Alternativas al desarrollo
Las concepciones del desarrollo convencional, aquellas que se enfocan en el crecimiento económico, Gudynas (2011) las denomina desarrollo alternativo. Por otro lado, aquellas concepciones que se alejan del crecimiento económico como foco y que, por tanto, implican un cambio radical, Gudynas las denomina alternativas al desarrollo.
Las alternativas al desarrollo no implican un mero abandono al estilo de vida eurocéntrico, sino un abandono al sistema capitalista completamente. No es posible visualizar entonces al desarrollo partiendo de las nociones preconcebidas capitalistas convencionales y obliga a construir desde cero la visión buscada. No puede girar en torno al crecimiento económico, sino alrededor del ser humano.
Una conglomeración de estos aspectos ha generado lo que se denomina “el buen vivir” como alternativa al desarrollo, el cual se aleja de los aportes de la modernidad para reconsiderar las relaciones que establecen las personas no solo entre ellas, sino también con la naturaleza, para alcanzar un nivel de vida digno (Gudynas, 2011).
Desde el buen vivir, la naturaleza no se concibe como un simple medio de donde extraer recursos, sino que es un sujeto más del desarrollo con su propia valorización, la cual va más allá del valor económico que se le otorga (Gudynas, 2011). Desde esta postura, el ser humano debe redefinir su posición frente y dentro de la naturaleza, entendiéndose que la relación que se tiene con ella actualmente es insostenible.
Universalización del desarrollo
Un último aspecto a considerar es que esta visión de desarrollo debe ser universalizable; con ello se quiere establecer que cual sea la concepción de desarrollo que se tenga, para que este sea realmente deseable, no puede ser a costa del empeoramiento de la vida de otros o a costa de la devastación de la naturaleza (Ellacuría, 2000).
Un desarrollo que se construye a través de la explotación de otro sector de la sociedad resulta inadmisible, porque para estos últimos, ese nivel de desarrollo no podrá ser alcanzado. Asimismo, un desarrollo basado en un consumo continuo de los recursos naturales no es universalizable, debido a que tendrá que topar en algún momento con la limitante de dichos recursos (Gudynas, 2011). Para Ellacuría (2000) este tipo de desarrollo no solo no es universalizable, sino también éticamente inaceptable.
Reflexiones finales
Una vez esbozado cómo debe ser el desarrollo, se puede visualizar su aspecto. Queda claro que este no puede tomar la forma de cómo se ha presentado en las últimas décadas con esta visualización de un gran centro urbano en donde se concentra la actividad económica capitalista y la población reside a las afueras de este; cada vez más creciente y demandando más espacio y recursos (imagínese las grandes ciudades de los países ricos del norte, aunque este fenómeno no es único de ellos). De hecho, como se ha expuesto, el desarrollo no debe siquiera visualizarse partiendo del capitalismo, ya que si bien permite la prosperidad para unos, esto se logra a través de la dominación de los otros.
No es solo un abandono al capitalismo, sino también un cambio al eje central del desarrollo, pues este no puede limitarse solo a la dimensión económica. Toma protagonismo el componente humano por encima de este. Se debe entonces visualizar un desarrollo que sirva a los seres humanos, a su modo de relacionarse entre ellos y a la forma en que estos se desenvuelven; garantizando con ello una vida digna. Las urbes antes descritas no tienen sentido ya, más bien se debe procurar focos de fomento social, donde cada persona tenga la posibilidad de desenvolverse y formar sus habilidades.
Debe considerarse también el papel que juega la naturaleza, ya que esta no puede seguir siendo un objeto más para que el ser humano explote. Tiene un valor intrínseco que precisa su reconocimiento, lo cual amerita modificar los patrones de consumo, no solo porque implica un agotamiento de los recursos naturales para la fabricación, sino también por la contaminación que generan los residuos una vez utilizados. Urge un desarrollo en armonía con la naturaleza, donde el ser humano coexista con ella y minimizando el impacto que tiene sobre ella.
Tal visión de desarrollo no es uniforme y está sujeto al contexto cultural e histórico de cada región, país, municipio o localidad. Ninguna visión será igual a la otra, aunque pueden ser similares o compartir características. Prevalece la heterogeneidad que más que ser un obstáculo, enriquece la postura del desarrollo a la que se está apostando en este ensayo.
Aterrizar en una imagen concreta de cómo es este desarrollo resulta prácticamente inalcanzable, pero no se puede disputar que tal desarrollo implica un gran sacrificio, el cual los diversos actores de la sociedad actual deben encaminarse a afrontar.
Referencias
Ellacuría, I. (2000). Escritos Teológicos II. UCA Editores.
Gudynas, E. (2011). Debates sobre el desarrollo y sus alternativas en América Latina: Una breve guía heterodoxa. En Más Allá del Desarrollo (1era ed., pp. 21–53). Abya Yala. https://www.researchgate.net/publication/303543074_Mas_alla_del_desarrollo