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Exclusión, ciudadanía subjetiva y el “derecho a tener derechos”: la comunidad nahuahablante del municipio de Santo Domingo de Guzmán

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13/08/2023
Ariana Aquino. Estudiante de 2° año de la Maestría en Desarrollo Territorial  

Santo Domingo de Guzmán es un municipio ubicado al occidente del país en el departamento de Sonsonate. Según datos de la Dirección General de Estadística y Censos (DIGESTYC, 2021) tiene una población menor de 10,000 habitantes, el 52% de la población son mujeres y el 48% son hombres, más de la mitad de la población tiene menos de 29 años (53%) y el 13% de la población son personas adultas de 60 años o mayores. 

Este municipio es catalogado a nivel nacional como uno de los municipios más pobres del país. “Las dos actividades económicas principales son la agricultura y la alfarería artesanal (ollas y comales)” (Lemus, 2015, p. 137). Pero el dato que más representa a este municipio, es que es considerado como “cuna del náhuat”, por ser el lugar con más hablantes nativos de esta lengua (llamados “nahuahablantes”).

Esta característica ha generado que el municipio sea un espacio de interés desde finales de la década de 1990. Su mayor auge se ha presentado desde hace aproximadamente 10 años, gracias a varios actores y movimientos sociales que trabajan visibilizando la situación de la lengua náhuat y la de sus hablantes. Aunque también ha sido un espacio de exclusión y vulneración de acceso a derechos.

La población indígena en el país ha sido, por generaciones, excluida y discriminada por el Estado y la misma sociedad salvadoreña desde múltiples relaciones de desigualdad, entre las que destacan la discriminación étnica y de acceso a servicios básicos. Demográficamente, el municipio cuenta con apenas 13% de adultos mayores en su población, es a este grupo donde pertenecen la mayoría de nahuahablantes, quienes se encuentran en una categoría de dependencia permanente, ya que muchos no pueden seguir trabajando (ya sea en la agricultura o en la alfarería) por lo avanzado de su edad y/o las enfermedades que padecen. 

Este panorama de la comunidad nahuahablante de Santo Domingo de Guzmán, demuestra lo que Vargas (2008) menciona en su texto como una ciudadanía subjetiva devaluada mediante mecanismos normalizados de exclusión, en este caso, por características étnicas y de clase social. “Esta es una exclusión de diferente signo; además de ser en muchos casos sistémica es también una exclusión subjetiva y simbólica…” (Vargas, 2008, p. 333). 

En la autopercepción de la comunidad nahuahablante del municipio, permea la idea que, por ser indígenas y pobres, valen menos, por eso tienen menos. Y así se justifican la falta de acceso a servicios básicos como atención en salud, a una vivienda y trabajo dignos, una canasta básica, educación, entre otros. “Las consecuencias en las autopercepciones sobre exclusión o acceso a derechos llevan a las personas a percibirse como sujetos menos merecedores de derechos, generando ciudadanos pasivos que no exigen, sino que reciben por buena voluntad” (Vargas, 2008, p. 334). 

Esta autopercepción ha generado una ciudadanía subjetiva en la comunidad nahuahablante del municipio, sin conciencia clara del “derecho a tener derechos” y acostumbrados a políticas clientelares o asistenciales (Vargas, 2008, p. 334). Los movimientos y colectivos de la sociedad civil que han trabajado y continúan trabajando por la comunidad nahuahablante del municipio, muchas veces han sido parte de estas políticas asistenciales, viendo a la comunidad como “objeto de cuidado” y no como “sujeto de derecho”. 

Para que esta visión de trabajo cambie, los colectivos y movimientos sociales deben transformar sus agendas y acciones para reivindicar a la comunidad nahuahablante de Santo Domingo de Guzmán, no solo desde un paradigma que visibilice la situación de la comunidad y genere acciones meramente asistencialistas, sino cambiando a un paradigma que transforme la capacidad de agencia de las y los actores. Se deben propiciar espacios para una autopercepción de “derecho a tener derechos”, siendo sujetos activos en ese proceso y no beneficiarios o ciudadanos pasivos de las políticas de Estado o de proyectos de organizaciones y colectivos que trabajan en el municipio. 

La contribución al desarrollo territorial que tiene la recuperación de la lengua náhuat va más allá de simplemente rescatar una lengua que está en peligro de extinción, se trata de reivindicar el rol subjetivo que por décadas ha tenido la comunidad nahuahablante, convirtiéndolo en un rol activo en los procesos de desarrollo. 

Si se va a rescatar el náhuat, no se puede olvidar que el actor principal deben ser sus hablantes, no se puede separar uno del otro; por lo tanto, fomentar una participación ciudadana activa y la creación de capacidades en sus actores son tareas claves para el desarrollo territorial en Santo Domingo de Guzmán, abriendo puertas para otras comunidades indígenas fuera del municipio que también buscan la revitalización de la lengua náhuat y la dignificación de sus nahuahablantes. 

 

Referencias bibliográficas

DIGESTYC (junio, 2021). El Salvador. Estimaciones y Proyecciones Nacionales de Población. Municipal 2020-2030. Revisión 2021. Recuperado de http://www.digestyc.gob.sv/index.php/novedades/avisos/1023-proyecciones-y-estimaciones-de-poblacion-municipal.html

Lemus, J. E. (2015). El pueblo pipil y su lengua: de vuelta a la vida. Editorial Universidad Don Bosco.

Vargas Valente, V. (2008). Feminismos en América Latina. Su aporte a la política y a la democracia. Lima, Perú: Universidad Nacional Mayor de San Marcos y Centro de la Mujer Peruana Flora Tristán. 

Imágenes extraídas de Freepik. https://www.freepik.es 

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