Hace poco más de un año reflexionamos, en otro artículo publicado en este blog de la MDT, sobre la importancia de la institucionalidad, de lo relevante de la misma. En este sentido, hay decir que una primera respuesta, que se suele hacer o quizá solemos hacernos al plantear la interrogante ¿qué es la institucional?, es que esta hace referencia a las instituciones, al nombre que reciben, a la configuración que tienen. Podría incluso ponerse el interés a los aspectos cuantitativos sobre el tamaño de las mismas o el marco normativo que les da vida, así como la implementación de medidas que buscan que esta sea vigorosa Otros elementos podrían prestar atención al impulso de acciones que promueven la inclusión, que reconocen la heterogeneidad, la diversidad de opinión y de intereses del sistema de actores.
Si bien, estos elementos forman parte de la institucionalidad, también hay que decir que además forman parte de ella las prácticas discursivas que se entretejen a su alrededor. Pero, ¿Qué es esto de las prácticas discursivas?, sin el afán de dejar en este espacio una larga lista de conceptos, se puede decir que hacen alusión a esas formas en que se presentan ideas y nociones de la realidad desde y en diferentes escalas y a través de distintos medios. En esto último hay que decir que en esta noción de y sobre los discursos hay que tomar en cuenta que en estos
siempre habrá un contexto dialógico que influye en las inferencias establecidas entre el hablante y el oyente, sea este último el investigador o el receptor imaginario no estrictamente presente en el momento de la producción discursiva, lo que resulta importante para comprender el contexto cultural en el que se emite un discurso particular (Fernández y Gutiérrez, 2019)
Hay que decir que esta relación de una especie de contexto dialógico hace alusión a que el conocimiento y contexto en el que se desarrollan diferentes fenómenos sociales está condicionado por diversas construcciones sociales que van dando forma a la generación de opinión pública, por cierto una discusión que se puede traer a cuenta es si esta está referida a la opinión más o menos compartida por un colectivo o se usa como una herramienta de dominación en el sentido que se busca homogeneizar el pensamiento y que las opiniones son unidireccionales.
La narrativa en ocasiones pasa desapercibida en el análisis de la institucionalidad, y debería incorporarse en la lectura de la misma. Porque aquello que en apariencia es inocuo tiene dentro y detrás de sí una visión y un propósito que debería examinarse. En esta reflexión, en este examen de es importante tomar en consideración que más allá de las palabras y los propósitos en apariencia simples, se encuentran también prácticas hegemónicas construidas en muchos casos sobre la noción de que quien lo emite es depositario de la verdad. Un concepto que por cierto, puede entrañar mucha complejidad.
Si vinculamos esta relación con la construcción de mensajes, discursos, respecto de las nociones de desarrollo encontramos que se busca mantener por varias vías un pensamiento de tipo hegemónico que ubica en dos grandes polos: a) plantear responsabilidades a cargo de la forma de administración del gestión pública del pasado ( no se menciona, ni por asomo que buena dosis de los desequilibrios territoriales se encuentran en la desigualdad, la exclusión, la explotación) b) el desarrollo se comprende como la construcción de obra gris. Esta forma de comprender el desarrollo deja de lado las necesidades de la población, que no se resuelven con medidas paliativas o con políticas públicas a través de subsidios y/o subvenciones. Si bien, estas últimas pueden ser necesarias, no deberían ser la tónica, de lo que se trata es del despliegue de las capacidades de las personas, de la construcción de estándares de vida con calidad para todos y todas, de la disminución de las desigualdades y de los desequilibrios territoriales. Por cierto, en esta lógica, incluso podríamos hablar de una doble condición de desigualdad para grupos poblaciones que ya están en desventaja: mujeres, juventudes, población de la tercera edad y de la comunidad LGBTIQ+.
Si hacemos un esfuerzo por construir un primer esbozo del análisis del discurso en relación con la institucionalidad para el desarrollo territorial se podrían encontrar rasgos de esas narrativas, que, tácita o implícitamente se están estimulando. Por un lado, que se está construyendo “algo nuevo”, y que todo lo que se hizo previamente carece de sentido y de valor, en esto una pregunta que se produce en este escenario, es ¿qué lo hace distinto?, ¿el nombre? ¿el ente rector? Sería interesante conocer las respuestas y la argumentación de quienes se encuentran como tomadores de decisión. Sin duda conocer al respecto puede ser relevantes para entender la diferencia, la importancia que se le atribuye a estos cambios, y en esto sin que la narrativa se sostenga sobre mensajes repetitivos, sobre argumentaciones que no se sostienen o sobre explicaciones dicotómicas.
Esta discusión, además nos lleva a plantearnos y replantearnos ¿cómo y para qué se construyen mensajes, lemas, eslogan sobre nociones como el desarrollo? ¿Cuáles son las argumentaciones que se utilizan y desde dónde y quién las construye? ¿Cómo y a través de qué medios, personas se difunden? ¿Cuál es la comprensión que se tiene sobre el desarrollo, o la o las ideas que se quieren promover o se promueven?
Más allá de respuestas que se puedan dar al plantearse estas inquietudes vale también la pena indagar sobre el significado de la institucionalidad para el desarrollo territorial y sobre desarrollo. En cuanto a lo primero, como hemos reflexionado en otros artículos, no se trata solo de un cambio de nombre, o de que desaparezcan las instituciones que tuvieron un rol concreto que se les ha asignado, sino que efectivamente estas ejerzan sus funciones y acciones a favor de las personas. En esta lógica de la institucionalidad para el desarrollo territorial son claves: competencias, facultades, así como el mapa de calidad institucional que entre otras cosas está referida al acceso a la información pública, pesos y contrapesos, rendición de cuentas, por mencionar algunos elementos. Mientras que en relación con el desarrollo de lo que se trata es de la generación y construcción de acciones que, y hay que hacer hincapié en esto pongan en el centro de todo a la persona humana.
Marsiglia y Arocena (2023) en su artículo Revisitando el desarrollo territorial en un contexto de cambios e incertidumbres señalan lo siguiente:
…el desarrollo supone un encuentro en el terreno de diferentes lógicas de acción, que, sin abandonar sus objetivos y sus proyectos propios, sean capaces de gestionar las diferencias y acordar un horizonte común. En esta tentativa de articulación, hay que tener en cuenta que ningún actor resignará sus intereses, ni abdicará de sus racionalidades respectivas. La sinergia no significa la desaparición de las distintas lógicas institucionales, ni la eliminación de intereses divergentes. Se trata de una posición común para alcanzar un objetivo preciso.
Además de lo anterior, los autores plantean que el desarrollo territorial requiere de diferentes tipos de acciones, una de ellas es la concertante y sobre ella considero relevante destacar que Marsiglia y Arocena (2023) señalan que esta “estimula la movilización socio-política alrededor de un problema sentido como grave y urgente, y que la misma tiene como característica una amplia participación de actores institucionales, articulación tanto pública como privada, y en la que participación de la sociedad civil es clave. (2023, p. 48) Dicho esto hay que decir, que para que estas sinergias, esfuerzos colectivos se produzcan hace falta no solo una institucionalidad robusta, reglas del juego claras, sino también una narrativa, una comunicación asertiva que promueva el diálogo, una serie de prácticas discursivas que promueva, facilite y permita el diálogo, reconociendo la diversidad. Reconocer lo heterogéneo como una posibilidad y una oportunidad para construir desarrollo, puede contribuir significativamente a promover la igualdad, a superar las limitaciones y desequilibrios territoriales y pensar el desarrollo desde un enfoque sistémico y multidimensional.
Referencias
Fernández E, Z Zarina, Gutiérrez E, M.R. (2019) Prácticas discursivas en la construcción de la identidad: remembranzas de vida de una mujer yaqui. Cuicuilco. Rev. Ciencias. Antropológicas. vol.26 no.74 Ciudad de México ene./abr.
Marsiglia, J, Arocena, J (2023) Revisitando el desarrollo territorial en un contexto de cambios e incertidumbres. Revista Estudios Centroamericanos ECA N° 773 abril-junio pp. 35- 55