La experiencia descentralizadora en América Latina ha facilitado distintos procesos y ha permitido operativizar un conjunto de decisiones y acciones desde los gobiernos locales a fin de que tanto servicios como la acción misma de la gestión pública local se desarrolle desde las municipalidades. En el país la temática se ha mantenido en agenda, y diferentes actores han formulado propuestas respecto de la descentralización del Estado, no solo a partir de algunas acciones iniciales en algunos temas, sino también en la discusión y propuestas desde organizaciones de la sociedad civil.
Si se hace un recorrido a través del tiempo podemos encontrar algunos elementos que resaltan y podrían definirse como algunos esfuerzos iniciales en la temática. Algunos vinculados con la creación de cierta institucionalidad y otros esfuerzos iniciales para la creación de la Estrategia Nacional de Desarrollo Local en 1992 y lo que en su momento intentó impulsarse, algunos años después como la ley marco para la descentralización del Estado, iniciativa que se presentó el 8 de diciembre de 2006, la propuesta fue presentada a la Comisión Nacional de Desarrollo Local (CONADEL) para que a partir de ella se consultara públicamente y se elaborará esta ley. No obstante, esto no logró concretarse y se sustituyó por una consulta pública para la formulación de la ley de Ordenamiento Territorial. En otro momento abordaremos sobre esta línea de tiempo a la que he hecho alusión. Retomando el tema de la Estrategia vale decir que se podría definir como un paso importante para ir señalando algunas líneas estratégicas, se puede discutir y analizar si fueron insuficientes. Existen estudios interesantes que analizan estas experiencias. En ello se pueden mencionar casos como los de salud y educación, empero estas no incluyeron a las municipalidades, por ejemplo en el caso de educación que hizo un proceso que fue desde el gobierno central hacia los centros educativos, se puede en ello mencionar las Asociaciones Comunales de Educación (ACE), los Consejos Directivos Escolares (CDE) y los Consejos Educativos Católicos (CECE), en el caso de salud se pueden mencionar los Sistemas básicos de Salud (SIBASIS) que se hicieron desde salud hacia estos servicios de salud, que si bien acercaron los servicios a la población se produjo nula participación de los gobiernos locales, pese a la inversión que muchos gobiernos locales habían venido desarrollando en sus municipios.
En este punto resulta importante hacer una distinción entre dos conceptos que están relacionados entre sí y en que en ocasiones se utilizan como sinónimos: desconcentración y descentralización. En el primero de los casos de lo que se trata es que el trabajo de distintos niveles de gobierno deja de estar en el centro y se acercan cierto tipo de servicios a las personas a través de oficinas en las cuales, la ciudadanía puede tener acceso a los mismo. Un ejemplo, que se puede mencionar son las oficinas distritales de la municipalidad de San Salvador que surgieron en 1997, con el gobierno local presidido por Héctor Silva Argüello. Por otra parte, cuando nos referimos a la descentralización se hace alusión no solo a una reforma profunda del Estado, sino también a un reconocimiento de autonomía de los gobiernos municipales para decidir política, administrativa y económicamente: “A veces, la descentralización es entendida como redistribución territorial de oficinas y personal de alguna dependencia gubernamental; a veces es la asignación de facultades a entes sub-nacionales. En realidad. en el primer caso se desconcentra y en el segundo, se delega. La Red para el Desarrollo Local, en cambio, afirma que la descentralización “es un proceso ordenado y progresivo de transferencia de competencias, responsabilidades, poder de decisión y recursos desde el nivel central del gobierno a entidades estatales territorialmente desagregadas: municipios, regiones, departamentos” (Blandón de G, F, 2003, p. 606)
Además de lo anterior, vale decir que la descentralización no solo supone que el nivel de gobierno más próximo a las personas es quien ejerce esa acción implica también un reconocimiento de los gobiernos locales tanto en su función administrativa como jurisdiccional. Y es que esta también esta reforma del Estado puede agruparse en tres tipos: administrativa, política y fiscal, cada una de ellas tiene sus propias características y funciones, así como unas lógicas que le otorgan a los gobiernos locales atribuciones y facultades. En el país, tanto la Constitución (1993) como el Código Municipal (1986) establecen la autonomía municipal, competencias y facultades para los concejos municipales, no obstante, paulatinamente, y desde el mes de mayo de este año se han ido desarrollando un conjunto de acciones que restan poder decisión y de acción a los gobiernos locales. La idea que parece estar detrás de todo esto es la centralización del poder.
En cuanto a esta relación centralización- descentralización, Boisier(2004) reflexionó en distintos momentos sobre la misma y en ello el autor plantea que no se trata solo de un tema de matiz, sino más bien que se refiere a temas estructurales y de relaciones de poder
En gran parte del debate cotidiano la descentralización es entendida fundamentalmente como una reforma de la administración pública, lo que en verdad en la práctica vendrá a ser simplemente una desconcentración, incluso territorial, del aparato tecno-burocrático de gobierno; en otros casos la discusión sube de nivel y se interpreta la descentralización como una reforma del Estado, envolviendo en este caso un cambio estructural en la articulación del Estado con la sociedad civil y en la distribución espacial del poder.( p. 29)
Ahora bien, sin duda, la descentralización del Estado pasa por una serie de decisiones de carácter técnico y político, de decisiones administrativas, pero también de reconocimiento de otros actores que interactúan en la escena territorial, de las posibilidades de sinergias. Como afirma Boisier (2004): “la gestión territorial conducente a provocar un mejoramiento en la calidad de vida de la gente, a una disminución de las diferencias en esa misma calidad de vida entre grupos poblacionales” (p. 33). Lo endógeno, las visiones y acciones de quienes conocen lo que ocurre en los territorios. Desarrollar lo endógeno, hacerlo desde ese posicionamiento contribuye a la democracia local y ello implica no solo que son los gobiernos municipales quienes pueden hacerlo por su carácter de proximidad, por el reconocimiento de su rol, sino también porque se deben construir desde una lógica en la que la participación de la ciudadanía es clave. Centralizar el poder no solo cierra las posibilidades a la democracia, sino también supone una descalificación de otras opiniones, de otras realidades y de visiones atomizadas que consideran al centro como la única posición válida, significa una mirada unidireccional, promover los desequilibrios territoriales en detrimento de las realidades diversas y complejas de los 262 municipios del país.
Referencias
Boisier, S (2004) El Desarrollo territorial y descentralización. El desarrollo en el lugar y en las manos de la gente. Revista Eure. Vol. XXX, Nº 90. https://scielo.conicyt.cl/pdf/eure/v30n90/art03.pdf
Blandón de G, F. (2003) Algunos apuntes sobre descentralización del Estado y desarrollo local en El Salvador. Revista Estudios Centroamericanos, número 660 https://revistas.uca.edu.sv/index.php/eca/article/view/5414/5385