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Cambio social ¿posible?

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08/07/2022
Luis Antonio Monterrosa. Docente de la Maestría en Desarrollo Territorial.  

La realidad es dinámicamente cambiante. Continuamente nos aflige el curso que llevan las cosas, dependiendo por supuesto de la forma de pensar y ver las cosas, inclinaciones políticas, prejuicios, etc. Habrá algunos que incluso no aspiran a ver ningún cambio. Que las cosas estén como estén y se acomodan, por ejemplo. Y estamos también los que protestamos, pero no cambiamos nada, a veces porque creemos que no está en nuestras manos… una de bloqueos o sesgos introducidos en nuestra mentalidad es el de la idea y rol del estado. Creemos que el Estado (sí, así es. Nos suelen mandar a conceder una mayúscula inicial) es responsable, garante, hacedor y no hacedor; la palabra mágica aquí es políticas públicas. Por supuesto que necesitamos políticas públicas, serias y formales, para resolver las cosas; lo que quiero decir es que creemos que algo llamado “estado” lo va a hacer.

Esta concepción del estado corre de la mano con una visión substantiva del estado: el poder lo tiene o reside en el estado y, por tanto, es de esperar que el estado resuelva. Pues esperemos sentados. No, a veces pasa que el estado resuelve, empuja las cosas en una dirección, normalmente según los intereses de la clase dominante. Esto es marxismo básico; incluso es más básico que marxismo, pero, en fin… Y como el estado es la sede del poder, hay que tomarlo. Pero el poder no es substantivo (no es un algo) ni reside en el estado. Es un sistema de relaciones… relaciones de poder, por supuesto. Desde este punto de vista, las cosas pueden comenzar a cambiar desde arriba (tras la toma del poder) o desde abajo según se impulsen modos concretos de hacer las cosas que terminando imponiéndose por mayoría. Veamos algunas cosas mínimas:

  1. La violencia. A todas y todos nos preocupa la violencia. Dejemos de compartir los valores y hábitos propios de la cultura de la violencia. Hay violencia ahí donde hay hábitos y estructuras de humillación; construyamos relaciones dignas basadas en el respeto. Sí, claro, no pegamos a nadie. Pero básico es un “buenos días” (conozco gente que incluso han sido alumnas mías que no saludan) o como los niños y niñas aprender de Barney: “por favor” y “gracias” son palabras esenciales. Recuérdelo en el trato con las personas, en el tráfico si le toca conducir, cuando haga fila para algo, etc.
  2. La inflación. Es increíble la espiral de precios que acontece y que viene. El indicador más grave es el del combustible. No digo que transitemos al uso de la bicicleta (que no estaría mal y por protección del medio ambiente), pero dado el efecto que tiene el combustible en los precios, parece lógico abstenerse de comprar ciertos productos y limitarse a lo esencial. Pero por alguna razón preferimos las “marcas americanas” o comprar en los supermarket de preferencia. Creemos que consumir en ciertos lugares nos da el caché que nos merecemos. Pero créame, que obtendrá alguno ahorro si va al mercado y además contribuirá a la dinamización de productores nacionales y micro-micro empresa.
  3. Cambio climático. Se nos viene una catástrofe ambiental enorme, pero no parece preocuparnos. Infórmese y deje de usar plástico y desechables. Aquí en la Universidad se impulsó cierto cambio en el uso de descartables a propósito de la enciclica Laudato Si, pero pasó al olvido (supuestamente por evitar contacto en el contexto de la pandemia) y hemos vuelto a producir basura a montones. Mucha gente en el mercado o en la tienda (incluida nuestra Universidad) me ven como extraterrestre porque digo “bolsa no, por favor” (debería ser un mandato, pero toca suplicar). Aquí hay no solo extrema urgencia, sino diversas medidas por tomar.

Solo he mencionado tres temas. Hay muchos más por supuesto. Cada quien verá donde le aprieta el zapato. Pero, ¿se imagina si día a día sumamos personas hasta que llegue a ser masivo y mayoritario que digo “plástico – desechable no”? Ese es el tipo de cambio desde abajo que no espera que haya una política pública para comenzar a hacer las cosas.

Universidad Centroamericana José Simeón Cañas
Maestría en Desarrollo Territorial
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