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¿Neoliberalismo, socialismo pipil o nuevas ideas? El Salvador rumbo al… ¿Desarrollo? ( segunda entrega)

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20/04/2020
Iván Villatoro. Estudiante segundo año Maestría en Desarrollo Territorial  

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

Los debates en torno al desarrollo se sitúan en tres grandes propuestas. Por un lado quienes defienden el desarrollo “convencional” a ultranza, centrado en el crecimiento económico. Por otro lado quienes consideran que se pueden buscar alternativas, incorporando componentes sociales, medioambientales y de justicia para aminorar las consecuencias devastadoras del sistema, y por ultimo están quienes abogan por la trasformación de la categoría y construir una alternativa que suponga superar los vicios propios del desarrollo.

Para Willis [1](2005), Gudynas (2011) y Frank (1974) el desarrollo en términos convencionales tiene como principio movilizador el crecimiento económico a partir de la economía de mercado, lo cual se cuantifica a través del aumento de la riqueza de una nación por medio del Producto Interno Bruto (PIB), y se materializa a través de inversión en infraestructura. Las relaciones de poder que se configuran en el marco de dicho modelo son verticales, asimétricas, excluyentes, y androcéntricas, lo que genera cinturones de pobreza en torno a los países o regiones “desarrolladas”. En cuanto al medioambiente parte de la visión occidental que opone entre sí la relación entre el ser humano y la naturaleza, donde ésta última se encuentra subordinada a satisfacer las necesidades y caprichos humanos, por lo que se vuelve un modelo altamente degradador basado en la utilización de combustibles fósiles y donde los recursos naturales y la biodiversidad son considerados mercancías. El Estado se convierte en el actor central y es quien mantiene centralizado los recursos.

Por su parte Boisier [2](1999), Sachs[3] (2015), Alburquerque y Pérez[4] (2013) y Polése (1998) esbozan una serie de propuestas en respuesta al desarrollo convencional, añadiéndoles los adjetivos local, territorial y sostenible. Dichas propuestas se agrupan en lo que Gudynas (2011) llama desarrollos alternativos, los cuales rectifican, reparan o modifican algunas partes del desarrollo convencional pero bajo los mismos preceptos conceptuales, es decir, su objetivo es alcanzar el desarrollo en términos occidentales.

 

Para los autores antes mencionados, el desarrollo se logrará a partir de la descentralización de los recursos, combinación de factores exógenos y endógenos que propicien economías regionales prósperas basadas en el conocimiento local. En el plano político supone en términos de Alburquerque y Pérez (2013)[5] la movilización y participación activa de los actores (sociales, empresariales, gubernamentales y académicos o científicos), por lo que narrativamente sería un proceso surgido desde abajo y con base a consensos. Respecto al medioambiente, la relación debe ser sostenible a través de una gestión adecuada del patrimonio natural.

 

 

Tomando en cuenta ambas posturas, El Salvador ha estado más de 40 años en ruta al desarrollo y el camino cada vez es más sinuoso y la meta lejana. Ha transitado por ambas experiencias en las últimas tres décadas, del neoliberalismo, pasando por el “socialismo pipil” y culminando en las “nuevas ideas”. Al unísono sus ciudadanos desean tener enormes rascacielos, comer diariamente en alguna transnacional, acceder a las tecnologías y accesorios de tendencia, tener mucho dinero para gastar, ser alguien en una sociedad que impone todo lo anterior como indicadores del éxito. Anhelan con desenfreno las mieses de la modernidad y cual devotos aceptan sus preceptos eurocéntricos y homogeneizadores como palabra sacra.

¿Es ese Desarrollo el que necesita El Salvador? Sí y no. La respuesta aparentemente podría ser contradictoria, no obstante, es necesario observar de manera procesual la transición del desarrollo. Los modelos de desarrollo alternativo pueden convertirse en una antesala a las alternativas al desarrollo. Las posturas del desarrollo alternativo se encuentran mitigando un modelo ideológico en crisis que genera y refuerza la desigualdad, injusticia y la pobreza. Bajo dicho modelo, pretender dignificar al ser humano, generar una relación de sostenibilidad con el ambiente y relaciones de poder menos verticales que tengan como base los consensos, es simplemente una ficción necesaria.

Retomando las propuestas de Gudynas (2011) en torno a las alternativas al desarrollo, Banerjee y Duflo[6] (2012) y su enfoque en la perspectiva de los pobres, y Nussbaum[7] (2012) a través del enfoque de las capacidades, se propondrá una caracterización de desarrollo.

El desarrollo debe situarse histórica y culturalmente en el marco del sistema capitalista, esto implica la deconstrucción de todas las categorías propias del mundo occidental y volcar la mirada a las perspectivas locales, de aquellas expresiones colectivas que no se rigen de manera total bajo los parámetros del sistema y poseen otras lógicas económicas, políticas y culturales. Debe concebirse como un proceso de carácter multilineal y multicausal, cuyos principales agentes sean las comunidades organizadas quienes deben de construir un proyecto político, fijarse objetivos y crear poder local. Un modelo dialógico e intercultural en el que interactúen la diversidad de expresiones y conocimientos sobre la realidad. En el plano económico debe fomentar las economías solidarias y del cuidado y otras expresiones presentes en el territorio, promover la búsqueda de fuentes de financiamientos que permitan cierta autonomía. Centrarse en la estimulación y potenciación de las capacidades que le permitan al ser humano desarrollarse integralmente según sus propios términos teniendo a la base los principios de justicia, inclusión y dignidad.

Si bien es cierto lo anterior parece una utopía inmersa en el capitalismo y cómo conseguirlo es incierto ¿Qué tal si deliramos un ratito?

 

[1] Willis, Katie. Theories and practices of development. Routledge, 2005

[2] Boisier, Sergio. Teorías y metáforas del desarrollo territorial. CEPAL, Santiago 1999.

[3] Sachs, Jeffrey. La era del desarrollo sostenible. Grupo Planeta, Barcelona. 2014.

[4] Alburquerque, F., & Pérez, S. (2013). El desarrollo territorial: Enfoque, contenido y políticas.

[5] Boisier, Sergio. Teorías y metáforas del desarrollo territorial. CEPAL, Santiago 1999.

[5] Sachs, Jeffrey. La era del desarrollo sostenible. Grupo Planeta, Barcelona. 2014.

 

[6] Banerjee, A., & Duflo, E. (2012). Repensar la pobreza: Un giro radical en la lucha contra la desigualdad global Taurus.

[7] Nussbaum, Martha. Crear capacidades. Una propuesta para el desarrollo humano, Paidós. 2012.

Foto 1: Bebé Hamaca Imagen de David Mark en Pixabay

Foto 2: Train Andromachos Dimitrokallis en Pixabay

 

Universidad Centroamericana José Simeón Cañas
Maestría en Desarrollo Territorial
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