El número 44, en diversas culturas y contextos, tiene significados profundos y variados. En China, por ejemplo, se asocia con la búsqueda de un propósito de vida, mientras que en Egipto se relaciona con la identidad. En la mística de la Cábala Judía, simboliza el perfeccionamiento y la integridad.
En la historia salvadoreña, el número 44 también tiene un eco especial. Desde el nombre de una importante carretera en la occidental Santa Ana, que hace alusión al heroísmo de un grupo de revolucionarios que hicieron deponer al presidente General Carlos Ezeta, hasta un momento clave en la historia política de El Salvador en 1944, cuando ocurrió la “Huelga de Brazos Caídos”. Durante esta huelga, los trabajadores, desde zapateros hasta empresarios, se unieron para exigir el cambio, lo que eventualmente llevó al General Maximiliano Hernández Martínez a dejar el poder.
En numerología, continúa teniendo significado, representando realismo y conexión con la tierra. En términos de desarrollo local, “Los 44” que más suenan en El Salvador, los podemos referir a los municipios, recordando así una rica mezcla de historia, cultura e identidad. Los municipios y sus administradores son sumamente importantes para la construcción del tejido local, sin duda tienen desafíos y más en este contexto.
Con la Ley Especial de Reestructuración Municipal, se dio lugar a redefinir y re organizar el poder local, de 262 municipios pasamos a 44, bajo el argumento de una eficiente administración pública y alineada con las aspiraciones y necesidades de la gente; a meses de estrenado este modelo es interesante cuestionar sí esta política en realidad abona a la descentralización del poder o si por el contrario, centraliza aún más la toma de decisiones, y en la práctica diaria, cómo los recursos se distribuyen en una casa aparentemente común.
Hay varias aristas en este cristal:
Recientemente, el Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD) presentó el documento “Mapa socio económico: Guía para los 44 nuevos municipios de El Salvador”, que es un estudio gráfico de las condiciones en que se encuentran los municipios, basándose en la Encuesta de Hogares de Propósitos Múltiples (EHPM) de 2023. Aunque se presenta una visión global de las condiciones del municipio, el promedio oculta las disparidades significativas entre los distritos, y al acercar con la lupa del desarrollo a cada uno de los distritos, hay realidades que asustan. Ejemplo: En Libertad Este, los contrastes de San José Villanueva con Antiguo Cuscatlán o Nuevo Cuscatlán, son claramente marcados. San José Villanueva enfrenta problemas básicos, cómo falta de acceso al agua o energía eléctrica y vulnerabilidad ante los desastres. Estas condiciones le posicionan de manera distinta frente a sus pares, por lo que se demandan estrategias diferenciadas y adaptadas a las características del distrito, priorizando sus carencias extremas y asegurando que los esfuerzos y pocos o nulos presupuestos, no limiten al promedio.
Una administración centralizada para 4, 10 o hasta 20 distritos, bajo un sistema que “nadie se quede atrás”, podría estar limitando o estancando a los distritos que en su momento alcanzaron un nivel de desarrollo más avanzado; un caso ilustrativo es San Lorenzo, en San Vicente Norte, donde se implementó con éxito y por varios años la separación de desechos orgánicos e inorgánicos y se operó una planta de tratamiento que fomentaba la conciencia ambiental en la comunidad; los niños, por ejemplo, sabían que días pasaba el tren de aseo por los desechos clasificados; ahora se ha perdido la planta de tratamiento y la basura se recoge de forma rudimentaria; o como en San Salvador Oeste, donde en Nejapa, sus habitantes trasladan sus demandas a la administración de Apopa y éstas se quedan en el sueño de los justos. Se pone de manifiesto que al concentrar decisiones los riesgos son varios, tales como ignorar distritos del mismo municipio, revertir logros alcanzados y en ocasiones tirar al cesto fondos invertidos.
La falta de experiencia de algunos líderes locales demanda de preparación para una administración y gestión pública más eficaz y autónoma. El apoyo institucional no solo debería apuntar a soluciones de infraestructura, sino también a enmarcar la gobernanza en un modelo integral, donde el distrito sea protagonista. Además, la formación y el respaldo de los líderes locales son claves para evitar la sobre carga y su agotamiento.
Esperemos que estos 44 se transformen en un legado o lección aprendida, algo que vaya más allá de una herramienta de control y marketing político del gobierno en turno.
Retomando la analogía del inicio, los grandes desafíos descansan en que este modelo de gobernanza, así como en China, tengan un propósito real; así como en Egipto, que no se pierda la identidad local; y como en la Cábala, que bajo ese argumento de búsqueda de integridad, ética y transparencia, no involucione aún más el desarrollo local. Ojalá se lograra hacer protagonista al territorio, conectar con sus condiciones, particularidades y encontrar el rumbo para una gobernanza sólida y duradera.