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Un modelo de planificación territorial participativo ante conflictos generados en los territorios por proyectos extractivistas: el caso de la octava represa sobre el río Sensunapán.

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13/07/2023
Ariana Aquino. Estudiante de 2° año de la Maestría en Desarrollo Territorial  

Durante 19 años, las comunidades de Sisimitepet y Pushtan, en el municipio de Nahuizalco, han mantenido una lucha en contra de la construcción de la octava represa sobre el río Sensunapán, el nombre con el que es conocido públicamente este proyecto es “Pequeña Central Hidroeléctrica Nuevo Nahuizalco II” de la empresa Sensunapán S.A. de C.V. En el presente ensayo, se busca analizar esta problemática socioambiental y territorial desde el papel que juega la planificación territorial en este tipo de proyectos extractivistas y la importancia que tiene la participación para llegar a procesos efectivos de negociación, diálogo y toma de decisiones entre todos los actores involucrados. 

Se inicia exponiendo la noción de territorio y la relación existente entre los recursos naturales, los habitantes y los conflictos de poder presentes en los territorios donde se pretenden hacer proyectos extractivistas (como es el caso de la octava represa sobre el río Sensunapán), encontrando una luz en la participación de los diferentes actores involucrados y los instrumentos de planificación y ordenamiento territorial para llegar a acuerdos. 

Luego, se plantea un nuevo modelo de planificación territorial que debe tomar en cuenta cuatro aspectos esenciales: a) el interés general, b) los participantes, c) las normas de procedimiento y la expresión de los intereses y d) el papel del planificador; siendo este modelo una posible respuesta a un proceso de planificación territorial más participativo y de interés general para todos los actores involucrados en el caso de la octava represa sobre el río Sensunapán. Finalmente, se presentan las conclusiones de las ideas principales del ensayo. 

“La noción de territorio alude a un espacio social que es apropiado y significado por sujetos y grupos que se afirman por medio de él, y en el cual hay relaciones sociales en tensión y diversas territorialidades” (Porto-Gonçalves, 2009, citado en Fernández-Labbé, 2020, p. 226). Cada territorio pone sus propios límites donde se producen relaciones de poder que, si no son orientadas, generan conflictos entre sus actores; este es el caso del conflicto entre las comunidades de Sisimitepet y Pushtan con la empresa Sensunapán S.A. de C.V. 

En este territorio, los límites y las relaciones de poder han sido por las construcciones de las primeras siete represas que tiene el río Sensunapán y la oposición de las comunidades a que se construya una octava represa que perpetúe el estrés hídrico de la zona y amenace con la destrucción de la flora, fauna y los sitios sagrados de las comunidades indígenas de Nahuizalco (Ramírez, 2020).

Fernández-Labbé (2020) plantea la visión con la que deben verse los recursos naturales y la estrecha relación con los habitantes de los territorios cuando afirma que: 

Los recursos naturales ocupan un espacio físico, pero no se trata de tierras “vacías”, sino de lugares habitados y configurados como espacios sociales con significados culturales y una historia (Bebbington, 2011a). Las poblaciones que los habitan, y que estructuran su vida en su entorno de la mano de algunos de sus recursos, generalmente agua, son comunidades que la mayoría de las veces no participan de las decisiones relativas a las inversiones y actividades económicas que recaen en el territorio. De hecho, no suelen ser consideradas siquiera a la hora de decidir si sus localidades deberían buscar el “desarrollo” y cómo debiera darse dicho proceso. (p. 229)

Las comunidades de Sisimitepet y Pushtan son comunidades indígenas que tienen una relación con el río más profunda que la de verlo como un simple recurso; además, tienen una historia con los sitios del río que consideran sagrados y de memoria histórica, ya que “entre algunos de esos sitios sagrados se encuentran fosas que son evidencia histórica de la masacre de 1932” (Flores, 2021). 

Para Alejandro Labrador, coordinador de proyectos de la Unidad Ecológica Salvadoreña (UNES) en la región hidrográfica Sensunapán-Banderas, considera que el proyecto de la octava represa (que ya fue derrotado una vez por las comunidades y nuevamente la empresa inició trámites de permisos ambientales) de fondo tiene las mismas carencias técnicas y el mismo déficit de legitimidad en el territorio, ya que plantea un modelo de desarrollo que no coincide con las necesidades ecológicas, sociales, económicas y espirituales de las comunidades indígenas de Sisimitepet y Pushtan (comunicación personal con Alejandro Labrador). 

“La explotación de recursos naturales bajo el modelo extractivista ha significado impactos negativos para las comunidades que habitan en las áreas explotadas” (Fernández-Labbé, 2020, p. 230). Los líderes comunitarios “han denunciado históricamente que las otras siete represas en el río dejaron contaminación, afectaciones al ecosistema y daños al patrimonio cultural en los lugares que las comunidades consideran sagrados” (Flores, 2021). La construcción de las primeras siete represas ha dejado al río Sensunapán en una situación preocupante, puesto que este río es la columna vertebral de la única cuenca catalogada por el Ministerio de Medio Ambiente con estrés hídrico (comunicación personal con Alejandro Labrador). 

Ante los conflictos generados en los territorios por proyectos extractivistas, Fernández-Labbé (2020) plantea que se deben ver “con otros lentes”, siendo conscientes que estos conflictos no se resolverán por voluntad de una empresa, sino que se debe iniciar por un proceso participativo con los distintos actores que conforman los territorios y ejercen las relaciones de poder. “… Solo los procesos de articulación, diálogo y negociación, en un marco de respeto de derechos, harán posible avanzar en el desarrollo de proyectos que otorguen bienestar social” (Fernández-Labbé, 2020, p. 242). 

Fernández-Labbé (2020) plantea en su propuesta que se debe profundizar en los instrumentos actuales de planificación territorial, estos instrumentos deben ir “acompañados de procesos de fortalecimiento de los actores territoriales, de sus capacidades de articulación, diálogo y gestión” (p. 242). Los cambios propuestos por Fernández-Labbé (2020) son cinco, pero para esta discusión se presentan únicamente dos relacionados con el tema de participación y los instrumentos de planificación territorial: 

1- Desarrollar instrumentos de planificación y ordenamiento territorial que supongan la existencia de acuerdos sobre la historia, vocaciones y perspectivas de los territorios, pudiendo arribar a equilibrios relativos entre zonas especialmente valoradas para la conservación y zonas aptas para la actividad extractiva, pero en respeto de las condiciones sociales y medioambientales que reduzcan al mínimo sus impactos negativos. (p. 242)

2- Definir y perfeccionar procesos de consulta previa. Se requieren instrumentos vinculantes, cuya oportunidad, y la capacidad institucional para dirigirlos, permitan un alto grado e intensidad de participación de la población. (p. 242)

Abonando a los cambios propuestos por Fernández-Labbé (2020) se suma el modelo de planificación territorial de Benavent (2016) “que toma como base la planificación deliberativa” (p. 354). Este modelo plantea que la planificación territorial debe ser crítica y que el método de decisión debe considerar cuatro aspectos esenciales: 

  • El interés general: el interés es “el principio racionalizador de toda la acción planificadora. Todo proceso de decisión comienza con un sentido de insatisfacción con la situación existente, y la cuestión estriba en determinar quién establece los fines que han de presidir el proceso planificador” (Benavent, 2016, p. 362)

 

  • Los participantes: “La asunción del modelo participativo no asegura por sí mismo el empoderamiento de la ciudadanía en la toma de decisiones… procurar que todos estén en el diálogo es necesario” (Benavent, 2016, p. 363)

 

  • Las normas de procedimiento y la expresión de los intereses: Las normas de procedimiento se han de establecer por los actores en el proceso deliberativo y en cada caso y circunstancia estas normas serán diferentes, pero aceptadas por todos y entre ellas, no se puede negar, la asunción implícita de que cada actor hará uso de los recursos que mejor convengan a sus intereses. (Benavent, p. 364)

 

  • El papel del planificador: … El papel del planificador adquiere nuevos contenidos, no puede ser el experto que decide sino el que expone sus argumentos basados en su conocimiento, oficio y experiencia…También debe contribuir a que los ciudadanos puedan participar de forma igualitaria en las decisiones que les afectan fomentando la participación y la movilización, y propiciar que estén presentes todos los intereses, incorporando a las organizaciones y grupos que representan a los intereses más marginales o desaventajados. El planificador es un actor esencial en el proceso de toma de decisiones, pero no en la decisión. Y una vez tomadas las opciones es el cualificado para plasmarlas técnicamente sin alterarlas. (Benavent, 2016, p. 364)

En conclusión, se ha planteado la noción de territorio como aquel donde existen relaciones de poder, los recursos naturales y los habitantes de los territorios tienen una estrecha relación que no es tomada en cuenta en la explotación de recursos bajo modelos extractivistas de desarrollo. Este ha sido el caso del conflicto existente entre las comunidades de Sisimitepet y Pushtan con la empresa Sensunapán S.A. de C.V por la construcción de la octava represa sobre el río Sensunapán. 

Como alternativa a este conflicto, se plantea un proceso participativo y vinculante con todos los actores involucrados en el territorio, estos procesos de articulación, diálogo y negociación deben ir acompañados de cambios en los instrumentos de planificación y ordenamiento territorial y procesos de consulta previa participativos de la población. Para realizar estos procesos, se retoma el modelo de planificación territorial de Benavent (2016) que considera cuatro aspectos esenciales (el interés general, los participantes, las normas de procedimiento y expresión de los intereses y el papel del planificador). 

Incorporar estos cambios a los procesos de planificación del desarrollo territorial puede permitir negociaciones y diálogos incluso en aquellos territorios en conflictos históricos por proyectos extractivistas, dándole valor a la participación de los actores implicados, con sus intereses y percepciones. Estos procesos deben ser acompañados por planificadores territoriales con un rol mediador y que fomente la participación igualitaria, alejándose de la figura del técnico experto que toma todas las decisiones. 

 

Referencias bibliográficas

Benavent Fernández de Córdoba, M. (2016). Teorías de la planificación territorial: métodos de decisión. Ciudad y Territorio Estudios Territoriales, 48(189), 353-368 https://recyt.fecyt.es/index.php/CyTET/article/view/76487

Fernández-Labbé, J. (2020). El territorio como espacio contradictorio: promesas y conflictos en torno a la actividad extractiva en Ecuador, Colombia, Perú y Chile. EURE (Santiago), 46(137), 225-246 https://dx.doi.org/10.4067/S0250-71612020000100225  

Flores, E. (junio 19, 2021). La resistencia en el río Sensunapán la hacen las comunidades indígenas. Revista Gato Encerrado.   https://gatoencerrado.news/2021/06/19/la-resistencia-en-el-rio-sensunapan-la-hacen-las-comunidades-indigenas/ 

Ramírez, N. (junio 25, 2020). “El río ya no aguanta una represa más”: Comunidades rechazan proyecto hidroeléctrico. ARPAS.  https://arpas.org.sv/2020/06/el-rio-ya-no-aguanta-una-represa-mas-comunidades-rechazan-proyecto-hidroelectrico/ 

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