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Entender la realidad nacional, ¿para qué?

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10/08/2020
Luis Antonio Monterrosa. Docente de la Maestría en Desarrollo Territorial.  

La UCA tiene  una asignatura para la formación en pregrado que, en el pensar de Ignacio Ellacuría, se constituía en la asignatura fundamental de la Universidad. Se pretende con ello entender  la realidad nacional, pero ¿para qué? La respuesta es sencilla pero encierra una complejidad interesante llena de desafíos. Si la misión de la Universidad es la transformación del país, siendo parte importante pero no exclusiva la dedicación a la formación universitaria, puesto que es una universidad para el cambio social, es difícil transformar bien el país, si no se conoce la realidad que se quiere transformar. Nótese el acento concedido a “bien”, puesto que transformaciones habrá, buenas o malas, para bien o para mal del país. Depende quién las haga y con qué propósito. Se introduce también aquí el quién propicia los cambios – quien conduce – así como la inherente dimensión ética de la acción. Dentro de las diversas modalidades de transformación, ¿qué criterio utilizar para optar qué transformaciones proponer e impulsar? Por aquí viene precisamente el tema de la civilización de la pobreza y de las mayorías populares.

Pero volvamos al punto del para qué. El entender la realidad nacional nos permite ubicarnos en la condición posible de transformación, pero reconociendo la totalidad, dinámica y complejidad de la realidad. Tener los datos fundamentales sobre un aspecto de la realidad es importante, pero más importante es reconocer que los diversos aspectos de la realidad conforman una totalidad en cambio constante y cuyos elementos específicos tienen cierta autonomía propia. La realidad no es sólo lo político, sino también lo económico y lo ideológico – cultural, por servirnos de las categorías clásicas. Ni sólo lo económico, ni sólo lo ideológico-cultura. Por tanto, es importante a partir del entendimiento de la actualidad, comprender las dinámicas inherentes. De lo contrario quedaríamos atrapados en los análisis del pasado. Es la posibilidad de comprender la realidad estructural más allá de la realidad coyuntural.

En segundo lugar, exige la permanente búsqueda y revisión de las categorías y teorías adecuadas para comprender la realidad. La realidad no es evidente por sí misma, por más que haya personalidades que insistan en ello. No son diáfanas por sí y las más de las veces aparecen cubiertas de un velo que encubre su verdadera realidad: es el problema de las ideologizaciones que combinado con el uso de categorías inadecuadas nos arrojan análisis erróneos. Y en este campo hay sinnúmero de teorías y categorías para todos los gustos tanto en economía, como en filosofía o en ciencias sociales. Y no, no cualquier teoría es buena. Unas nos harán persistir en el análisis inexacto de las cosas. Toda teoría merece ser comprendida y explorada, pero no toda teoría es buena para analizar correctamente la realidad. La teoría que coloca el planeta Tierra al centro de nuestro sistema, no es buena para explicar la realidad, por muy acorde que esté con el Antiguo Testamento y por muchos siglos que haya estado vigente. Los especialistas podrán convenir en que recurrir a los maestros de la sospecha – Marx, Freud, Nietzsche – es básicamente obligatorio. El estudio de la realidad nacional nos obliga así a revisar permanentemente nuestras categorías.

Y en tercer lugar, nos invita a ser honestos con la realidad y con nosotros mismos. Entender la realidad para su efectiva transformación desde la óptica de las mayorías populares – es decir, no desde mi ideología, de mi partido o de mis intereses específicos – supone la búsqueda de la verdad. El problema de muchos análisis que circulan por ahí es que están hechos con el hígado y, aunque la perspectiva de las entrañas es importante y la opinión del corazón es relevante, se trata de un análisis racional… de introducir el máximo de racionalidad  en el análisis de cuenta del máximo de la verdad. Es probable que no nos guste la verdad que encontremos o  que no esté acorde a mis intereses políticos o de clase, pero si es la verdad, como mínimo lo que puede hacer es liberarnos.

Universidad Centroamericana José Simeón Cañas
Maestría en Desarrollo Territorial
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