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Migración: entre el drama interno y la esperanza externa

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18/11/2019
Flora Blandón de Grajeda. Directora Maestría en Desarrollo Territorial  

 

 

 

 

La autora es directora de la 

la Maestría

en Desarrollo 

Territorial

 

 

 

 

 

 

 

La migración de personas buscando mejores oportunidades fuera del país, puede entenderse a partir de la desesperanza generalizada en lo que este país puede ofrecer a sus habitantes. Lo anterior queda bastante bien reflejado en la siguiente frase “Pocos países (como El Salvador) se pueden jactar de ostentar de forma permanente el triste mérito de ofrecer a sus habitantes tantas buenas razones para que lo abandonen”[1]  Y es que las estadísticas son elocuentes en este sentido, por lo que es interesante el hecho que ha habido un cambio en la medición de la pobreza, a partir del enfoque de pobreza multidimensional, que fue acuñado por el PNUD en el 2010. Esto generó a nivel mundial que los informes elaborados por el Programa de Naciones Unidas para el Desarrollo, PNUD, que se hacían a partir de indicadores de distinto tipo, comenzaran a hacerse a partir de incorporar el Indicador de pobreza multidimensional que sustituyó al de pobreza humana. En el país esto se hace efectivo a partir del 2015, sustentado en lo planteado en la Ley de Desarrollo y Protección Social de El Salvador aprobada en el 2014, la cual define la pobreza en su Art. 5 como “la privación de los recursos, capacidades y acceso efectivo de las personas para gozar de sus derechos y tener una mejora continua de su nivel de vida”; y es con esta base que se establece la obligatoriedad de medirla desde un enfoque multidimensional.[2]

Volviendo al tema de las estadísticas, la Encuesta de Hogares y Propósitos Múltiples (EHPM) del 2018, identifica 20 indicadores que ubica en cinco categorías, las que permiten decir si un hogar en El Salvador está viviendo pobreza multidimensional; estas categorías son educación; trabajo y seguridad social; condiciones de la vivienda; salud, servicios básicos y seguridad alimentaria; y calidad del hábitat. [3]

Y es que la medición multidimensional de la pobreza parte de la constatación que ser pobre no es solo no tener dinero suficiente para cubrir el costo de la canasta básica o ampliada; sino que no se tienen las condiciones para lograr un pleno goce de los derechos humanos.

La EHPM del 2018 expone varios indicadores, a nuestro juicio importantes, para entender lo que está a la base del deseo de migrar de las personas, los que punteo a continuación:

  • La falta de acceso a la seguridad social y el subempleo son situaciones por las que pasan el 68.5 % y 61.9 % de los hogares, respectivamente.
  • El desempleo afecta al 14.9 % de las familias.
  • El 40.9 % de los hogares vive en condiciones de hacinamiento.
  • El 42.6 % de los hogares no tiene acceso a servicio de saneamiento.
  • Un 19.8 % de las familias salvadoreñas no cuenta con acceso a agua potable,
  • El 47.4 % de todos los hogares tiene restricciones debidas a la inseguridad.
  • Al 37.5 % de los hogares salvadoreños le faltan espacios públicos de esparcimiento.
  • El 17.1 % de los hogares urbanos están en condición de pobreza multidimensional; mientras en el área rural es el 48.9 %.

En la EHPM se aclara que “la incidencia o tasa de pobreza multidimensional hace referencia al porcentaje de hogares que son clasificados como pobres en El Salvador (el umbral de pobreza es de siete o más privaciones)”[4].

Es interesante constatar a nivel de país cómo se encuentran los 14 departamentos en esta medición

 

FUENTE: DIGESTYC. Encuesta de Hogares y Propósitos Múltiples. 2018.

Es fácil observar que en Ahuachapán más de la mitad de los hogares viven en pobreza multidimensional (50.1 %), en La Unión son el 42.8 % y en Morazán el 42.1 %; mientras que los que cuentan con la menor cantidad de hogares en esta situación son San Salvador con el 14.1 %, Chalatenango con 21.2 % y Santa Ana donde el 27 % de los hogares viven en situación de pobreza multidimensional. Lo anterior nos lleva a plantear que, a excepción de San Salvador, en el resto de departamentos la vivencia de la pobreza, como se ha caracterizado, es el día a día de buena parte de los hogares salvadoreños.

Y dado que, como lo expresa la Encuesta, “La medición multidimensional reconoce que la pobreza afecta diversas dimensiones de la vida de las personas, restringe el potencial de desarrollo de sus capacidades y, en consecuencia, limita sus perspectivas para vivir de manera digna.”[5], no debe extrañar que buena parte de la población joven y adulta del país vea el hecho de migrar como una esperanza que se encuentra fuera de las fronteras, y a quedarse en el país como seguir viviendo un drama cotidiano.

 

[1] Orellana, Carlos I. 2014, “Migración irregular de niños y niñas: Ejercicio y búsqueda de ciudadanía desde la invisibilidad”. San Salvador. Estudios Centroamericanos (ECA), pág. 346

[2] Asamblea Legislativa de El Salvador. 2014. Ley de Desarrollo y Protección Social de El Salvador. San Salvador.

[3] Dirección General de Estadística y Censos. DIGESTYC.  2018. Encuesta de Hogares y Propósitos Múltiples. San Salvador, pág. 68

[4] DIGESTYC.  Op.cit. pág. 68.

[5] DIGESTYC. Op.cit. pág. 57

Imagen  madre migrante de mohamed Hassan en Pixabay

Imagen casas de eplowman en Pixabay

 

 

 

 

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Maestría en Desarrollo Territorial
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