La autora es asistente administrativa de la Maestría en Desarrollo Territorial
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Las limitaciones en el acceso a la tierra y la necesidad de contar con un espacio propio para residir, llevó a más de sesenta familias que vivían en el casco de lo que fue la hacienda Venecia, en el municipio de Soyapango, a organizarse; hay que mencionar que estas familias habían sido colonos en dicha hacienda. Hubo dos razones que alimentaron el deseo de estas familias a organizarse; una de ellas fue el desarrollo urbanístico que se dio alrededor de la carretera de Oro y en el propio municipio de Soyapango, en los últimos años; y el otro la salida sistemática de varias familias que residían en dicha propiedad, al no tener certeza que el terreno en el cual habían vivido durante tantos años sería en algún momento de su propiedad. Lo anterior llevó a las familias que aún quedaban a reflexionar sobre la situación que enfrentaban y se hicieron la siguiente pregunta ¿Qué vamos a hacer cuando venga el dueño a cambiarnos de lugar para vender o construir? Esta y otras preguntas e inquietudes fueron parte de los elementos que motivaron y potenciaron la organización comunitaria Para ubicar en el tiempo la historia de nuestra comunidad y el camino recorrido hay que decir que los intentos de desalojo por parte del dueño de la propiedad, se remontan al año 2005. En ese momento, esta situación nos llevó a conformar la directiva de la comunidad, que se convirtió en la Asociación Comunal Venecia (ASCOVE), la cual nació con objetivos bien claros: la lucha legal por el derecho a la tenencia de tierra y vivienda dignas. Obtuvo su personería jurídica en el 2006. Luego de más de una década de lucha de la comunidad por obtener la legalización de la propiedad en que habitábamos y de continuas negociaciones con el apoderado legal de la hacienda Venecia, nos vimos en la obligación de trasladarnos a un terreno que el dueño de la propiedad nos ofreció; ya que logramos amarrar antes del traslado la entrega de la escritura de propiedad a nuestro nombre. Así del 12 al 14 de mayo de 2017, 31 familias emprendimos nuestro viaje a nuestro nuevo lugar de residencia: unos terrenos que se conocen como la hacienda Prusia. La firma y entrega de las escrituras de propiedad se dio el 15 de mayo Las condiciones de dicho lugar, si bien no eran las mejores, se acercaban parcialmente a las que como seres humanos tenemos derecho. En esos tres días nos instalamos, sin contar con energía eléctrica ni agua potable, y con limitadas condiciones de vivienda para algunas familias, ya que las negociaciones con el dueño de la propiedad incluyeron la construcción de algunos módulos básicos donde algunas familias pudieran llegar; otras llegaron a construir sus casas con los materiales que tenían de sus antiguas viviendas en la hacienda Venecia. Actualmente, nuestra comunidad está conformada por el 47% de mujeres. Nuestra población es de niños y niñas, jóvenes, personas adultas y personas adultas mayores, estas últimas son las que vivieron la experiencia de ser colonos de la hacienda Venecia. Hemos comprobado en la práctica que todo se construye con esfuerzo, y que cuando a uno le cuestan las cosas, las valora más. Así, podemos decir que nuestro primer sueño hecho realidad, en las nuevas tierras de la comunidad a la cual llamamos Villa Venecia, fue contar con energía eléctrica; con un costo de más de quince mil dólares, este fue financiado con fondos de la comunidad, y el apoyo de la Fundación Salvadoreña de Desarrollo y Vivienda Mínima (FUNDASAL). Esta iniciativa incluyó compra de postes, cables, instalación, mano de obra. Parte de las acciones hechas como comunidad fue la conformación del grupo de finanzas, que tenía como objetivo conseguir recursos para contribuir a la realización del proyecto. Este grupo, integrado por habitantes de la comunidad, realizó ventas, excursiones, rifas, y además recolectó aportaciones de cada familia. A partir de estos esfuerzos el 23 de diciembre de 2017, un día antes de navidad, todas las viviendas de la comunidad tenían energía eléctrica. Hay que reconocer que el apoyo de FUNDASAL junto con el aporte de la comunidad permitió que no pasáramos esa primera Navidad fuera de la hacienda Venecia a oscuras. Hay que mencionar que uno de los factores de éxito de nuestra comunidad en cuanto a la organización y participación es la conciencia generada en nuestros miembros que trabajar por la defensa de nuestros derechos humanos, que el desarrollar la convivencia y la solidaridad, en resumen, que todo el trabajo que desarrollamos, es para un fin común, y es que todo lo que hacemos en el presente será para nuestros hijos en el futuro. Es esta nuestra apuesta para cambiar nuestra forma de vida, una vida digna, un buen vivir no como ridículamente se proclama a capa y espada sino como lucha política de parte de una comunidad pobre, pero valerosa y afanosa en el diario vivir. Un elemento central a mencionar es que la labor que desempeñan las mujeres de la Comunidad Villa Venecia, ha sido básico y clave para poder ejecutar los proyectos. Y es que, aunque menos en número en la comunidad, hay más mujeres que hombres participando en las actividades vinculadas a los distintos proyectos que hemos ejecutado a esta fecha, más allá del de la energía eléctrica que fue el primero; entre estas actividades están la elaboración de pozos para biodigestores, pegado de bloques de ladrillo, hecha de concreto, corte de hierro y hecha de armaduría. La organización comunitaria, el interés colectivo, las apuestas y los valores que nos han motivado son parte de nuestra historia. Los logros que hemos tenido en esta lucha por las tierras y una vivienda digna, nos ha permitido exponer a instituciones nacionales e internacionales nuestra historia y experiencia. Así tenemos que además de FUNDASAL, de quien recibimos el primer apoyo en nuestro nuevo espacio, anteriormente nos había apoyado la UCA, ambas nos siguen apoyando; pero además contamos con el apoyo de la Embajada de Alemania, así como de la ONG chilena SELAVIP, quienes nos han proporcionado financiamiento para los proyectos de agua potable, biodigestores, módulos sanitarios, construcción de casa comunal, medición de terrenos, asesoría legal, formación ciudadana. Asimismo, todo lo que hemos pasado como comunidad, principalmente en cuanto a la lucha por la propiedad de la tierra que habitamos, nos lleva a valorar lo necesario que es una ley de vivienda; somos muchas comunidades las que estamos en la misma situación, lo que ha llevado a conformar distintas organizaciones de carácter sectorial, como el Movimiento de Asentamientos de Pobladores Urbanos de El Salvador-MAPUS, y de nivel nacional como la Comisión Nacional de Pobladores-CONAPO; organizaciones a las que pertenecemos como comunidad, para luchar juntas por lograr mejores condiciones de vivienda y propiedad de la tierra para las comunidades más empobrecidas del país. Queremos aprovechar este espacio para hacer un reconocimiento a todas las instituciones que nos han apoyado. El que hayan respetado nuestras decisiones y promovido nuestro involucramiento en la ejecución de los distintos proyectos que hemos realizando y seguimos realizando en estos dos años y cuatro meses ha sido importante. Estamos convencidos que la ayuda mutua es esencial para el desarrollo de las comunidades, nos genera un valor agregado. Finalmente, y no porque signifique que es lo menos importante, queremos dejar constancia a nombre de la comunidad, que somos personas de fe, convencidas que la ayuda de Dios ha hecho posible encontrar en las instituciones con las que trabajamos seres humanos dispuestos a acompañarnos en este camino. Les damos gracias por eso.
Imágenes propiedad de Comunidad Villa Venecia
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