El enfoque de Martha Nussbaum (2012) se centra en que todas las personas de una nación deberían de alcanzar un grupo de capacidades centrales. Estas representan un nivel de justicia social básica que permite que las personas posean la libertad para elegir y actuar. Esto logrando que a todas las personas se les trate con igual respeto, donde cada una sin importar sus condiciones, ya sean internas o externas, posea las mismas capacidades que otra.
Este grupo de capacidades centrales está formada por diez áreas, que son: Vida; Salud física; Integridad física; Sentidos, imaginación y pensamiento; Emociones; Razón práctica; Afiliación; Otras especies; Juego; y Control sobre el propio entorno. Cada una es importante, cada una debe ser garantizada y cada una aporta de diferente manera.
Por tanto, lo importante es garantizar las diez capacidades centrales en su totalidad, si falta una, significa que se está vulnerando a las personas en un área y por más que todas las demás se cumplan con creces, no se está logrando la justicia social básica a la que se debe de aspirar. Aunque la autora admite que es posible cuestionar la lista, sin importar el número de áreas que conformen las capacidades centrales, todas se deben de proteger y garantizar sin excepción.
No obstante, señala que para ella existen dos capacidades que desempeñan “un papel arquitectónico diferenciado, pues organizan y tienen una presencia dominante sobre las demás” (Nussbaum, 2012, pp. 59); las cuales son la Afiliación y la Razón práctica. Aunque me parece muy interesante su postura sobre la relevancia del papel de estas dos capacidades, quisiera centrarme en otra, que para mí, es clave. La cual es la de Otras especies.
Esta se refiere a que cada persona debe poder “vivir una relación próxima y respetuosa con los animales, las plantas y el mundo natural” (Nussbaum, 2012, pp. 54). Así como Martha Nussbaum señala que la Afiliación domina sobre las demás porque el humano es un ser social, que es imposible no tomar en cuenta cómo cada individuo se relaciona con otro y el entorno social en el que lo hace, así también es de relevante cómo se relaciona con la naturaleza en la que habita.
Por más que se garanticen las nueve capacidades centrales restantes, si esta no se cumple, esta justicia alcanzada no es sostenible. La naturaleza nos coloca límites, individualmente a cada persona se le pueden garantizar muchas capacidades, pero si no se tiene en cuenta que necesitamos interactuar con la naturaleza y sus recursos no son utilizados con respeto, tarde o temprano, estas capacidades se van a ver impactadas. Esto es algo que estamos viviendo actualmente.
El cambio climático y la contaminación nos está afectando, los más pobres son los que más lo sufren, pero es imposible negar que la vida de todas las personas se ha visto o se verá impactada. Incluso la actual pandemia y muchas otras enfermedades están relacionadas con la forma en qué interactuamos con los animales, donde por nuestra falta de respeto hacia ellos creamos espacios con las características idóneas para la propagación y creación de diferentes virus.
Además, la cría de animales y la producción de alimentos provenientes de estos poseen un alto impacto en el medio ambiente y gastan una cantidad considerable de recursos naturales (Ritchie y Roser, 2020). Existen diferentes estudios que muestran que el alto consumo de animales impacta negativamente nuestra salud, reduce nuestra esperanza de vida y puede aumentar las probabilidades de sufrir diferentes enfermedades (Greger, 2015; Davis, 2015).
Respetar más la vida de los animales y tener una mejor relación con ellos como el cuido del medio ambiente está relacionado en alcanzar otras capacidades centrales como la Vida y la Salud física. Sin embargo, aunque es una problemática que ha sido de conocimiento público desde hace décadas, hasta han existido tratados internacionales como el Protocolo de Kyoto y se han creado conceptos como el de desarrollo sostenible el problema no parece que esté cerca de resolverse.
Tal como expresa Eduardo Gudynas (2009), “[e]n la actualidad predominan, sin dudas, las estrategias de desarrollo insustentables, donde prevalece un uso exagerado de los recursos naturales, la desaparición de áreas naturales, los cambios en las dinámicas globales del clima, y altos niveles de contaminación”.
El porqué de esto, tiene relación con lo mencionado por Juan Pérez Sainz (2012), que el consumismo se ha vuelto un rasgo clave de la globalización, donde la sociedad está estructura de tal forma, que si se quiere pertenecer a ella se debe de consumir y entre más mejor. Es decir, cómo esperamos que la contaminación y el uso desmesurado de recursos naturales reduzcan si la producción desmesurada es necesaria para mantener el consumismo y un estilo de vida acorde a los estándares sociales actuales.
Por tanto, hay que tener cuidado, la visión usual de una nación desarrollada puede ir en contra del alcance pleno de estas capacidades centrales. Se corre el peligro que al colocar en el centro al individuo, se ponga en riesgo al medio ambiente. Por eso es clave la capacidad de Otras especies, vuelve necesario replantear la relación de los seres humanos con la naturaleza, necesita que el medio ambiente deje de ser visto solo como un recursos para satisfacer nuestras necesidades, sino que debe de existir una relación respetuosa.
Referencias bibliográficas
Sainz P., J. (2012). Exclusión Social: Una propuesta crítica para abordar las carencias materiales en América Latina. En J. Pérez (Eds.), Sociedad Estructuradas: La exclusión social en Centroamericana (pp. 11-48). Asdi.