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El autor es graduado de la Maestria en Desarrollo Territorial
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El conflicto es una situación en la cual dos o más personas con intereses diferentes entran en confrontación, es una manifestación de intereses opuestos, en forma de disputa. Tiene muchos sinónimos: pelea, discrepancia, desavenencia. Los conflictos surgen y nos acompañan a lo largo de toda la vida, no hay que entenderlos siempre como algo negativo, ya que los conflictos pueden ser positivos y es muy importante identificarlos para poder gestionarlos de la mejor manera, sacando el mayor provecho de ellos y evitar que alcancen niveles de violencia. El diálogo es la única manera de disminuir la intensidad de violencia del conflicto como antesala a la negociación, y representa no solo la solución al problema, sino la mejor manera de disminuir la adversidad entre las partes y buscar el entendimiento mutuo, como avance en el mejoramiento de las relaciones a futuro. Esto es un proceso de consenso y disensión, participativo, con el concurso de todos los actores involucrados en el conflicto, para luego proceder a negociar y que los acuerdos tomados sean con la participación de todos y todas, con la voluntad, conciencia y responsabilidad, informados y con la confianza de la garantía de respetar los acuerdos tomados conjuntamente, garantizando el respeto, la capacidad y voluntad de escucharse mutuamente, tanto sus pensamientos, como sentimientos y emociones, con la seguridad de poder expresarse libremente y despejar las dudas y temores existentes. En este proceso debe existir un moderador del diálogo que debe conocer el contexto histórico del conflicto, los antecedentes, para tener las herramientas necesarias y facilitar adecuadamente el proceso, debe tener sensibilidad al conflicto y la experticia para facilitar la expresión de las posiciones de ambos bandos y poder primordialmente identificar y hacer que ellos identifiquen los intereses en común que tienen, para poder a partir de esos intereses en común, establecer un proceso de negociación. Llegar a esto, representa un reto para todos los actores involucrados, en elevar el nivel de tolerancia, respeto, paciencia, voluntad y deseo de encontrar una solución al grado de confrontación o incluso violencia que se haya alcanzado y deberá ser el objetivo fundamental al establecer el diálogo. En donde hay humillación se ponen en marcha los mecanismos de violencia, ahí donde se promueve la dignidad de las personas estamos haciendo prevención. De ahí que un principio estratégico de prevención sea la construcción de entornos y relaciones que promuevan la dignificación y el respeto de las personas y para ello es necesario promover la generación de una cultura que no sea machista, que no sea del poder, que no sea punitiva y que no sea excluyente como hasta ahora, que es lo que predomina en nuestra actual sociedad. Esto significa que como parte de la prevención debemos incidir en cambiar todos aquellos elementos que han incrementado los mecanismos de violencia y esto requiere un cambio genuino y sincero de entablar relaciones de respeto y dignificación de las personas en todos los espacios posibles que se encuentren en la dinámica social, política y económica. Generar el ambiente propicio para la participación, el espacio para el disenso y la construcción conjunta de relaciones, sin distinciones de color político, religión o de cualquier otro tipo, todos aunque tengan diferente ideología tienen iguales derechos! Eso implica inclusión, crear condiciones de respeto y dignidad de las personas. Es necesario instalar y desarrollar capacidades de análisis y reflexión en la población para el manejo del conflicto, que se aprenda a estar vigilante de la conflictividad existente con una visión temporal para gestionarlo oportuna y adecuadamente, evitando que se desencadene la violencia. Es necesario fomentar y fortalecer la sensibilidad al diálogo, a la conflictividad, a poner en práctica los valores y principios que permitan desarrollar la tolerancia y comprensión, anteponiéndolo a las posiciones ideologizadas y buscar los intereses comunes para la preservación de las condiciones de respeto y protección de la vida armoniosa individual y comunitaria. El conflicto siempre existirá, lo que hace la diferencia en diferentes situaciones es como se afronta y cómo se gestiona, valorarlo como una oportunidad que permita conocerse, identificar intereses comunes y fortalecer las relaciones armoniosas es clave para el entendimiento, prevenir la violencia y mejorar la convivencia.
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