© 1996 UCA Editores
--------------------------- Año 17 número 739 diciembre 18 1996 ISSN 0259-9864 1996: un año de transformaciones postergadas Balance político Balance económico Balance socio-laboral Balance regional La opinión pública en 1996: los problemas nacionales y la crisis institucional Los derechos humanos en 1996 Cronología de 1996 ----- 1996: un año de transformaciones postergadas A finales de 1991 la primera administración de ARENA y el FMLN ultimaban detalles para firmar los documentos que terminarían con doce años de guerra civil y que sentarían las bases para una reforma política y económica que contribuyera a superar los desequilibrios estructurales generadores de los más violentos conflictos que ha padecido El Salvador en el siglo XX. En enero de 1992 los Acuerdos de Paz fueron firmados por las partes en conflicto y se inauguró una de las fases más difíciles del proceso de transición iniciado a principios de la década pasada. A los estudiosos del proceso no se les escapaba que la þsolución intermediaþ conseguida en la negociación dejaba puntos importantes pendientes. Sin embargo, al calor del protocolo negociador, el optimismo fue la nota característica del momento, un optimismo especialmente notorio en la izquierda que en ese momento se sentía triunfadora en lo que se dio en llamar la þrevolución negociadaþ. Ahora sí -se pensaba en los círculos que se sentían comprometidos con la justicia y la igualdad- el país se estaba poniendo en la ruta de los cambios estructurales tan largamente esperados, por los que tantas vidas se habían sacrificado y los que tantas frustraciones habían dejado en el pasado: la llegada de la izquierda al escenario político y su acceso a una cuota significativa de poder eran los requisitos básicos para avanzar hacia aquellos cambios. Desmontando las bases del þautoritarismo militarþ y consolidando los logros de la reforma política el camino estaría despejado para realizar transformaciones a nivel socio- económico. Esta era la apuesta del FMLN; fue también una apuesta compartida por muchos de sus seguidores y simpatizantes para quienes los logros sustantivos de la negociación sólo se verían después de la consolidación política del FMLN. Mientras tanto, la derecha no celebraba con la algarabía con la que lo hacía la izquierda. No era que se sintiera þperdedoraþ en la þrevolución negociadaþ, sino que, al parecer, desde los últimos preparativos para la firma de la paz ya era consciente, al menos en aquellos de sus miembros de más olfato político, que los cambios estructurales se pospondrían ad calendas graecas, puesto que la batalla de la izquierda por alcanzarlos tendría que sortear obstáculos institucionales, ideológicos y económicos no previstos por ella cuando suscribió los Acuerdos de Paz. La derecha quizás era consciente de que la paz era su victoria; por ello su alegría tenía más fundamento, aunque fuera menos notoria que la del FMLN y sus seguidores y simpatizantes. A cuatro años de firmados los Acuerdos de Paz, la derecha se alza como la gran ganadora de la postguerra. Pese a las fricciones internas, políticas y económicas, que han aparecido en su seno, la amenaza de cambios estructurales en el acceso a la propiedad y a la riqueza ha desaparecido de su horizonte. Los enemigos de la derecha son sus propios intereses y la voracidad con la que los mismos son defendidos; aparte de ello, en la actualidad no tiene a quien temer, como en las décadas de los 70 y 80 cuando la legitimidad de sus riquezas y poder estaban el centro de la discusión. Si, en la terminología del FMLN, la þcorrelación de fuerzasþ fue lo que llevó a ambas partes a la mesa de negociación y lo que condicionó que el FMLN dejara en el tintero sus exigencias de reforma social y económica para más adelante, en la postguerra la correlación de fuerzas se ha ido inclinando a favor de la derecha económica y política al punto de permitirle enriquecerse sin mayores impedimentos y apuntalar sus bastiones de poder para intentar una involución autoritaria. En un escenario como el descrito, el optimismo que predominó inmediatamente después de la firma de los Acuerdos de Paz se ha transformado en un pesimismo desalentador. Los cambios estructurales quedaron nada más como una bandera y un sueño del pasado; la confianza en quienes los llevarían adelante se ha perdido; y la esperanza en un futuro más digno para los marginados de El Salvador se ha vuelto cada vez más lejana. Parecería, pues, que de nada sirvieron las dos décadas de sacrificio popular, los miles de asesinados y desaparecidos y la destrucción humana y material de doce años de guerra. ¿Son las cosas así de dramáticas? ¿O acaso hay que moderar el balance y centrar la atención en aquello que antes no se tenía y que sólo después de la guerra se ha vuelto -o comienza a hacerse- realidad en El Salvador? Si se revisan detenidamente los Acuerdos de Paz, así como los documentos preparatorios de los mismos, queda claro que la reforma política y judicial ocupó un lugar central en la negociación, mientras que la reforma económica sólo fue abordada como tema secundario y en aquellos aspectos que tenían que ver directamente con la transferencia de tierras en zonas de conflicto y reinserción de los desmovilizados de ambos ejércitos. Por consiguiente, de lo que se trata es de evaluar hasta qué punto se ha avanzado en la reforma política y judicial, y si lo alcanzado es suficiente para dar por consolidada la institucionalidad democrática que se pensaba iba a lograrse una vez concluida la ejecución de los Acuerdos de Paz. En lo que atañe a la reforma política, por más que uno de sus logros iniciales haya sido la inserción del FMLN en el sistema de partidos y su participación en las elecciones de 1994, no se ha profundizado lo suficiente como para dar al traste con viejos vicios del pasado, como el ejercicio político demagógico y oportunista, la compra-venta de favores, la corrupción y el verticalismo partidarios. Los partidos políticos se han mostrado escasamente competitivos y pocos dignos de crédito ante el electorado, así como incapaces de elaborar y proponer proyectos de alcance nacional. Sus liderazgos son obsoletos y están carcomidos por intereses de la más baja especie. El pluralismo en el sistema político no se ha traducido en una mayor calidad de las opciones electorales, sino que más bien es expresión de divisiones partidarias motivadas por protagonismos de individuos respaldados por camarillas ansiosas de obtener beneficios materiales. Es decir, los partidos no han dado señales claras de haberse embarcado en un proceso de democratización interna, paso necesario para el fortalecimiento del sistema político y para el fortalecimiento de una institucionalidad democratica, sin la cual es imposible pensar, siquiera para un futuro lejano, en las reformas estructurales pendientes desde el fin de la guerra. La reforma judicial también deja mucho que desear. Dejando de lado el irresuelto problema de la depuración judicial, es indudable que aquí el punto sensible es el de la seguridad ciudadana y el papel que juega la Policía Nacional Civil (PNC) en la misma. La respuesta violenta de la institución policial a demandas de la sociedad civil ha levantado serias dudas sobre su papel como sostén importante de la transición democrática. Con todo, mayores dudas ha levantado la sospecha fundada en pruebas de que al interior del organismo policial existen grupos de inteligencia y espionaje al margen de sus instancias de dirección legalmente establecidas. Y es que si estas instancias paralelas en el seno de la PNC concentran el suficiente poder y responden a las órdenes de grupos o individuos ansiosos de una involución autoritaria nada bueno se puede esperar para el país. El año de 1996 fue escenario no sólo del agotamiento formal de los Acuerdos de Paz, declarados oficialmente como totalmente cumplidos, sino también de la fortaleza creciente de los grupos de poder político y económico, los cuales han consolidado posiciones de fuerza que les están permitiendo amenazar el avance de la institucionalización democrática. Qué duda cabe que ya en los Acuerdos de Paz fue postergada la reforma de las estructuras socio-económicas. Se trató, sin embargo, de una postergación temporal hasta que la izquierda canalizara electoralmente el apoyo de quienes la apoyaron durante la guerra y de quienes se hicieron presentes en la Plaza de los Mártires (en el centro de San Salvador) para celebrar el cese de las hostilidades militares. Pese a lo anterior, en 1996, como en ningún otro año desde la firma de la paz, se han sentado las bases para que esa reforma se postergue ad infinitum. Pero también la reforma política y judicial se ha estancado en aspectos sustantivos como la depuración de los jueces, la democratización de los partidos y el fortalecimiento del sistema político. La superación de estas taras políticas y judiciales tendrá que esperar para 1997. Quedan como puntos pendientes, cuya postergación no sólo favorece a quienes se han atrincherado en posiciones autoritarias, sino que debilita las voces de quienes desde la sociedad civil rechazan legítimamente el atascamiento del proceso de cambios políticos y económicos largamente esperado. Por último y como complemento esencial de lo anterior, no se puede dejar de señalar que otro punto irresuelto en 1996 es el de los supuestos ecológicos de los modelos de desarrollo que se implementan o se pretenden implementar en el país. Hasta ahora, la ecología ha sido considerada como una þvariable externaþ en los proyectos de desarrollo económico social; sin embargo, El Salvador está llegando acelaradamente a sus límites ecológicos, más allá de los cuales es imposible el sostenimiento de cualquier modelo de desarrollo. Dicho de otra forma, la ecología debe de ser integrada como una variable fundamental en cualquier propuesta política y económica con un mínimo de seriedad, pues es ella la que condicionará en el futuro inmediato las posibilidades de la economía, la política y la sociedad en nuestro país. Los empresarios ciertamente seguirán buscando acumular riquezas; los políticos seguirán buscando la ansiada cuota de poder; y la sociedad seguirá luchando por sobrevivir a la voracidad empresarial, la incompetencia estatal y la violencia, pero cada uno de esos grupos estarán luchando por nada una vez que el país colapse ecológicamente. Es por evitar este colapso por el que tenemos que luchar todos los salvadoreños; esta es una lucha que sí vale la pena, puesto que en ella se juega la vida nuestra y la de las generaciones venideras. Esta lucha no puede esperar a ser postergada por un año más. ----- Balance político El año de 1996 ha sido un año particularmente difícil para el proceso de instauración democrática en El Salvador. Los Acuerdos de Paz, sin haber satisfecho totalmente las expectativas que en ellos se pusieron, fueron oficialmente clausurados, con lo cual la responsabilidad verificadora de las Naciones Unidas prácticamente llegó a su fin. Asimismo, mientras que el gobierno del Presidente Armando Calderón Sol celebraba la ejecución de lo acordado en Nueva York y Chapultepec, otros sectores de la sociedad se mostraron más pesimistas con el rumbo tomado por la transición, llegando incluso a formular la hipótesis de una posible þinvolución autoritariaþ del proceso salvadoreño. Y ello no fue gratuito, pues a lo largo del año se generaron diversas situaciones en las que el alarde de fuerza y la matonería por parte de las autoridades gubernamentales fueron la nota característica. Las tensiones de la transición y el rol del sistema político La transición salvadoreña se juega en la tensión y articulación de los ejes economía de mercado, sociedad civil y sistema político. Ciertamente, los dos primeros ámbitos tienen una autonomía y una lógica propias que muchas veces, por su misma dinámica interna, pueden entrar en fuerte conflicto entre sí. Es así que se hace necesario el tercero de ellos para hacer de mecanismo de intermediación y de resolución de conflictos. Un orden democrático, en sus mínimos términos, requiere indudablemente de una economía de mercado fuerte y eficiente, con la autonomía y la capacidad de innovación que los cambios en el entorno mundial exigen como conditio sine qua non para alcanzar una inserción exitosa en el sistema económico mundial. Pero también requiere de una sociedad civil organizada en sus diversos niveles de complejidad y de intereses, capaz de hacer sentir sus demandas de un modo coherente, consciente de sus derechos y responsabilidades ciudadanas. Como eje articulador, el sistema político debe hacer eco de las demandas la sociedad civil, dándoles el cauce institucional pertinente, presionando para que el aparato estatal responda adecuadamente a las mismas. Es decir, el sistema político tiene asignado un rol decisivo en la consolidación de un orden democrático en El Salvador. Esto fue reconocido en los mismos Acuerdos de Paz, cuyo contenido esencial apuntaba a una reforma política en la cual se sentaran las bases de una institucionalidad democrática para el país. Sin embargo, el sistema político, para jugar el rol que le compete en la transición -en lo que la misma reclama de institucionalización de reglas y mecanismos democráticos- tiene que llenar una serie de requisitos básicos que lo fortalezcan y vuelvan eficientes y transparentes sus relaciones con la sociedad civil. Sin esos requisitos, la consolidación democrática no sólo no avanzará en la dirección requerida, sino que estará tanto a marced de las presiones de los grupos de poder, ya sea que actúen legal o ilegalmente, como de las amenazas disruptivas de quienes, siendo pobres y marginados, no encuentren más que en la protesta violenta el mecanismo idóneo para hacerse escuchar. Y todo ello, obviamente, hará rondar sobre el proceso la sombra del autoritarismo, abanderado por quienes, desde las esferas estatales y privadas, estimen que la coerción simple y contundente es la mejor salida para garantizar el orden social. La institucionalización democrática: los requisitos del sistema político Cuando se firmaron los Acuerdos de Paz, uno de los propósitos perseguidos con los mismos era el de terminar con el autoritarismo militar, para lo cual se consideraba fundamental iniciar un proceso de institucionalización democrática. Esta institucionalización exigía una serie de transformaciones políticas que, una vez alcanzadas, no sólo hicieran imposible un retorno del autoritarismo, sino que se convirtieran en requisitos básicos para avanzar en la transición democrática. Ciertamente, uno de los requisitos esenciales que debe poseer un sistema político capaz de potenciar la transición y capaz de hacer resistencia a la amenaza autoritaria es el pluralismo de los proyectos políticos que lo constituyen. Para ello es clave la apertura de aquel a las distintas ofertas ideológicas dispuestas a insertarse en el mismo y dispuestas a confrontarse competitivamente entre sí en procesos electorales periódicos, transparentes y donde cada ciudadano pueda ejercer, sin coacciones ni limitaciones de ninguna especie, su derecho a votar aquella propuesta que más le satisfaga. De este modo, el pluralismo tiene dos caras: aquella que ve hacia los oferentes (los partidos), los cuales pueden adscribirse a cualquier ideología o doctrina política, y la que ve a los compradores (los votantes) que pueden elegir la propuesta política e ideológica de su preferencia. Los partidos, pues, en sus diferentes adscripciones ideológicas, son la expresión de una de las caras del pluralismo. Los votantes son quienes, al estar en condiciones de optar libremente por uno o varios de ellos, constituyen la otra. Pero el pluralismo es insuficiente para apuntalar sólidamente un orden democrático. Hace falta que el mismo sea complementado por consultas periódicas (elecciones) que permitan someter los proyectos políticos a la decisión de los ciudadanos acerca de cuál de ellos por separado (o en coalición) es el más adecuado para llevar la conducción del ejecutivo y tener determinado número de asientos en el parlamento. Esas consultas, además de ser periódicas, deben estar respaldadas por mecanismos técnicos y legales que garanticen que las decisiones ciudadanas en materia de votación serán respetadas lo más fielmente posible. Una vez conseguido esto, se tendrán asegurados los requisitos básicos de un orden democrático, aunque ello no quiere decir, ni mucho menos, que se hayan agotado todas sus exigencias, por más que haya quienes reduzcan la democracia a aquellos elementos. La democratización interna de los partidos políticos constituye un aspecto de la institucionalización democrática al que conviene darle la relevancia debida. Sin una reglamentación interna que garantice una relaciones horizontales y una renovación de los cuadros y los liderazgos partidarios en base a los méritos y la capacidad, los partidos estarán sometidos a la discrecionalidad de los dirigentes más antiguos o más ambiciosos, los cuales terminarán sometiendo el aparato partidario a sus propios intereses, socavando con ello la legitimidad de la institución e incubando en su seno rivalidades egoístas y sin sentido. Como parte de esta democratización, además, se tiene que resolver el problema tanto de las relaciones existentes entre los partidos y sus miembros en el parlamento como las que establecen los partidos políticos entre sí. Sobre lo primero, es cada vez más aceptado que la independencia de los diputados respecto de los dictados del partido es algo que tiene que potenciarse, pues de lo contrario aquéllos terminan desnaturalizando su función como representantes de los intereses ciudadanos. Sobre lo segundo, es necesario que los partidos respeten entre sí su autonomía e independencia, cuidándose cada uno de no inmiscuirse en los asuntos internos de los demás, por más que ello les pudiera resultar beneficioso. En caso de darse lo contrario, las penalizaciones legales no debieran faltar, aplicándose con contundencia y rigurosidad. Por último, como parte imprescindible de la democratización de los partidos -y en consecuencia del fortalecimiento del sistema político- deben redefinirse y potenciarse la relaciones de aquéllos con la sociedad civil. Si el sistema político tiene que hacer de correa de transmisión entre el aparato estatal y las organizaciones sociales, los partidos deben salir del ámbito estatal en el que concentran sus actividades e imbuirse de los problemas cotidianos de los ciudadanos. Indudablemente se tienen que evitar las tendencias clientelísticas, así como las prácticas de tipo populista, puesto que ellas son contrarias a la necesaria autonomía de los ciudadanos y sus organizaciones. Ello no obsta, sin embargo, para que las relaciones partidos-sociedad civil se vuelvan más estrechas, con lo cual ambos -si son bien llevadas esas relaciones- terminarían fortaleciéndose en su especificidad. En definitiva, el sistema político y los partidos que lo constituyen están llamados a jugar un importante papel en el proceso de institucionalización democrática salvadoreño. Para ello, sin embargo, deben cumplirse los requisitos mínimos señalados antes, sin los cuales ese rol será jugado de un modo defectuoso o, lo que es peor, se propiararán desde los mismos partidos y desde el sistema político condiciones que hagan posible el estancamiento o la reversión del proceso de instauración democrática. Sistema político, partidos y sociedad civil En El Salvador, durante 1996, han sido inocultables las debilidades de los partidos y del sistema político. Este último ha sido incapaz de hacer de intermediario entre las demandas de la sociedad civil y la capacidad estatal para respoder adecuadamente a esas demandas. Es decir, ha sido notorio el divorcio entra el sistema político y la sociedad civil, la cual -como los demuestran persistentemente los sondeos de opinión pública- no sólo desconfía de los políticos y la política, sino que reclama mecanismos ajenos a éstos para resolver sus problemas. Ese divorcio se ha reflejado tanto en los sondeos de opinión como en la fragilidad de las relaciones entre los partidos y la sociedad civil, lo cual se ha traducido en la escasa o nula resonancia de los problemas de esta última en el quehacer político. En un año preelectoral como el que está a punto de finalizar, los actores políticos han estado más ocupados en definir sus posiciones de poder al interior de los partidos que en desempeñar eficazmente su función de interlocutores de la sociedad civil. De hecho, 1996 ha sido un año en el cual los recambios en las cúpulas partidarias han estado a la orden del día. Las figuras políticas de siempre han aparecido en las principales disputas y conflictos que han marcado la vida interna de los partidos durante el año, sin que, en muchos casos -como en el PDC e incluso en ARENA-, esas disputas y conflictos hayan dado señales claras de haberse resuelto definitivamente. Estos þreacomodosþ partidarios, por estar sobredeterminados por las ansias de poder y afán de protagonismo de líderes desgastados políticamente, han puesto de manifiesto cómo los partidos están más en función de lo que deciden o esperan sus cúpulas de dirección que en función de las necesidades de la sociedad; es decir, han puesto de manifiesto una verdad irrecusable: que los partidos políticos en El Salvador viven de espaldas a la realidad social, contentándose con que sus líderes estén satisfechos de su papel como políticos tradicionales, gozando de buena salud y de los beneficios que, por negociar entre sí, puedan conseguir. Cada vez que al interior de las cúpulas no ha habido acuerdos básicos sobre el reparto de los beneficios a los que se puede acceder desde la política, en ese momento los conflictos han estallado, saliendo a la luz pública como recambios intrapartidarios que o bien nunca llegan a buen término -como en la democracia cristiana- o bien terminan (temporalmente) con la subordinación o exclusión de los perdedores -como en el caso de ARENA con la salida del COENA de Juan José Domenech y la salida del partido de Víctor Antonio Cornejo Arango-. La consecuencia obvia de una dinámica política- partidaria como la descrita ha sido el descrédito de los partidos ante la sociedad. Y es que si los partidos políticos viven centrados sobre sí mismos y no ocultan los intereses mezquinos que se defienden desde ellos, difícilmente la sociedad va a confiar en los mismos como instancias representativas de los intereses ciudadanos. Justamente ese descrédito es una de las dimensiones de la ruptura entre los partidos y el sistema político y la sociedad civil: si esta última desconfía de los políticos y la política no intenta en lo absoluto canalizar sus demandas a través de éstos, sino que opta por mecanismos alternos para ello, el sistema político (y los partidos) correrá el riesgo de volverse irrelevante como instancia mediatizadora, con el subsiguiente debilitamiento de la instauración democrática. Porque, en efecto, si el sistema político, por su descrédito y falta de legitimidad ante la sociedad, no es percibido como el mecanismo mediador por excelencia en la lógica þdemandas sociales-respuesta institucionalþ, entonces se está incubando una falla sustantiva en el proceso de instauración democrática, falla que de no ser corregida -por ser de la naturaleza que es- estará abriendo una fisura para que las demandas sociales se canalicen a través de mecanismos disruptivos y que las respuestas estatales a las mismas no sean þtraducidasþ por el sistema político, sino que en directo se canalicen a través de instancias estatales de control social. Otra de las dimensiones de la ruptura existente entre los partidos y el sistema político y la sociedad civil es la que atañe a la debilidad institucional de los primeros, los cuales no han encontrado los modos más adecuados y eficaces para acercarse a la sociedad. Por una parte, los partidos han mostrado algún tipo de interés por vincularse a la sociedad motivados por un afán meramente instrumental, es decir, buscando þbasesþ que puedan ser movilizadas electoralmente cada vez que los partidos (o sus dirigencias) así lo han estimado conveniente. Los problemas reales de los ciudadanos y del país -los que tienen que ver con la probreza creciente, el deterioro ecológico, el crimen organizado y la violencia- o bien han quedado fuera de las agendas partidarias o bien han sido asumidos retóricamente o han sido tomados en cuenta con el fin de reforzar (como ha hecho ARENA con el tema de la violencia) las tendencias autoritarias presentes en muchos de ellos. Por otro lado, el desinterés partidario por los problemas reales de la sociedad ha sido coherente con unas estructuras organizativas en las que el verticalismo y la concentración de las decisiones en manos de una élite dirigente han impedido la apertura de los partidos no sólo a expresiones divergentes en su seno, sino hacia propuestas, sugerencias o críticas provenientes de la sociedad. Es decir, por su propia organización interna, los partidos han sido incapaces de relacionarse creativamente con esta última; han sido incapaces de ver a las organizaciones sociales como interlocutoras a las cuales se debe prestar atención, con las que deben dialogar y a las que debe potenciar en su autonomía y especificidad. Si ha habido algún tipo de relación, la misma ha estado marcada por las pretensiones siempre presentes en los partidos de manipular y someter a las organizaciones de la sociedad civil a sus propios intereses. El año de 1996 ha puesto de manifiesto cómo los partidos políticos no han mostrado la menor preocupación por el fortalecimiento de las organizaciones de la sociedad civil. Pareciera que ven en ello una amenaza para sus propias aspiraciones de poder. Este ha sido uno de los errores más graves cometidos por los partidos, puesto que la debilidad de la sociedad civil (o la resistencia de ésta a vincularse con ellos) los ha privado de un interlocutor necesario no sólo para potenciar sus aspiraciones de acceder a una cuota significativa de poder, sino para enriquecer sus propuestas y proyectos económicos, políticos, sociales y ecológicos. Los partidos han sido incapaces de asumir los desafíos planteados por la sociedad civil, con lo cual no sólo han establecido una brecha entre ellos y ésta, sino que han perdido la oportunidad de salir del letargo al que los ha conducido su persistente autocontemplación. Es decir, han perdido la oportunidad de transformarse en las instituciones políticas que la instauración democrática reclama: competitivas, con liderazgos honestos y capaces, y abiertas responsablemente a los desafíos que plantea la compleja realidad social de El Salvador de fines de siglo. Las elecciones en perspectiva A fines de 1996, los dinamismos preelectorales se hicieron sentir con particular fuerza, sobre todo por los ajustes partidarios previos a las elecciones de 1997. Se generó, pues, un escenario socio-político en el cual las apuestas partidarias comenzaron a decantarse en torno a las estrategias de propaganda más adecuadas, así como en torno a la selección de las figuras políticas que podrían garantizar unos resultados electorales favorables. Y en partidos como el PDC, ARENA y el PCN todas estas discusiones y readecuaciones se han dado en el marco de crisis internas insuficientemente resueltas. Como quiera que sea, en la mira de los partidos está, antes que democratizarse o fortalecer sus relaciones con la sociedad civil, el lograr resultados que les sean favorables en las elecciones del próximo año; lo demás o ha pasado a segundo término o ha sido -y será- utilizado para potenciar la campaña electoral. Por consiguiente, habrá que esperar que las coyunturas preelectoral y electoral se cierren para que los partidos sí decidan en serio preocuparse por otra cosa que no sean los beneficios que se obtienen desde el poder. En el futuro inmediato, pedir a los partidos que introduzcan en sus agendas temas de discusión en verdad importantes, aunque sea lo más razonable y lo más deseable, constituye un sin sentido práctico, dada la forma de proceder seguida hasta ahora por los mismos. Las elecciones del próximo año y sus resultados pueden convertirse en un importante punto de partida para que los partidos políticos se replanteen con honestidad y seriedad su función dentro del orden democrático que se busca construir en El Salvador. Como paso previo tienen que valorar con sinceridad el papel que han desempeñado hasta ahora; asimismo, tienen que reconocer lo lejos que han estado de desempeñar el rol que les compete en una sociedad que busca afanosamente ser mínimamente democrática. Si los partidos no hacen este necesario ajuste de cuentas consigo mismos, no van a estar dando señales positivas de estar superando los lastres que los han marcado durante 1996: la corrupción, el compadrazgo, la compra- venta de favores y las disputas entre camarillas. La reconversión de los partidos políticos en la dirección que hemos señalado -y tomando en cuenta los requisitos a los que hemos aludido a lo largo de estas notas- es una necesidad imperiosa para lograr una institucionalización democrática en El Salvador. Sólo a partir de esa reconversión es que los partidos podrán dar paso a un sistema político consistente, legítimo, creíble y capaz de cumplir eficazmente sus funciones de intermediación socio-política. De no avanzar por este camino, El Salvador correrá el riesgo de decantarse peligrosamente hacia la violencia social disruptiva y el autoritarismo, con lo cual todos perderemos, especialmente las generaciones venideras a las que dejaremos un país sin recursos materiales y sin las mínimas tradiciones de convivencia pacífica y de respeto a la dignidad humana. En materia electoral, ciertamente, aún queda mucho que avanzar en El Salvador. Todavía no están suficientemente depurados los mecanismos técnicos que garantizarán a los ciudadanos y a todos los partidos por igual que los resultados de las elecciones serán respetados y que, mejor aún, el proceso electoral será transparente y limpio. Desde este punto de vista, los partidos de oposición -especialmente el FMLN- están forzados a participar en una contienda electoral cuyos componentes técnicos no son totalmente confiables y, en consecuencia, no ofrecen las garantías básicas, primero, para que voten quienes deban hacerlo; segundo, para que lo hagan con la mayor facilidad; y, tercero, para que los resultados electorales reflejen lo más fielmente posible su opción política. Las dificultades para realizar un empadronamiento confiable -del cual hasta ahora no se tienen cifras globales- y la no implementación del voto domiciliario constituyen ejemplos importantes de lo mucho que falta por avanzar en la implementación de un sistema electoral técnicamente confiable. Sin embargo, las dificultades técnicas, con ser importantes, no son lo más difícil de sortear, puesto que en lo fundamental se trataría de dotar de mejores y mayores recursos financieros y humanos a las instituciones responsables de ello. Lo que hasta ahora ha entorpecido la instauración de un sistema electoral confiable son los intereses políticos de ARENA, institución que se ha valido de las artimañas más diversas para impedir no sólo una competencia más igualitaria entre los partidos políticos, sino que ha bloqueado aquellas reformas políticas que democratizarían los resultados electorales, determinando más equitativamente para cada partido la cuota de poder en el parlamento y los municipios según hayan sido los votos obtenidos. Es decir, una de las batallas de ARENA ha sido contra la representación proporcional, a la cual teme por considerar quizás que una vez implementada se traducirá en una merma de poder parlamentario y municipal A la par de esa batalla, ARENA ha impulsado otras luchas complementarias como el bloqueo al voto domiciliario, lo cual es fácilmente comprensible, pues -en los cálculos de este partido- el abstencionismo es una ganancia, sabiendo que cuenta con un voto duro que, de mantenerse como en el pasado, puede hacer la diferencia con otros partidos. Es decir, ARENA como un partido fiel a las tradiciones conservadoras de la derecha teme a la participación popular masiva, aunque sea solamente para depositar un voto en las urnas. Además es un partido consciente de su desempeño gubernamental; consciente de lo nefasto para los intereses populares de muchas de las medidas económicas y sociales implementadas por sus dos administraciones; consciente, en fin, del desgaste que acompaña a un partido de gobierno con las características del suyo, sumado todo ello a la corrupción, el tráfico de influencias y los conflictos internos que han salido a la luz pública a lo largo del año. Así las cosas, los asesores políticos de ARENA seguramente esperan un þvoto de castigoþ por parte de los sectores mayoritarios del país. Si este es la lectura, una buena solución para el partido -aunque no para la institucionalización democrática del país- es bloquear la participación electoral masiva de estos sectores. A la par de esta salida, está otra de mayor alcance: bloquear la representación proporcional, puesto que de darse ambas los resultados electorales podrían amenazar la cuota de poder que ARENA ha logrado mantener desde 1989. Y si ambas no se dan -esa es la apuesta de ARENA- todo estará bajo control, y en los comicios de marzo de 1997 no sucederá nada que llene de sobresaltos a la derecha. En el otro extremo del espectro político, el FMLN ha abanderado la lucha por favorecer una participación electoral masiva de los ciudadanos, así como en implementar la representación proporcional. Sus cálculos son precisamente los opuestos a los de ARENA: el FMLN espera que entre más ciudadanos participen en las elecciones mayores serán sus posibilidades de hacerse de una cuota de poder en los municipios y el parlamento, sobre todo si esa votación a su favor se traduce en una representación proporcional. Pero dados los obstáculos que tiene ante sí la participación masiva de los ciudadanos en las elecciones, el FMLN -por lo menos en San Salvador- parece haber caído en la cuenta que tiene ir a lo seguro, es decir, a sus þvotantes tradicionalesþ para hacer frente a ARENA. Como quiera que sea, todo parece indicar que los resultados electorales de 1997 se jugarán entre ARENA y el FMLN, y que el resto de partidos ocuparán los lugares de siempre, no quedándoles más alternativa que sobrevivir aislados o vincularse subordinadamente a los dos partidos mayoritarios. Estos, por su parte, parecen confiar en sus þvotantes tradicionalesþ para lograr resultados favorables: ARENA por desconfiar de una participación masiva de los ciudadanos y el FMLN por los obstáculos existentes para que esa participación se haga efectiva. No es seguro que como están las cosas -dado el descrédito de los partidos y sus líderes ante la sociedad, y dado el desempeño político del FMLN-, de darse las condiciones propicias para ello, los ciudadanos avalen masivamente el proyecto de este último. Es seguro que no lo harán con ARENA, y eso lo saben sus dirigentes, pero ello no quiere decir que lo hagan con el FMLN, aunque sus dirigentes crean fervientemente lo contrario. No basta con que un partido se proclame como alternativa a un partido desgastado para que los votantes, a pie juntillas, se decidan por el mismo. Para ello no sólo tienen que formular proyectos políticos consistentes, sino convencer al electorado de que esos proyectos se podrán en marcha. Y en este terreno el FMLN tiene aún mucho que hacer todavía. Queda en pie la pregunta de si los þvotantes tradicionalesþ de ARENA y el FMLN -así como los de los demás partidos- se comportarán electoralmente como siempre. Si ello es así, los cálculos políticos serán más o menos atinados para cada bloque partidario. Si ello no sucede, las sorpresas se harán presentes, con los debates postelectorales a que las mismas darán paso. Asimismo, queda como punto pendiente si, pese a lo bloqueos de ARENA, se va a ampliar la participación electoral de los salvadoreños, incluyendo tanto a quienes se han ubicado en las últimas elecciones -pese a no tener mayores dificultades para asistir a las urnas- entre los abstensionistas como a quienes se han incorporado recientemente al padrón electoral. Todo ello puede introducir novedades importantes en los resultados electorales de 1997. Habrá que esperar hasta entonces para evaluar en qué medida esas elecciones fueron más de lo mismo o si se suscitaron cambios en su realización y consecuencias. ----- Balance económico Una revisión del comportamiento macroeconómico durante el año 1996 muestran tendencias que, en algunos casos, marcan una clara ruptura con las observadas a lo largo de la década. Resultan especialmente notables en este contexto la caída del crecimiento de la actividad económica, la ampliación del déficit fiscal y la sorprendente reducción del déficit de la balanza comercial. Por otra parte, en el ámbito social la situación no ha cambiado notablemente, pues el presupuesto para las instituciones sociales decayó para 1996, mientras que los indicadores de desarrollo social mostraron tendencias negativas. La coyuntura actual muestra signos de agotamiento del esquema de crecimiento económico experimentado a lo largo de la presente década y, a la vez, es reflejo de una organización social que opone obstáculos al desarrollo. Este esquema de crecimiento se ha fundamentado especialmente en el sector terciario de la economía, específicamente en las finanzas financiero, el comercio y la construcción, descuidando la atención de los sectores agropecuario e industrial los cuales han crecido a tasas inferiores al promedio. En gran medida, el crecimiento económico de los años pasados ha sido posible por la elevada capacidad de consumo resultante del envío de remesas familiares y del incremento del crédito otorgado por el sistema financiero. En lo fundamental el incremento del consumo estimuló el crecimiento de las importaciones de bienes de consumo realizadas por el sector comercio, sin afectar notablemente la actividad económica de los sectores industrial y agropecuario. El sector externo también ha reflejado el ingreso de las remesas familiares, ya que estas han contribuido a mantener saldos positivos en la balanza de pagos, aún y cuando -hasta 1995- habría existido una clara tendencia hacia el crecimiento del déficit de la balanza comercial. En el presente balance se expone una visión coyuntural de la economía salvadoreña para el año 1996, a partir del examen de la evolución de variables principales tales como producción, precios, balanza de pagos, déficit fiscal y las relacionadas con el sector monetario-financiero; sin embargo, también interesa poner en perspectiva los resultados en materia macroeconómica, contrastándolos con dos aspectos del desarrollo que usualmente están excluidos de los balances económicos, aún y cuando es convencionalmente aceptado que son dos de los principales obstáculos para el desarrollo: el desarrollo social y la protección del medio ambiente. De hecho, en la actualidad, las concepciones de desarrollo normalmente aceptadas pregonan por el "desarrollo sostenible", el cual tiene cuatro postulados básicos: alto consumo per cápita por un tiempo indefinido, lo cual implica un nivel óptimo de utilización de los recursos naturales; equidad en la distribución del ingreso; protección ambiental; y, finalmente, la participación de todos los sectores de la sociedad en la toma de decisiones. Tomando en cuenta lo anterior, a continuación se presenta una evaluación macroeconómica del año 1996 para luego proceder a examinar cual ha sido el comportamiento de algunos indicadores sociales durante el mismo año, así como la situación del medio ambiente y su relación con el proceso de desarrollo. Producción y empleo De acuerdo a los datos del Banco Central de Reserva (BCR) el crecimiento económico para el año 1996 no será tan bonancible como el experimentado durante 1995, pues para finales de año se espera alcanzar una tasa de crecimiento de aproximadamente 3%, lo cual representa solamente la mitad de la obtenida en 1995, cuando fue de 6%. Sin embargo, de acuerdo al Indice de Volumen de la Actividad Económica (IVAE) las expectativas de crecimiento podrían ser mucho menores. Considérese que los últimos datos disponibles consignan que el IVAE general se incrementó en 0.6% entre los meses de septiembre 1996 y septiembre 1995, mientras que para el período septiembre 1994 y septiembre 1995 lo habría hecho en un 8.6%. Todos los sectores económicos han experimentado una marcada reducción del crecimiento de su índice respectivo, aunque algunos sectores aún observan tasas considerables de crecimiento. Los sectores que mayor crecimiento habrían experimentado son el financiero, electricidad y, por primera vez, el agropecuario; mientras que los sectores que han experimentado una contracción son el comercio y la administración pública. En lo tocante al comportamiento del empleo, el BCR se conforma con presentar el comportamiento de la cantidad de afiliados al Instituto Salvadoreño del Seguro Social (ISSS), los cuales no constituyen un indicador confiable del nivel de empleo de la economía, porque el mismo no depende solamente del nivel de producción, sino también de su cobertura, la cual es esencialmente urbana. Sin embargo, aún ateniéndose al comportamiento del número de afiliados al ISSS, resulta claro que durante 1996 se ha experimentado un incremento mucho menor al observado entre 1995, pues se ha pasado de una tasa de crecimiento de 8.3% a otra de 0.5%. En términos absolutos, durante 1996 el número de afiliados solamente al ISSS creció en 1,788 personas mientras que, de acuerdo a las cifras y tasas de crecimiento poblacional consignados en el IV Censo de Población, la Población Económicamente Activa (PEA) urbana se incrementó en aproximadamente 10 veces esa cantidad (17,798 personas) durante este período. Evidentemente estaríamos ante un incremento de cerca de dos puntos porcentuales en el desempleo urbano. Precios y salarios Al igual que la producción, los precios han evidenciado un comportamiento notablemente diferente al evidenciado durante el año pasado al disminuir notablemente su tasa de crecimiento, al menos hasta el mes de noviembre que es para el último mes que se conocen datos. Sin embargo cabe apuntar que este tendencia ha resultado de las reducciones en el Indice de Precios al Consumidor (IPC) experimentados a partir del mes de septiembre pasado. De acuerdo a datos de la Dirección General de Estadística y Censos (DIGESTYC) para el pasado mes de agosto la tasa de inflación acumulada habría alcanzado ya el 8.3%, con lo cual esta se habría colocado a niveles similares a los observables para el mismo mes del año pasado y dentro del rango establecido por el gobierno en su programa monetario-financiero (de 8% a 10%). Teniendo en cuenta la experiencia de años pasados, lo que cabía esperar a ese momento sería que a final del año la inflación superara a la observada en 1995, la cual fue de 8.3%. Empero, la realidad es que durante los meses siguientes el comportamiento del IPC cambió totalmente e inició una etapa de decrecimiento tal que en septiembre el IPC cayó en un -0.6%, en octubre se incrementó en un 0.1% y en noviembre experimentó una nueva disminución de -0.6%. Lo anterior implicó una reducción de 1.2% en la inflación acumulada que determinó que para el mes de noviembre la misma fuera de 7.1%. La interpretación oficial de este comportamiento se centra en la marcada reducción de los precios de los alimentos experimentada durante los últimos meses; pese a ello, aún puede argumentarse que en realidad los alimentos son los que más incrementos de precios han experimentado durante el año. Hasta el mes de noviembre, las tasas de inflación acumulada de los diferentes componentes del IPC fueron los siguientes: vivienda 5.2%, vestuario 1.4%, misceláneos 5.4%; y alimentos 10.9%. Esta dinámica no es nueva porque, a excepción de 1995, los últimos cuatro años ha sido notable el mayor ritmo de crecimiento de los precios en el rubro de alimentos; ello se evidencia con mayor claridad a partir de una revisión del crecimiento de los índices de los diferentes rubros que componen el IPC durante el período diciembre 1992-octubre 1996: vestuario y servicios relacionados creció un 21.5%; misceláneos 32.3%; vivienda 44.8%; y alimentos, bebidas y tabaco 62.2%. El comportamiento de estos rubros y su participación ponderada en el IPC determinaron que la inflación general del período fuera de 46.4%. Como contrapartida, los salarios mínimos se han mantenido inalterados durante el presente año, pese a que no se experimenta un incremento en este rubro desde el mes de agosto de 1995. Desde esa fecha a la actualidad, los salarios mínimos reales han continuado deteriorándose a causa de la inflación pasando desde un valor de 8.75 a otro de 7.94 para noviembre último. Lo anterior implica que ha habido un deterioro de 4.9% en los salarios mínimos reales. La situación empeora aún más si se considera que la mayoría de trabajadores que reciben un salario mínimo se encuentran en situación de pobreza, lo cual implica que la mayor parte de sus salarios (o la totalidad) se dedica a la adquisición de los productos que enfrentan los mayores índices inflacionarios: los alimentos; consecuentemente, el deterioro de los salarios mínimos reales es mayor que el que puede estimarse a partir del IPC por reflejar este menores tasas de inflación que el rubro alimentos. Sector externo El hecho más desconcertante en esta área ha sido sin lugar a dudas la reducción del déficit de la balanza comercial reflejado en las últimas cifras disponibles y correspondientes al mes de octubre. Lamentablemente, esta no es ninguna señal alentadora, pues como se establece a continuación la reducción del mencionado déficit obedece más bien a los efectos de la caída de la tasa de crecimiento de la producción. Entre los períodos enero-octubre 1995 y enero-octubre 1996 se reportó una reducción de aproximadamente 12.8% en el saldo de la balanza comercial, resultado atribuible primordialmente a una contracción de las importaciones en -1.6%. La disminución del déficit habría sido mayor si las exportaciones hubieran observado un comportamiento similar al de años anteriores cuando se reportaban incrementos del orden de 30%, pero la realidad es que entre los períodos mencionados solamente hubo un incremento de 9.5% en las exportaciones. Al examinar la composición de las importaciones resulta notable que estas han disminuido fundamentalmente debido a la caída de las importaciones de bienes de capital, los cuales cayeron en 17.1% lo cual equivale a un monto de 109 millones de dólares, las importaciones de bienes intermedios disminuyeron en un 0.4% que equivale a 4.3 millones de dólares y los bienes de consumo disminuyeron en 0.2% equivalentes a 1.1 millones de dólares. Así puede afirmarse que la reducción de las importaciones totales no ha sido provocada por una reducción de las importaciones de bienes de consumo, sino por una caída de las importaciones de bienes de capital y, consecuentemente, de la inversión. Las exportaciones, por su parte, tampoco ofrecen perspectivas alentadoras para la economía nacional: las exportaciones tradicionales sólo crecieron 0.2% (500 mil dólares); mientras que las no tradicionales lo hicieron en 3.6% (17.3 millones de dólares); el mayor incremento de las exportaciones fue aportado por la maquila, pues el incremento de sus exportaciones fue de 19.2% (103.4 millones de dólares). Lo anterior implica que la maquila explicó un 85% del incremento de las exportaciones. No se cuenta con datos actualizados de la balanza de capital, pero se sabe que para 1996 se espera un nuevo incremento en las Reservas Internacionales Netas del BCR y de las remesas familiares, lo cual estaría reflejando que, pese a la permanencia del déficit de la balanza comercial, existe un elevado nivel de transferencias (remesas) y un superávit de la balanza de capital que permiten compensarlo. Sector público El déficit del sector público ha experimentado un impresionante crecimiento entre los meses enero-octubre de 1995 y los mismos meses de 1996 pasando de un nivel de 252.1 millones de colones a otro de 929.6 millones de colones, lo cual implicaría un incremento de 470.2%. Este comportamiento ha obedecido al mayor incremento experimentado por los egresos totales, especialmente en relación a los ingresos totales. Estos últimos crecieron en un 6.7%, es decir, 643.6 millones de colones; mientras los egresos crecieron en 19.4%, es decir, 1824.3 millones de colones. Cabe destacar que los ingresos totales perdieron su dinámica de crecimiento debido en gran parte a la caída de la actividad económica. Esto explica el porque pese a que se incrementó el Impuesto al Valor Agregado (IVA) de 10% a 13%, durante este año no se ha reportado un incremento sustancial en las recaudaciones de este impuesto. Entre enero-octubre 1995 y enero-octubre 1996, únicamente se ha registrado un incremento de 17.2% (652.9 millones de colones), mientras que entre los mismos meses de 1994 y 1995 se reportó un incremento de 43.2% (1143.4 millones de colones). Por otra parte los impuestos a las importaciones han seguido una tendencia similar a la experimentada por las importaciones, esto es, hacia la disminución. Entre enero-octubre 1995 y los mismos meses de 1996 se reportó una disminución de -15.8% (225.3 millones de colones), lo cual contrasta con el hecho de que entre los mismos meses de 1994 y 1995 se reportó un incremento de 16.7% (203.8 millones de colones). En lo tocante al comportamiento de los egresos es importante notar que pese a que estos mantuvieron una dinámica de crecimiento en relación a 1995, llegando a observar un incremento de 19.4%. Esta última situación añadida a la caída de los ingresos es lo que explica la ampliación del déficit fiscal. Evolución de algunos indicadores sociales En lo tocante a la situación social su evolución tampoco llenaría las expectativas del desarrollo debido principalmente a que los indicadores de desarrollo humano y gasto social muestran un comportamiento negativo mientras que, por otra parte, la pobreza sólo ha podido ser aliviada a través de una masiva emigración hacia los Estados Unidos y el envío de remesas familiares. Cabe mencionar aquí que el Indice de Desarrollo Humano (IDH) es un indicador del estado de la salud y educación en los diferentes países del mundo para un momento determinado, para lo cual evalúa variables como la esperanza de vida, la tasa de alfabetización de adultos, la tasa de matriculación y el Producto Interno Bruto real per cápita. De acuerdo a los dos últimos informes del Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD), El Salvador no avanzó ni retrocedió en la clasificación de desarrollo humano, pues se mantuvo en la misma posición: la 115. Sin embargo, si consideramos que según el informe de 1994 la posición ocupada por El Salvador era la 112, es evidente que se ha suscitado una notable caída en el nivel de desarrollo humano. El Salvador se encuentra así cada vez más cerca de ser clasificado como uno con un desarrollo humano bajo, e incluso se considera menos desarrollado que otros países centroamericanos como Costa Rica, Guatemala y Honduras que ocupan los lugares 31, 112 y 114 dentro de la clasificación del IDH. Por otra parte, el gasto social para 1996 reflejó una disminución en relación a 1995, pasando desde un nivel de 25.63% a otro de sólo 24.35%. Es decir, todos los rubros considerados dentro del área de desarrollo social sufrieron disminuciones exceptuando el de Trabajo y Previsión Social. Areas de interés crucial como la Educación, Salud y Vivienda vieron reducirse su participación en el total del presupuesto de la nación para 1996. En lo tocante al comportamiento de la pobreza es insoslayable el hecho de que, de acuerdo a estadísticas oficiales, durante los años 1994 y 1995 se habría registrado una reducción promedio de 6.09% en la pobreza total, 1.1% en la relativa y de aproximadamente 4.99% en la absoluta. De esta forma la pobreza relativa para 1995 fue de 29.30%, la pobreza absoluta fue de 18.23% y la pobreza total alcanzó el 47.53% de las familias. Considerando que para 1994 la pobreza total fue de 52.42%, estaríamos ante una reducción de cerca de 5 puntos porcentuales en la pobreza. Desafortunadamente este comportamiento se explica más en función de cambios en la metodología para el cálculo de la pobreza que en cambios en la dinámica de exclusión económica que ha caracterizado históricamente al país. La inclusión de las remesas familiares dentro de los ingresos conlleva la clara intencionalidad de reducir las cifras de pobreza. Así las Encuestas de Hogares de Propósitos Múltiples incluyeron desde 1993 el rubro de "remesas familiares" dentro de los ingresos familiares, con lo cual se registró una disminución inmediata de los niveles de pobreza en el país que se ha prolongado a lo largo de los años en la medida que la remesas familiares tienden a aumentar. De hecho la citadas encuestas reconocen que el objetivo general del módulo "remesas familiares" es "Mejorar la captación del Ingreso y medir el peso que las remesas tienen en la Economía Familiar" agregando que "permite conocer la distribución de las remesas en la adquisición de bienes de consumo... subsanando en gran medida las necesidades de muchos hogares y dinamizando la economía salvadoreña." Situación económica y medio ambiente A diferencia del desarrollo social, una temática que ha sido tradicionalmente aislada del ámbito de la evaluación económica ha sido la protección del medio ambiente. Aún con las actuales tendencias internacionales por incorporar este tema en el campo del desarrollo en El Salvador, su importancia aún no es considerada en su verdadera dimensión. En El Salvador existen indicadores que dan cuenta de altos niveles de deterioro de los suelos, disminución de la cobertura forestal, contaminación y agotamiento de los mantos acuíferos, polución del aire, etc.; los cuales sin lugar a dudas inciden sobre la salud de la población y pueden llegar a incidir sobre las diferentes variables macroeconómicas. Las formulaciones teóricas para incorporar el deterioro del medio ambiente al análisis económico han dado paso al surgimiento de planteamientos microeconómicos que relacionan la calidad ambiental con la producción y a la teoría de las "cuentas verdes" que persigue incorporar los recursos naturales a la contabilidad nacional. Un claro ejemplo de la relación entre economía-medio ambiente en El Salvador, aunque no el único, puede encontrarse en el caso del cultivo del algodón en donde la alteración del ecosistema de la planicie costera dio paso a la proliferación de plagas, al uso intensivo de pesticidas, a la contaminación de los recursos naturales y, posteriormente, a la inviabilidad del cultivo del algodón. Lo anterior afectó negativamente la producción, el empleo, las exportaciones y la balanza comercial. En la actualidad la forma en que se utilizan los recursos naturales podría llegar a inviabilizar muchas actividades económicas como la agricultura, la generación de electricidad e inclusive aquellas que se desarrollan en el ámbito urbano y que, por cierto, son las que han impulsado el crecimiento económico durante la presente década. La construcción irreglamentada, por ejemplo, contribuye al deterioro del suelo y de los recursos forestales a la vez que impermeabiliza los mantos acuíferos de los cuales se abastece la capital. Conclusiones Durante 1996, el ámbito macroeconómico se ha caracterizado por tendencias encontradas: en primer lugar una reducción del crecimiento económico y un incremento del déficit fiscal que contrastan fuertemente con dinámicas aparentemente más positivas como la reducción del déficit de la balanza comercial y de la tasa de inflación. Sin embargo, en general el balance del comportamiento macroeconómico es negativo, pues la reducción del déficit de la balanza comercial obedece a la caída del crecimiento económico, a la reducción de las importaciones de bienes de consumo mientras que en realidad los precios de los alimentos han sufrido incrementos mucho mayores que los reflejados por el IPC. Por lo anterior, parece claro que el crecimiento basado en los sectores comercio, financiero y construcción ha demostrado ya su inviabilidad en el mediano y largo plazo no sólo porque compromete la estabilidad macroeconómica, sino también porque tampoco da señales de ser una solución para las problemáticas de la exclusión social y la dinámica de degradación ambiental; más bien amenaza con potenciarlas. Es importante destacar que hasta ahora la única fuente sólida de crecimiento con estabilidad ha sido el envío de remesas familiares; más aún puede afirmarse que estas han contribuido también a aumentar el consumo de las familias más desfavorecidas. Así, puede afirmarse que en un contexto de liberalización económica las remesas familiares han orientado en gran medida el comportamiento de los sectores económicos, estimulando el consumo importado y las actividades conexas al mismo. La liberalización económica no debe concebirse como un objetivo superior al desarrollo; más bien debería considerarse como un medio para alcanzarlo. Consecuentemente, en el caso de El Salvador es de principal interés fomentar un modelo económico que no solamente busque liberalizar la actividad económica y mantener la estabilidad macro sino también que persiga los grandes objetivos del desarrollo sostenible para lo cual es totalmente necesaria la participación activa del Estado. INDICADORES ECONOMICOS SELECCIONADOS ----------------------------------------------------------------- 1995 Var. 1996 Var. ----------------------------------------------------------------- Actividad económica Septiembre Indice de Volumen de la Actividad Económica IVAE 155.0 8.6 156.0 0.6 Trabajadores cotizantes ISSS 383,382 8.3 385,160 0.5 Precios Noviembre Inflación acumulada 11.2 7.1 Sector público Octubre Ingresos fiscales 9,641.4 22.3 10,285.0 6.7 Gastos más concesión préstamos 9,390.3 15.0 11,214.6 19.4 Superávit o déficit global 251.1 -190.1 -929.6 -470.2 Sector externo Octubre Saldo balanza comercial -1390.5 32.1 -1212.8 -12.8 Exportaciones totales 1387.6 34.8 1520.1 9.5 Exportaciones tradicionales 370.9 30.6 382.7 3.2 Exportaciones no tradicio- nales y maquila 1016.7 36.4 1137.4 11.9 Importaciones totales 2778.1 33.4 2732.9 -1.6 Bienes consumo 646.2 37.3 645.1 -0.2 Bienes intermedios 1026.5 24.3 1022.2 -0.4 Bienes de capital 696.5 32.1 577.1 -17.1 Maquila 408.9 58.3 488.5 19.5 ----------------------------------------------------------------- Fuente: Banco Central de Reserva. Indicadores Económicos de Corto Plazo. Noviembre de 1996. ----- Balance Socio-laboral Tomando en cuenta las tendencias de 1995, en lo que al área socio-laboral respecta, era de esperarse que para el año recién finalizado la dinámica del proceso de privatización y modernización del Estado pasara a ser el centro de atención de la vida pública del país. Si bien la violencia delincuencial era ya desde 1995 un asunto obligatorio a tratar, todo apuntaba a que en 1996 la confrontación entre las gremiales de las instituciones estatales a ser privatizadas y el gobierno en funciones se agudizaría aún más por la puesta en marcha del proyecto de privatización heredado de la administración Cristiani. Sin embargo, la temática en cuestión fue excluida y sustituida de las agendas de discusión por el tópico de la lucha en contra de la delincuencia común y organizada emprendida por el gobierno a lo largo del año. No es que no existieron manifestaciones públicas de las gremiales sindicales en contra del avance del proceso de privatización; al contrario, la dinámica sindical en contra de la misma llegó a su máxima expresión con la formación de la þCoordinadora popularþ a finales de año. El punto es que si bien el proceso de privatización de las más importantes entidades estatales entró durante 1996 a una fase difícilmente reversible, la actividad desarrollada por las organizaciones sindicales para denunciar las negativas consecuencias laborales y económicas que de él se desprenderían a futuro quedó totalmente sepultada y minusvalorada por la intensificación de la violencia delincuencial, la minuciosa cobertura que a ella prestaron los medios y las polémicas soluciones que al problema de la delincuencia pretendió dar el gobierno. Tanto la administración Calderón Sol como los medios de comunicación, al reducir sus listas de temas a tratar en discusión pública, lograron que durante 1996 el único problema aparentemente visible, y por lo tanto el único al que hubo que buscar inmediata solución, fuera el de la delincuencia generalizada, alejando con ello de la palestra pública otros puntos con efectos tal vez no tan a corto plazo como éste, pero sí con graves repercusiones para la sociedad en general al mediano y largo plazo. Para el gobierno, las ventajas políticas de esta desviación de la atención pública hacia un solo punto en el horizonte de la vida de la sociedad civil salvadoreña son más que evidentes. Por un lado, las manifestaciones de repudio por parte de algunos actores sociales ante los proyectos en marcha del gobierno (las maquilas, por ejemplo) han pasado casi desapercibidas; por el otro, los conatos de solución llevados a cabo en 1996 para frenar la delincuencia han permitido en cierto grado aliviar la crisis de legitimidad y credibilidad por las que ha atravesado y está atravesando el gobierno a raíz de los continuos escándalos de corrupción y la aplicación de medidas económicas lesivas para los intereses de las mayorías populares. Así, lo que pudo haberse convertido en un triunfo para la administración arenera, se constituyó en una de las más evidentes manifestaciones de su ineptitud para llevar a buen término las expectativas de la sociedad salvadoreña. Lo que pretendía ser un triunfalista combate contra la delincuencia se transformó en realidad en un tortuoso itinerario de medidas equivocadas, peligrosas y de matices claramente autoritarios. Ciertamente, sería disparatado realizar un análisis de la importancia y gravedad del problema delincuencial en relación con el éxito o fracaso de una campaña gubernamental que buscaba ganar o recuperar capital político; la delincuencia y sus expresiones son reales, de ello dan cuenta las abultadas cifras de asesinatos, asaltos y secuestros de 1996. Empero, por las consecuencias que para la sociedad en general ha significado el yerro o acierto de esta campaña es necesario reparar en este punto, sin dejar de lado por ello las problemáticas que de una u otra manera la campaña anti delincuencial volvió secundarias. En las siguientes líneas se analizarán, además de aquella, los puntos que en el año que ha finalizado fueron de mayor trascendencia para la sociedad salvadoreña, a saber: la posición de los sindicatos en torno a la privatización, la corrupción gubernamental y la problemática del medio ambiente. Desatinos en la lucha contra la delincuencia Ya en 1995 era innegable que el problema de la delincuencia se cernía como una mancha voraz que amenazaba con hundir a la sociedad salvadoreña en un mare magnum de violencia e inseguridad ciudadana. Los esfuerzos de la incipiente Policía Nacional Civil (PNC) podían poco o nada contra una violencia delincuencial desatada a toda escala y en todo lugar. A tal grado esta situación que ya a principios de 1996 en el imaginario colectivo del país se había cimentado la idea -propiciada por las reiteradas afirmaciones de los funcionarios del gobierno y la labor de los medios de comunicación en la difusión de los hechos delincuenciales- que la delincuencia era un problema de proporciones gigantescas generado espontáneamente después de la guerra. Con ello empezaba a tomar cuerpo una justificación axiomática que luego determinaría las características de las soluciones que se aplicaron para tratar de dar respuesta a la situación: el extremismo de las medidas a tomar para erradicarla estaba justificado por el extremismo de una violencia delincuencial sin causas y orígenes visibles. Como es evidente, desde un inicio quedó fuera de discusión el tema de las causas de la delincuencia; el delincuente quedó definido como un ser que surgiendo ex nihilo atacaba con irracional violencia a hombres y mujeres con independencia de su extracción social y edad. Contra él, al estar apartado de la ley de la sociedad civil y el Estado, era pues absolutamente legítimo y válido actuar sin contemplaciones o matices. Cualquier tipo de responsabilidad con las causas estructurales que permiten y generan la delincuencia en general quedó de raíz descartado. Teniendo en cuenta el anterior marco, una fecha clave para entender la serie de palos de ciego que como respuesta a la delincuencia dio el gobierno es el 4 de marzo. En esta fecha, en una medida adoptada por consenso, los empresarios y comerciantes de Usulután anunciaron que, como forma de presión para que el gobierno prestara atención a la problemática, tomaban la decisión de realizar de manera irrevocable un paro de labores generalizado. En los días posteriores, el paro, primer precedente de una manifestación civil organizada contra la negligencia del gobierno en la lucha contra la creciente criminalidad, fue apoyado por los sectores empresariales y agricultores de los departamentos de San Miguel, La Unión, Morazán y San Vicente, así como por la Sociedad de Comerciantes e Industriales Salvadoreños. Las respuestas emanadas del sector gubernamental ante el paro de los comerciantes perfilaron lo que a lo largo del año sería la mentalidad oficial frente a la delincuencia: primero, la solución al problema pasaba por el incremento en el número del cuerpo policial y el endurecimiento de las leyes; segundo, los actores sociales podían ser reducidos a tres: los þbuenosþ -el gobierno y las entidades encargadas de combatir la delincuencia-, los þmalosþ -los que delinquen- y las þvíctimasþ de los delincuentes que en un þfrente comúnþ podrían ser incluidos dentro de los primeros. En menos de un mes y gracias a la manifestación de los empresarios -que para muchos analistas no fue más que un chantaje contra la administración de Calderón Sol- se inició un þclamor popularþ -canalizado a través de la prensa escrita y la televisión, y sustentado por la mentalidad simplista y maniquea oficial- que exigía la puesta en práctica de medidas tajantes y contundentes, entre ellas: la movilización del ejército a las calles y las áreas rurales, la formación de grupos de vigilancia vecinal, la aprobación de leyes emparentadas con la Ley del Talión y la restauración de la pena de muerte. El primer fruto del paro empresarial en occidente fue la no menos que vertiginosa y apresuradísima formulación y aprobación, el 19 del mismo mes, de la þLey transitoria de emergencia contra la delincuencia y el crimen organizadoþ; quedando en espera la aprobación de la þLey de Defensa Socialþ, la cual fue finalmente abandonada por sus aberraciones constitucionales y dejos abiertamente persecutorios y totalitarios. El alegato utilizado por los responsables de la aprobación de la Ley de Emergencia fue que el sistema judicial salvadoreño necesitaba de mecanismos que permitieran, e incluso volvieran obligatorio, el apresuramiento de los procesos en contra de los delincuentes con la finalidad de emitir de forma rápida y eficaz sanciones condenatorias y así poner tras las rejas a þtodos los delincuentes del paísþ. A pesar del júbilo general con que dicha ley fue recibida, no tardaron en surgir voces críticas -como la Procuraduría para la Defensa de los Derechos Humanos, el FMLN e incluso los jueces- que señalaron la incongruencia de la novel ley y la realidad judicial salvadoreña, la inconstitucionalidad de muchos de sus artículos y lo poco efectivo que ella sería al largo plazo. Habiendo transcurrido nueve meses desde la aprobación de la ley, la complicada realidad delincuencial del país ha mostrado la magnitud del desatino gubernamental, ya que no sólo no se freno la intensidad de ella, sino, lo que es peor, el desconocimiento y difícil aplicación de la ley atascó el de por sí ineficiente sistema judicial salvadoreño. La inexperiencia de policías casi adolescentes, la cruda situación de los centros penitenciarios, el cúmulo de procesos penales pendientes fueron factores que al no ser tomados en cuenta impidieron el funcionamiento de una ley formalmente inconstitucional y prácticamente irreal. Sólo la magnitud de las expectativas puestas por la población en el desempeño del gobierno en lo que a la solución de la delincuencia respecta permiten explicar el porqué, a pesar de las dificultades y vacíos intrínsecos de la ley de emergencia, no se retrocedió en su aplicación. Haberlo hecho habría significado aceptar un burdo error de apresuramiento y falta de visión política; es decir, habría significado aceptar la ineptitud de los funcionarios gubernamentales y sus pocos velados intereses de satisfacer el vox populi aun cuando ello solamente llevara a un escandaloso fracaso y al retroceso en la débil instauración democrática del país. Habiendo tropezado en su primer intentona sólida de aplacar el fenómeno delincuencial, las entidades de seguridad pública dieron un siguiente paso: la puesta en marcha del proyecto de Juntas de Vecinos, mismo que en teoría buscaba, entre otras cosas, la prevención del delito a través de la colaboración de los ciudadanos con los cuerpos policiales.En su momento, el grueso de las críticas en su contra se centró en la posibilidad de que las juntas de vecinos se transformaran en estructuras de control político a la manera de la desaparecida Organización Democrática Nacionalista (ORDEN), organización paramilitar de extrema derecha, fundada y controlada por el gobierno pecenista en la década de los setentas. Para evaluar la validez de las críticas de los principales detractores del proyecto, mismas que llevaron -apoyadas fundamentalmente por los señalamientos de la Organización de las Naciones Unidas para la Verificación de los Acuerdos de Paz (ONUV)- a la cancelación definitiva del mismo, es útil hacer una revisión somera de algunos de los documentos fundacionales del proyecto y resaltar los puntos que por su interpretación pudieron prestarse a dotarlo de matices represivos y persecutorios. En los documentos se definen las Juntas de Vecinos como þorganizaciones cívico-sociales formadas por personas naturales de reconocida honradez y responsabilidad, trabajadoras y de buena conducta, de preferencia aquellas que permanecen más tiempo en su residenciaþ. La justificación de las juntas se encontraba en þel crecimiento delincuencial que azota nuestro paísþ que hacía necesario þque la ciudadanía participe activamente en este tipo de organizaciones... las cuales estarán coordinadas por el Viceministerio de Seguridad Pública a través de la PNCþ. Los objetivos a buscar por la Juntas de Vecinos eran: þ1) que el ciudadano con su participación, contribuya a la seguridad y tranquilidad de su familia y conservación de sus bienes; 2) que con la participación ciudadana la seguridad pública esté en una permanente revisión para su buen funcionamiento; y 3) que la seguridad pública a través del proceso sea: servicio, orden y seguridad para la ciudadanía (el énfasis es del documento). A lo anterior se añade que las redes entre las distintas juntas de los departamentos þson la base para el control e información que la Junta de Vecinos aporta a la Seguridad Públicaþ y que la estrategia a seguir es la de þcomunicar inmediatamente a la autoridad competente sobre: a) sospechosos o hechores de delitos;[...] b) movimientos sospechosos en contra de la Seguridad del Estado; c) listado de personas anti-sociales de la comunidadþ. Analizando lo anterior, es de señalar, en primer lugar, que en los documentos se dejaba a libre interpretación lo que había de entenderse por personas þhonradas y de buena conductaþ; teniendo en cuenta que desde cánones conservadores -los que tienden a regir en nuestro medio- una persona de este tipo se identifica con los empresarios y los comerciantes, y con aquellos individuos que guardan una relación de absoluto respeto -por no decir de sumisión y apoyo- con los dictámenes emanados del gobierno central, el perfil hubiera sido llenado exclusivamente por los sectores de derecha y pro gubernamentales de la comunidad. Además, hablar de personas que puedan permanecer en sus residencias es hablar de los sectores pudientes de las comunidades. El ideal de la agrupación era, en este sentido, política y económicamente excluyente. En segundo lugar, que las juntas tuvieran como uno de sus objetivos principales el mantener un orden y una seguridad pública no definidos previamente, pudo haberse convertido en la práctica en la persecución, o al menos en el control, de aquellas personas o agrupaciones cuyas actividades políticas estuvieran al margen de la ideología tolerada por el gobierno. Si a esto se añade el que una de las tareas de las juntas hubiera sido el comunicar y elaborar listados sobre personas non gratas para la comunidad, de þcomportamiento nocivoþ, es claro que en el documento se sentaban las bases, aunque de manera no explícita, para la formación de una organización de inteligencia y espionaje capaz de penetrar en cada uno de los municipios del país. En definitiva, pese a lo que de buena voluntad pudo haber en el proyecto, su cancelación definitiva, más que un mal para una sociedad sumida en la crisis por la delincuencia -como expresaron el Ministro de Seguridad Pública, Hugo Barrera, y el Presidente Calderón Sol-, constituyó el certero aborto de una criatura que pudo haber derivado hacia los esquemas represivos de la extinta ORDEN; ello no sólo por los vacíos y ambigüedades del proyecto o por el precedente mismo de aquella organización, sino en mayor medida por el récord autoritario con que ha tendido a manejarse el gobierno de Calderón Sol frente a sus adversores y críticos. Mientras una de las soluciones propuestas por el gobierno había sido abandonada en la antesala de su aprobación, otra seguía siendo obstina e ineficazmente tratada de llevar a la práctica y una tercera cancelada por su potencial persecutorio, la sociedad salvadoreña se veía sacudida por una seguidilla de dantescos crímenes colectivos y la salida a la luz pública del secuestro de Andrés Súster, miembro de una de las familias más pudientes del país. En este clima de exacerbación de la violencia y el temor ciudadano, el þejemploþ guatemalteco del fusilamiento de dos individuos acusados de asesinato y violación permitió llevar a discusión oficial el asunto del restablecimiento de la pena capital para castigar delitos mayores. Con la anuencia de los sectores de derecha del país y el bochornoso apoyo de un clamor popular ansioso de venganza y soluciones tajantes, en octubre de este año, con la aprobación legislativa de la reforma constitucional necesaria para llevar a efecto la pena de muerte, era cerrado con broche de oro un proceso de lucha anti delincuencial absolutamente miope, separado de la realidad y de gravísimo potencial de reversibilidad contra la sociedad salvadoreña. Movilización social y privatización En una tendencia que tiende a incrementarse, durante 1996 el número de manifestaciones públicas y la actividad misma de sindicatos o gremiales de trabajadores paso casi desapercibida. Con esto no se afirman que no existieron paros o bloqueos de calles y carreteras convocados por grupos específicos con intereses muy particulares, porque sí que los hubieron (las acciones de hecho de AEGES, por ejemplo). Lo que se afirma es que la manifestación pública continuada en pos de exigencias laborales o reinvindicaciones de amplio beneficio social ha casi desaparecido de la vida social del país. Un ejemplo de la extinción de este tipo de movilización social es el ocurrido con la radical disminución de la actividad de los sindicatos de las maquilas. La dura política aplicada por el gobierno para frenar y restar méritos a las denuncias de violaciones sistemáticas a los derechos de los trabajadores de las maquilas, el revés sufrido por el movimiento sindical ante el súbito cambio de bando de los dirigentes de FENASTRAS (hasta principios de 1996 el principal sindicato que operaba al interior de las zonas francas) y el fracaso rotundo de las dos comisiones estadounidenses que pretendían comprobar in situ las denuncias de abusos laborales, enmudecieron, hasta casi llevar al silencio absoluto, las voces de los agremiados a los sindicatos. En el caso de las maquilas, al contrario de lo pretendido por el gobierno, el cese de las denuncias de las paupérrimas condiciones laborales se debió menos a una elevación de la calidad de éstas que a la incapacidad de los sindicatos de encontrar maneras alternativas de reagruparse y reformular sus estrategias de lucha sindical. Al margen de intentos aislados o provenientes de grupos extranjeros defensores de los derechos laborales, los sindicatos salvadoreños de las maquilas se han visto rebasados por una escala de negociación obrero-patronal que ha vuelto obsoletas las antiguas estrategias sindicales de expresión. Por ejemplo, no se ha comprendido aún que en la negociación es casi inútil discutir con el maquilador extranjero o nacional en lugar de hacerse presente, del modo que sea, en el país de origen de la transnacional para la cual estos trabajan; no han sabido tomar experiencias de países en los cuales ante los abusos de los maquiladores se ha sustituido el tradicional piquete o huelga en las puertas de la maquiladora por la publicación de una página de denuncia en Internet, un medio donde los riesgos de la represión policial o el silenciamiento por parte de la prensa oficial nacional se vuelven inexistentes. La única muestra más o menos consistente de una movilización social que no se redujera a una situación coyuntural (como fue el caso de la huelga en el sistema judicial) o a una búsqueda de los intereses de la propia agrupación (los arrebatos histéricos y egoístas de AEAS a lo lardo del año) es la que se ha dado en torno al agresivo plan de privatización de las entes estatales emprendido por el gobierno desde el 95 y que para fines del 96 se encontraba ya en la fase de venta de activos de ANTEL. En lo que se refiere a la respuesta de los sindicatos ante la privatización, se pueden observar dos tendencias: una de protesta, la de los sindicatos y organizaciones agrupadas bajo la Unión Nacional de Trabajadores Salvadoreños (UNTS) y otra de aprobación, la de los sindicatos de orientación pro gubernamental y más cercana a las líneas empresariales, entre ellos: FESINCONSTRANS, ACOPAI Y OSILS. Al observar la manifestación convocada por la UNTS, el Comité para el Debate Nacional por la Paz (CPDN) y la Federación de Asociaciones y Sindicatos Independientes de El Salvador (FEASIES) en conmemoración del primero de mayo, más que de una afluencia masiva que superara a la de 1995, puede hablarse de una manifestación rica en diversidad y pluriparticipación. En ella fue posible observar como participantes a organizaciones tan variadas como FENASTRAS, ASTTEL, ATCEL, ATMOP, ANDES, el FMLN y ANPECOVAL, entre otros; entidades que a finales de 1996 conformaron una agrupación que de manera conjunta colaborarían para luchar contra el proceso de privatización.. A pesar de esta diversidad de agrupaciones, el grupo que las unifica manifestó dos puntos comunes a todas. En primer lugar, un reclamo al gobierno por la caída en el nivel de vida de los salvadoreños y por el aumento de la pobreza, los que tendrían por causas: bajo poder adquisitivo como efecto de la inflación, reducción en la calidad de los servicios públicos y aumento de los niveles de subempleo y desempleo (según la UNTS, un 51% de la fuerza laboral se ubicaría dentro del sector informal de la economía y un 15% estaría desempleada). En segundo lugar, una protesta por la pretensión gubernamental de privatizar ANTEL, lo cual, según las distintas organizaciones, redundaría en una elevación de las tarifas cobradas por el servicio y en la perdida de un patrimonio público que generaba ganancias en las suficientes proporciones (se habló de 500 millones de colones en ganancias netas al año) como para reinvertir eficazmente en proyectos de desarrollo social. En definitiva, se denunció la venta de una institución que le pertenecería al pueblo y no a sus gobernantes; proponiéndose como alternativa, por una parte, la modernización de la institución y no su privatización y, por otra, la sustitución de un manejo político de la misma por uno responsable y coherente con las expectativas y necesidades del pueblo salvadoreño. Este discurso, aunque con pequeñas matizaciones, fue el mismo para todas las organizaciones participantes en el grupo en cuestión. Por su lado, el sector sindical de línea pro gubernamental y pro empresarial se posicionaba, a través de un comunicado de prensa emitido en el mismo mes, por una defensa de la privatización de las entidades públicas, "entendiendo que esto [la privatización] es fundamental e indispensable para el desarrollo de nuestro país y para enfrentar con éxitos la inserción de nuestro país en la globalización económica", y por la "reconversión" de los distintos actores sociales hacia la formación de un "instrumento de unidad" que lleve a feliz término lo primero. Se señalaba, además, la necesidad de establecer mecanismos que hicieran posible la transparencia en el proceso de privatización, así como la ratificación de convenios de trabajo que garantizaran el equilibrio y la falta de conflicto entre los sindicatos, los empresarios y el gobierno en la búsqueda conjunta del desarrollo y el bienestar del país. Como es fácil observar, el anterior discurso a la vez de repetir la consabida argumentación oficial del gobierno para llevar a cabo la privatización, pretendía plantear soluciones a la conflictividad laboral desde la colaboración y unificación de criterios entre los empresarios, los sindicatos y el gobierno. Lo que de crítica pudo contener este discurso se diluyó en la falta de observancia del impacto real que podría tener en el nivel de vida de los salvadoreños la privatización de los servicios públicos y en el plantear el proceso como una necesidad de primer orden, por lo cual ineluctable. Sumado a lo anterior, se dio por supuesto que la privatización, la lógica empresarial y la gestión del actual gobierno coinciden en el interés por el bienestar de las mayorías de El Salvador, haciendo énfasis por ello sólo en la adecuación e inteligencia de los mecanismos para lograrlo y no en lo posibles intereses ocultos en éstos. Con todo y lo bien intencionada que pudo tener la movilización abanderada por la UNTS en contra de la privatización, es obvio que sus denuncias han ido perdiendo vigor ante el apabullante y aparentemente indetenible proceso en mención. La incipiente þCoordinadora popularþ emerge a la luz en un momento en que ya poco o nada se puede hacer frente a la privatización de ANTEL; su tarea, por lo tanto, deberá enmarcarse en el señalar oportuna y eficazmente las desviaciones de la cristalinidad prometida por el gobierno en el proceso de venta de activos de la entidad estatal, y en el asegurarse de que si la venta de las empresas del Estado continua se esté presto a recoger experiencias de la apertura a la inversión privada de ANTEL con el fin de evitar y corregir errores en la privatización de las que restan. De lo contrario, la nueva organización estará destinada a la infuncionalidad y la mera argumentación retórica. Corrupción y proteccionismo gubernamental Uno de los ganchos electorales con los cuales se impulsó la campaña a la presidencia de Calderón Sol fue la de la lucha frontal y sin distingos de ninguna especie contra la corrupción. Sin haber pasados aún dos años después de su elección, en enero de 1996 se iniciaba un proceso judicial en contra de cinco funcionarios municipales, todos pertenecientes a ARENA, por cargos de falsedad ideológica y falsificación de certificaciones. La captura y conato de procesamiento judicial contra estos cinco imputados fue el primero de una serie de hechos similares en los que ediles areneros eran señalados de cometer actos de corrupción (con pruebas contundentes y verificables, según las declaraciones de la PNC y la Fiscalía de la República), capturados y posteriormente liberados por supuestas irregularidades en los procedimientos policiales. Hasta finales de 1996 se habían contabilizado más de 30 alcaldes contra los que se levantaban cargos de corrupción y ejercicio ilícito de funciones. El hecho de que ninguno de ellos pudiera ser llevado a juicio, pese a las numerosas acusaciones, testigos y evidencias materiales, dio por sentado que ARENA prefería optar por sus intereses políticos en desmedro de la justicia y los bienes de la comunidad. ARENA a lo largo del año no sólo se afanó en proteger a sus funcionarios acusados de corrupción mediante la obstaculización de los procesos que se les seguían (léase hermetismo, ocultamiento de pruebas y presiones a la Corte Suprema de Justicia y la PNC), sino que, yendo aun en contra de las más elementales normas de justicia y democracia, aprobó un polémico decreto gracias al cual todos los miembros de los concejos municipales pasaban a gozar de fuero constitucional; es decir, quedaban exentos de que les fueran aplicados los procedimientos judiciales y policíacos normales sin la mediación previa de la Corte Suprema de Justicia. Con la aprobación del decreto el partido ARENA mató dos pájaros de un sólo tiro: por un lado, silenció las acusaciones de persecución política que habían emitido los alcaldes capturados en contra de la cúpula de la institución política; se mantenía artificialmente, pues, la unidad granítica de la que se había hecho gala desde los inicios del partido. Por otro lado, se aseguraba que ningún funcionario municipal pudiera ser capturado sin aviso previo, garantizándose así que los hechos no salieran a la luz pública o que cuando menos el imputado pudiera ser puesto sobre aviso y el partido preparara la situación a su conveniencia. El decreto si bien puso a salvo a una multitud de ediles sospechosos de corrupción fue también una explícita aceptación de culpa y, peor aún, una muestra de que la aplicación de la justicia encontraba sus límites en los terrenos políticos de ARENA. Sin embargo, es necesario hacer énfasis en el hecho de que la aprobación del decreto no se dio sino después de pasados cuatro meses de la captura y liberación de los primeros cinco funcionarios municipales y la acusación pública de corrupción sobre tres más de ellos. Es decir, el decreto no surgió, como en primera instancia se podría creer, de un afán de proteger a los ediles (tómese en cuenta que en un principio los principales funcionarios areneros dieron su aprobación y mostraron su beneplácito ante las primeras capturas); el decreto surgió más bien para evitar que se desatara una tormenta de mutuas acusaciones de corrupción al interior del mismo partido. El decreto se constituyó, por ende, en una manera de enfriar los ánimos de un grupo de funcionarios areneros que habían afirmado explícitamente su intención de no servir de chivos expiatorios de una corrupción gubernamental que alcanzaba a altas e importantes personalidades del partido; por lo tanto, no sólo se acepto la culpabilidad de la mayoría de los ediles en actos de corrupción, sino también la de otras personalidades claves de la administración arenera. Desde ese momento la corrupción se presentó como un vicio enclavado en lo más hondo de la administración de ARENA y cuyo destape significaba el desentrañar una práctica generalizada y de grandes proporciones. Los casos de corrupción sucedidos en el otorgamiento de la licitación de la elaboración y mercadeo de los directorios públicos en ANTEL, a mediados de 1996, y el desfalco millonario del FIS a manos de su presidenta, Norma de Dowe, a finales del mismo, mostraron contundentemente que el caso de los ediles no era único ni excepcional, así como también que la justificación arenera de que las acusaciones de corrupción obedecían a un afán de difamación de enemigos políticos externos al partido era más que falsa. Tanto en el caso de ANTEL como en el del FIS las acusaciones de administración fraudulenta y peculado recayeron sobre dos personajes que hasta el momento se consideraban sin tacha y ajenos a las vicisitudes y mezquindades de la lucha política; sobre personajes de relevante vida pública y sobre los que se había depositado la máxima confianza. Si en los procesos en contra de los ediles fue posible argumentar errores de escogitación por desconocimiento de la persona que ocupaba el cargo, en estos dos casos fue imposible. La corrupción en las altas esferas del partido ARENA, aún en los individuos de más sólida reputación, se consolidó como un hecho innegable y, para desgracia de los intereses del partido, inocultable. Como se hizo costumbre durante 1996, los procesos de investigación en torno a estos dos nuevos casos fueron rápidamente congelados, silenciados y olvidados. Medio ambiente Como en años anteriores, durante 1996 el tema del problema ambiental estuvo casi totalmente ausente de la agenda gubernamental de prioridades, a no ser como una manera de utilizar el asunto con fines puramente electorales y políticos (y aun en este caso se atentó más contra el medio ambiente de lo que se le protegió; sirva de ejemplo el proyecto del Parque de los Pericos). Este descuido estatal del problema ambiental contrasta con el casi apocalíptico estado de los recursoso naturales de nuestro país. Sirvan de muestra los siguientes datos: cada año desaparecen aproximadamente 4 mil 500 hectáreas de bosque producto de la urbanización y la tala de árboles con fines comerciales, agrícolas y de uso doméstico (tómese en cuenta que la tasa de reforestación ronda las 560 hectáreas por año, de las cual menos del 60 por ciento fructifica); en tan sólo 40 años se generó el 67 por ciento de la deforestación del país; únicamente un 12 por ciento de El Salvador posee cobertura boscosa, de la cual, según el Programa Salvadoreño de Investigación sobre el Desarrollo y el Medio Ambiente, habría que restar un 6 por ciento compuesto por vegetación arbustiva y cultivos de café; se estima que en 26 años la población total del país se duplicará, en 8 las zonas boscosas habrán desaparecido y antes del 2020 los mantos acuíferos se agotarán. Pese a que este desastre no es nuevo ni desconocido, sin embargo ha sido hasta este año que se han empezado a presentar conflictos sociales serios por la posesión o explotación de recursos naturales, siendo el caso más alarmante el del agua. Como es evidente, la calidad y la cantidad de agua con que se cuenta para suplir el servicio depende directamente de la preservación de la vegetación y las áreas boscosas, el caudal y la pureza de los ríos y la precipitación pluvial de la estación de lluvia de todos los años. Si a los datos de deforestación ya presentados se añade el hecho de que más del 60 por ciento de los ríos del país han sido declarados "muertos" (sin posibilidad alguna de explotación) o poseen un elevado grado de contaminación, es evidente que la situación ha pasado hace mucho tiempo de ser preocupante a ser gravísima y desastrosa. Muestra de ello es el hecho del permanente estado de racionamiento del servicio de agua potable que experimentan gran parte de los salvadoreños. Contrario a las declaraciones de ANDA, la escasez del líquido obedecería más al acelerado agotamiento y contaminación de sus fuentes naturales, que a problemas técnicos y de conexión. Puesto que de no ser así, tendría ANDA que explicar cómo es que supuestas tareas de reconexión y mantenimiento que exigen la suspensión temporal del servicio hacen casi permanente la falta de un servicio ininterrumpido en la mayoría de barrios y colonias de clase media y baja. El intento de justificar la mala calidad del servicio de agua potable desde aspectos puramente técnicos y económicos (superables de una forma u otra a corto o mediano plazo) estaría obviando la causa más estructural del problema, por ello la más difícil y cara de solventar. No hace falta ser alarmista, la realidad ya lo es en suficiente grado, para prever los dramáticos efectos sociales que el próximo agotamiento de los mantos acuíferos traerá consigo. Como un posible adelanto de ellos basta hacer memoria del violento enfrentamiento entre la Policía Nacional Civil y un grupo de pobladores del municipio de San Ramón, Cuscatlán, que se oponían a que el manantial de su lugar de residencia fuera utilizado por ANDA para abastecer a cuatro poblaciones vecinas. Muestra de que esta situación no es un caso aislado, sino la generalización de un problema, es que las disputas en torno a la posesión y derecho de uso de los manantiales de agua potable son cada vez más frecuentes; por ejemplo, los casos del "Pescadito de Oro" en Sonsonate y el de la usurpación de la Zona de Recarga El Playón. Como ha sido posible observar a lo largo del año, el problema ambiental, lejos de ser algo que aguarda amenazador en un futuro lejano, es una realidad a la cual tuvo que habérsele buscado solución hace mucho tiempo atrás. El olvido y el desinterés por sanearla empiezan a dar sombríos frutos. La hora cero del medio ambiente en El Salvador, y con ella la de los salvadoreños, está a punto de llegar. Su retraso, o cuando menos la disminución de la magnitud de sus consecuencias, dependerá de la implementación de un plan global y técnicamente acertado de reforestación y protección de los recursos naturales; de la aprobación sin postergaciones de una Ley Ambiental que responda realmente y sin retrasos a la situación del país; y de una inversión seria, por parte del gobierno y la empresa privada, en el medio ambiente salvadoreño, es decir, en la viabilidad del país Conclusiones Este ha sido un año sombrío para la sociedad salvadoreña y la instauración de la democracia en ella. Por una parte, los esfuerzos gubernamentales por frenar una galopante delincuencia no sólo obtuvieron poco o ningún resultado, sino que conmovieron e hicieron tambalear el proceso de instauración democrática. Medidas tales como la Ley de Emergencia contra la Delincuencia o la reinstauración de la Pena de Muerte son muestras de la inexistencia de un plan integral y apegado a la realidad para combatir la delincuencia en general. En un ansia populista de satisfacer las exigencias de fuego y sangre de un pueblo atemorizado y desválido ante un enemigo formidable, el gobierno se lanzó a una carrera a tientas en la cual el autoritarismo y la revancha más burda fueron caballos de batalla. El fortalecimiento de mecanismos disciplinarios al interior de la PNC, la rápida solución de la sobrepablocación de los centro penales, la persecusión de la violencia no simplemente delincuencial, sino en todos sus espectros, fueron puntos que o no se pudieron visualizar para combatir la delincuencia o se evitó verlos para proceder por la vía fácil del garrote y la masmorra. Por otra parte, la matonería y prepotencia mostrados por el gobierno para resolver las exigencias emanadas de la sociedad civil hicieron que este año la mayoría de las agrupaciones sociales se avocaran a las medidas de hecho (tomas de edificios, huelgas, obstaculización de arterias) como primer mecanismo para hacerse escuchar. El diálogo y la concertación fueron sustituidos por la presión y la justa de fuerzas. De continuar esta tendencia, no sería desatinado esperar para el 97 que la violencia mostrada por AEGES y la anarquía de AEAS pasaran a ser calcadas por otras organizaciones, perdiéndose así la poca estabilidad social lograda después de la guerra. Finalmente, aunque bochornosos, los casos de corrupción que salieron a la luz pública este año no sorprendieron a nadie. En especial si se toma en consideración que ellos son naturales cuando un partido se mantiene por períodos consecutivos en la presidencia, posee la propiedad de la mayoría de los poderes estatales, se enfrenta a una endeble oposición política y su estructura interna incentiva el hermetismo y el verticalismo. Pero es de consideración la abultada cifra de funcionarios areneros que pudieron ser identificados con datos y señas por su participación en hechos ilícitos; ello da pie a pensar o que la corrupción es tan generalizada que es imposible ocultarla o que los mecanismos investigativos de la Fiscalía General de la República y la PNC han alcanzado la madurez necesaria como para hacer vulnerable al instituto político. Para bien de la sociedad sería ideal lo segundo, pero su constatación se dará hasta el momento en que se logre emitir una sanción condenatoria contra algún funcionario arenero acusado de corrupción; meta que aún está muy lejos de realizarse.----- Balance regional Al concluir el año de 1996, la región centroamericana ha sido escenario de constantes cumbres presidenciales, visitas de algunos jefes de Estado y presidentes de fuera del área. En buena medida, ello ha estado motivado por el interés de fortalecer el proceso de integración regional, el cual posibilitaría mejores condiciones de vida para los habitantes del Istmo y el reforzamiento de la estabilidad alcanzada en los últimos años. El año de las cumbres Entre las reuniones celebradas, merece especial atención la XVIII Cumbre de Presidentes de Centroamérica, celebrada en Montelimar, Nicaragua, los días 8 y 9 de mayo, cuya finalidad era la de acordar una serie de medidas para hacer del Istmo un atractivo destino turístico para el resto del mundo. A la misma, además de la participación de los mandatarios centroamericanos, asistió como invitado especial el Presidente de Alemania, Roman Herzog. Dentro del plan de acción surgido en esta cumbre, uno de los puntos de mayor relevancia es el de convocar, en un plazo de 90 días, a un foro de alto nivel a las máximas autoridades de Turismo, Migración, Aduanas, Salud, Agricultura y Policía, con el fin de plantear recomendaciones para la facilitación del turismo en la región. En el contexto de la cumbre, los empresarios del sector turístico salvadoreño dieron a conocer a los presidentes del área una propuesta para incentivar el turismo en la región. En ella plantearon, entre otros puntos: una política de cielos abiertos y un recorte en las tarifas de viajes aéreos. Hasta el momento, tal propuesta no ha prosperado y, por el contrario, los mandatarios han guardado absoluto silencio sobre la misma. En la misma línea, meses después de finalizada la cumbre se conoció que la aerolínea española IBERIA estaba solicitando a TACA International se le concediera recoger pasajeros de Miami con destino a El Salvador, pero tal petición no obtuvo una respuesta favorable. Ante lo sucedido es importante destacar que lo que hasta ahora ha existido en la región es un monopolio hegemonizado por la comapañía TACA International -que a su vez aglutina al resto de compañías centroamericanas en una corporación-, lo cual le ha permitido a ésta sacar el mayor provecho posible no sólo con una política de cielos restringidos, sino también con tarifas sumamente elevadas que no corresponden con la distancia o el tiempo de vuelo hacia los lugares respectivos. Empero, pese a lo antes señalado, se conoció que en el primer Foro de Política Aérea Centroamericana, celebrado entre el 28 y 30 de noviembre en Tegucigalpa, Honduras, los cinco representantes de gobierno y de los sectores turísticos del área, decidieron abrir los cielos centroamericanos al turismo internacional, condicionando tal apertura a un acuerdo recíproco por parte de otras naciones y a la firma de acuerdos bilaterales entre el Istmo y los países interesados. Entre los acuerdos alcanzados están los siguientes: a) cielos abiertos entre Centroamérica, Estados Unidos y Canadá; b) cielos abiertos en reciprocidad con otros países; c) liberación de vuelos charters; d) concesionar puertos y aeropuertos; e) creación de una política turística; f) uniformación de las políticas aéreas de la región; g) desregulacción el mercado aéreo centroamericano; y h) participación del sector privado en el diseño de las políticas aéreas. Otra de las Cumbres que merece especial atención es la de Tuxtla Gutiérrez II, en la que los mandatarios de Centroamérica y México se reunieron en San José, Costa Rica, los días 15 y 16 de febrero, para discutir la creación de una zona de libre comercio en Mesoamérica con el fin de propiciar un desarrollo sostenible en el conjunto de países de la región. La finalidad de esta reunión ya se había establecido en la Cumbre de Tuxtla Gutiérrez I, celebrada en enero de 1991, en Chiapas, México, en donde se estabeció, como fecha para alcanzar la meta señalada, el 31 de diciembre de 1996. Fecha que no va a ser cumplida debido a que se distorsionó el espíritu de Tuxtla I, cuando se posibilitó que algunos países negociaran bilateralmente. Este fue el caso de Costa Rica, quien suscribió un tratado con México desde el 1 de enero de 1995, y Nicaragua, que a la fecha en que se celebró la cumbre de Tuxtla II ya tenía negociado el 95% de su convenio. Por lo tanto, habrá que esperar hasta que todos los países de la región hayan negociado con México sus tratados comerciales; éstos serán unificados en uno solo en fecha todavía pendiente. En lo que respecta a los logros alcanzados, están los siguientes: a) impulsar novedosas facilidades de pago y la reducción de la deuda a varios países de la región; b) atender, bajo una perspectiva integral, las causas y manifestaciones del fenómeno migratorio -a partir del reconocimiento de su dimensión regional y de los factores estructurales de carácter económico y social que lo generan-; y c) avanzar hacia nuevas formas de cooperación entre los países del área para combatir la pobreza, el narcotráfico y delitos conexos, el tráfico de armas y el crimen organizado que tanto afectan a la región. Asimismo, para hacer realidad lo acordado, la declaración de Tuxtla II contempla el compromiso por parte de los gobiernos de las naciones de reunirse cada dos años, eligiendo para ello una sede distinta dentro de la región. En lo que toca al supuesto beneficio que traería consigo Tuxtla II -a saber, el que Centroamérica tenga acceso directo a un mercado de 92 millones de habitantes y a su vez México a uno de 30 millones-, la realidad apunta hacia otra dirección, ya que el intercambio comercial entre ambas partes siempre ha sido deficitario para el Istmo centroamericano, y después de los acuerdos de Tuxtla Gutiérrez I ese desequilibrio se ha vuelto aún más adverso para la región. Según revelan estudios de la Comisión Económica para América Latina (CEPAL), la inversión mexicana hacia Centroamérica ha sido mucho mayor en los últimos cuatro años que en los 30 anteriores. Es decir, en los años comprendidos entre 1960 y 1989 la inversión ascendió a 100.26 millones de dólares, mientras que en el período 1990-1994 ésta fue de 124.10 millones de dólares, para llegar a un total de 224.36 millones en 1995. Ello apunta a que el mayor beneficiado del intercambio comercial entre las partes ha sido siempre México (Proceso, 710). Avances y retrocesos del proceso de integración Por otra parte, el tema de la integración centroamericana fue uno de los más importantes en este año, ello no sólo por la fuerza que ha venido tomando a partir del año de 1990, sino porque de la integración depende en gran medida el futuro económico, político, social y cultural de la región. Uno de los avances experimentados en torno a este tópico fue la firma del Tratado sobre Seguridad Democrática en Centroamérica, suscrito en Tegucigalpa, en diciembre de 1995, con notables reparos de Costa Rica y Panamá, los que abogaron por reducir las fuerzas armadas y los presupuestos militares. Un segundo avance que merece ser mencionado lo constituyen los acuerdos en materia de cooperación suscritos por la región y los gobiernos de Canadá, Chile, Japón y Corea del Sur, así como también el financiamiento de un proyecto para resolver el problema de la eliminación de minas dejadas en la región como secuelas de los conflictos centroamericanos, el cual será auspiciado por Canadá y Japón. Además de lo apuntado, se logró que Chile y Corea del Sur aceptaran incorporarse al Banco Centroamericano de Integración Económica (BCIE) como socios extraregionales. Por su parte, Chile lo hizo abriendo una línea de crédito de 20 millones de dólares al BCIE. Respecto a Corea del Sur, no se precisó el monto de su participación en tal institución, mas resta esperar que su aporte sea significativo y que pueda traducirse en un mayor interés de las empresas coreanas no sólo en el desarrollo económico y social de centroamérica, sino en el modo en que sus capitales operan en empresas como las maquilas (Proceso, 725). En lo referente a los obstáculos que experimenta la integración del Istmo, no debe olvidarse lo planteado por la Federación de Cámaras y Asociaciones Industriales Centroamericanas (FECAICA), quienes presentaron en octubre, a los cancilleres y Ministros de Economía, un documento de ocho páginas. En el mismo, los empresarios piden no proseguir con el proceso de desgravación en el techo arancelario, ya que a su criterio los mandatarios no han precisado otras fuentes de recursos alternativos que puedan paliar la reducción de los ingresos fiscales como consecuencia de la desgravación arancelaria. Asimismo, aseguran que el 20% de la tarifa arancelaria no representa en modo alguno una protección efectivamente alta, y ello porque la producción centroamericana básicamente está representada por materias primas e insumos, cuyos niveles arancelarios oscilan en 5, 10 y 15%. Un segundo obstáculo es el concerniente al comercio de la región y las exportaciones a países que presentan graves problemas en las aduanas, pues esto demanda una interconexión vial, integración de puertos y la modernización de las aduanas con normas más o menos armonizadas. Actualmente, en lo que atañe a transporte, la región centroamericana se encuentra en una gran desventaja, precisamente porque -en comparación con otras regiones- se encuentra por debajo de los estándares mundiales. Con respecto a los problemas de aduanas, se debe buscar armonizar los sistemas centroamericanos con los mejores del mundo, porque en las aduanas centroamericanas se tardan entre 5 horas y dos días para dejar pasar a un furgón, mientras que en otros países dicho trámite se hace en menor tiempo. Centroamérica se encuentra con otro reto a superar; este consiste en hallar la manera de formular la integración regional de modo que se asegure la conservación ecológica. Este ha sido un compromiso asumido por los presidentes de la región en lo que se llamó la Alianza para el Desarrollo Sostenible, suscrita en Managua, en 1994. Sin embargo, hasta este momento, no se está dando respuesta a tal problema de manera eficiente. Asimismo, en la XX Reunión de la Comisión Centroamericana de Ambiente y Desarrollo (CCAD), celebrada en Panamá y que concluyó el 14 de junio, organismos de cooperación internacional como la Unión Europea (EU), Holanda, países escandinavos, México y Estados Unidos se comprometieron a dar a Centroamérica unos 400 millones de dólares en los próximos tres años para programas de conservación de la biodiversidad. Mientras tanto, el gobierno mexicano comunicó su decisión de ofrecer al Istmo el 20% de la factura petrolera que paga a ese país para proyectos de conservación ambiental. Estas ayudas deberán ser invertidas en la conservación de los bosques por medio de un "corredor biológico" que se extenderá desde México hasta Panamá. Pese a lo apuntado, se debe enfatizar que los esfuerzos anteriores no son suficientes para solucionar el problema de la conservación del medio ambiente, puesto que además se debe tomar conciencia y medidas en torno a la contaminación que genera la basura, el plástico y otros materiales que no son biodegradables. Adicionalmente, la producción y contaminación de la basura tiende a afectar los mantos acuíferos; y esa contaminación en su gran mayoría es provocada por las grandes fábricas que forman parte del sector industrial. Además de la necesidad de ejercer un control sobre las fábricas que producen desechos tóxicos, es ineludible el regular el desmedido crecimiento de la construcción de viviendas que ya se ha llevado consigo gran parte de los bosques o áreas que pudieran haberse considerado como reserva ecológica (Proceso, 714). Por otro lado, cierto es que la integración regional tiene que ser potenciada, pero la misma debe garantizar el desarrollo para todos y no para unos pocos como ha sido hasta ahora. Por el contrario, organismos como la Secretaría Permanente del Tratado General de Integración Económica Centroamericana (SIECA), lejos de proteger los intereses de los sectores industriales al interior de la región, han planteado una integración que es poco cuestionadora del capital transnacionalizado, el cual, a través de las grandes instituciones financieras internacionales como el BM y el FMI, impone las reglas del juego económico, con los consecuentes condicionamientos políticos y culturales. No obstante las críticas hechas al planteamiento de la SIECA, lo cierto es que el Istmo ha experimentado un crecimiento macroeconómico, pero ello no significa que tal crecimiento sea equitativo, es decir, que beneficie a las grandes mayorías que viven en la región. En definitiva, de lo que sí se puede estar seguro es que si bien hay que admitir la existencia de cierto crecimiento económico, éste más bien ha redundado en la concentración de la riqueza en pocas manos y, por ello, en la obstaculización de la democracia económica y social. Guatemala: elecciones y paz En Guatemala, el año de 1996 se vio marcado por dos procesos fundamentales: primero, el electoral; y, segundo, el de pacificación. Las elecciones presidenciales se cerraron el 7 de enero, en 2a. ronda electoral, resultando ganador el candidato Alvaro Arzú del Partido de Avanzada Nacional (PAN), quien obtuvo el 51.22% de los votos válidos (671,354 votos); a diferencia de él, su oponente Alfonso Portillo, del Frente Republicano Guatemalteco (FRG), logró el 48.78%, esto es 639,404 votos. Como evidencian el número total de votos escrutados, las elecciones estuvieron caracterizadas por el abstencionismo, cuyo índice, según el Tribunal Supremo Electoral (TSE), fue de 65.31%, frente a una asistencia de 34.69%, cifras que superaron las obtenidas en la 1a. ronda electoral. En el proceso de pacificación, se avanzó sobre los últimos "temas sustantivos" como son: a) el acuerdo sobre la "situación socio-económica y agraria en Guatemala"; b) acuerdo sobre el "Fortalecimiento del Poder Civil y el Papel del Ejército en una Sociedad Democrática" (Proceso, 728). El gobierno de Alvaro Arzú anunció, el 28 de octubre, el aplazamiento de la ronda de diálogo-negociación que había de realizarse el 29 del mismo mes en la ciudad de México, luego de conocerse que la Unidad Revolucionaria Nacional Guatemalteca (URNG) era responsable del secuestro de la empresaria Olga Alvarado de Novella. Reanudándose las conversaciones el 9 de noviembre. Posteriormente, se firmaron los siguientes acuerdos operativos de la agenda: a)"cese al fuego definitivo"; b) þReformas Constitucionales y Régimen Electoral"; y, c) "Reinserción de los combatientes a la vida legal". En el proceso de pacificación es de rendir méritos a la notable y firme decisión del presidente Arzú de concluir con la guerra. Esto se ha manifestado en los esfuerzos que el mandatario guatemalteco ha realizado desde el inicio de su administración. Salta a la vista la fuerza y la seriedad con la que se ha manejado el diálogo-negociación por parte de su gobierno. Honduras: depuración militar El panorama hondureño estuvo caracterizado por el proceso judicial que se inició en julio de 1995, a manos de la Fiscalía de los Derechos Humanos, en contra de diez militares, acusados de haber participado en la desaparición y asesinato de seis estudiantes universitarios en 1982; así como también por la misteriosa muerte de seis presuntos agentes de inteligencia militar (G-2) que se presume participaron en violaciones a los derechos humanos en el pasado. Pese a las pruebas existentes, la Corte de Apelaciones de Tegucigalpa consideró a los imputados como amparados por la amnistía aprobada en 1991. Resta esperar el fallo que emitirá la Corte Suprema de Justicia en el sentido de si confirmará o revocará la resolución, es decir, si se favorecerá la impunidad militar o se hará justicia a las víctimas. De ello dependerá el grado de credibilidad que la institución jurídica tenga en el presente y futuro de la nación y en el resto de la región centroamericana. El Salvador: problemas fronterizos Por otra parte, en la región fronteriza de Honduras con su vecino El Salvador no dejaron de suscitarse incidentes que generaron ciertas tensiones entre ambas naciones. De hecho, se dio a conocer que la Procuraduría salvadoreña instaló una oficina provisional en una zona de los ex bolsones con la finalidad de conocer la problemática relacionada con los derechos fundamentales y el abandono de que han sido objeto las familias salvadoreñas. Por lo demás, se conoció que en la reunión sostenida en marzo entre las Comisiones Jurídicas Binacionales de El Salvador y Honduras hubo un retroceso en la solución a que eventualmente se había llegado, debido a que la Comisión de Honduras presentó una propuesta que contradice los consensos logrados en reuniones previas, al reconocer únicamente los derechos de aquellos que tengan la nacionalidad hondureña por nacimiento o naturalización. Esto es contrario a los avances logrados en la reunión de octubre de 1995 en Tegucigalpa, en la que se había acordado, por consenso de El Salvador y Honduras, que los pobladores de seis ex bolsones podían elegir libremente su nacionalidad. Nicaragua: privatización y elecciones El año de 1996, se caracterizó en Nicaragua por dos temas: la privatización y el proceso electoral. El primero de ellos toca directamente a las instituciones que, como el caso de la empresa estatal de telecomunicaciones de Nicaragua (TELCOR), serán privatizadas. El argumento del que se ha valido el gobierno de ese país para justificar la privatización de las instituciones estatales es que ello traerá consigo grandes beneficios para el pueblo nicaragüense. La privatización de TELCOR forma parte de un proyecto de globalización que se apoya en buena medida en el desarrollo de las telecomunicaciones, pues éstas facilitan transacciones entre agentes económicos ubicados en diferentes partes del mundo. El segundo de los temas es el proceso electoral, el cual estuvo marcado por: a) los obstáculos que enfrentó el proceso de cedulación ciudadana, con el cual se pretendía elaborar el registro electoral; b) el retraso en la definición de los candidatos y las alianzas entre los partidos políticos; c) el incumplimiento por parte del ejecutivo de otorgar a los institutos políticos la asignación monetaria correspondiente para desarrollar la campaña electoral, que tenía como límite el mes de julio y que se les entregó hasta en agosto; d) las elecciones celebradas el 20 de octubre para elegir al Presidente y Vicepresidente de la república, diputados nacionales, departamentales y al Parlamento Centroamericano, entre otros. Cerca de 2.4 millones de ciudadanos en capacidad de emitir su voto eligieron a las nuevas autoridades que han de gobernar durante los próximos años ese país. Resultando ganador y, en consecuencia, próximo presidente de Nicaragua el liberal Arnoldo Alemán. Estas elecciones estuvieron caracterizadas por muchas anomalías; sin embargo, fueron legitimadas por los observadores internacionales, quienes en ningún momento cuestionaron el proceso. Costa Rica: crisis económica y laboral Al finalizar 1996, el panorama costarricense estuvo marcado por la crisis económica y laboral. La crisis que enfrentó la economía de ese país se caracterizó por el mayor estancamiento que ha experimentado desde 1982. La prueba de ello se refleja en el Producto Interno Bruto (PIB), el cual si bien creció en 2.5% en 1995, este año apenas creció en 1%; contrastando ambos datos con el 4.5% alcanzado en 1994, tal como lo señaló la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL) en su informe titulado: "Costa Rica: evolución económica durante 1995". Por lo anterior, es claro que la economía costarricense sufrió un estancamiento que lejos de apuntar hacia su recuperación se encaminó hacia una mayor agudización, precisamente en la medida en que el país se alejó de la meta inicial de reducir el déficit fiscal en 0.5 %, establecida por el gobierno en convenio con el FMI, en el cual además se proyectó un déficit que oscilaría entre 3 y 3.4 % al finalizar 1996. Por otra parte, la administración de José María Figueres enfrentó una realidad de conflictos laborales, de manera particular los ocurridos en la provincia de Limón; en donde la policía mantuvo desde una fuerte vigilancia hasta varios enfrentamientos con la finalidad de evitar paros generales por parte de los sindicatos y las organizaciones populares, quienes exigieron al gobierno que cumpliera con los compromisos de mejoras sociales y económicas. Resta esperar que estas y otras situaciones que se han dado en Costa Rica puedan ser superadas, no olvidando que están en juego los intereses de las grandes mayorías de ese país. Reflexión final En definitiva, en 1996 la realidad centroamericana se ha mostrado en toda su complejidad económica, social, política y cultural. Cada país en particular ha tenido que enfrentar obstáculos importantes en la difícil tarea de la pacificación y la democratización; y en su conjunto, la región se las ha visto con el permanente desafío de la integración, misma que se crucial para los países centroamericanos se encaminen por la ruta del desarrollo económico- social. Un logro indudable es la conciencia cada vez más generalizada entre las clases dirigentes y la sociedad civil de que la integración es un requisito ineludible para que los países del área avancen firmemente hacia mejores niveles de crecimiento y de equidad; es decir, que sin la cooperación intrarregional el futuro de los países de la región no tiene mayores perspectivas de ser mejor que en la actualidad. Ciertamente, todavía hay resistencias absurdas, sobre todo aquellas que apelan a nacionalismos trasnochados para entorpecer la puesta en marcha de aquellos mecanismos que viabilizarían la integración; hay también recelos bien fundados sobre la voracidad de los grupos empresariales de algunos países, los cuales verían en la integración una oportunidad más para enriquecerse. Con todo, la integración, si fundamenta en criterios de equidad para los países del área, apuesta por un desarrollo ecológicamente sostenible y tiene como meta última el bienestar de los sectores mayoritarios de la región, será una meta a alcanzar antes del fin del milenio. En 1996 apenas se ha comenzado a despejar el camino para que ello sea una realidad; empero, falta mucho por hacer, faltan muchos intereses por superar y falta mayor determinación de quienes, desde el poder político y económico, pueden impulsar el proceso. ----- La opinión pública en 1996: los problemas nacionales y la crisis institucional En términos de pensamiento social y de opinión pública, hay que decir que 1996 se destacó en tres áreas, dos de ellas por su predominio generalizado en la opinión ciudadana y una de ellas por su casi ausencia de la consideración pública - al menos a nivel del salvadoreño común. Así, los dos temas que dominaron la agenda salvadoreña durante 1996 son los ya clásicos problemas de violencia y economía. De hecho, estas cuestiones no son privativas del período que acaba de terminar sino que, dadas las condiciones en que se ha desarrollado el país desde la firma de los Acuerdos de paz, vienen estando presentes en la conciencia salvadoreña por largo tiempo. Lo que caracterizó 1996 fue más bien un aumento en la percepción de tales problemas, dejando poco espacio para la consideración de otras problemáticas nacionales - probablemente no menos importantes - , y mucho menos para el interés de la dinámica política salvadoreña, aún a pesar de que 1996 constituía un año pre- electoral. Este constituye el otro lado de la moneda, en el sentido de que la mayoría de los ciudadanos no parecieron interesarse en absoluto por la política, lo cual ha tenido efectos especialmente contundentes en el nivel de apoyo de la población a sus instituciones políticas y hacia su gobierno. En todo caso, durante el último año bisiesto del milenio, los salvadoreños estuvieron más preocupados por la capacidad económica de su bolsa que, a juicio de la población y contrario a las versiones gubernamentales, pareció disminuir; a la vez que estuvieron asustados a causa de una creciente percepción sobre la violencia delincuencial en la sociedad urbana y rural salvadoreña. Estas circunstancias no sólo mantuvieron alejada la atención de los ciudadanos de la dinámica política del país sino que contribuyeron a profundizar un peligroso desdén por la institucionalidad política, la cual alcanzó el nivel más bajo de simpatía popular de la postguerra y probablemente de la historia moderna de El Salvador. La violencia delincuencial El porcentaje de salvadoreños que identificó la delincuencia o alguna de sus manifestaciones como el principal problema del país, alcanzó casi el 65 por ciento en 1996, esto es, dos de cada tres ciudadanos señalaron al crimen de manera espontánea como la principal dificultad nacional (ver Proceso 710) . Esta constituye la más alta proporción de respuestas asignadas a la delincuencia en la historia los sondeos de opinión pública del IUDOP. Dicha tendencia refleja el nivel de ansiedad que ha alcanzado la población por un problema muchas veces percibido como irresoluble. Sin embargo, el mismo sondeo de opinión cursado en el mes de mayo del año que recién finaliza señaló que la relación de familias víctimas de hechos delincuenciales habría disminuido en comparación con mediciones hechas en años anteriores. Efectivamente, el 26.4 por ciento de las familias consultadas a mediados de 1996 dijo haber sido víctima del crimen en comparación con el 35 por ciento promedio obtenido en años pasados. Estos resultados sugieren que - sin dejar de ser un problema grave - lo que ha crecido para 1996 no es la delincuencia en sí misma sino más bien la percepción que los salvadoreños tienen de ella como problema. Aunque no se puede negar que la violencia en este año adoptó modalidades terribles en la recurrencia a las masacres de grupos familiares enteros (una forma que recuerda a los operativos bélicos) y en los enfrentamientos callejeros de jóvenes pandilleros, el cambio fundamental en la dinámica de violencia de este año parece haberse dado más a nivel cualitativo que en un aumento de la misma a nivel cuantitativo. En tal sentido, en el aumento de la percepción de la violencia criminal como problema compartido durante 1996 estarían actuando otros factores más allá de la simple prevalencia del fenómeno. Y es que el año en cuestión fue un período especialmente fértil para cierto tipo de periodismo nacional que encontró en la crónica roja un campo muy productivo en la tarea de atraer a las masas, ya asustadas por las condiciones de inseguridad ciudadana. A pesar de que la criminalidad comenzó a ser señalada como un asunto de preocupación nacional por los salvadoreños justo desde la firma de la paz, parece que los medios de comunicación no repararon en la misma sino hasta hace un par de años, luego de que la agenda política perdió rentabilidad en términos de audiencia noticiosa. En 1996, la página roja ocupó la titularidad de la mayor parte de noticieros y publicaciones informativas del país, muchas veces exacerbando la noticia y añadiendo un morbo sensacionalista que inclusive estuvo ausente en la noticias durante la guerra. Un análisis de las encuestas realizado a mediados del año sobre la influencia de la prensa en la opinión pública mostró, a diferencia de otros temas, que los periódicos y los noticieros de televisión influyen directamente en la percepción que tienen los salvadoreños sobre la gravedad del problema delincuencial. En otras palabras, entre más atención se preste a las noticias, la percepción sobre la violencia delincuencial será mayor. Esto implica que mucha de la ansiedad que predominó en la opinión pública salvadoreña en 1996 ciertamente ha estado fundamentada sobre una base real, pero ha sido aumentada hasta niveles de casi desesperación gracias al decidido y constante ejercicio de la prensa. En esta campaña de alarma toma parte también la administración gubernamental. Frente al problema del crimen , 1996 se caracteriza por ser el año en que el gobierno lleva a cabo una cruzada antidelincuencial subrayando la gravedad del problema en una sucesión de medidas - la mayor parte descoordinadas entre sí -, que inicia con la campaña para aprobar la Ley de Emergencia contra la Delincuencia y el Crimen Organizado y termina con la aprobación del primer paso para reinstalar la pena de muerte en el país; medidas que al final sólo consiguen dar la impresión a la ciudadanía de que el problema de la violencia no tiene solución. Las disposiciones para combatir la delincuencia se toman apelando al þclamor popularþ, el cual ciertamente es masivo pero superficial. La mayoría de los salvadoreños estuvo de acuerdo con la promulgación de las medidas para combatir el crimen pero no todos esperaban que las mismas fueran efectivas para contrarrestar el problema; ello indicaba que muchos ciudadanos se sentían en la obligación de apoyar cualquier cosa que se presentara como alternativa para detener la agobiante ola criminal aunque no estuvieran seguros de su eficacia. Al apoyo de tales medidas, sin duda, contribuyeron también hechos que impactaron en la opinión pública: el secuestro del joven Súster, la aplicación de la pena capital para dos condenados en Guatemala, las repetidas masacres de familias, etcétera. El mismo paro de labores en Usulután como protesta por los niveles de delincuencia fue un suceso que surge de la ciudadanía. Todos estos hechos fueron hábilmente manejados por las autoridades para justificar la promulgación de las medidas antidelincuenciales. Sin embargo, la ausencia de un plan maestro para combatir la violencia que integre, dé sentido y metas claras a las políticas del gobierno y la dependencia de la conciencia pública de la prensa, provocó que al final del año 1996 fuese percibido como un período perdido en la lucha contra la delincuencia. De hecho, en el sondeo de evaluación anual, más del 80 por ciento de los salvadoreños afirmó que la violencia delincuencial había aumentado en 1996; además, la misma investigación reveló que un porcentaje importante de la ciudadanía considera el mantenimiento del crimen como uno de los principales fracasos del actual gobierno. Estas percepciones sobre la situación de criminalidad en El Salvador no sólo tuvieron repercusiones sobre los sentimientos compartidos de inseguridad pública, sino también alentaron. mantuvieron y justificaron en ciertos sectores de la población, actitudes en contra de la institucionalidad del país. Actitudes que mucha gente piensa que son cosa del pasado en virtud del proceso sociopolítico por el que ha atravesado la nación, pero parecen haberse revitalizado en la dinámica social del 96. La ansiedad por la percepción de una escalada sin freno de la violencia delincuencial y la sensación de un agotamiento de los recursos convencionales para hacerle frente han provocado que muchos ciudadanos en 1996 acentúan sus convicciones de que las formas institucionales no son útiles para resolver los problemas. En un sondeo cursado en agosto de 1996, casi la mitad de los consultados estuvo de acuerdo con que þla gente tiene el derecho a tomar la justicia por su propia manoþ cuando el gobierno no proporciona justicia y seguridad; es más, otros resultados de la misma encuesta señalaron que más de un 40 por ciento de los salvadoreños desobedecería una ley con la cual no está de acuerdo y resolvería sus problemas antes que esperar por soluciones legales (ver ECA, 576). En este sentido, hay razones para pensar que al terminar 1996, frente a la percepción de la inoperancia de las instituciones para resolver uno de los problemas más graves, cada vez hay más ciudadanos tentados a pasar por alto las normas de la precaria institucionalidad salvadoreña. Estos datos no sólo ilustran unas posturas que parecen haber crecido en el año que recién termina, sino también ayudan a explicar las dificultades que ha encontrado el gobierno para someter a ciertos sectores e impartir justicia en otras áreas en su intento por imponer cierto nivel de orden urbano y social. La economía La visión de la economía salvadoreña como un problema grave es un producto exclusivo de la opinión popular; algo que definitivamente no es compartido por el gobierno. Si algo caracterizó a 1996 es la creciente y profunda brecha de contradicción entre el discurso gubernamental y la opinión popular sobre la economía del país. Mientras la administración de Calderón Sol utilizaba sus mejores recursos para presentar las posibilidades del þmilagro económicoþ salvadoreño, los ciudadanos señalaban con más intensidad la gravedad del problema financiero en los aspectos de inflación, desempleo y pobreza, como su principal preocupación sólo después de la delincuencia. En un sondeo cursado a mediados de 1996 para evaluar la gestión del gobierno después de dos años de trabajo, el 61 por ciento de los consultados afirmó que la situación del país había empeorado con la gestión gubernamental; y el 40 por ciento identificó aspectos de índole económico entre los principales fracasos del gobierno. Para finales del año, la encuesta de evaluación de 1996 reveló que más de la mitad de los salvadoreños considera que su economía familiar ha empeorado durante el período que finaliza. Contrario a su comportamiento respecto al problema de la delincuencia, frente al cual el gobierno afirmó actuar siguiendo el clamor popular, el Ejecutivo hizo caso omiso a las constantes peticiones públicas para que revisara su política económica. Un ejemplo de eso ha sido la política de privatización de ciertas entidades públicas. Una encuesta del IUDOP reveló en junio que sólo el 25 por ciento de la población apoyaba la privatización de las administraciones de telecomunicaciones y electricidad; en cambio, un 55 por ciento estaba en contra y un 20 por ciento no tenía una opinión al respecto. Esta indiferencia del gobierno para someter su política económica a discusión y cambios, cuando no su triunfalismo hablando de los logros en materia financiera nacional, ha sido interpretada por la población como una señal inequívoca de que la política económica no va a modificarse sustancialmente y que su situación financiera particular probablemente empeore en el futuro. En respuesta, en 1996 muchos salvadoreños comenzaron a retirar su simpatía y lealtad de las instituciones políticas que eligieron para gobernar al país y han acrecentado el conjunto de población que se siente defraudada por el sistema político, al cual no ven capaz de resolver sus inveterados pero urgentes problemas. Quizás de manera no tan conciente, los salvadoreños han estado asumiendo el hecho de que sus políticos, de que su sistema y de que la institucionalidad existente, no son muy útiles para consolidar un proyecto nacional que realmente resuelva los grandes problemas nacionales y lleve al país al tan ansiado desarrollo; esto porque las decisiones no dependen siquiera de quienes ellos escogieron para gobernarlos sino de sectores o fuerzas que no terminan de estar claras a los ojos de la población. Todo ello lleva a la desconfianza en la mayoría de las instituciones nacionales. En estas circunstancias, para muchos ciudadanos más vale asegurar los intereses propios e inmediatos y desatenderse de los proyectos nacionales que hacer presencia en un sistema que sigue dando muestras de favorecer sólo a ciertos intereses. La institucionalidad política Al igual que los puntos anteriores, el fenómeno de desconfianza en las instituciones del país y el desinterés ciudadano por la dinámica política del país, no son aspectos que hayan aparecido precisamente en el año que termina. Más bien, la particularidad de 1996 es que durante este período, las actitudes de indiferencia hacia la esfera política nacional y de escepticismo hacia las instituciones políticas y gobernantes encontraron un campo muy fértil en la conciencia del salvadoreño promedio. Frente a la percepción de la incapacidad del sistema social, en su conjunto, para lidiar con los problemas más agobiantes que se le han venido planteando a la sociedad salvadoreña, los ciudadanos han ido convenciéndose - no sin mucha inquietud - de que sus instituciones políticas, sobre todo las que están más vinculadas con el statu quo son las que merecen menos credibilidad de todas. Los sondeos realizados por el IUDOP a lo largo de 1996 mostraron que la confianza en la mayoría de las instituciones salvadoreños alcanzó los niveles más bajos en la historia de medición de la opinión pública en este país centroamericano. La presidencia, la Asamblea Legislativa, los partidos políticos y la Corte Suprema de Justicia - precisamente aquéllas instituciones vinculadas con la dirección del Estado y el país - reciben los más bajos puntajes de confianza popular; mientras que entidades como la iglesia católica, los medios de comunicación, y la Procuraduría para la Defensa de los Derechos Humanos - instituciones no vinculadas directamente al Estado - , aunque no reciben una opiniones completamente favorables, acogen un nivel de confianza mucho mayor que las instituciones oficiales. La simpatía popular, entonces, no está dirigida a las instituciones que de alguna manera representan a los ciudadanos, o que ellos eligieron para hacerlo, sino que está depositada en las entidades que, de una u otra manera, han sido vistas como más capaces de entender y ayudar a la población con sus problemáticas más básicas. Esto ha planteado un problema muy serio de legitimidad del sistema a los ojos del ciudadano común. En la última encuesta del año, la UCA preguntó a los salvadoreños sobre el rumbo del país: cerca del 85 por ciento de los consultados dijo que el país necesita un cambio y sólo el 11 por ciento afirmó que la nación va por un buen camino. En estas condiciones, no es extraño entonces encontrar que cada vez más ciudadanos pasarían por alto las normativas sociales y los preceptos legales para solucionar sus cuestiones. La crisis de credibilidad en las instituciones del país ha tenido también un concordante impacto en la disposición ciudadana a participar políticamente, al menos como lo dispone el sistema. El año que recién finaliza þtropezóþ con el nivel más alto de indiferencia hacia los partidos políticos y hacia el proceso electoral que tomará lugar en 1997. No sólo mucha gente no quiere saber de las próximas elecciones, ni le interesa el resultado de las mismas, sino que mucha gente que durante años se ha presentado como militante muy activa de sus instituciones partidarias ha comenzado a abandonarlas sin tener claro o siquiera interesarse por acudir a otro partido. Lo anterior explica que a finalizar el año y cuatro meses antes de las elecciones legislativas y municipales, casi dos terceras partes de la población no tengan un partido político de preferencia y que, a pesar de una amplia gama de oferta partidista, sólo dos instituciones retengan las mayor parte de las intenciones de voto. Lo anterior explica también que el partido gobernante, con una amplia capacidad electoral en los últimos diez años, se encuentre a finales de 1996 tratando de mantener precariamente su ventaja, no por efecto de un crecimiento de otros grupos partidarios, sino por un considerable desgaste como producto de su gestión al frente del gobierno. Los salvadoreños parecen haber finalizado el año sin encontrar razones que les estimulen a participar en un sistema que, a su forma de ver y a pesar de la intensidad de los problemas nacionales, no ha sido capaz de proporcionar la seguridad ciudadana y la justicia necesarias para asegurar cierta estabilidad; que ha sido indiferente a los reclamos por cambiar una política económica que es vista como causante de la incapacidad doméstica y nacional para alcanzar mejores niveles de vida. Muchos ciudadanos quedaron convencidos en 1996 de que su sistema político no favorece a nadie más que a los políticos mismos y, por tanto, ya no están dispuestos a seguir apoyándolo. El problema es que con lo anterior se pueden crear para los períodos venideros, las condiciones para el surgimiento de alternativas de dirección nacional que, surgidas de la pretendida transición democrática y con el apoyo pasivo de la población, se conviertan en un sistema que niegue parte de los logros alcanzados con la consecución de la paz. Muchos ciudadanos están convencidos de que el país þtocó fondoþ en 1996 y se les hace difícil pensar que el estado de cosas pueda empeorar aún más en los años subsiguientes. Aunque esa visión pueda ser muy discutible, lo cierto es que tal forma de percibir la situación probablemente contribuya a que los salvadoreños decidan que es el momento de tomar el control sobre su propio destino y que lo hagan teniendo presente la historia compartida que ya no debe volver a repetirse. Todo depende de la medida en que los salvadoreños hayamos comprendido el valor de la paz con justicia y democracia. -- --- Los derechos humanos en 1996 Introducción Caracterizado más por las sombras que por sus luces en lo que al respeto a los derechos humanos se refiere, el año que acaba de finalizar debe ser examinado con mucho cuidado. ¿Por qué? Pues porque a estas alturas --cinco años después de haber terminado la guerra-- ya deberían estar funcionando en forma aceptable las tres instituciones que el venezolano Pedro Nikken, desde el primero de sus informes como experto independiente de las Naciones Unidas para El Salvador, calificó como "vitales" para el desarrollo de una convivencia armónica en nuestro país. Pero, lastimosamente, las cosas no han caminado en ese sentido y aún nos encontramos muy lejos de poder presumir ante el mundo de contar con un cuerpo de seguridad pública verdaderamente confiable y un sistema judicial en marcha. Les falta mucho, aún, a la Policía Nacional Civil (PNC) y al órgano Judicial para generar los necesarios niveles de confianza entre la población que la animen a ser parte de su proceso de consolidación, mediante el uso constante de dichas instituciones. Lo que sí destaca de manera positiva son los esfuerzos que --desde la Procuraduría para la Defensa de los Derechos Humanos (PDDH)-- realiza la doctora Victoria Marina Velásquez de Avilés, pese a que éstos han tenido que enfrentar la injustificable actitud de aquellos sectores, oficiales o no, que equivocadamente se empeñan en verla como una adversaria cuya labor debe ser impedida o, en el "mejor de los casos", controlada. Vista de manera conjunta, esta fragilidad de la institucionalidad salvadoreña en la materia no es un buen augurio para 1997 y lo que falta para arribar al nuevo siglo, sobre todo cuando la observación internacional en nuestro territorio se redujo a su mínima expresión durante el último mes del año que terminó hace unos días. Quizás todo lo anterior no ameritaría un juicio tan severo si no viniéramos de donde venimos y en el país no estuvieran sucediendo los hechos graves que, a lo largo de 1996, mantuvieron a casi toda la población en una situación totalmente insoportable e inaceptable, tanto por la cantidad de brutalidad que se produjo como por todo lo que en él se ha invertido --antes y después de la guerra-- para intentar hacerlo diferente. Pero como creemos que todavía sigue siendo posible intentar cambiar el rumbo, consideramos que la contribución de este balance anual debe darse mediante el examen objetivo de lo que realmente está sucediendo en el país y la capacidad actual de las tres instituciones para enfrentar con éxito los desafíos que se les plantean. 1. Violencia y violaciones a los derechos humanos Independientemente de lo que sostengan en el exterior quienes se esfuerzan por incrementar todavía más sus ya enormes ganancias, la mayor parte de las y los salvadoreños vivió -- durante todo el año pasado-- sumida en la angustia diaria de pensarse potencialmente la siguiente víctima de una espiral de violencia incontenible, en medio de una situación de inseguridad que trascendió la esfera de lo personal para llegar a sentirse realmente mal también en lo económico, político y legal si es que alguna vez hubo cierta mejoría en estos últimos niveles. Fuera de aquellas personas que por su nivel económico pudieron comprar una relativa seguridad personal --pagando guardias privados o utilizando su poder para que el Estado vigilara sus zonas residenciales, negocios, centros educativos y lugares de diversión-- casi toda la gente en El Salvador no pudo disfrutar de una verdadera tranquilidad a lo largo del año. Ello debido a que se enteró --por haberlo conocido directamente o por el "amarillismo" de la prensa-- sobre alguno o algunos de los cerca de ocho mil homicidios que como promedio anual se cometen en el país de 1994 a la fecha, según datos proporcionados por la Fiscalía General de la República (FGR). Quizás durante 1996, al observar lo sucedido, podría esperarse una cantidad mucho mayor de este tipo de muertes; a eso habría que agregar las personas lesionadas o amenazadas de cualquier forma y por cualquier motivo. A todo lo anterior se refirió de manera clara y con suficiente razón la Conferencia Episcopal de El Salvador (CEDES) cuando iniciaba el año, en la víspera de la segunda visita del Papa a nuestro país. Sobre la misma problemática que abordaron en enero de 1996, durante el mes de octubre los jerarcas católicos volvieron a hacer pública su preocupación pero en un tono notablemente más intenso, a raíz de las matanzas realizadas en esos días después de que paradójicamente --argumentando que era la única manera de frenar la violencia-- el Parlamento dominado por el partido Alianza Republicana Nacionalista (ARENA) acababa de ampliar la aplicación de la pena de muerte a ciertos delitos graves del fuero común, en espera de su ratificación por parte de la siguiente legislatura y - -sobre todo-- de los votos que en las próximas elecciones le hacen falta para seguir controlando la Asamblea Legislativa y el país. Sin duda, vale la pena recordar lo que dijeron los obispos en sus dos cartas pastorales. En enero expresaron lo siguiente: "Los problemas sociales persisten con dramática gravedad, haciendo muy difícil la vivencia cotidiana de la paz. Porque no podemos estar en paz cuando la extrema pobreza, la inseguridad y el desempleo golpean con tanta crueldad a tantas hermanas y hermanos... No es posible vivir en paz si la muerte acecha en los recodos de los caminos y en las calles de la ciudad". En octubre, la CEDES se pronunció con una claridad superior. "Si en aquel momento de entusiasmo por la inminente visita de Juan Pablo II --dijeron los integrantes de la Conferencia-- nuestras palabras pudieron parecer exageradas, lo sucedido durante las últimas semanas indicaría más bien que nos quedamos cortos. En efecto, los hechos que atentan contra la paz y la tranquilidad de las familias, desafían nuestra esperanza". Lo anterior resulta ser el marco global de una situación que, sin duda, es muy poco alentadora para una población que viene de sufrir una generalizada violación a sus derechos fundamentales durante las décadas de los setenta y ochenta, debido a la crisis política y la guerra que la golpearon de maneara inmisericorde. Ante el fenómeno tan grave y complejo como el que estamos viviendo en la actualidad, no podemos ni debemos seguir "explicándonos" las cosas con argumentos tales como el de las "secuelas del conflicto armado" o sus "tendencias inerciales", como acostumbran a sostener personajes que no han ayudado en nada a enderezar el rumbo del país en lo que al respeto a los derechos humanos corresponde. Continuar sosteniendo tesis como las anteriores resulta demasiado arriesgado, sobre todo cuando la realidad nos está mostrando y demostrando que --además de los hechos de violencia común e independientemente de las razones-- en el país se continúan cometiendo violaciones a los derechos y libertades de las personas, principalmente desde las instituciones estatales que deberían ser sus garantes. De ello dio cuenta la señora procuradora para la defensa de los derechos humanos cuando, en cumplimiento de su obligación constitucional, presentó ante el Parlamento su informe de labores correspondiente al período comprendido entre el 1 de julio de 1995 y el 30 de junio de 1996. Cuando se refirió al registro y verificación de las denuncias que se recibieron en la institución, dentro del capítulo del citado documento dedicado a la tutela de los derechos humanos, la doctora de Avilés sostuvo que la cantidad de las quejas "recibidas y el número de actos ilegales o arbitrarios registrados desde el último informe presentado a la Asamblea Legislativa a la fecha, han dejado al descubierto la fragilidad de los avances logrados en los últimos años en materia de protección legal de las personas y lo imperioso que es para el Estado salvadoreño continuar realizando esfuerzos que tiendan a fortalecer las instituciones que, como esta Procuraduría, tienen atribuciones de tutela de los derechos humanos". Cabe destacar que --según ese informe-- entre junio de 1995 y marzo de 1996, la PDDH registró 3 mil 577 denuncias de las cuales 187 tenían que ver con violaciones al derecho a la vida, 901 con violaciones al derecho a la libertad personal, 861 con violaciones al derecho a la integridad personal, 730 con violaciones al derecho a un debido proceso legal y 354 contra la seguridad y privacidad personales. Las 544 denuncias restantes tenían que ver con violaciones a otro tipo de derechos. Durante el período en cuestión, las responsabilidades estatales quedaron establecidas de la siguiente manera: 2 mil 50 expedientes abiertos contra agentes de la PNC, 777 contra miembros del órgano Judicial y 370 contra elementos pertenecientes al órgano Ejecutivo, con la inclusión de las entidades autónomas dentro de este último. Cabe señalar que, además, la PDDH señala la responsabilidad de "sujetos no identificados pertenecientes a grupos ilegales armados" en 115 ocasiones. Pese a que aún no existe un documento oficial en nuestras manos, la PDDH hizo un esfuerzo por dar a conocer --al cierre del año-- datos objetivos que terminan de ilustrar lo que está sucediendo en nuestro país a estas alturas, después de tanto dinero y esfuerzos invertidos en él. Según informes de prensa, la institución recibió --entre enero y octubre de 1996-- 11 mil 277 denuncias de las cuales solamente 3 mil 721 fueron admitidas; las 7 mil 556 restantes fueron objeto de orientación y acompañamiento que, según voceros de la Procuraduría, en la mayoría de los casos se convirtieron posteriormente en violaciones los derechos humanos en lo que al debido proceso administrativo se refiere. 2. La Policía Nacional Civil En diciembre de 1995, con el apoyo de la Unión Europea y la colaboración del Instituto Universitario de Opinión Pública (IUDOP), el IDHUCA impulsó la realización de una encuesta en diciembre de 1995. De la valoración hecha entonces sobre la PNC en su lucha contra la delincuencia, surgieron cosas como las siguientes: entre muy mala y mala el 24.3%, regular para el 26.7% y buena según el 41% de las respuestas; el 3.6% se inclinó por calificarla de muy buena. Desde nuestra perspectiva, el panorama no estaba del todo mal pero tampoco era para echar "las campanas al vuelo" sin más: en conjunto, de buena para arriba la calificó el 44.6% y de regular para abajo el 51%. Cuando las personas entrevistadas compararon al actual cuerpo de seguridad con la extinta Policía Nacional, apareció esto: mejor el 48.6%, igual el 26.3% y peor el 18%. Dicha encuesta reveló además, entre otros resultados, dos apreciaciones que consideramos sumamente interesantes. La primera: el 37.9% de las respuestas tendían a considerar que sus agentes eran honestos, el 35% sostenía que eran corruptos y un 2.7% decía que dentro del cuerpo habían de ambas clases de elementos. La segunda: que las dos acciones más importantes para mejorar la situación actual de la institución debían ser elevar la calidad de la formación de sus miembros (38.8%), por un lado, y, por el otro, su depuración inmediata (11.6%); estas dos opiniones sumaban más del 50% y únicamente el 8.7% de las personas encuestadas se inclinaron por aumentar el número de agentes. Lo anterior es el resultado de lo que la gente podía percibir a partir del accionar cotidiano de la PNC durante 1995. Qué más quisiéramos que estar, a estas alturas, afirmando con certeza que las cosas mejoraron en relación a lo que sucedió en ese año. Y es que, al menos desde nuestro lugar en la sociedad, todavía queremos tener un cuerpo de seguridad que --tal como se establece en el primer artículo de su ley orgánica-- proteja y garantice "el libre ejercicio de los derechos y las libertades de las personas"; que prevenga y combata "toda clase de delitos"; que mantenga "la paz interna, la tranquilidad, el orden y la seguridad tanto en el ámbito urbano como rural, con estricto apego a los derechos humanos". Pero no; en 1996 la situación no se modificó para bien; por el contrario, quizás empeoró. Siguiendo con el balance de la PDDH, nos encontramos con lo que a continuación se detalla. De las 3 mil 721 denuncias que admitió la Procuraduría, 2 mil 86 se referían a hechos presuntamente cometidos por elementos de la PNC. De esa forma, se debe entender que el 56.06% de la responsabilidad en las violaciones cometidas y registradas por la PDDH a lo largo de 1996 se adjudican a ese cuerpo que, teórica y legalmente, debería garantizar el respeto a los derechos y libertades fundamentales de la población. Cabe destacar que 113 de las denuncias contra la PNC tenían que ver con violaciones al derecho a la vida; de ellas, 45 tratan de muertes consumadas, 28 de muertes fallidas y 40 tienen que ver con amenazas de muerte. De por sí preocupante lo anterior, la situación se agrava al observar la actitud de la cúpula de la seguridad pública frente a los señalamientos que se le hacen. Hasta quien es considerado el más moderado de los jefes policiales y formalmente el principal de ellos --Rodrigo ávila-- dedica mucho de sus esfuerzos a intentar justificar lo injustificable. Testigos somos de su autoproclamación, durante un evento público organizado por la Fundación Salvadoreña para la Democracia y el Desarrollo Social (FUNDASPAD) en enero de 1996, como el "defensor general de la PNC" frente a lo que el considera "ataques injustos contra la institución". Fiel a ese papel, el joven ingeniero --metido ahora a director general de la PNC-- salió al paso de los señalamientos hechos por la PDDH al final del año y sostuvo que, en algunos de ellos, podía estar involucrado personal que ya había sido puesto a la orden de los tribunales. Según ávila, "la mayoría de los casos de denuncias de violaciones a los derechos humanos contra la Policía, son interpuestos por delincuentes que han sido detenidos o sorprendidos in fraganti y con eso tratan de atenuar su situación" (La Prensa Gráfica, 20.12.1996, p.46-A). Lástima grande que este funcionario piense y actúe así pues, por citar un solo ejemplo, William Antonio Gaitán Ayala no era ningún delincuente y el señor Carlos Gaitán, su padre, tampoco. Este último, honesto y ejemplar ciudadano, fue quien denunció ante la PDDH la violación al derecho a la vida de su hijo. ¿Por qué? Porque el 4 de enero de 1996, William Antonio murió abatido por los disparos que le hicieron miembros de la PNC en San Salvador. Desde entonces, este padre de familia se encontró --solo y lleno de dolor-- ante un camino del cual tenía algunas referencias pero que nunca había transitado: el de la mentira, la impunidad y la arbitrariedad institucionales. En su resolución sobre este caso, emitida a finales del mes de julio, la señora procuradora dio "por establecida la violación al derecho humano a la vida, por muerte arbitraria consumada en perjuicio de William Antonio Gaytán Ayala". Además, afirmó que se había establecido "la violación al derecho humano al honor y a la dignidad en perjuicio del joven Gaitán Ayala y su familia". En el mismo documento, señaló "como responsables directos de la violación y cesación del derecho humano a la vida de la persona mencionada al agente Miguel Hageo Palacios Contreras y al motorista Narciso Gabriel Escamilla, ambos de la Unidad de Emergencia 121 de la Policía Nacional Civil de esta ciudad (San Salvador), y a la Policía Nacional Civil en lo que institucionalmente le corresponde, siendo ésta asimismo responsable de la violación al derecho al honor y a la dignidad". Además de los señalamientos anteriores, la señora procuradora hizo diversas y atinadas recomendaciones sobre el caso. Al juez quinto de lo Penal, encargado de la causa, le pidió "agilizar la depuración del proceso..., analizando a fondo las circunstancias del delito y sus partícipes, para emitir una ajustada, objetiva e imparcial valoración..." Cabe mencionar que este funcionario judicial tipificó el crimen como un homicidio culposo cuando, a todas luces, se trató de una ejecución arbitraria. Entre otras cosas, la doctora de Avilés también recomendó que la PNC entregara a la familia doliente una justa y debida indemnización, cosa que hasta la fecha no se ha realizado. Es más; los autores del crimen disfrutan de una absoluta impunidad que los ampara, al punto que --según testimonio del padre de la víctima-- continúan laborando en la institución. En el marco de los cuestionamientos hechos a la PNC durante 1996, cabe señalar que en el mes de diciembre se conoció públicamente un informe elaborado por un "grupo de asesores internacionales" al servicio de la institución, en relación a las deficiencias de su división de investigación criminal (DIC). Dentro de las fallas que se incluyen, destacan las siguientes: no se aplica un plan estratégico; no existen procedimientos adecuados, tanto en lo referente a su organización interna como en lo que toca a sus operativos; es muy poco el apoyo que recibe de la dirección general del cuerpo y de la subdirección general operativa. Además, en ese documento se advierte que existen problemas de personal en cuanto a su reclutamiento y estabilidad de su destino; hay poca coordinación interinstitucional con la FGR y el órgano Judicial; no existe suficiente calidad para lograr un verdadero y eficaz liderazgo de sus mandos medios; se observan limitaciones serias en la formación profesional; no se elabora y centraliza la información como es debido, ni se transmite al resto de las divisiones operativas; se adoptan decisiones basadas en razones políticas y no técnicas; es poca relación y coordinación con la Academia Nacional de Seguridad Pública. El estudio mencionado también incluyó una serie de recomendaciones, dentro de las cuales resaltan las que a continuación se detallan: formar un equipo que conduzca la reorganización de la DIC; diseñar un plan estratégico para ello y desarrollarlo; elaborar el "Manual de Política y Procedimientos"; crear canales, fluidos y permanentes, de comunicación con la dirección general y la subdirección general operativa; establecer el perfil del investigador y de sus jefes; volver a evaluar el personal actual y evaluar al que se incorpore en adelante. Frente a esos señalamientos, el ingeniero ávila adoptó la actitud acostumbrada: se puso a la defensiva. Descalificó el documento por ser "viejo" y acusó a un miembro de la institución por haberlo --según él-- entregado al periódico que lo publicó; esto último, fue desmentido por el rotativo. Pese a la posición de ávila, el último informe de quien fue secretario general de las Naciones Unidas hasta el 31 de diciembre de 1996, Boutros Boutros-Ghali, coincide en mucho con los cuestionamientos que aparecieron en el periódico el 3 de diciembre y que el director general de la PNC desautorizó; cabe destacar que el documento de la ONU trata sobre el examen que los representantes del organismo internacional hicieron en torno a la situación del país durante un período muy reciente: entre el 1 de mayo y el 30 de noviembre de 1996. Ghali también se refirió a la necesidad de establecer "una capacidad de investigación criminal, profesional y científica en las divisiones y los departamentos especializados de la Policía Nacional Civil, la División de Investigación Criminal y el Departamento para la Investigación del Crimen Organizado". Además, para el ahora ex secretario general de la ONU, se deben "reforzar las instituciones del sector de la seguridad pública mediante una amplia reestructuración que confiera una mayor coherencia a las políticas gubernamentales"; dicha reestructuración debería tener "presente que la eficacia de las fuerzas de policía depende de un estricto proceso de selección y capacitación de los aspirantes a ingresar en la Academia (Nacional de Seguridad Pública), y de la capacitación evaluación y selección permanentes de los agentes que prestan ya sus servicios en los órganos especializados de la Policía Nacional Civil". Un tema al cual se ha referido de manera reiterada Ghali, es el del fortalecimiento de los mecanismos de control interno de la PNC. En ese marco, dentro de su último informe sobre El Salvador, éste dijo lo siguiente: "Las medidas destinadas a revitalizar la Oficina del Inspector General de la Policía Nacional Civil, de conformidad con las recomendaciones de los consultores técnicos internacionales, permitirán que el órgano ejerza una supervisión efectiva de la PNC, promoviendo con ello el respeto del público hacia las fuerzas de policía". Por ello, al momento de dar a conocer el documento, personeros de la Oficina de las Naciones Unidas para la Verificación --conocida como ONUV-- dijeron que estaba pendiente un pronunciamiento del inspector general de la PNC sobre estos temas. Víctor Valle, quien ocupa ese cargo, respondió inmediatamente que no tenía nada que contestar a los funcionarios internacionales. Consideramos que eso no es cierto; pero si no le responde a ellos, al menos debería decirle algo a la gente que no ve en él a la persona capaz de cumplir con un papel decoroso al frente de la inspectoría. Su perfil, a lo largo de 1996, ha sido "belicoso" en lo que a las y los periodistas se refiere, por ejemplo, pero muy tímido para enfrentar con energía los problemas al interior de la institución. Rápidamente la población ha ido perdiendo su confianza en él, sobre todo después de los hechos que tuvieron que ver con su publicitada "amenaza" de renuncia en junio, cuando pretendió mostrarse "digno" ante el subdirector general de la PNC y sólo consiguió devaluar la figura de la inspectoría. De esa manera, no ha sido posible que desde esa importante institución se vigilen y controlen eficientemente "las actuaciones de los servicios operativos y de gestión del cuerpo, así como lo referente a los derechos humanos, procurando la observancia de los mismos en todo procedimiento o servicio policial", tal como reza el segundo artículo de su reglamento. No obstante las repetidas críticas que ha recibido el cuerpo policial a lo largo del año, sus responsables informaron que durante ese período fueron desmanteladas 107 bandas de delincuentes que operaban de manera organizada en todo el país. De las estadísticas ofrecidas por la PNC, se desprende que ésta realizó 28 mil 519 capturas; de ese total, según la institución, alrededor de mil personas pertenecían a las mencionadas bandas. Sería beneficioso, tanto para el cuerpo policial como para la población que la observa, dar a conocer los detalles de este esfuerzo que debería recibir el reconocimiento del público pero también tendría que ser verificado por la sociedad para evitar que --en el desarrollo del mismo-- se cometan arbitrariedades contra las personas que, independientemente de las circunstancias, tienen derechos que deben ser respetados por la Policía según su mandato constitucional. Especial atención debería brindarse a la recomendación de Ghali incluida en su último informe, en el sentido de poner fin al régimen de acuartelamiento del personal policial pues --en palabras del hoy ex secretario general de la ONU-- ésta medida "será una contribución especialmente válida al fortalecimiento del carácter civil de las fuerzas de policía, y a la mejora de las relaciones entre la policía y la comunidad". Ello, sobre todo cuando --en una encuesta realizada por el IUDOP entre julio y agosto de 1996-- descubrimos que la opinión de la gente coloca a la PNC como la institución que mejor defiende sus derechos humanos en la comunidad (21.1%), en un marco en el cual la mayoría (59%) se inclina por decir que ninguna lo hace o que no sabe. 1. El órgano Judicial Según el artículo 172 de la Constitución, concierne "exclusivamente a este órgano la potestad de juzgar y hacer ejecutar lo juzgado en materia constitucional, civil, penal, mercantil, laboral, agraria y de lo contencioso-administrativo, así como en las otras que determine la ley". Para el cumplimiento de las funciones que legalmente se encuentran establecidas, el órgano cuenta con la Corte Suprema de Justicia (CSJ), las cámaras de segunda instancia, los juzgados de primera instancia y los juzgados de paz. De tal manera que, en este tema, no se puede decir que las cosas mejoraron sólo por el hecho de que se integró --hace más de dos años-- una nueva Corte, bajo reglas del juego diferentes; tampoco se debe afirmar que no ha cambiado nada por el hecho de que en la "llanura", la población usuaria del sistema judicial continúa quejándose de su ineptitud, corrupción y burocracia. La percepción de la gente encuestada entre julio y agosto por el IUDOP en relación a esta materia, debe ser considerada al momento de hacer esta parte del balance anual. Un 35.9% respondió que estaba muy satisfecha o algo satisfecha con el trabajo de la CSJ; poco o nada satisfecha se encontraba el 51.4% y el resto --12.8%-- dijo que no sabía. Al intentar conocer cuán justas eran las decisiones de la Corte, el resultado fue el siguiente: el 38.1% dijo que no lo eran; el 34.7% dijo que sí; el 14.4% no quiso responder y el 12.8% no se decidió por ninguna de las opciones. Frente al 47.1% que sostuvo que el sistema judicial salvadoreño era corrupto, sólo el 11.2% se inclinó por decir que era honesto; el 32.1% afirmó que habían funcionarios de ambos tipos y el 9.2% dijo que no sabía. Según el sondeo, el 60% de las personas sostuvo que las y los jueces del país se encuentran controlados por el poder político; apenas el 14.7% expresó que no; del resto, el 20.2% prefirió no responder y el 5.1% no se decidió. Consecuencia lógica y preocupante de todo el panorama anterior --dentro del cual destaca el elevado porcentaje de personas que desconfían de la administración de justicia nacional-- es el hecho de que el 46% haya respondido afirmativamente cuando se le preguntó si estaba de acuerdo con "hacer justicia por su mano propia", ante la incapacidad gubernamental; el 44.4% dijo que no estaba de acuerdo y el 9.7% se ubicó entre quienes no respondieron o que no se decidieron por una u otra postura. En un estudio realizado a finales de 1996, se establecieron los principales vicios que --a estas alturas-- han colocado a la administración de justicia salvadoreña en una situación que sólo puede tipificarse como crítica y que, sin duda, inciden mucho para generar la visión negativa que de ella tiene la población mayoritaria. El primero: el de la impunidad que se produce cuando en la sociedad se cometen delitos de diversa índole sin que sus autores sean ubicados y debidamente sancionados. El segundo: los numerosos formalismos que, en lugar de agilizar, obstaculizan y estancan el desarrollo de los procesos. El tercero: la morosidad; es decir, cuando los encargados de hacer cumplir la ley no acatan los términos establecidos por ésta para realizar determinadas actuaciones. El quinto: el congestionamiento de expedientes acumulados sin que éstos sean tramitados. A lo anterior, deben agregarse otras deficiencias que --sin ser propias del órgano Judicial-- afectan y dificultan el impulso de una pronta y cumplida impartición de justicia en El Salvador. éstas son: el celo institucional, la confusión de la prioridad en la investigación y las dificultades legales para impulsar dicha investigación en forma adecuada. El mencionado "celo" incidió mucho y muy negativamente en esta materia durante 1996, principalmente en lo que toca al desarrollo de la dirección funcional de la investigación del delito por parte de la FGR frente a la poca disposición de la PNC para permitirlo; también tuvo expresiones públicas y poco edificantes --sobre todo en octubre-- a través de las repetidas y cada vez más agrias recriminaciones lanzadas por el ministro de seguridad pública al órgano Judicial y las reacciones de algunos funcionarios de este último ante los señalamientos que les hacían. En el citado informe de Ghali sobre la situación salvadoreña, éste destacó la aprobación de "las reformas constitucionales y jurídicas". Asimismo, se manifestó esperanzado por la pronta aprobación de un nuevo Código Procesal Penal, sin imaginar que ello se logró el 3 de diciembre sólo después de haberle introducido al documento final varios cambios en relación al proyecto que se venía discutiendo previamente. Pero, por diversas razones, el optimismo del aún secretario general de la ONU era muy relativo al momento de elaborar su informe. Al referirse a las reformas en materia penal, sostuvo que --pese a que consideraba que se habían cumplido algunas recomendaciones de la Comisión de la Verdad con ellas-- éstas "no serán completas hasta tanto no se hayan aprobado el nuevo Código Penal y la Ley Penitenciaria (norma que aportaría soluciones a la difícil situación de los establecimientos penitenciarios del país)". Y abundó de la siguiente manera: "es de esperar que antes de que finalice la actual legislatura se habrá conseguido cumplir plenamente las recomendaciones de la Comisión de la Verdad. Asimismo, está pendiente la aprobación por la Asamblea de la Ley de Procedimientos Constitucionales, la Ley Orgánica Judicial y los nuevos códigos penales militares". "El éxito de las reformas --sostuvo Ghali después de haberle dado seguimiento al proceso salvadoreño desde que se firmó la paz hasta el final de su mandato-- dependerá en alto grado de los progresos en la depuración de jueces y oficiales judiciales, que todavía es insuficiente. Se observa también una persistente falta de coordinación entre los jueces, los fiscales y los agentes de policía. Este problema, que tiene efectos nocivos para el funcionamiento del sistema judicial en general, ha empeorado durante el período a que se refiere el informe por los repetidos enfrentamientos entre el sector judicial y el Ministerio de Seguridad Pública". 4. La Procuraduría para la Defensa de los Derechos Humanos Ya lo manifestamos al principio: de las tres instituciones examinadas, es ésta la que genera entre la población un sentimiento mayor de confianza. Lo decimos desde el IDHUCA a partir de nuestra cercanía con un trabajo de la PDDH que --por encima de algunas deficiencias y limitaciones que existen y son reconocidas-- se identifica poco a poco, cada vez más, con el encomiable esfuerzo de la persona que se encuentra al frente de la institución desde marzo de 1994: la doctora de Avilés. Pero lo más importante es que también lo reconocen las y los salvadoreños; así lo confirman los datos que a continuación ofrecemos, extraídos de la encuesta que realizó el IUDOP entre julio y agosto de 1996. Al ser preguntada sobre el trabajo desarrollado por la PDDH, el 67.3% de las personas entrevistadas expresó una opinión favorable; desfavorable dijo el 9.3% y el 23.4% no respondió o no se decidió en ningún sentido. Cuando se le interrogó sobre la calidad de las declaraciones hechas por la PDDH, el 54.5% dijo que sí eran justas; el 18.9% contestó que no; el 18.9% no respondió y el 12% no se decidió. Finalmente, el 21.7% de la población entrevistada dijo que tenía mucha confianza en la institución; el 31.3% sostuvo que tenía algo de confianza; el 26.2% que era poca la confianza que le inspiraba y el 10.4% no tenía nada de confianza en ella. Lo dicen, además, las personas que sólo en ese lugar han encontrado una luz de esperanza en su doloroso esfuerzo por vencer la impunidad que se mantiene en el país. Un ejemplo de ello es el caso de las familias García Prieto, Gaytán y Vilanova cuyos hijos fueron arrebatados de forma violenta y arbitraria, en hechos acaecidos entre 1994 y 1996 con la participación directa o indirecta de agentes del Estado, ya sea policiales o judiciales. Estas personas dolientes estuvieron el pasado jueves 19 de diciembre en el despacho de la señora procuradora, para expresarle su gratitud y sobre todo brindarle un reconocimiento explícito y público por la labor que, al frente de la institución, está desarrollando. De igual manera, le manifestaron el deseo que tienen de apoyarla en su valiente gestión contra la impunidad y en favor de la legalidad, e hicieron un llamado a la población para que denuncie en la PDDH cualquier hecho que afecte el goce de sus derechos y libertades fundamentales. El esfuerzo que desde hace casi dos años desarrolla la doctora de Avilés, también fue reconocido de diversas formas por la comunidad internacional de diversas formas a lo largo de 1996. Lo hizo el Consejo Centroamericano de Procuradores de Derechos Humanos; también el Centro Internacional de Derechos Humanos y Desarrollo Democrático al entregarle, el 19 de noviembre y por medio del nuevo embajador de Canadá en El Salvador, la mención honorífica del premio "John Humphrey a la libertad"; de igual manera, lo reconocieron los "defensores del pueblo" de Latinoamérica y el Caribe, quienes la instalaron en el consejo directivo del Instituto Internacional del Ombudsman para que los represente; finalmente, funcionarios de Suecia, Noruega, Dinamarca y Holanda estuvieron presentes en la sede del Programa de Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD) en San Salvador, el 5 de diciembre, durante la primera reunión del llamado "Grupo de amigos de la procuradora para la defensa de los derechos humanos". El mismo Ghali, en el informe citado, sostiene que antes de éste había señalado la lentitud que percibía en los progresos que se estaban dando dentro de la PDDH en lo referente a "la elaboración y publicación de resoluciones"; sin embargo, durante "los últimos meses --afirma-- se han logrado notables avances en este campo, y es de esperar que se complementen mediante un mecanismo idóneo que dé seguimiento al cumplimiento de las resoluciones" emitidas por la institución. Con esta apreciación del ahora ex secretario general de la ONU, el IDHUCA coincide plenamente: se ha mejorado cuantitativa y --sobre todo-- cualitativamente en lo que a la emisión de resoluciones se refiere, pero a la PDDH le falta todavía profundizar su capacidad de seguimiento en lo que corresponde al cumplimiento de las mismas por parte de las y los funcionarios que han recibido recomendaciones puntuales. También se debe expresar que la doctora de Avilés enfrenta el reto de institucionalizar el funcionamiento de la PDDH; sabemos que se están haciendo esfuerzos, pero queda mucho camino por andar. Eso se advierte en los resultados de la encuesta que realizó el IUDOP entre julio y agosto del año recién finalizado. Cuando en ella se preguntó a la gente sobre la institución que mejor defiende los derechos humanos a nivel nacional, la Procuraduría resultó ser la que ocupó el primer lugar con un 28.7% de las opiniones a su favor; cuando se preguntó cuál era la institución que mejor defendía los derechos humanos a nivel de las comunidades, la PDDH apareció colocada en el tercer lugar con el 11.5%. Esos datos --desde nuestra óptica-- revelan que ha sido muy grande el impacto que ha tenido, a través de los medios masivos de difusión, la destacada actuación de la señora procuradora; pero también nos muestran que a la institución todavía no ha hecho sentir de forma plena su presencia cotidiana y eficiente en las localidades. Otro de los retos que se le plantean a la señora procuradora y a su institución, es el de romper esa especie de cerco o aislamiento que algunos funcionarios estatales les han tendido o han pretendido tenderles. A eso se refiere Ghali en su documento, cuando sostiene que es importante que la PDDH "actúe de manera coordinada y complementaria con otros órganos del Estado". Pero no se queda ahí; además, agrega lo siguiente: "Es de esperar que también otros funcionarios públicos hagan todo lo posible para entender la legitimidad y la pertinencia de esta institución para el fortalecimiento del Estado de Derecho". Conclusión El año que finalizó hace unos días, además de lo apuntado antes en este balance, no fue muy favorable para la mayor parte de la población en otros aspectos. A lo largo de 1996 observamos cómo se publicitaron indicadores de un crecimiento macroeconómico que, en la vida diaria de esa población, no se tradujeron en beneficios reales y --por el contrario-- para algunos sectores sociales generaron más pobreza. También fuimos testigos de la imposición de leyes demagógicas o contrarias a los intereses mayoritarios, fruto de un quehacer legislativo cada vez más parecido a las prácticas autoritarias que en el pasado cerraron espacios y abrieron puertas a la confrontación violenta. De igual manera recordamos --porque se dieron de nuevamente-- aquellas sucias maniobras oficiales para favorecer a determinada fuerza política, pensando y maquinando de cara a las próximas elecciones. ¿Qué nos queda? Lo que menos podemos hacer es cruzarnos de brazos, pretender aislarnos o no sentirnos parte de una situación que --de no corregirse a tiempo-- se puede agravar de una manera muy peligrosa. Nos corresponde, entonces, participar consciente y activamente para conocer las instituciones estatales que son fruto de la experiencia dolorosa de un pueblo que --sin duda-- no puede volver a vivir otra tragedia similar o peor que la que acaba de pasar, la cual se superó mediante el diálogo y la negociación apoyados por la comunidad internacional. Al dar a conocer las misiones y el funcionamiento de la PNC y de su inspectoría general, de la PDDH y del órgano Judicial, estaremos más cerca de lograr que la población se acerque a estas instituciones, las utilice para solucionar sus conflictos y logre que --poco a poco-- sus miembros se mantengan dentro del marco de la legalidad para convertirlas en la base de una institucionalidad legítima, capaz de garantizar la vigencia real de los derechos y libertades fundamentales de toda la gente, independientemente de su posición social, sexo, religión o edad. En esa búsqueda, no podemos permitir que se amenace constantemente a la persona que intenta con valentía --al frente de la Procuraduría para la Defensa de los Derechos Humanos-- contribuir a que en El Salvador exista una administración pública respetuosa de la persona humana; tampoco es posible aceptar que, por esa actitud inclaudicable, se le "castigue" recortándole el presupuesto de la institución que preside en rubros tan sensibles e importantes como son los de sus resoluciones y la labor educativa. La paradoja es esa: mientras la señora procuradora recibe reconocimientos dentro y fuera del país por su encomiable labor, el gobierno decide estrangular económicamente a la PDDH. Es esa una triste prueba de lo mucho que falta por andar para acercar lo que se dice en los discursos y lo que se hace en la práctica. Ya casi se acaba el acompañamiento especial que, desde finales de los años setenta, la comunidad internacional le ha brindado al país en materia de derechos humanos. A estas alturas cabe citar, nuevamente, a Pedro Nikken. "La búsqueda de la paz -- concluía en su último informe como experto independiente de la ONU en nuestra tierra-- se tradujo en una obra de dimensión histórica, que ya no pertenece a quienes la diseñaron y negociaron, sino que es patrimonio común del pueblo salvadoreño". Es cierto: las nuevas instituciones o aquellas que fueron renovadas son nuestras y de nadie más; para terminar de derrotar la guerra y ganar de verdad la paz, apropiémonos de ellas y hagamos que funcionen pues --de ahora en adelante-- va a ser muy difícil que vengan de fuera a "regañar" a quienes, en favor de un interés particular o de grupo, pretenden arrebatárnoslas. ----- Cronología de 1996 Enero 03. El Tribunal Nacional de Honor del Partido Demócrata Cristiano expulsa al Secretario General, Ronal Umaña y suspende por un año a seis altos dirigentes. 04. Unos 150 ex trabajadores del Ministerio de Obras Públicas - encabezados por sindicalistas de la Asociación de Trabajadores del Ministerio de Obras Públicas (ATMOP)- ocupan las instalaciones de la Catedral Metropolitana de San Salvador en protesta por la aplicación del decreto 471. 10. Miembros de la División de Investigaciones Criminales (DIC), arrestan a 3 alcaldes y un ex-jefe edilicio del oriente del país, a quienes se les imputan los cargos de falsedad material al extender documentos públicos. 11. Agentes de la Policía Nacional Civil (PNC) cierran el portón de catedral sitiado por miembros de la Asociación de Trabajadores de Obras Públicas (ATMOP). 12. Luego de negociaciones, los sindicalistas de ATMOP desalojan la Catedral Metropolitana. 13. Miembros del Tribunal de Honor del PDC impiden a los miembros de la "nueva clase política", encabezada por Ronal Umaña, el ingreso a su sede del partido. 16. 18 jefes municipales de La Unión inician un paro indefinido de labores, en solidaridad con sus colegas de oriente acusados de actos fraudulentos. 17. Un equipo de abogados designados por el Organo Ejecutivo y el Consejo Ejecutivo de ARENA (COENA) trabaja en la elaboración de una legislación que impida a la policía capturar alcaldes con prepotencia e irrespeto. 19. Los miembros del directorio nacional del PDC integran un tribunal de honor específico para que conozcan la resolución emitida por el Tribunal Nacional de Honor, que suspendió al Secretario General, Ronal Umaña, y sancionó a otros dirigentes. 23. La Sala de lo Constitucional de la Corte Suprema de Justicia ordena levantar las órdenes de detención giradas contra tres alcaldes y un ex jefe edilicio del oriente del país. 25. Ex empleados del Ministerio de Obras Públicas (MOP), afectados por la aplicación del Decreto 471, obstaculizan el paso vehicular frente a la Feria Internacional para protestar por el retraso del pago de sus indemnizaciones. 31. El staff de médicos residentes del Hospital Rosales pide la destitución de su Directora, Mabel Fisher, dadas las reformas que pretende implementar a la ley de salud. La petición es apoyada por estudiantes de la Universidad de El Salvador, quienes ocupan un tramo de la 25 Avenida Norte. Febrero 02. Legalizan el Partido Demócrata (PD) ante el Tribunal Supremo Electoral (TSE). 03. La Conferencia Episcopal de El Salvador realiza varios cambios en el Seminario Mayor, siendo destituido como rector el P. Luis Alonso Coto, así como los principales miembros del cuerpo de formadores sacerdotales. 05 Inauguran el ejercicio militar "Fuertes Caminos 96", en el cual participan miembros del ejército de los Estados Unidos y El Salvador. 08. Llega el Papa Juan Pablo II a El Salvador. 11. El Arzobispo de San Salvador, Mons. Fernando Sáenz Lacalle, asegura que él como pastor de la Iglesia Católica local tiene el compromiso de lograr la paz social, para dar continuidad al mensaje de paz del Papa Juan Pablo II. 12. El Presidente del Consejo Nacional de la Judicatura (CNJ), Jorge Eduardo Tenorio, revela que de un total de 63 jueces de Paz evaluados por esa instancia más de la mitad serán suspendidos en sus cargos y otros 11 serían removidos por una serie de anomalías. - El Obispo auxiliar de San Salvador, Mons. Gregorio Rosa Chávez revela que los gastos invertidos en la visita del Papa Juan Pablo II podrían ascender a unos 8.8 millones de colones. - En visita evaluatoria de la ejecución de los Acuerdos de Paz, el Subsecretario de Asuntos Políticos de la ONU, Alvaro de Soto, dijo sentirse alentado por los avances observados en el cumplimiento de los Acuerdos de Paz, salvo en el punto de la reinserción de ex combatientes a la vida civil y productiva. 15. Sale a la luz pública la disputa de tres asociaciones de ex agentes de la desaparecida Policía Nacional (PN) por la administración de 6 inmuebles valorados en 10 millones de colones, actualmente en manos del Ministerio de Defensa. 16. Un grupo de magistrados de Cámara, jueces de lo Penal y de Paz del país externa a la Corte Suprema de Justicia (CSJ) su disposición de renunciar masivamente, poniendo a disposición sus cargos a efecto de viabilizar el proceso de depuración judicial. 18. El Partido de Renovación Social Cristiano (PRSC), realiza su convención general para elegir a las nuevas autoridades que regirán el nuevo instituto político, nombrando a Abraham Rodríguez, como Presidente, y al rector de la Universidad Tecnológica, Mauricio Loucel Director Nacional General. 19. Miles de habitantes de Sonsonate se ven afectados con un paro de transporte realizado por empresarios de autobuses interdepartamentales, quienes protestaron por el exceso de competencia desleal por parte de microbuses y pick ups. - Jueces de paz de San Salvador, Sonsonate y La Libertad piden a la Corte Suprema de Justicia que la evaluación realizada por el Consejo Nacional de la Judicatura se declare sin valor. 20. El Presidente de la República, Armando Calderón Sol, anuncia un programa de reforzamiento de infraestructura carcelaria que incluye la rehabilitación de los penales de Metapán y Cojutepeque. - Un grupo de 856 reos de la Penitenciaría Occidental de Santa Ana inicia una huelga de hambre como medida de presión para exigir mejoramientos en sus condiciones. A la vez, amenazan con incendiar el penal y tomarse como rehenes a las visitas. - Los empresarios de autobuses interdepartamentales de Sonsonate levantan su paro de labores. - La Asociación de Empresarios de Transporte de Pasajeros (ATP) realiza un paro para presionar al Viceministerio de Transporte a que realice un control de microbuses piratas y pick ups y reasignación del subsidio del diesel, entre otros. 23. La Asociación de Transportistas de Pasajeros (ATP) pone fin al paro de transporte. 25. El Secretario de Estado de los Estados Unidos, Warren Christopher, llega al país en el marco de una gira latinoamericana. 27. Warren Christopher concluye su visita a El Salvador, después de revelar que la Administración Clinton contempla dar paridad a las naciones de la Cuenca del Caribe, respecto a los beneficios que ofrece el Tratado de Libre Comercio de Norteamérica (NAFTA). 28. El secretario general de la "nueva clase política" del PDC, Ronal Umaña, pide al Tribunal Supremo Electoral, excluir al magistrado Eduardo Colindres del debate en torno a la pugna que existe en ese instituto político. - Altos funcionarios del gobierno salvadoreño rechazan un posible condicionamiento de un donativo de diez millones de dólares de la Agencia para el Desarrollo Internacional (USAID) a El Salvador a cambio de reformas en la legislación electoral. 29. La Asamblea Legislativa ratifica un polémico préstamo de 215 millones de dólares destinados a proyectos de expansión de CEL. Marzo 04. El Tribunal Supremo Electoral (TSE) respalda un dictamen emitido por el Tribunal Nacional de Honor del PDC de suspender a siete miembros de la Comisión Política Nacional, entre ellos a Ronal Umaña. 06. Carlos Romero Alfaro, alias "Zaldaña", presunto implicado en el asesinato del ex comandante del FMLN, Francisco Velis, es llevado al Juzgado Segundo de lo Penal, después de haber sido extraditado desde Estados Unidos. 13. El Presidente de la República, Armando Calderón Sol, se reune de emergencia con los tres órganos del Estado para revelarles la política estatal en contra de la delincuencia. 14. Los sectores comercial, agropecuario y de transporte de Usulután realizan un paro de labores como medida de protesta ante la creciente criminalidad. 15. El presidente de la República, Armando Calderón Sol, propone la Ley de Emergencia contra la Delincuencia y Crimen Organizado. 17. El Arzobispo de San Salvador, Mons. Fernando Sáenz Lacalle apoya la Ley de Emergencia propuesta por el gobierno para combatir la delincuencia. 19. Con los votos de Alianza Republicana Nacionalista (ARENA), Partido de Conciliación Nacional (PCN), Partido de Renovación Social Cristiano (PRSC), Convergencia Democrática (CD) y Movimiento de Unidad (MU) es aprobada la Ley Transitoria de Emergencia contra la Delincuencia y el Crimen Organizado. 20. La Asociación de Juezas de El Salvador adversa las nuevas leyes para frenar la delincuencia, por considerar que las mismas transgreden las convenciones internacionales . 26. La Misión de Observadores de las Naciones Unidas en El Salvador (MINUSAL) manifiestan su oposición ante la Ley de Emergencia. 27. La Procuraduría para la Defensa de los Derechos Humanos objeta la aprobación de la Ley de Emergencia. - El Presidente Calderón Sol desestima las críticas contra la legislación antidelincuencial, asegurando que ésta responde a las exigencias de la ciudadanía. 28. El presidente de la Fundación Salvadoreña para el Desarrollo Económico y Social (FUSADES), Jorge Zablah- Touché, muestra su apoyo a la legislación entidelincuencial aprobada por el gobierno. 30. Entra en vigencia la nueva Ley de Protección al Consumidor. Abril 09. El PD acusa al Gobierno de la República de imcumplir el Pacto de San Andrés, anunciando su inclusión al bloque de partidos que buscan convertirse en una opción de centro. 10. La policía desaloja con gas lacrimógeno a 156 familias que integraban la comunidad Nuevo Amanecer, en San Bartolo, Ilopango. 14. El Comisionado Presidencial para la modernización del sector público, Alfredo Mena Lagos, presenta ante la Asamblea Legislativa el proyecto de Ley de Privatización de Entes Estatales. 16. Elementos de la Policía Nacional Civil (PNC) detienen al coronel retirado René Ernesto Auerbach Ortiz presumiblemente involucrado en la venta y legalización de autos robados. - La Presidenta del Organo Legislativo, Gloria Salguero Gross, informa que el partido ARENA está dispuesto a pagar una multa de 10 mil colones impuesta por el Tribunal Supremo Electoral (TSE) por haber utilizado un arreglo musical con el tema de "La Macarena" con fines propagandísticos antes de iniciar la campaña electoral. - Un centenar de agremiados a la Asociación de Trabajadores de Telecomunicaciones (ASTTEL), obstaculiza el tráfico vehícular frente a las instalaciones de ANTEL San Miguelito para mostrar su desacuerdo con la privatización de la institución. 17. Más de 40 empresarios salvadoreños, miembros de ASI, ANEP, UDES y la Asociación Cafetalera, hacen pública la conformación del Movimiento Patriótico contra la Delincuencia (MPCD). 18. El gobierno salvadoreño anuncia la exención del 65% de la deuda agraria y crediticia de más de 80 mil campesinos. - El jefe de la Misión Reducida de Observadores de Naciones Unidas (MINUSAL), Ricardo Vigil, anuncia la salida irrevocable del organismo para el 30.04.96. 19. Miembros del Frente Farabundo Martí para la Liberación Nacional (FMLN) presentan un recurso de inconstitucionalidad contra la Ley de Emergencia. 25. Estalla un coche bomba sobre la Residencial Sierras de Santa Elena, lugar de residencia del ex presidente Alfredo Cristiani. 26. Miles de campesinos de los sectores reformado y tradicional bloquean varias calles de San Salvador para exigir la condonación total de la deuda agraria. 29. Se hace efectiva sin violencia la orden administrativa de captura contra Dagoberto Adolfo Araujo, alcalde de La Libertad (por el Partido ARENA,) sobre quien pesan los cargos de negociaciones ilícitas y usurpación de atribuciones. 30. Es conformada la Oficina de Naciones Unidas para la Verificación (ONUV), en sustitución de la Misión de Naciones Unidas en El Salvador (MINUSAL). Mayo 1. Se conmemora, con manifestaciones y concentraciones de organizaciones sindicales y partidos políticos, el Día Internacional del Trabajo, siendo el rechazo del proceso de privatización la principal proclama de los trabajadores. - El Secretario General de la Organización de las Naciones Unidas (ONU), Boutros Ghali, formula objeciones a la Ley de Emergencia contra la Delincuencia y el Crimen Organizado. - La Fiscalía General de la República pide la detención de la alcaldesa de Antiguo Cuscatlán, Zoila Navas de Aguilar, al encontrarse un faltante de más de medio millón de colones en su alcaldía. 04. Las fuerzas armadas de Honduras anuncian el refuerzo de sus tropas en la frontera con El Salvador. - Un reporte del Instituto de Medicina Legal señala que durante el primer trimestre del año se reportaron un promedio de 22 personas muertas por día en nuestro país en acciones violentas. 07. El Ministro de Defensa, Jaime Guzmán Morales, descarta que el desplazamiento de tropas hondureñas hacia la frontera constituya una amenaza a nuestro territorio. 08. Arriba al país el presidente de Argentina, Carlos Menem. 1. El Presidente Menem y el Presidente Calderón Sol suscriben una declaración conjunta y firman acuerdos en materia de integración latinoamericana. 14. Diputados de la Comisión de Legislación y Puntos Constitucionales de la Asamblea Legislativa deciden reformar el artículo 415 del Código Procesal Penal, con lo cual los alcaldes municipales podrán gozar del privilegio procesal. - Pequeños empresarios de San Miguel realizan una marcha de protesta por las principales calles de la ciudad, en protesta en contra un supuesto "acoso fiscal" por parte del Ministerio de Hacienda. 16. La Asamblea Legislativa aprueba, con los votos de ARENA, PDC y PCN un fuero especial para los alcaldes y miembros de los concejos municipales que se vean involucrados en delitos oficiales. 19. La "vieja guardia" del PDC elige tres nuevos organismos de dirección y a Carlos Ernesto Claramount como su Secretario General. 20. Unos mil trabajadores y campesinos marchan por las principales calles de San Salvador, en protesta por la privatización de ANTEL. Los sindicalistas son acompañados por comunidades que respaldan a la Asociación de Radios y Programas Participativos (ARPAS), que reclaman la legalización de 11 emisoras comunales. 23. Explota una bomba que daña el edificio de Seguros e Inversiones (SISA), compañía cuyo accionista mayoritario es el ex presidente Alfredo Cristiani. 26. Mons. Fernando Sáenz Lacalle condena el atentado terrorista suscitado en el edificio de Seguros e Inversiones (SISA). 27. La Asociación de Empresarios de Autobuses Salvadoreños (AEAS) y la Asociación de Empresarios del Transporte de Pasajeros (ATP) llevan a cabo un paro de transporte. Junio 01. El Presidente Calderón Sol anuncia doce medidas económicas relacionadas con política tributaria, crediticia y de inversión pública, en el marco de su segundo año de gobierno. 05. El Presidente Calderón Sol revela que el Banco Interameriano de Desarrollo (BID) financiará parte de los mil millones de colones que su gobierno invertirá en la construcción de obras de infraestructura pública, anunciadas durante el discurso del segundo año de gobierno. 13. Alrededor de 115 procesos judiciales e investigaciones administrativas en los Tribunales de Hacienda y Fiscalía General de la República permiten detectar un faltante superior a los 15 millones de colones en varias alcaldías municipales. 16. Capturan a 4 estudiantes de la Facultad de Derecho de la Universidad Nacional (UES), a quienes se les atribuye ser los responsables de los atentados en la Residencial Santa Elena y el Edificio SISA. - La Federación Nacional Sindical de Trabajadores Salvadoreños (FENASTRASS) acusa a Estados Unidos de estar detrás de las denuncias sobre violaciones de los derechos laborales en las empresas maquileras instaladas en la región centroamericana. 17. Reos del penal de Santa Ana anuncian la "lotería de la muerte" e inician una huelga de hambre en protesta por el hacinamiento. - 6 supuestos miembros de la Sombra Negra, implicados en varios ajusticiamientos de delincuentes, son puestos en libertad mediante una resolución de la Cámara Segunda de lo Penal de San Salvador. 18. El Subsecretario Adjunto para Asuntos Políticos de las Naciones Unidas (ONU), Alvaro de Soto, completa una apretada agenda de trabajo para evaluar el cumplimiento de los Acuerdos de Paz. 19. El Inspector General de la Policía Nacional Civil (PNC), Víctor Valle, presenta su renuncia, por supuestas diferencias con el Subdirector de Operaciones de la institución policial, Rolando García. 20. La Asamblea Legislativa ratifica cinco reformas constitucionales, que se refieren al habeas corpus, detención administrativa, indemnización por errores judiciales y función de Policía Rural de la PNC. - El alcalde de La Libertad, Dagoberto Adolfo Araujo Funes, queda en libertad, luego de cancelar una fianza por medio millón de colones. - La Fiscalía General de la República manifiesta su desacuerdo con la decisión del Juzgado Segundo de Hacienda que deja en libertad al alcalde de La Libertad, Dagoberto Araujo. 25. Líderes de los reclusos del Penal de Santa Ana muestran encapuchados a cuatro reos elegidos con la "lotería de la muerte", amenazando con ajusticiarlos si el gobierno no atiende sus demandas para mejorar las condiciones del centro penitenciario. 26. Un grupo clandestino, identificado como Fuerza Nacionalista "Mayor Roberto D'Abuisson" (FURODA), emitie un comunicado en el que acusa de "desestabilizadores" a miembros de partidos políticos de oposición, de la Iglesia y de organizaciones civiles. 1. Los reclusos de la penitenciaría "La Esperanza" se unen a las protestas de sus compañeros del penal de Santa Ana, y piden a la Corte Suprema de Justicia y a la Asamblea Legislativa que busquen una solución pronta a sus demandas. 28. Los diputados de la Asamblea Legislativa aprueban con dispensa de trámite, hasta un año para que entren en vigencia todas las disposiciones contenidas en los reglamentos de Tránsito y Transporte. - Víctor Valle revoca su renuncia, decidiendo mantenerse al frente del organismo verificador de la actividad policial. 29. Los partidos ARENA, PDC y PCN ratifican como Presidente de la Corte de Cuentas a Rafael Hernán Contreras. 30. Mons. Fernando Sáenz Lacalle pide a los reclusos del penal de Santa Ana que abandonar su amenaza de practicar la "loteria de la muerte". Julio 02. La Asociación Nacional de la Empresa Privada (ANEP), a través de su Presidente, Ernesto Vilanova, presenta el Manifiesto salvadoreño. 03. Ocho reos de la penitenciaría de Santa Ana se cosen los labios para radicalizar la huelga de hambre general, sumándose a aproximadamente 800 reos que protestan porque no les han sido atendidos sus planteamientos. - Más de un centenar de ex paramilitares, aglutinados en la Asociación de Ex Combatientes y Víctimas de Guerra (AEGES), ocupa las instalaciones del Departamento de Atención a Desmovilizados y Lisiados de la Fuerza Armada (DADELIFA) exigiendo la inclusión de los patrulleros cantonales y defensa civiles en los beneficios de los Acuerdos de Paz. 04. El Presidente Calderón Sol advierte que no cederá ante las demandas de los reclusos de Santa Ana. 05. Desconocidos asesinan al cafetalero Mauricio Alberto Ruffatti Ruffatti. 07. Agentes de la PNC decomisan las armas de guerra que estaban en poder del personal de vigilancia de ANTEL. 08. Elementos de seguridad de ANTEL ocupan las instalaciones Administrativas, en el Centro de Gobierno, en protesta por el decomiso de sus armas. - Los reclusos del penal de Santa Ana suspenden temporalmente las medidas de presión, luego de que el Organo Ejecutivo se comprometiera a elaborar el anteproyecto de ley en el que se contemplan la media pena, libertad condicional y la agilización de los procesos. 09. Más de 200 miembros de la seguridad de ANTEL, que fueron previamente desarmados por la PNC, reciben el anuncio de su despido. - Manuel Córdova Castellanos es nombrado como nuevo Fiscal General de la República, en sustitución de Romeo Melara Granillo. 11 El gobierno salvadoreño lamenta la decisión del Departamento de Estado de Estados Unidos de cancelar la visa de ingreso a ese país al presidente de Colombia, Ernesto Samper. 12. Francisco Elías Valencia, Director de CoLatino es capturado por agentes de la PNC, haciendo efectiva una orden de captura en su contra por el delito de difamación en perjuicio del policía Rafael González Garciaguirre. - El Presidente de la Asociación de Periodistas de El Salvador (APES), Renán Alcides Orellana, condena la detención de Francisco Elías Valencia. - Los presidentes de Centroámerica y Chile acuerdan en Costa Rica crear una comisión de "alto nivel" que comience a la mayor brevedad negociaciones para un acuerdo de libre comercio de bienes y servicios, incluyendo turismo, promoción de las inversiones y cooperación. 15. Un grupo de supuestos militares jóvenes salvadoreños, denominado "Comando Estratégico de Liberación Nacional Juventud Militar Arce", amenaza con dar un golpe de Estado al Presidente Calderón Sol si éste no destituye a varios funcionarios que, según la advertencia, están implicados en el "crimen internacional". 16. Más de un centenar de estudiantes de Medicina de la Universidad de El Salvador (UES), que se encuentran prestando servicio externo, ocupan por varias horas la calle frente al Hospital Rosales. 18. Con 69 votos, los diputados de la Asamblea Legislativa aprueban por unanimidad la Ley de la Carrera Policial. 23. Diferentes organizaciones no gubernamentales juramentan a 150 promotores electorales. 26. Miles de simpatizantes del FMLN, se concentran en el Gimnasio Nacional þAdolfo Pinedaþ para inaugurar el Foro de Sao Paulo, coordinado por este instituto político. 29. Graves disturbios se suscitan en las cercanías del parque Hula Hula, cuando vendedores ambulantes apoyados por miembros de maras y huelepegas se enfrentaron con la Policía Nacional Civil (PNC). Agosto 02. Se recibe una llamada anónima en el edificio de Credomatic en la que se advierte de la existencia de una bomba en sus instalaciones. 03. Se recibe una llamada anónima sobre la existencia de bombas en el Almacén Simán, de la colonia Escalón, Juzgados de Paz de Ahuachapán, edificio de SISA y en la Despensa de Don Juan de La Libertad. - La fracción legislativa de ARENA presenta una pieza de correspondencia al pleno legislativo para que los fondos asignados por el gobierno a la deuda política sean auditados y se ejerza un control que impida el movimiento de dinero proveniente del narcotráfico al interior de los partidos políticos. 04. Se recibe una llamada anónima sobre la existencia de una bomba en las instalaciones de Canal Dos de televisión. 05. Se recibe una llamada anónima sobre la existencia de una bomba en el hospital de Pro-Familia. 06. Se recibe una llamada anónima sobre la existencia de bombas en los hospitales de San Bartolo, Zacamil, Militar, Salvadoreño, San Rafael y San Juan de Dios. - El Sistema Nacional de Emergencia (SISNAE) procede a la evacuación del personal médico, paramédico y enfermos, de ocho hospitales públicos y privados, luego que se recibieran diversas amenazas de bomba. 08. El Coordinador General de ARENA, Victor Antonio Cornejo Arango, pide en conferencia de prensa, la renuncia del presidente del Comité Ejecutivo de ARENA (COENA), Juan José Domenech. 09. Es presentado al pleno de la Asamblea Legislativa el proyecto de Ley de Telecomunicaciones, que incluye un controversial Régimen Especial para Radio y Televisión. 10. El Coronel Sigifredo Ochoa Pérez confirma la existencia de división al interior de Alianza Republicana Nacionalista (ARENA), al tiempo que califica al COENA de verticalista. 11. Mons. Fernando Sáenz Lacalle declara que no existe división al interior de la Iglesia Católica, atribuyendo las separaciones de instructores y estudiantes del seminario sacerdotal San José de la Montaña a "problemas artificiales". 13. La Juventud del PCN exige la renuncia del Secretario General de ese instituto, Ciro Cruz Zepeda. 15. Una petición para que se retire el fuero constitucional al Presidente de la Corte Suprema de Justicia, José Domingo Méndez, es presentada a la Asamblea Legislativa por el apoderado legal de Mauricio Antonio Valiente Berdugo, quien responsabiliza a Méndez por la pérdida de 18 millones de colones. 18. Miembros de ARENA, autodenominados "areneros puros", se reunen en una finca, ubicada en las cercanías de Ilobasco, Cabañas, para externar su descontento con la actuación de la dirigencia de ese instituto político. 20. El Presidente de ARENA, Juan José Domenech, asegura que no serán reformados los estatutos del partido. 21. Se da a conocer un Informe del Secretario General de las Naciones Unidas, Boutros Ghali, sobre el Estado de la Aplicación de los Acuerdos de paz. - El Ministro de Seguridad Pública, Hugo Barrera, califica de "inexacto e incompleto" el informe de Boutros Ghali, en el que advierte su preocupación porque la PNC se encamine hacia el "autoritarismo". 22. La petición de antejuicio formulada a la Asamblea Legislativa contra el presidente de la Corte Suprema de Justicia, José Domingo Méndez, fue denegada por decisión unánime de todas las fracciones políticas. 25. El FMLN realiza una convención departamental para elegir a los candidatos a diputados por San Salvador. 28. El Alcalde capitalino, Mario Valiente, pide la aplicación de la pena de muerte a los secuestradores del jóven Andrés Abraham Súster. 29. Con 54 votos a favor, la Asamblea Legislativa aprueba el Decreto de Ley de Veda Nacional que pretende propiciar en el país áreas naturales que posibiliten la investigación científica, la recreación y turismo, además de contribuir a la regulación del clima y preservación de los mantos acuíferos. 31. El Ministro de Seguridad Pública, Hugo Barrera, juramenta 22 juntas de vecinos de igual número de municipios del departamento de San Miguel, que tendrán como fin ayudar a combatir la delincuencia colaborando con la PNC. Septiembre 01. La Procuración de la Fiscalía General de la República da a conocer la falsificación y duplicación de billetes de lotería elaborados tanto con el papel de seguridad como en la propia máquina impresora de la Lotería Nacional de Beneficencia. 02. El Presidente Calderón Sol juramenta al vocero presidencial, Eduardo Torres, y el secretario privado para asuntos jurídicos, Guillermo Avila Qüehl. - Directivos de la Asociación de Industriales Químicos-Farmacéuticos de El Salvador se presentan a la Asamblea Legislativa para reunirse con la Comisión de Protección al Medio Ambiente y Salud Pública, a fin de denunciar la creciente ola de contrabando y falsificación de medicamentos. 04. El Obispo de Santiago de María, Rodrigo Orlando Cabrera, revela que un vehículo BMW que utilizó durante meses el Presidente del COENA, Juan José Domenech, ingresó en forma fraudulenta al país. - Al menos cien trabajadoras de la empresa maquiladora GABO se concentran frente a la Embajada de Corea para exigir la intervención de esa sede diplomática, a fin de que les cancelen un mes de salario, que la empresa les adeuda, luego de cerrar las instalaciones. - Llegan al país dos miembros del Buró de Asuntos Internacionales del Ministerio de Trabajo de los Estados Unidos, con el fin de analizar las condiciones laborales en las maquilas textileras. 05. Los empresarios de las rutas de autobuses que viajan hacia el departamento de Sonsonate piden al Viceministerio de Transporte que les autorice un alza tarifaria de un colón, aduciendo que el mal estado de las vías les ocasiona gastos adicionales. - La periodista de La Prensa Gráfica, Liliana Fuentes Monroy, denuncia en San Miguel, ante la Procuraduría para la Defensa de los Derechos Humanos, haber sido ofendida por Juan José Domenech, durante el entierro del empresario Sigfred Guth. - El Banco Mundial aprueba un préstamo a El Salvador por 211.2 millones de colones, como parte de la financiación de un plan de reforma burocrática. 06. El Secretario General del Partido Liberal Democrático (PLD), Kirio Waldo Salgado, afirma que la justicia de Guatemala realiza investigaciones judiciales contra Juan José Domenech. 08. Juan José Domenech pone su cargo a disposición del COENA), asegurando que existe una conspiración internacional en su contra. 11. La Asociación de Empresarios del Transporte Público de Pasajeros (ATP) decide romper la alianza suscrita en mayo con la Asociación de Empresarios de Autobuses Salvadoreños (AEAS), por considerar que ésta última defiende únicamente sus intereses y no los del sector de transportistas. - Con 44 votos es aprobada la Ley de Telecomunicaciones. 13. La fracción legislativa de ARENA declara que lanzará el reto a los partidos de oposición para que respalden la reinstauración en el país de la pena de muerte. 15. La residencia del hijo del militar retirado, Sigifredo Ochoa Pérez, es atacada por un sujeto, que en estado de ebriedad, disparó tres veces contra la puerta, sin dejar víctimas. 17. El Presidente Calderón Sol se pronuncia a favor de la aprobación e implementación de la pena de muerte. 18. El Ministerio de Defensa devuelve, por orden judicial, 5 inmuebles valorados en unos 50 millones de colones a dos cooperativas de los desmovilizados de la extinta Guardia Nacional. 19. El Secretario General de las Naciones Unidas para Asuntos Políticos, Alvaro de Soto, informa que el Presidente Armando Calderón Sol, se comprometió a disolver y suspender las denominadas "Juntas de Vecinos". 21. El Movimiento Patriótico contra la Delincuencia (MPCD) y el Club Rotario de San Salvador inica una campaña a nivel nacional que pretende despistolizar al país, ofreciendo bienes de consumo a cambio de armas de fuego. - La Cámara de Comercio e Industria de El Salvador se muestra cautelosa ante la propuesta de la pena de muerte. 23. El Presidente Calderón Sol ratifica el compromiso adquirido ante las Naciones Unidas de disolver las juntas de vecinos. 24. Se realiza en San Salvador el XI Congreso Nacional de Alcaldes organizado por la Corporación de Municipalidades de la República de El Salvador (COMURES). 26. Una comisión de la Asociación de Trabajadores del Organo Judicial (ASTOJ) asiste a las instalaciones de la Corte Suprema de Justicia con el fin de ser recibidos por los magistrados y discutir un aumento salarial. 27. Hugo Barrera afirma que el Presidente Calderón Sol nunca prometió al Subsecretario de las Naciones Unidas que las juntas de vecinos serían disueltas. 29. En Asamblea General Ordinaria, los miembros del COENA, nominan oficialmente a las diputadas, Mercedes Gloria Salguero Gross y Carmen Elena Calderón de Escalón, como Presidenta y Vicepresidenta del COENA, respectivamente. Mientras se efectuaba la asamblea, unos 200 simpatizantes de Víctor Antonio Cornejo Arango, incluyendo ex funcionarios y alcaldes se concentraron en las afueras del Hotel El Salvador para exigir su ingreso al evento, petición que les fue negada. Octubre 04. Luego de un operativo realizado por la PNC, fueron capturados 39 presuntos delincuentes pertenecientes a 4 bandas, dos de ellas conocidas como "El Chino" y "La Niña". Mientras tanto, el Ministro de Seguridad Pública, Hugo Barrera, responsabilizó a la Corte Suprema de Justicia por los actos perpetrados por las bandas. 06. Las Fuerzas Populares de Liberación (FPL) colocan la mayoría de sus cuadros en las planillas de alcaldes y diputados, juramentados durante la Cuarta Convención Nacional del FMLN. 08. Docentes de la Universidad de El Salvador (UES) inician un paro indefinido de labores, debido a la negativa de aumento salarial, pese a lo acordado previamente con el gobierno. - Es asesinado el ex dirigente del FMLN, Francisco Antonio Manzanares Mojarás, por elementos de la Policía Nacional Civil (PNC). 10. Es aprobada la ampliación de la Pena de Muerte con 48 votos a favor. - La Corte Suprema de Justicia resuelve en Corte Plena el declinar la invitación del Presidente Calderón Sol para que los miembros de la Sala de lo Constitucional se reunieran con magistrados del Consejo de Seguridad, a fin de aclarar posibles diferencias. 14. El Presidente Calderón Sol acepta oficialmente la renuncia de la directora de la Secretaría de Reconstrucción Nacional (SRN) y del Fondo de Inversión Social (FIS), Norma de Dowe. 15. El jefe del Departamento de Investigación del Crimen Organizado (DICO), Subcomisionado Armando de Jesús Ramírez Martínez, y otros tres miembros de esa institución fueron detenidos por agentes de la Delegación Centro por estar acusados de diversos delitos en perjuicio de un comerciante y una mujer. - El diputado Alfonso Aristides Alvarenga se autoproclama como Secretario General del PDC, asumiendo la responsabilidad de unificar el partido y resolver pronto la crisis interna del instituto político. 16. La Corte de Cuentas de la República revela un informe en el que se responsabiliza al consejo de Administración del FIS de utilizar ilegalmente 18 millones de colones. - La Presidenta del FIS, Norma de Dowe, refuta el contenido del informe de auditoría presentado por la Corte de Cuentas de la República. 17. Un grupo de desmovilizados del ejército y de la guerrilla se enfrentan con agentes de la Unidad del Mantenimiento del Orden de la Policía Nacional Civil (PNC) en las inmediaciones de la Asamblea Legislativa, en el marco de una marcha para exigir del gobierno beneficios derivados de los Acuerdos de Paz. 18. Se disipan las diferencias surgidas entre el ministro de Seguridad Pública, Hugo Barrera, y el Presidente de la Corte Suprema de Justicia, Domingo Méndez, a raíz de los señalamientos del primero en contra del Organo Judicial. 21. El Presidente Calderón Sol juramenta a María Teresa de Rendón como Directora del Consejo Directivo del Fondo de Inversión para el Desarrollo Local de El Salvador, nueva corporación estatal que sustuirá al FIS. 22. Miembros de la División de Investigación Criminal (DIC) capturan a Mauricio Arnulfo Cornejo Rivas acusado de robar mobiliario de oficina, valorado en más de 100 mil colones, propiedad de la Fundación de Veteranos de Guerra. 24. El Ministro de Agricultura y Ganadería, Oscar Manuel Gutiérrez, presenta su renuncia. 25. El Viceministro de Justicia, Raúl Somoza Alfaro, presenta su renuncia. 28. El Presidente Calderón Sol juramenta como nuevo Ministro de Agricultura y Ganadería a Ricardo Quiñónez Avila. 29. El Jefe del Departamento de la Academia de Seguridad Pública, Subinspector Luis Alonso Vizcarra, es asesinado por sujetos desconocidos. - El Presidente del Instituto Nacional del Azúcar (INAZUCAR), Jaime Alvarez Gotay, presenta su renuncia. Noviembre 04. El Presidente Calderón Sol anuncia posibles incrementos en el combustible, los cuales se aplicarán con el objeto de ampliar la cobertura de subsidio de diesel para las unidades de buses del transporte público. - El Presidente Calderón Sol juramenta a Vilma Isabel Hernández de Calderón como Viceministra de Agricultura y Ganadería; a José Luis Trigueros como Viceministro de Hacienda; a y Roberto Alejandro Sorto Fletes como Viceministro de Inversión y Crédito público, dependencia de Hacienda. 09. El jefe del Departamento de Investigación contra el Crimen Organizado (DICO), Subcomisionado Armando de Jesús Ramírez Martínez, es puesto en libertad. 12. Dos de los secretarios generales del Partido Demócrata Cristiano anuncian una tregua de 12 días, hasta eligir nuevas autoridades. - Víctor Antonio Cornejo Arango renuncia a ARENA con el propósito de incorporarse al PCN. 14. El Tribunal Supremo Electoral abre expedientes al Alcalde de San Salvador, Mario Valiente, a los partidos FMLN y PRSC y a 6 candidatos, a quienes se les investigará si han violado o no el Código Electoral al difundir propaganda antes del plazo legalmente estipulado. 18. El Presidente Calderón Sol niega un aumento para la Fuerza Armada en el Presupuesto General de la Nación para 1997. - Miembros del sindicato de trabajadores del Ministerio de Hacienda inician un paro de labores en protesta por la detención de 6 empleados de dicha cartera de Estado, acusados de participar en la supuesta legalización de automóviles robados. 19. El Alcalde de San Salvador, Mario Valiente, es proclamado como candidato de ARENA para reelegirse en ese cargo. - La Sala de lo Constitucional de la Corte Suprema de Justicia desestima los procesos de amparo promovidos por Ronal Umaña y otros dirigentes del PDC, reconociendo a Carlos Claramount como Secretario General del partido. 21 La Asamblea Legislativa destituye al Magistrado del Tribunal Supremo Electoral (TSE), Eduardo Colindres, del PDC. 22. La mayoría de fracciones legislativas, excepto el FMLN, aprueban una serie de reformas al Código Electoral. 24. El PDC realiza una Convención Nacional para elegir a su Secretario General. - El partido Convergencia Democrática celebra su convención departamental de delegados de San Salvador, para elegir a sus candidatos a alcaldes y diputados a participar en las elecciones de marzo. 25. El Presidente Calderón Sol presenta el plan gubernamental de reforma al sistema de pensiones. 27. El Ministro del Interior, Mario Acosta Oertel, denuncia la "existencia del crimen organizado en el Organo Judicial". 28. Unos 5 mil 600 trabajadores de ANTEL paralizan sus labores en protesta por la posible aprobación de la Ley de Privatización. 29. Es aprobada la Ley de Privatización de ANTEL. - El empresariado salvadoreño reacciona con satisfacción ante la aprobación de la Ley de Privatización de ANTEL. - La Corte Suprema de Justicia rechaza "enfáticamente" las denuncias del Ministro Acosta Oertel, sobre nexos del Poder Judicial salvadoreño con el crimen organizado y pide a la Fiscalía General que inicie una investigación al respecto. 30. El Ministro de Obras Públicas, Jorge Sansivirini, presenta su renuncia. - Un grupo de pedecistas proclama a Ronal Umaña como Secretario General del PDC. Diciembre 01. En Convención realizada en la sede del PDC, Carlos Claramount es nominado Secretario General del partido. 02. Dirigentes de las asociaciones de radiodifusores y publicistas advierten que presentarán un proceso de inconstitucionalidad contra algunas disposiciones del Código Electoral. - Un informe elaborado por un grupo de asesores internacionales no identificados revela deficiencias en el interior de la División de Investigación Criminal (DIC). - El ex magistrado del TSE, Eduardo Colindres, presenta un recurso de amparo ante la Sala de lo Constitucional de la Corte Suprema de Justicia. 3. El Viceministro de Seguridad Pública, Jorge Alberto Carranza, y el Director de la Academia Nacional de Seguridad Pública (ANSP), Mario Bolaños, hacen públicas sus objeciones ante el informe de los asesores internacionales sobre deficiencias al interior de la DIC. - Varias decenas de miembros de la Asociación de Empresarios de Autobuses Salvadoreños (AEAS) se desplazan por las arterias de mayor circulación en San Salvador como medida de presión para mostrar su desacuerdo con la discusión del nuevo Reglamento de Transporte Terrestre. - Los empleados judiciales del Centro Judicial de San Salvador inician un paro de labores en protesta por el incumplimiento de la entrega de un bono equivalente a 3 mil 300 colones aprobado previamente por la Corte Suprema de Justicia. - El Viceministerio de Transporte concede a las gremiales de transporte público de pasajeros un plazo de 30 días para estudiar el Reglamento de Transporte Terrestre. 4. El PCN revela que 7 diputados de ARENA, entre propietarios y suplentes, más de 40 alcaldes y algunos gobernadores departamentales pasarían a engrosar sus filas. Empero ARENA niega dicha información. - Es aprobado el Código Procesal Penal. - El Tribunal Supremo Electoral (TSE) revela que los dueños de los medios de comunicación y agencias de publicidad están exentos de sanciones por difundir propaganda electoral ilegal, descartando otra reforma al Código Electoral. 5. Con 54 votos a favor, los diputados de ARENA, PDC y PCN aprueban el Presupuesto General de la Nación y la Ley de Salarios correspondientes a 1997. - El coronel Sigifredo Ochoa Pérez visita a la Presidenta de ARENA, Gloria Salguero Gross, para conversar sobre su posible reactivación dentro de ARENA. - Mediante un comunicado oficial, la Corte Suprema de Justicia (CSJ) anuncia sanciones para aquellos empleados del Organo de Justicia que se encuentran en paro. 08. El FMLN autoriza a los miembros de la junta municipal de San Salvador a pactar alianzas estratégicas con otros institutos políticos buscando ganar la alcaldía de San Salvador. 09. El director de la PNC, Rodrigo Avila, asegura que los únicos que podrían salir beneficiados con el paro de labores en los tribunales de justicia son los delincuentes. 10. Los partidos Frente Farabundo Martí para la Liberación Nacional (FMLN), Convergencia Democrática (CD) y Partido Demócrata Cristiano (PDC) anuncian su apoyo al ex diputado Héctor Silva para lanzarlo como candidato a la alcaldía capitalina. 11. Los casi 300 trabajadores de los tribunales de justicia de Santa Ana levantan el paro de labores que mantenían en apoyo a ASTOJ. 13. Finaliza el paro en el Ministerio de Justicia, luego de diez días de suspensión de labores, tras el compromiso del Ministro José Domingo Méndez de reunirse con los trabajadores y atender sus demandas. - Es aprobada la nueva ley de Educación Superior, como parte del proceso de reforma educativa, con los votos de todas las fracciones legislativas representadas en la Asamblea Legislativa. - Gloria Salguero Gross es ratificada por el Tribunal Supremo Electoral (TSE) como nueva Presidenta del Consejo Ejecutivo de ARENA (COENA). 14. Asamblea Legislativa aprueba nuevas reformas electorales, entre las que se encuentran la supresión de las franjas de propaganda electoral, así como la postergación de la fecha para inscribir coaliciones. 15. El Presidente Calderón Sol informa que la presencia de la Oficina de Naciones Unidas para la Verificación (ONUV) ya no es necesaria en el país y que esta se retira al final del presente mes. - Empleados del Tribunal Supremo Electoral (TSE) inician un paro de labores de carácter indefinido por la falta de pago de horas extras. 16. El presidente Calderón Sol pide una investigación en el Ministerio de Salud por irregularidades en el mismo durante la gestión de Lisandro Vázquez Sosa. 17. El Tribunal Supremo Electoral (TSE) reconoce a Ronal Umaña como Secretario General del PDC. 21. El Partido Demócrata (PD) efectúa un acuerdo electoral con el PDC para las elecciones de diputados y alcaldes. - Es aprobada Ley de Pensiones con los votos de ARENA, PDC y PCN. 22. El TSE rechaza recurso de inconstitucionalidad de Carlos Ernesto Claramount en el que éste solicita revisión de las resoluciones que reconocen a Ronal Umaña como Secretario General del PDC. 27. Son definidas tres coaliciones de partidos políticos para las elecciones de diputados y alcaldes. 29. FMLN presenta su nómina de candidatos a diputados por el departamento de La Libertad, así como para consejos municipales. 31. La ONU cierra la oficina de ONUV en el país cuando aún falta por cumplir parte de los acuerdos de paz en materias de reinserción de ex combatientes a la vida civil, programa de transferencia de tierras y los asentamientos humanos.