El alca: Libre comercio
con Plan de Nación
(Fragmento)
Francisco Javier Ibisate
La firma del alca ha generado fuertes controversias y rechazos, porque muchos grupos sociales lo ven como un canal abierto para expandir el libre juego del mercado y de la globalización en el ámbito continental. El rechazo se hizo patente en el Foro Social Mundial de Porto Alegre, celebrado en enero de 2001 y tuvo su eco en la Cumbre de los Pueblos, convocada en Quebec. Bastantes seminarios y documentos muestran que en Latinoamérica, los desequilibrios económicos, sociales y humanos gestados por la globalización superan los efectos positivos que sí se reconocen. Por ello, y a modo de ejemplo, introduzco un resumen del documento El neoliberalismo en América Latina.
Incluso, desde el seno de los Estados Unidos, sindicalistas, ecologistas y sectores del Partido Demócrata, se oponen a autorizar al presidente Bush, igual que lo hicieron con Clinton, la firma de Tratados de Libre Comercio (fast-track) con otros países, sin una previa revisión del Congreso. Por añadidura, y es importante, para tener éxito en una negociación comercial se requiere la previa capacitación en una serie de exigencias tecnológicas e institucionales, bien detalladas en un trabajo presentado por Carolina Alas, de fusades. Sin duda, lo más importante del alca son los "anexos" adjuntos a este tratado y que coinciden ampliamente con las ocho iniciativas que acompañan el Plan Puebla-Panamá, recientemente firmado por los presidentes de Mesoamérica. Un elemento crucial en estos tratados es la traducción que se le dé al término democracia y al orden democrático.
El contenido íntegro de este trabajo puede leerse en la edición N° 81 de la revista Realidad
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