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Igualdad y Equidad de Género

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27/07/2020
Santos Sigüenza Aragón  

La igualdad es un principio que implica el trato homogéneo para todas las personas, independientemente de sus características o circunstancias. La igualdad está consagrada como un derecho humano, tal y como se establece en la Declaración Universal de los Derechos Humanos creada y difundida por las Naciones Unidas en 1948.

La equidad es la capacidad de administrar justicia de forma imparcial, pero considerando las particularidades de cada caso para evitar sanciones poco equitativas o injustas. También puede entenderse como la capacidad para aplicar la misma norma a todos los individuos, teniendo en cuenta sus circunstancias personales.

Fuente: Alvaro Palao/PLANES DE IGUALDAD Y POLÍTICAS DE NO DISCRIMINACIÓN EN LA EMPRESA

La diferencia entre igualdad de género y equidad de género es que la primera es una disposición que deriva de un derecho humano, mientras que la equidad es una consideración de carácter ético con la que se intenta aplicar medidas que corrijan el desequilibrio histórico entre los géneros, podría decirse que la igualdad de género es el ideal, y la equidad de género son las acciones que se llevan a cabo para garantizar el cumplimiento de ese derecho.

Según Naciones Unidas, la igualdad de género se refiere a “la igualdad de derechos, responsabilidades y oportunidades de las mujeres y los hombres, y las niñas y los niños”. Por tanto, el sexo con el que hayamos nacido nunca va a determinar los derechos, oportunidades y responsabilidades que podamos tener a lo largo de nuestra vida. La igualdad no significa que las mujeres y los hombres sean lo mismo, sino que los derechos, las responsabilidades y las oportunidades no dependen del sexo con el que nacieron. La igualdad de género supone que se tengan en cuenta los intereses, las necesidades, roles y las prioridades tanto de las mujeres como de los hombres.

La igualdad de género es por tanto un principio jurídico universal, mientras que la equidad de género introduce además un componente ético para asegurar una igualdad real que de alguna forma compense la desigualdad que el género femenino arrastra en cuanto a representación política o mercado laboral, entre otras. La equidad debe aplicarse en el género tal como se aplica en otros ámbitos, como por ejemplo en el sistema tributario, donde cada persona paga más o menos en función de lo que tiene.

La equidad de género que es un conjunto de propuestas y medidas para corregir las desigualdades entre hombres y mujeres, es una herramienta para lograr la igualdad real en el goce de derechos, aprender la realidad, haciéndose cargo de la desigualdad existente y reconocerla a nivel de estructura social para revertirla y convertirla en el derecho que todos y todas tenemos a igualdad y al reconocimiento que todos y todas somos igualmente diferentes con la misma dignidad y valor.

Para medir la diferencia en cuanto a igualdad de género, podemos fijarnos en cinco aspectos concretos: la participación política de las mujeres, el acceso a la educación, el acceso al mercado de trabajo, la violencia de género y por último, la legislación existente destinada a asegurar medidas que garanticen la equidad de género.

Para combatir los efectos negativos de la desigualdad debemos reconocer la discriminación institucionalizada contra la mujer, la que invisibiliza los aportes que ella hace a nuestra sociedad, así como la construcción de la masculinidad. Los efectos negativos en la vida de las mujeres también son efectos adversos en la vida de todas las personas en la sociedad.

La igualdad de género, cuya repercusión positiva en todos los aspectos del desarrollo ha sido reconocida por la comunidad internacional, constituye un objetivo de desarrollo.

Construir una sociedad con igualdad de derechos y oportunidades para mujeres y hombres ha implicado esfuerzos y acciones a lo largo de muchos años, para que se valorice y promueva no solo por las instancias públicas, mediante intervenciones e inversiones, sino también por las personas y comunidades, es preciso que dicha igualdad se reconozca como derecho humano, sin esa garantía, habría miles de justificantes para limitarlos en razón del sexo, la etnia, edad, habilidad, orientación sexual, etc.

El mundo social está lleno de significaciones y como seres sociales estamos inmersos en culturas que nos transmiten constantemente toda una serie de sentimientos, ideas y conocimientos de la realidad; además, de forma cotidiana se categorizan las personas y sus acciones en grupos específicos en los que aprendemos a conducirnos según reglas y normas establecidas socialmente. Posteriormente transmitimos a las nuevas generaciones todo este bagaje cultural. El cambio social para la igualdad de género es fundamental, y la educación de las generaciones futuras es la base. Por eso, desde la infancia es necesario aprender en igualdad,  fomentar y promover la asunción de responsabilidades sin tener en cuenta el género. De acuerdo con la ONU, la: “Igualdad entre los géneros implica igualdad en todos los niveles de la educación y en todos los ámbitos de trabajo, el control equitativo de los recursos y una representación igual en la vida pública y política.”

El reto de las sociedades de generar el cambio a través de reconocer las desigualdades existentes en los ámbitos diarios de la vida, identificar las desigualdades y transversalizar la equidad de género en el diario vivir en todos los espacios de la sociedad es un proceso del que todos y todas debemos formar parte para crear una sociedad más justa.

Para que esto sea posible se requiere implementar nuevas políticas públicas, cambiar las ya existentes introduciendo criterios de equidad que equilibren las desigualdades entre mujeres y hombres, que es una base necesaria para conseguir un mundo pacífico, próspero y sostenible. Aunque existen distintos grados de avance, históricamente en relación con la igualdad de género sigue sin existir plena igualdad de oportunidades entre hombres y mujeres, todavía hay un largo camino por recorrer, especialmente en cuanto al fortalecimiento de las capacidades estatales para la puesta en marcha efectiva de políticas públicas orientadas a disminuir las brechas de género.

Conseguir la igualdad de condiciones y oportunidades requiere que las personas estén por encima de las diferencias y que el género no sea tomado como categoría diferencial para separar, excluir o violentar a ninguna persona. Lograr esta meta supone un proceso de cambio en las normas sociales, culturales, políticas y económicas de todas las sociedades.

Fuente: https://tusejemplos.com/ejemplos-de-igualdad-de-genero/

Las mujeres y los hombres somos diferentes, evidentemente, pero es muy necesario la visión de ambos en todos los ámbitos de la vida. La igualdad no es solo un estado social que debería perpetuarse, también es una cuestión de salud y bienestar;  es también un inestimable motor de crecimiento económico, además de representar uno de los pilares de cualquier política pública de desarrollo. El cambio por relaciones más justas y en igualdad de condiciones, la transformación de las relaciones sociales es responsabilidad de la familia, el sistema educativo, medios de comunicación, el gobierno, es de toda la sociedad.

Un cambio de conciencia  es la manera en que se podrá alcanzar una verdadera igualdad y equidad de género con una convivencia armoniosa, tomara años, pero se debe empezar desde ahora, desde el núcleo familiar, enseñar a las generaciones actuales y futuras que la mujer es, en virtudes, igual al hombre.

Ninguno sobrepasa a su opuesto, el debate sobre la equidad de género se ha fortalecido e incluso se ha llegado a considerar como vital para mejorar muchas condiciones económicas, sociales, políticas y culturales de la sociedad en su conjunto, y favorecer una convivencia sana y libre de prejuicios para el entorno de cada persona.

Necesitamos una sociedad más empática donde juntos, hombres y mujeres, trabajemos por una convivencia más justa, digna y en la que contemos con los recursos necesarios para desarrollar nuestras capacidades y generar programas y políticas públicas inclusivas, donde quepamos todos y podamos ejercer liderazgos con confianza y seguridad; es una obligación ética y un compromiso político con el desarrollo humano.

Fuente de imagen de portada: https://www.animalpolitico.com/punto-gire/hablemos-de-igualdad-no-de-equidad/

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