Philip Olson en Pixabay

Quien iba a decir que el confinamiento provocado por la pandemia de la COVID-19, así como los desastres causados por la vulnerabilidad del país frente a fenómenos naturales como Amanda y Cristóbal, les darían un puesto importante a los espacios locales en cuanto a las dinámicas impulsadas para enfrentar la crisis. Y es que fue precisamente un momento de crisis a nivel mundial el que provocó el surgimiento del desarrollo local, como concepto y práctica.

La última mitad del siglo pasado estuvo inmersa en discusiones sobre el concepto de desarrollo, discusión que se mantiene hoy en día. Y fue en esas discusiones que se abrió paso un término que tiene tras de sí un conjunto de aspectos clave para la vida de las personas, y es el de desarrollo local. Su génesis puede ubicarse en los años en que se buscaba salidas a la crisis que a finales de los años setenta enfrentaron los países industrializados (Arocena, 1995; Alburquerque, 2004). Crisis que fue producto de la obsolescencia del modelo de desarrollo “fordista” que llevó a procesos de reconversión productiva a nivel mundial (Alburquerque, 2004). Las crisis en este momento se presentan y se deben a otras razones.

Hay que decir que el desarrollo local persigue el mismo objetivo que el desarrollo nacional: mejorar la calidad de vida de las personas, sólo que se ubica referencialmente en territorios subnacionales; y es entendido como un proceso que avanza de la mano de los actores territoriales, quienes logran construir un proyecto común para el territorio, que pone atención a múltiples dimensiones como lo social, lo político, lo económico, lo cultural, por mencionar algunas; en un marco de búsqueda de equilibrios tanto en lo ecológico, lo espacial, la equidad de género, entre otros (Enríquez, 1999).

Frente a eso que se plantea como el deber ser, ¿cómo estamos en cada uno de los territorios al interior de nuestro país? Hay que decir que todos habitamos en un lugar específico, por lo que al hablar de desarrollo territorial nos estamos refiriendo a algo que se da en ese lugar del que cada quien se siente parte; ya sea por haber nacido o vivir allí.

Por lo tanto, el desarrollo territorial lo que implica es que, en un territorio, las personas que lo habitan tienen buenas condiciones de vida; es decir gozan de todo aquello a lo que cada quien tiene derecho para tener una vida digna. Al no existir lo anterior. es claro que lo que se va a tener cuando llega un fenómeno epidemiológico o natural con cierta violencia, llámese COVID-19, Amanda o Cristóbal, es lo que hemos vivido recientemente: incertidumbre, dolor, hambre, pérdidas, muertes. No podemos olvidar que las recientes tormentas dejaron más o menos 30 personas fallecidas y más de 300,000 afectadas de distinta forma; y que con la pandemia ya llevamos más de 300 muertes, con la afectación mental y económica que esto representa para las familias afectadas.

Ante esto, y teniendo en mente la subsidiariedad como principio básico en el acercamiento de los servicios públicos a la población, surge la pregunta ¿se encuentran preparados los distintos municipios para enfrentar de buena manera cualquier fenómeno natural o epidemiológico que surja? Lo actuado por los gobernantes en algunos municipios me hace pensar que sí, y que pueden dar mucho más con el apoyo de otras instancias, llámense gobierno central, ISDEM, COMURES; estos últimos como una especie de asesores técnicos que puedan dar argumentación sólida a las actuaciones municipales,

No cabe duda que hay mucho trabajo que hacer a nivel municipal, ya que no hay que olvidar que los despachos municipales es el lugar donde la gente se acerca a solicitar ayuda y apoyo para solventar sus necesidades básicas, por lo que no me parece sensato obviar esa realidad y pensar que es desde el centro donde se le van a resolver las necesidades a la población. Revalorizar desde todos los niveles de gobierno, y tanto en el ámbito público como privado los espacios locales, se vuelve una necesidad imperiosa, no hay que perder tiempo, la población de este país se lo merece.

Referencias

Alburquerque, F. (2004). El enfoque del desarrollo económico local (Vol. 1, pp. 2-84). Buenos Aires: Organización Internacional del Trabajo.

Arocena, J. (1995). El desarrollo local: un desafío contemporáneo (Vol. 158). Caracas: Nueva Sociedad.

Enríquez, V. A. (1999). Desarrollo local/regional y descentralización del estado: dos puntos para la agenda del próximo quinquenio. Alternativas para el Desarrollo, (57), 24-32.

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