de otorgar a los institutos políticos la asignación correspondiente para desarrollar la campaña electoral, justamente porque el plazo para la entrega de los fondos a los partidos tenía como límite el 19 de julio. Sin embargo, a una semana del inicio oficial del proceso el 2 de agosto, los partidos todavía no habían recibido su cuota asignada. Asimismo, el retraso significa que los partidos políticos más pequeños no están en capacidad de competir contra los tres agrupaciones que tienen mayores posibilidades que son: la Alianza Liberal, de derecha; el Frente Sandinista de Liberación Nacional (FSLN), de izquierda, y el Proyecto Nacional, de centro. Ello, como lo expresó la aspirante presidencial de la Alianza Popular Conservadora, Miriam Arguello "sin dudas ha dañado nuestra campaña. Hay tres tigres llenos de millones contra todos los demás que no tienen ni un centavo". Así pues, la actual coyuntura electoral que vive este país no está dando paso a la estabilidad que esperan los nicaragüenses. Los partidos en desventaja sugieren -que para poder corregir estos vicios que muestra el proceso electoral, que debe comenzar el 22 de agosto- que todas las instituciones políticas participantes hayan recibido para esa fecha sus fondos correspondientes. Asimismo, propusieron que la primera ronda de elecciones sea iniciada el 17 de noviembre, fijando el 15 de diciembre como fecha para una segunda ronda en caso de ser necesario. Ante estas inquietudes, la Presidenta del Consejo Supremo Electoral (CSE), Rosa Marina Zelaya, señaló que los comicios todavía están vigentes para la fecha en principio acordada: no obstante, señaló un posible cambio en la fecha. Por su parte, el jefe de la Misión de Observadores de la Organización de Estados Americanos (OEA), Oscar Santamaría, fue enfático al afirmar que "las elecciones deben ser en la fecha programada", afirmación que hizo luego de haber sostenido una reunión con la Presidenta del CSE. Además, hizo manifiesto que existe una actitud positiva tanto por parte del CSE como del ejecutivo para resolver dicha situación. Las encuestas más recientes de opinión pública dan como favoritos para ganar los próximos comicios al candidato de Alianza Liberal, Arnoldo Alemán, y del FSLN, Daniel Ortega. De ser así, cabe esperar que se continúe con lo que hasta hoy ha venido arrastrando consigo el proceso político de dicho país, pues ninguno de los candidatos representan la opción más adecuada para superar la polarización política que vive Nicaragua. Ciertamente, en este país es importante es el proceso electoral, pero más importante es descubrir nuevas posibilidades de gobierno que respondan a las exigencias y necesidades de esta nación centroamericana. Por otra parte, la coyuntura también ha estado marcada por el fracaso en las negociaciones entre México y Nicaragua. Según reveló el Ministro de Economía, Pablo Pereira, el fracaso en las negociaciones fue responsabilidad de México, que no quiso abrir su mercado a los productos agropecuarios provenientes de Nicaragua. Por esto, a juicio de Pereira "no puede haber ningún acuerdo". Por lo demás, cabe recordar que Costa Rica firmó un acuerdo con México, pero tuvo problemas con las exportaciones de azúcar. Ello debe llevar a reflexionar tanto a Nicaragua como al resto de países del istmo acarca de cuán beneficioso puede ser un acuerdo con este país si, por lo mostrado hasta la fecha, la mayor parte de ventajas no han sido para la región. Atribuciones jurisdiccionales de la Asamblea Legislativa Oscar Martínez Peñate Departamento de Sociología Universidad Centroamericana "José Simeón Cañas" Jucio político o acusación constitucional La Asamblea Legislativa tiene entre sus funciones determinar si procede admitir las acusaciones de cualquier persona que haya sido afectada injustamente por algún ministro u otro funcionario público de alta jerarquía en el Estado. La acusación también puede ser planteada después que el funcionario haya cumplido con el período del cargo, pero siempre que los perjuicios o infracciones los haya cometido durante el desempeño de sus funciones; esto último, por supuesto, deberá estar estipulado en Reglamento Interior de la Asamblea Legislativa, en el cual se especifiquen, entre otros puntos, el lapso durante el cual puede ser acusado y la prohibición de que el acusado pueda salir de país sin previa autorización de la Asamblea Legislativa. A los funcionarios en mención se les puede demandar, entre otras cosas, por haber violado o dejado de cumplir las leyes y la Constitución Política, comprometer la soberanía y seguridad del Estado, no cumplir con los deberes que el cargo le imponga, traición a la patria, malversación de fondos públicos, estafa, cohecho, soborno, sedición, falsa declaración fiscal y fraude fiscal. Si la demanda es aceptada, se establece el procedimiento conocido como juicio político, acusación constitucional o impeachment en contra del funcionario y procede inmediatamente la suspensión de las funciones del acusado. El juicio político busca prevenir que las personas que demanden a los funcionarios públicos de alto nivel pasen directamente en los tribunales, de tal forma que la Asamblea Legislativa determinará la pertinencia de cada caso, "a fin de evitar que día tras día todos los particulares que se sientan injustamente afectados por una resolución ministerial inicien juicios indemnizatorios en contra de ellos" (Alan Bronfma, 1991). De esta manera se protegen los intereses y derechos de la sociedad civil, del Estado y del funcionario mismo. "Determinados delitos de ciertas personas (ministros, parlamentarios, jefe de Estado, etc.) sólo pueden ser juzgados con previa autorización del Parlamento y a aveces con intervención en el tribunal de una comisión parlamentaria" (Juan Ontza, 1983). Si se acuerda establecer un juicio político, la Asamblea analizará las pruebas de la parte acusadora y acusada y los documentos que las acompañen, igualmente escuchará a ambos y pasará luego a rendir finalmente un informe; asimismo, si la Asamblea encontrara méritos para la formación de causa del funcionario, su proceso pasaría ipso facto al Poder Judicial para ser juzgado de acuerdo con las leyes para que responda por los daños y perjuicios causados al Estado y/o particulares y se declarará automáticamente la destitución en su cargo, con la subsiguiente pérdida del fuero constitucional. Cuando el funcionario público renuncia de su fuero, entonces de forma inmediata su caso es tramitado en los juzgados o tribunales pertinentes y si éstos giran orden de prisión el funcionario será suspendido de su cargo y se le priva del desempeños de funciones públicas, sean estas por elección popular o no, por un período determinado. En El Salvador, la función jurisdiccional de la Asamblea Legislativa se denomina antejuicio y está estipulada en el Reglamento Interior de la Asamblea Legislativa en Capítulo V, mientras que en la Constitución Política lo está en los artículos 236 y 237. Art.236: "el Presidente y el Vicepresidente de la República, los Diputados, los Designados a la Presidencia, los Ministros y Viceministros de Estado, el Presidente y Magistrados de la Corte Suprema de Justicia y de las Cámaras de Segunda Instancia, el Presidente y Magistrados de la Corte de Cuentas de la República, el Fiscal General de la República, el Procurador General de la República, el Procurador para la Defensa de los Derechos Humanos, el Presidente y Magistrados del Tribunal Supremo Electoral, y los representantes diplomáticos, responderán ante la Asamblea Legislativa por los delitos oficiales y comunes que cometan". Art.237: "desde que se declare por la Asamblea Legislativa o por la Corte Suprema de Justicia, que hay lugar a formación de causa, el indiciado quedará suspendido en el ejercicio de sus funciones y por ningún motivo podrá continuar en su cargo. En caso contrario se hará culpable del delito de prolongación de funciones. Si la sentencia fuere condenatoria, por el mismo hecho quedará depuesto del cargo. Si fuere absolutoria, volverá al ejercicio de sus funciones, si el cargo fuere de aquellos que se confieren por tiempo determinado y no hubiere expirado el período de la elección o del nombramiento". La Constitución Política no especifica los tipos de delito de manera general ni mucho menos de forma específica. Por lo que se deja una "puerta" de salida a delitos que cometan los funcionarios públicos de alta jerarquía en El Salvador; igualmente el procedimiento para la ejecución del proceso del juicio político es tan general que rima en lo vago, lo que puede dar lugar a muchas interpretaciones en ausencia de una reglamentación precisa. En este mismo sentido, a pesar de la diferencia observada en la Constitución Política, existe confusión o ignorancia entre algunos diputados de la Asamblea Legislativa de El Salvador en lo que se refiere al significado de la interpelación y del antejuicio. El diputado Roberto Viera manifiesta que él, junto con otros diputados, "presentamos en el seno de la Asamblea, una petición de ®Interpelación¯ del Ministro de Hacienda, la respuesta de los representantes del partido de Gobierno fue negativa, aduciendo que el Sr. Ministro no ha cometido ningún delito y que lo único que se quiere es show político" (La Prensa Gráfica, 25-09-1995). Esta confusión o ignorancia de parte de los diputados del partido oficial sirvió de pretexto para no interpelar al Ministro de Hacienda. Estas actuaciones realizadas por desconocimiento -o con conocimiento pero con actuación de mala fe- impiden la coordinación de trabajo entre el Poder Legislativo y el Poder Ejecutivo, además que obstaculizan la función de control político el cual es una característica de vital importancia de la Asamblea Legislativa. Inhabilidad y renuncia del Presidente Le corresponde a la Asamblea Legislativa declarar la inhabilidad del Presidente de la República en ejercicio o del Presidente electo, cuando exista algún impedimento físico o mental que no permita el cabal cumplimiento y desarrollo de sus respectivas funciones. "El impedimento debe ser de tal naturaleza, que inhiba al Presidente a presentar su renuncia, no esté en condiciones de hacerlo o no quiera formalizarla. Esta facultad supone, por lo tanto, una actuación de oficio del Senado, incluso sin el conocimiento o aún en contra de la voluntad de aquél. Constituye, pues, una forma mucho más rápida y eficaz de destitución que la derivada de la aprobación de una acusación constitucional" (Emilio Urquiaga, 1990). Para el caso de El Salvador, la Constitución Política, en el Art.131, numeral 20, señala como atribución a la Asamblea Legislativa: "declarar, con no menos de los dos tercios de votos de los Diputados electos, la incapacidad física o mental del Presidente, del Vicepresidente de la República y de los funcionarios electos por la Asamblea, para el ejercicio de sus cargos, previo dictamen unánime de una Comisión de cinco médicos nombrados por la Asamblea". De igual forma, le corresponde a la Asamblea aceptar o rechazar la dimisión del Presidente de la República, previo análisis y examen de las razones que él esgrima, con el propósito de precisar y determinar si los motivos están fundados y lo ameritan. En este punto, la Constitución Política de El Salvador es ambigua y sólo se limita a enunciar en el Art.131, numeral 15, como atribución de la Asamblea Legislativa lo siguiente: "resolver sobre renuncias interpuestas y licencias solicitadas por el Presidente y el Vicepresidente de la República y los Designados, previa ratificación personal ante la misma Asamblea". Los salvadoreños opinan sobre el sistema de justicia y los derechos humanos El 32.1 por ciento de los salvadoreños está poco satisfecho con el trabajo que ha desempeñado la Corte Suprema de Justicia después de dos años de gestión, según revela el último sondeo n acional del Instituto Universitario de Opinión Pública (IUDOP) de la Universidad Centroamericana "José Simeón Cañas" de San Salvador, auspiciado por la Unión Europea y por la Universidad Cristiana de Texas. La encuesta efectuada entre el 13 de julio y el 9 de agosto del presente año, con una muestra nacional de 1,199 adultos de zonas urbanas y rurales de los catorce departamentos de la república, revela también que el 19.3 por ciento de los consultados está nada satisfecho con el trabajo de la Corte; mientras que el 29.3 por ciento está algo satisfecho y un 6.6 por ciento está muy satisfecho con el trabajo del máximo órgano de justicia en el país. La pesquisa de opinión pública señaló, sin embargo, que cerca del 40 por ciento de los consultados que conoce a la Corte Suprema de Justicia tiene una impresión favorable de la misma, mientras que el 24.8 por ciento tiene una actitud desfavorable y el 27.2 por ciento tiene una actitud ambivalente (ni favorable ni desfavorable). El resto de consultados prefirió no responder a la pregunta. Preguntados sobre las resoluciones de la Corte Suprema de Justicia, un poco más de la tercera parte de la población, esto es, el 38.1 por ciento de los consultados piensa que el máximo tribunal no emite sus fallos de manera justa; mientras que un 34.7 por ciento sí cree que las decisiones de la Corte son hechas de manera correcta. De hecho, en otra opinión, el 39.7 por ciento de los ciudadanos afirma que los jueces salvadoreños no toman en cuenta los puntos de vista de todas las partes antes de tomar un decisión; mientras que el 32.2 por ciento piensa que sí lo hacen y cerca de un 27 por ciento prefirieron no responder a la pregunta o se mostraron indecisos. Lo anterior está relacionado con una opinión expresada por más de la mitad de los consultados (57.4 por ciento), según la cual las personas que dirigen el país y las encargadas de impartir justicia, realmente no están preocupadas por lo que le sucede al ciudadano común salvadoreño. Para el 60 por ciento de los encuestados, la mayoría de los jueces están sujetos al control político, mientras que el 14.7 por ciento sostuvo que los jueces no están atados políticamente y el resto de consultados declinó opinar al respecto. Sin embargo, el 58 por ciento de los salvadoreños piensa que los funcionarios públicos no deberían actuar siguiendo los intereses del partido que los colocó en el puesto; en cambio, un 24.7 por ciento piensa que sí y el resto se abstuvo de expresar su opinión. A los salvadoreños se les pidió que identificaran lo que describe mejor al sistema de justicia salvadoreño: honesto o corrupto. Aunque casi la tercera parte de los consultados (un 32.1 por ciento) afirmó que el sistema está conformado tanto por personas honestas como corruptas, casi la mitad (el 47.1 por ciento) sostuvo que el sistema de justicia salvadoreño es corrupto, mientras que una pequeña proporción, el 11.6 por ciento, dijo que era honesto. Un 9.2 por ciento se negó a ofrecer su parecer al respecto. Todo lo anterior ayuda a entender una de las opiniones más polémicas recogidas por el presente sondeo y que resulta muy preocupante en la actual situación del país. Cerca de la mitad de los consultados, esto es, el 46 por ciento de la población sostiene que "ya que el gobierno no proporciona justicia y seguridad, la gente tiene el derecho a tomar la justicia por la propia mano". Sin embargo, casi la otra mitad, el 44.3 por ciento, está en desacuerdo con esa postura, dejando sólo a un casi 10 por ciento indeciso o sin opinión al respecto. Derechos humanos Para el 23.6 por ciento de los salvadoreños, el derecho humano que en la actualidad necesita protegerse más es el derecho a la vida, mientras que un 21.4 por ciento de los ciudadanos piensa que los derechos del niño son los que necesitan ser mejor atendidos. Otros ciudadanos señalaron el bienestar social, el respeto a las libertades civiles, el respeto a la dignidad humana y la protección de los más débiles, entre otros, como los derechos que necesitan de mayor protección. Así, a los ciudadanos consultados se les pidió que señalaran la institución que defiende mejor los derechos humanos tanto a nivel nacional como a nivel comunitario. El 28.7 por ciento de los consultados piensa que la Procuraduría para la Defensa de los Derechos Humanos es la institución que mejor defiende los derechos humanos a nivel nacional, seguida de la Comisión de Derechos Humanos con el 10.3 por ciento y la PNC con el 7.9 por ciento; sin embargo, un 17.4 por ciento afirmó que ninguna institución defiende los derechos humanos a nivel nacional. Esta proporción es aún mayor cuando se trata de la defensa de los derechos humanos a nivel comunitario. Más de la tercera parte de los salvadoreños sostuvo que ninguna institución defiende los derechos humanos en su comunidad de vivienda, mientras que el 21.1 por ciento señaló a la PNC y el 11.5 por ciento a la PDDH. Sobre este tema se preguntó a los salvadoreños sobre el trabajo de la Procuraduría para la Defensa de los Derechos Humanos. El 67.3 por ciento de los consultados que conocen la PDDH posee una opinión favorable del trabajo de la misma; en cambio, el 9.3 por ciento tiene una valoración negativa; el 17.3 por ciento se mostró indeciso y el resto no quiso dar su opinión. Sin embargo, más de la mitad de los consultados (el 53.9 por ciento) evalúa como muy importante el trabajo de la Procuraduría; un poco más de la tercera parte lo define como algo importante (37.4 por ciento) y solamente el 5 por ciento piensa que la labor de la PDDH es nada importante; el resto se abstuvo de contestar. En tal sentido, para el 54.5 por ciento de los salvadoreños, las declaraciones de la Procuraduría para la Defensa de los Derechos Humanos se dan de manera justa; mientras que el 19.6 por ciento no cree que las declaraciones de la PDDH sean bien equilibradas. Un 12 por ciento se mostró indeciso y el 14.5 por ciento prefirió no responder a la pregunta. La confianza en las instituciones El sondeo realizado por el IUDOP recogió también el nivel de confianza de los ciudadanos en algunas instituciones del país cuyo papel es fundamental en la dinámica del proceso de transición salvadoreño, incluyendo a los medios de comunicación. Según los resultados, la Procuraduría para la Defensa de los Derechos Humanos y los noticieros de la televisión reciben el mayor nivel de confianza popular con un 21.7 por ciento y un 22.3 por ciento de personas expresando mucha confianza respectivamente; mientras que la Policía Nacional Civil, los noticieros radiales y la prensa escrita acogen un nivel intermedio de confianza del público. Las instituciones que, por el contrario, muestran el nivel más bajo de confianza entre los salvadoreños son precisamente las instancias del Estado. La Fuerza Armada y los tres poderes del Estado - Corte Suprema de Justicia, Asamblea Legislativa y Ejecutivo - reúnen los más altos porcentajes de población indicando que no tienen confianza alguna en tales instituciones. Resumiendo, el sondeo realizado por el Instituto Universitario de Opinión Pública de la UCA en julio del presente año, muestra que la población está lejos de tener un opinión favorable acerca del sistema de justicia luego de dos años de gestión de la Corte Suprema. Buena parte de los salvadoreños sigue viendo a la Justicia de este país como corrupta y muy vinculada al poder político; lo cual, aunado a la poca credibilidad en la mayoría de las instituciones gobernantes, tiene efectos peligrosos en la actitud hacia la institucionalidad del país - tal es el caso del 46 por ciento de ciudadanos que estaría dispuesto a tomarse la justicia por la propia mano. Es en este contexto que los salvadoreños señalan el respeto a la vida como el derecho más importante y ubican a aquellas instituciones percibidas como protectoras de la misma, la PDDH y la PNC, como las más confiables dentro del aparato estatal, junto a la prensa nacional de televisión, radio y periódicos. Ghali vuelve a la carga (I) El último informe del secretario general de las Naciones Unidas, conocido públicamente hace unos días, es muy claro al expresar la que constituye quizás la principal de sus preocupaciones sobre nuestro país en este momento: la "aplicación de los elementos pendientes de los acuerdos de paz se está llevando en un contexto difícil". ¨Por qué? Pues porque en "los últimos meses ha habido una reanudación de los incidentes de violencia característicos del período de conflicto armado". De continuar éstos --afirma Boutros Boutros-Ghali-- "supondría un grave retroceso en el proceso de paz". Por eso, se ha esforzado en presentar un panorama completo y objetivo del estado en que se encuentra el cumplimiento de dichos compromisos, a partir de cinco aspectos: seguridad pública, derechos humanos y sistema judicial, cuestiones económicas y sociales, cuestiones electorales y, finalmente, programas de asistencia técnica. Las reacciones oficiales no se hicieron esperar; sobre todo aquellas provenientes de las personas que tienen a su cargo la seguridad pública. No se podía esperar menos: era lógico por ser éste el primer tema que se aborda en el documento y porque además resulta ser, junto al de la impartición de justicia, el que mayor cuestionamientos recibe. Y dichas actitudes se explican aún más cuando se observa que Ghali, de entrada y en forma directa, pone el dedo en la llaga al adjudicarles el grueso de la responsabilidad en relación a la situación en que se encuentra la Policía Nacional Civil (PNC). "Durante el período que se examina", del 1 de mayo al 20 de julio de 1996, el secretario general sostiene que la PNC "ha logrado notables progresos profesionales en el desempeño de sus responsabilidades". Pero --continúa-- dichos logros "se han visto empañados en cierta medida por las dificultades que persisten para consolidar el sector de seguridad pública de conformidad con el modelo establecido en los acuerdos de paz". Tales dificultades son fruto de --léase bien-- "los diferentes conceptos de seguridad pública que tienen los encargados de formular políticas en esa esfera". Eso no es nuevo. En el balance anual que hizo nuestro Instituto sobre la situación de los derechos humanos en 1995 se habló en el mismo sentido. "Hay quien explica el inadecuado desempeño de la PNC --sostuvimos entonces-- porque muchos miembros de los viejos cuerpos policiales pasaron a formar parte de ella; hay quien considera nocivo el haberla integrado con un 20% de ex combatientes del FMLN y otro tanto igual de ex agentes de la PN; por último, está quien piensa que --por encima del origen de sus miembros-- la PNC está mal debido a que la cúpula de la seguridad pública no actúa en forma acertada y que, por el contrario, ha permitido o fomentado las arbitrariedades y la impunidad. Como sea, el balance de la PNC no es satisfactorio desde la óptica de su mandato y quedan muchos problemas por superar" (Proceso, 691). En el informe especial que el año pasado solicitó el presidente de la República a la Misión de las Naciones Unidas (MINUSAL) sobre el tema y que fue conocido a finales de septiembre de 1995, ya se había mencionado algo que --casi un año después-- continúa igual o quizás peor: "persiste el riesgo... de que la PNC pudiera perder su identidad de institución al servicio de la comunidad y pasar a ser un nuevo instrumento de poder proclive al autoritarismo y que no rinde cuentas al público, de lo cual hay señales crecientes". A propósito, cabe mencionar que --después de analizar varios hechos de violación a los derechos humanos cometidos por miembros de la PNC-- en este mismo espacio sostuvimos lo siguiente: "Sin duda, a pesar de los propósitos contenidos en los acuerdos de paz y en su ley orgánica, la PNC no ha comenzado a funcionar con pie derecho y es bastante lo que el gobierno tiene que ver en eso. Pero aún es tiempo de evitar que, por acción u omisión, se continúe desnaturalizando esta institución creada después de tanto sufrimiento y sacrificio del pueblo salvadoreño. Para eso, debemos convertirnos en vigilantes permanentes de su accionar, a fin de garantizar que ésta sea realmente respetuosa de los derechos humanos". "HAY QUE ESTAR ALERTAS CON LA PNC", titulamos ese comentario que apareció publicado el 13 de abril de 1994 (Proceso, 606). Además de las cosas que preocupan al IDHUCA desde hace más de dos años y que aún se mantienen, probablemente en un nivel superior, últimamente tuvieron lugar otros hechos que dieron generaron los señalamientos de Ghali en su último informe sobre la seguridad pública de nuestro país. Entre esas "señales crecientes" de una peligrosa desviación hacia el autoritarismo por parte de la PNC se encuentran las siguientes: "las circunstancias en que se produjo la renuncia del Inspector General de la PNC", las "dificultades... para aplicar algunas de las recomendaciones formuladas por los asesores técnicos internacionales y las persistentes dificultades entre las diferentes instituciones del sector". En ese sentido, el funcionario da cuenta de que aún están pendientes de cumplimiento "varias de las cuestiones mencionadas" en el informe que, el 23 de abril de 1996, envió a la Asamblea General de la ONU. En ese estado, la situación se torna más problemática al descubrir que ni la unidad de control ni la unidad de investigación discplinaria y el tribunal disciplinario recibieron la aprobación de la observación internacional. El informe habla claramente de su "debilidad" y es más explícito cuando apunta que "sigue siendo evidente la falta de coherencia entre las diversas instancias que participan en el proceso disciplinario". De esta manea, vemos que no existen mecanismos internos en la PNC capaces de vigilar y sancionar a sus miembros. Un listón amarillo por Andrés El 28 de septiembre de 1995, Andrés Abraham Suster se dirigía a su colegio. Inocente, no se imaginaba entonces que sería una víctima más de la ola de secuestros que abate a nuestro país. Eran las 7 de la mañana cuando varios hombres armados secuestraron al joven de apenas 16 años de edad, en las cercanías de Santa Tecla. Han pasado 328 días desde que sucedió ese hecho y, según parece, el contacto de la familia con los individuos que aún tienen en su poder al muchacho se perdió desde hace varios meses. Pese a que el secuestro de Suster ha sido quizás el más prologando de todos los que han tenido lugar en nuestro país después de la guerra, son muchas las personas que han sido objeto de este tipo de atropellos y han sufrido, además, maltrato y otros daños a su integridad personal; lamentablemente, no son pocas las que han perdido hasta la vida. Todas estos casos constituyen verdaderos dramas, no sólo para las víctimas del secuestro sino también para sus familias que sufren, día a día, pensando cómo estarán sus parientes: si comen, si duermen, si no los están maltratado, si estarán vivos o ya murieron... Sumados a otros innumerables hechos graves de violencia que afectan a la población entera, al mantenerla sumida en un insoportable clima de inseguridad y temor, han llegado a convertirse en la continuación de la tragedia nacional que --en la práctica-- no acabó con la finalización de la guerra. Según datos de un periódico matutino, en la actualidad existen más de 75 bandas de secuestradores bien organizadas operando en todo el territorio nacional, principalmente en los departamentos de La Unión, Usulután y Santa Ana. Algunas están integradas por ex combatientes, tanto del Frente Farabundo Martí para la Liberación Nacional (FMLN) como de la Fuerza Armada. Lo que aumenta su peligrosidad es que la mayoría de ellas cuentan con armamento abundante y sofisticado, sus integrantes están acostumbrados a matar y actúan --en gran medida-- por encargo. Lo anterior se vuelve todavía más grave cuando estos grupos criminales operan amparados en la falta de seguridad y el alto grado de impunidad que existen en nuestro país. Las principales víctimas directas de estos hechos delictivos son empresarios, propietarios de líneas de autobuses y profesionales; no se escapan sus familiares, sobre todo las y los menores de edad. En fechas recientes hasta el clero católico fue golpeado, como sucedió en el caso de José Cándido Ramírez, párroco de la Iglesia Santa Catalina, en la ciudad de Usulután, quien permaneció ocho días en cautiverio mientras sus captores exigían la cantidad de dos millones de colones a cambio de su libertad. Tal parece que el negocio de los secuestros se volvió uno de los más rentables, pues la mayoría de los grupos que los realizan piden cantidades de dinero sumamente elevadas que, en muchos casos, las familias de las víctimas no poseen. Sin duda, este panorama resulta muy angustiante para la mayoría de las y los salvadoreños que, con o sin recursos económicos, pueden resultar afectados por hechos de este tipo pues --para colmo de males-- los delincuentes no distinguen clase o sector social. Aunque de alguna forma se puedan generar expectativas alentadoras con acciones policiales como la recientemente efectuada en el departamento de Sonsonate, aún es muy grande el sentimiento de indefensión que existe entre la gente. Esos operativos espectaculares y exitosos son necesarios y --por lo tanto-- deben recibir un justo reconocimiento si realmente se han producido tal como se publicitan; pero no son suficientes. Deben ir acompañados de otras acciones que, en conjunto, se conviertan en la política integral del Estado diseñada para combatir eficientemente el fenómeno delincuencial; política que --entre sus objetivos-- debería contemplar el ataque frontal a las causas que lo originan y las condiciones que favorecen su sostenimiento creciente. En este sentido, se hace cada vez más urgente que las autoridades --tanto las judiciales como las de los órganos Ejecutivo y Legislativo-- tomen cartas en el asunto; pero esas cartas deben ser aquellas que realmente resulten beneficiosas para la gente, no las que sean fruto de conveniencias particulares. Deben ponerse en los zapatos de tantas familias que han sido víctimas del dolor y la desesperación que provocan estos hechos; familias que, solamente, ansían el regreso de sus familiares. Es justo que se otorgue la importancia debida a esta problemática y que se investiguen a fondo todos los casos para acabar, desde la raíz, con un problema que --de seguir creciendo-- puede generar mayores niveles de violencia en el país. Mientras tanto, solamente nos queda rogar a Dios por Andrés Abraham y todas las demás personas anónimas que permanecen en cautiverio, para que regresen a su hogar sanos y salvos. También pedimos al Creador que ilumine a este pueblo para que, de una vez por todas, se decida a hacer suyas las instituciones del Estado para buscar --por esos medios-- el camino adecuado que nos lleve a la sólida construcción de un país realmente seguro. ASDER RESPALDA NUEVA LEY. La Asamblea General de la Asociación Salvadoreña de Radiodifusores (ASDER) resolvió, el 15.08, aceptar las tarifas propuestas en el anteproyecto de Ley de Telecomunicaciones para radiodifusoras y televisoras, en una sesión que acabó con la renuncia de varios miembros, entre ellos los propietarios de las radios "UPA", "Clásica" y "El Mundo". "Se van a hacer los pagos de la forma en que la comisión negoció con el gobierno", manifestó el presidente de ASDER, Andrés Rovira. Tony Saca, miembro de la Junta Directiva de la asociación, manifestó que ASDER apoyaba "la mayoría del régimen especial", salvo en algunos puntos, de los cuales informarán a la Comisión de Economía y Agricultura del Parlamento, cuando los parlamentarios citen a la Comisión Negociadora de la gremial. Según ASDER, a pesar del pago, conseguirán seguridad empresarial y podrán traspasar a sus hijos las frecuencias. El grupo de los asambleístas que no estaba de acuerdo con dar el aval al pago de tarifas estipuladas en el anteproyecto de Ley de Telecomunicaciones sostuvo que nunca habían pagado por el uso del dial. "Existe el temor de estar en contra del gobierno", expresó Mike Centeno, propietario de "Radio Doble C", de Usulután. Los empresarios consideran que "la ley no sólo gravará más a la industria, sino también cerrará espacios", considerando que los gravámenes a la industria harán desaparecer a muchas pequeñas radiodifusoras, especialmente a aquéllas que están fuera de ASDER. Mientras tanto, las radioemisoras no afiliadas a ASDER sostienen que la gremial negocia con el gobierno a espaldas del resto de estaciones radiales (DH 16.08 p.7 y LPG 17.08 p.5-a).EXIGEN REFORMAS AL COENA. Miembros del partido ARENA, autodenominados "areneros puros", se reunieron el 18.08 en una finca ubicada en las cercanías de Ilobasco, Cabañas, para externar su descontento con la actuación de la dirigencia de ese instituto político. Durante el evento, al que asistieron aproximadamente 600 personas, los "areneros puros" pidieron nuevamente la renuncia del actual presidente de ARENA, Juan José Domenech, y de otros miembros del COENA, así como la celebración de elecciones primarias, por considerar que han dirigido mal a ese instituto político; no obstante, externaron su apoyo al Presidente de la República, Armando Calderón Sol. "Los areneros tenemos la obligación de apoyar a nuestro Presidente, para que termine el período; no puede ser que por un grupo de asesores que no sean areneros, él esté actuando de una manera como no debería ser", expresó Víctor Antonio Cornejo Arango, considerado como el "legítimo líder", de las personas reunidas. Horacio Ríos, ex-presidente de la Secretaría Ejecutiva del Medio Ambiente (SEMA) y ex-diputado de ARENA, también apoya a Cornejo Arango e hizo ver la necesidad de que las comunidades locales elijan a sus candidatos y líderes para que no sean impuestos por el COENA. "Las transformaciones a los estatutos de ARENA deben hacerse para que sean las bases quienes elijan a sus autoridades locales para "que los dirigentes tengan respeto por los demás", señaló Cornejo Arango (DH 19.08 p.15 EM 19.08 p.3 DL 19.08 p.4 LPG 19.08 p.24-a).NO SE MODIFICARAN ESTATUTOS. El Presidente de ARENA, Juan José Domenech, aseguró el 20.08 que no serán reformados los estatutos del partido ya que los principios filosóficos del instituto político están claros y definidos. Domenech salió así al paso de las declaraciones de Víctor Antonio Cornejo Arango, quien abogó por una reforma de los estatutos y allanar el camino a la realización de elecciones primarias para la eelcción de los miembros del COENA. El COENA sostuvo, el 20.08, una reunión ordinaria con los 14 directores departamentales y con los directores de los diferentes sectores que integran el partido, en la que Domenech recibió el apoyo de las juntas y los distintos sectores para que continuara en la presidencia. Domenech negó que en la sesión se haya tratado sobre los señalamientos hechos por Cornejo Arango. La reunión, a juicio del político, fue para tratar sobre la campaña "victoria 97", que desarrollará el partido de cara a las elecciones municipales y legislativas de marzo de 1997. Sin embargo, dentro de la misma fueron notorias las posiciones en contra de Cornejo Arango y sus seguidores, a quienes los areneros trataron de "traidores y difamadores". Por su parte, el ex miembro del COENA, Roberto Angulo, aseguró que las bases del partido ya saben cuáles son los estatutos que les rigen, por lo que "se mantendrán", "o nos gusta el partido como es, o nos salimos a hacer otro", apuntó (LPG 21.08 p.6- a).AMPLIACION DE PROGRAMA EDUCATIVO. Con el fin de ir erradicando la violencia desde la niñez, el Ministerio de Educación ha invertido 2 millones de colones para la implementación de un programa alternativo contra esta práctica en varios centros educativos de la Zona Oriental. "Creemos que la escuela puede convertirse en el eslabón trascendental que rompa con el círculo de la violencia en el país", declaró el 19.08 la Ministra de Educación, Cecilia Gallardo de Cano. El programa que inició hace 6 meses, financiado con fondos de la AID y ejecutado por la Fundación Pro Educación Especial (FUNPRES), ha fortalecido la autoestima de los alumnos y cambiado el criterio de castigo de los padres, por lo que se pretende ampliar a todo el territorio nacional, pues actualmente abarca sólo 25 municipios del país. El presidente de FUNPRES, Manuel Arrieta, explicó que las comunidades educativas de 151 escuelas públicas, pertenecientes a los departamentos de San Miguel, Usulután, Morazán y La Unión, son las que están beneficiándose con este programa "Respuesta Creativa al Conflicto" (RCC). De acuerdo con FUNPRES, el RCC es un programa que pretende prevenir la violencia estudiantil y enseña al educador, padre de familia, alumno y a la persona en general, técnicas para fortalecer la autoestima, la cooperación y la comunicación, permitiéndole dar soluciones distintas y creativas a los conflictos del entorno. El programa se desarrolla en dos etapas: básico y avanzado. La tercera semana de agosto se inició la segunda fase, en la cual se está estudiando la forma de adquirir y enseñar habilidades para la solución creativa de conflictos y la formación de los equipos de mediación (DH 20.08 p.29 y LPG 20.08 p.8-a). PNC: "HACIA EL AUTORITARISMO". Las Naciones Unidas advirtieron que la PNC podría convertirse en un cuerpo "inclinado al autoritarismo y reacio a rendir cuentas a la sociedad". La PNC "ha iniciado su camino al autoritarismo", señaló el Secretario General de la ONU, Boutros Ghali, en un informe sobre la aplicación de los Acuerdos de Paz en el país basado en los reportes de la Oficina de las Naciones Unidas para la Verificación (ONUV), entre el 01.05 y 20.07 de 1996. Ghali reconoce que la corporación ha logrado notables progresos en el desempeño de sus responsabilidades, pero lamenta que "esos progresos se han visto empañados por dificultades para consolidar el sector de Seguridad Pública". Esas dificultades, según el análisis de Ghali, obedecen a los diferentes conceptos sobre seguridad pública que tienen los encargados de formular políticas sobre la misma. La ONU señala como primer indicativo de lo anterior la reciente renuncia frustrada del Inspector General de la Policía, Víctor Valle, quien, a juicio del organismo, enfrentó dificultades para la aplicación de algunas de las recomendaciones formuladas por los asesores técnicos internacionales en materia de seguridad pública. Asimismo, el informe señala su descontento por la resistencia de la PNC a la evaluación total de la Unidad de Mantenimiento del Orden (UMO). Otro cuestionamiento surgió a partir de la debilidad del funcionamiento de los mecanismos de control interno de la PNC. Con todo, señala como positivo la aprobación de la Ley de la Carrera Policial, aprobada el 18 de julio, la cual regula la estructura profesional de la PNC y refleja el consenso entre las partes que firmaron los Acuerdos de Paz (DH 20.08 p.6).REFORMAS EN SUSPENSO. El anteproyecto con el que se pretende modificar la Ley Orgánica del Fondo de Inversión Social (FIS), para volverlo de transitorio a permanente, ha generado polémica por la supresión de dos artículos que dispensarían a la institución de presentar un estado de liquidación financiera. Diputados del partido ARENA opinaron que la liquidación no es necesaria por cuanto se trata de una "elevación" del FIS hacia un nivel corporativo, que englobaría a los proyectos de desarrollo local impulsados por el gobierno, municipalidades y organizaciones no gubernamentales. Sin embargo, los diputados de oposición consideraron que se trata de la creación de una nueva instancia, que necesita rendir cuentas antes de ser disuelta. La posición fue adversada por el diputado de ARENA, Gerardo Suvillaga, quien indicó que ha habido una mala interpretación del anteproyecto de Ley y un cuestionamiento innecesario hacia el FIS, que durante sus primeros años fue considerado como un ejemplo de administración en Latinoamerica por parte de su principal financiador, el Banco Interamericano de Desarrollo (BID). Suvillaga dejó entrever ambiguamente que el anteproyecto considera una fusión del FIS con la Secretaría de Reconstrucción Nacional, ambas encabezadas por la licenciada Norma de Dowe. "El FIS no desaparece, sólo se extiende", agregó al expresar que ese es el motivo por el cual no está obligado a realizar una liquidación, pues su administración se encontrará bajo otro régimen de contraloría. La diputada por el PD, Sonia Aguiñada, insistió que la figura del FIS se está tomando de base para montar una figura distinta, que podría utilizar la implementación de proyectos sociales con fines políticos y electorales, por lo que la supresión de los artículos que hablan de la liquidación atiende a la intención de obviar críticas sobre un mal desempeño, o para encubrir un manejo viciado de fondos (LPG 15.08 p.6-a).PIDEN ANTEJUICIO. Una petición para que se retire el fuero constitucional al Presidente de la Corte Suprema de Justicia, José Domingo Méndez, fue presentada el 15.08 a la Asamblea Legislativa por el apoderado legal de Mauricio Antonio Valiente Berdugo, quien le responsabiliza por la pérdida de 18 millones de colones. Según el abogado Willy Béndix Cornejo, Méndez habría incurrido en varios delitos en perjuicio del patrimonio de Valiente Berdugo, a quien administró propiedades inmuebles, títulos, valores, pasivos y acciones por 10 años, mientras éste se encontraba fuera del país. Méndez reaccionó el 15.08 rechazando las acusaciones calificándolas de infamia. Los diputados de todas las fracciones políticas reaccionaron desde cautelosos a solidarios con Méndez. La mayoría dijo advertir en el caso razones intencionalmente políticas, que podrían llevar como fin la desestabilización del Organo Judicial, el desprestigio peronal de Méndez o el bloqueo a futuros planes de reelección como Presidente de la CSJ. El diputado por el PDC, Arturo Argumedo, admitió tener conocimiento previo sobre el caso planteado, agregando que la intención podría ser política, observando que la Asamblea deberá revestirse de la prudencia necesaria para no ser instrumentalizada. El jefe de la fracción legislativa del FMLN, Manuel Orlando Quinteros, puntualizó que es obvia la intencionalidad de dañar a la CSJ, atribuyendola a sujetos "que aún suspiran por la anterior administración" que a diferencia de la actual no es "guardiana de la impunidad". De igual manera, señaló que hubo elementos del gobierno "interesados" en que la petición fuera difundida, aun antes de que ésta hubiese sido introducida a la Asamblea Legislativa (LPG 16.08 p.6- a).DESCARTAN REFORMA ELECTORAL. La Subcomisión Electoral Legislativa, que estudió la propuesta de reformas al Código Electoral, descartó el 20.08 la aplicación del voto domiciliar y del documento único de identidad para las elecciones de 1997, argumentando que ya queda muy poco tiempo para echar a andar esas iniciativas. El diputado José Daniel Vega Guerra, de la Subcomisión, explicó que el análisis se concluyó sin mayores frutos, y que de las propuestas hechas por la Comisión Presidencial, sólo sobrevive la representación proporcional en los concejos municipales; esta última, será estudiada por la Comisión Política de la Asamblea, que será en definitiva la que decida si se aprueba o no. Para el diputado David Acuña, del Movimiento de Unidad, el problema de las reformas tuvo su origen en el hecho de que ARENA, no tiene interés en las reformas al Codigo Electoral. La reforma al Código, entonces, será básicamente en lo administrativo. Por ejemplo, se ha acordado en la Subcomisión reducir el número de dependencias del TSE de 10 a 6, y se ha pasado para estudio de la Comisión Política, lo relativo a las atribuciones del Tribunal como cuerpo colegiado. Mientras tanto, de las propuestas, la de la proporcionalidad en los concejos municipales -que mereció en principio un rechazo claro de parte de ARENA- fue cambiada por una posible inclusión de un concejal del partido mayoritario de la oposición. Por su parte, la jefa de la fracción del PDC, Rosa Mélida Villatoro, observó que eso es mejor que nada, ya que permitiría cierta vigilancia del quehacer municipal (LPG 21.08 p.6-a).