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La ruta del marañón como alternativa de desarrollo económico territorial innovador, inclusivo y sostenible en Tecoluca, El Salvador

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18/05/2020
Andrew Cummings  

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

La ruta del marañón como alternativa de desarrollo económico territorial innovador, inclusivo y sostenible en Tecoluca, El Salvador[1]Andrew Cummings [2]

La ruta del marañón emerge del trabajo de una coalición de actores del territorio rural de Tecoluca, liderado por una organización nacional de apoyo al desarrollo con  mucho arraigo territorial, una empresa social propiedad de productores de marañón y el equipo de la municipalidad que identificó el cultivo, procesamiento y comercialización del marañón como una de las cadenas productivas territoriales con el mayor potencial para crear una “ruta” alternativa al desarrollo territorial en Tecoluca; esto en contraposición con el “mal desarrollo” generado por otras cadenas relacionadas con rutas hegemónicas del “sector” agropecuario nacional de la caña de azúcar y la ganadería de doble propósito a gran escala. Este trabajo inició poco después del final de la guerra civil – en el marco del reasentamiento de población desplazada, refugiada y desmovilizada del FMLN -, con la implementación de los Acuerdos de Paz de Chapultepec.

La Asociación de Productores Agroindustriales Orgánicos de El Salvador, APRAINORES es productora y procesadora de semilla de marañón para exportación y consumo interno desde hace 18 años. Desde su fundación gradualmente asume un rol protagónico en impulsa al marañón como producto identitario territorial como una ruta alternativa al desarrollo territorial en Tecoluca. APRAINORES es propiedad colectiva y es gobernada democráticamente por parte de 80 productores de semilla de marañón dentro y fuera de Tecoluca. Producto de este proceso se genera un volumen de al menos 20 toneladas de semilla de marañón orgánico de alta calidad que exporta a mercados en Estados Unidos de América e Europa a precios establecidos bajo las reglas del comercio justo y del mercado para el marañón orgánico.

La emergencia de la ruta del marañón como una alternativa de desarrollo territorial que busca generar bienestar inclusivo y sostenible para las personas involucradas, fue posibilitado por las negociaciones de los acuerdos de paz y el acceso a la tierra que las mismas propiciaron para un conjunto importante de familias de Tecoluca. Se destaca la tierra, a la cual lograron acceso las familias, como el principal medio de producción para el cultivo y la explotación agroindustrial y artesanal del marañón. Su valor es entendido con particular claridad por uno de los fundadores, pero no socio actual, de APRAINORES: “que el valor de esta tierra es la sangre de quienes murieron para que nosotros pudiéramos hoy ser propietarios de tres manzanas, tenemos una obligación de cuidar la tierra y proteger el medio ambiente por ser esto una deuda con los que murieron.” [3] A pesar de esto, en el camino, algunos se han desilusionado con las perspectivas futuras del cultivo y cambiado de uso o incluso vendido las tierras, pero también ha habido otras personas y sus familias quienes se han motivado para iniciar su cultivo.

Las familias propietarias de parcelas del marañón obtienen sus ingresos principales de la venta de la semilla, con algunos complementos a través de la venta del “falso fruto” o la venta de otras frutos como cocos, mangos, etc. de los sistemas agroforestales, el complemento agrosilvopastoril con ganado bovino y otros, o la apicultura. Algunas familias incluso procesan y venden su propia semilla.[4] Aunque el cultivo del marañón como medio de vida no es suficiente para el sustento de las familias productoras ya que no se han encontrado familias que subsistan totalmente de esta producción, estos ingresos son siempre valorados positivamente como fundamentación para la economía familiar y, para algunas con mayores cantidades de tierra cultivada, es la fuente principal de los ingresos familiares.

Si bien la propiedad de la tierra para la producción de semilla es exclusivamente privada (titulación individual), se constata un esfuerzo de aprovechamiento social que actúa colectivamente a través de APRAINORES. Los socios participan en la gobernanza democrática de ésta y son proveedores de la planta procesadora. Se benefician de la comercialización en mercados dinámicos de las nueces con certificación orgánica y al recibir la “bonificación del comercio justo” con base en precios logrados. Asociarse genera oportunidades importantes del acceso a conocimiento y financiamiento para cultivar, mejorar el manejo, diversificar o ampliar sus plantaciones, así como, integrarse en nuevos emprendimientos de diversificación de sus operaciones empresariales.

La planta procesadora de APRAINORES genera el empleo de mejor calidad en el territorio. Cuentan con las mejores condiciones laborales: un horario estructurado, trabajan en condiciones adecuadas de salubridad y gestión de riesgos laborales y con beneficios solidarios en adición de su pago por obra realizada. Sin embargo, es todavía temporal en el año, genera remuneración limitada y no reúne las regulaciones de la legislación laboral para llegar a cumplir con la definición del empleo decente de la OIT.

El trabajo generado ha posibilitado la inclusión laboral y así la autonomía económica de un número importante de mujeres. Entre las personas propietarias de tierra y socias de APRAINORES hay un buen número de mujeres, que representa un cambio importante con respecto a la situación de las mujeres de las mismas familias actualmente integradas en la ruta del marañón en Tecoluca, ya que anteriormente tenían poca posibilidad de conseguir la propiedad de la tierra y menos ser socias co – propietarias de una empresa social agroindustrial. Algunas mujeres socias están a cargo de una iniciativa de APRAINORES de producción de frutas deshidratadas de la piña y el mango de parcelas orgánicas de familias productoras siendo exportadas a Europa; y otras son gestionan una tienda de abastecimiento de productos básicos para trabajadoras de la planta.

Ser propietario de una “marañonera” productora de semilla de marañón y también co propietarios de la planta agroindustrial de APRAINORES, ha demostrado ser una base que posibilita otras iniciativas económicas familiares, como la diversificación de medios de vida y la resiliencia en la economía familiar para productores.[5] Los trabajos generados en la planta procesadora agroindustrial de APRAINORES son percibidos como de mayor calidad que las otras alternativas laborales existentes para estas personas dentro y fuera de Tecoluca — trabajo doméstico, ser operadora en una maquila, cortar caña de azúcar, comercio informal, etc. Sin embargo, los ingresos de casi todos los trabajadores de producción y procesamiento en la ruta no son suficientes para lograr el bienestar al que tienen derecho y alcanzar una vida que dignifica plenamente su esfuerzo laboral, por lo que realizan trabajos complementarios.[6]

[1] Lo presentado se base en un texto elaborado por los autores para la Universidad Centroamericana, José Simeón Cañas por ser publicado como capítulo de un libro editándose en el marco del proyecto de investigación “El futuro del trabajo después de la Laudato Sí”. La investigación fue realizada como integranates del equipo que se ocupa del tema de la Paz y de la Justicia Social coordinado desde el Laboratorio de Innovación Económica y Social (LAINES) de la Universidad Iberoamericana de Puebla.

[2]  Co autoría con Salvador Israel Marroquín García graduado de la Maestría en Desarrollo Local de la UCA.

[3] M. Henríquez, comunicación personal, julio 2019.

[4] L. Abrego, comunicación personal, julio 2019

[5] C. Reyes, comunicación personal, julio 2019.

[6] Notables excepciones son trabajadores administrativos y gerenciales de APRAINORES, así como los dueños de la empresa que lidera y articula la trayectoria del procesamiento artesanal.

 

Universidad Centroamericana José Simeón Cañas
Maestría en Desarrollo Territorial
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