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Antes de todo es necesario clarificar ¿de qué estamos hablando? cuando nos referimos a procesos de desarrollo territorial. La finalidad última del desarrollo territorial es fortalecer capacidades en el conjunto de personas y sus familias en la diversidad de territorios de El Salvador para “escoger y moldear activamente una manera de vivir conforme a lo que esa persona valora y aspira a alcanzar” [1] en relación con su propia visión multidimensional del desarrollo humano sostenible. Lograr crear las condiciones propicias para que puedan lograr construir estas trayectorias positivas de vida, sin importante el territorio de su residencia, implica un proceso amplio, nacional y territorial, a múltiples escalas regionales y locales. Implica establecer diálogos, entre la multiplicidad de actores estatales, de la sociedad civil y el tejido empresarial en toda su diversidad, para llegar a comprender la complejidad de las realidades territoriales, concertar intereses y abordar conflictividades, para tomar decisiones, canalizar las energías y capacidades para actuar conjuntamente. Este trabajo conjunto concertado y coordinado entre la diversidad los actores endógenos y exógenos presentes en cada territorio, con sus propias particularidades, busca generar transformaciones positivas en las estructuras socio – institucionales, necesarias para habilitar trayectorias de vida valorizadas por las personas y familias, y la configuración de rutas alternativas hacia la visión del desarrollo humano que el sistema de actores territoriales va dialogando y definiendo cada vez mejor sobre la marcha del proceso dialogado. También, implica transformar relaciones de poder desiguales, centralizadoras y marginalizadoras, para potenciar las capacidades agencia y auto-determinación de actores endógenos en las arenas políticas donde se definen el acceso y el uso de los recursos para dinamizar sus estrategias DT. Lograr esto, requiere de políticas públicas de Estado y capacidades estatales para impulsar una estrategia regional centroamericano y nacional de desarrollo humano sostenible, con enfoque territorial, para superar el aislamiento y fomentar la vinculación entre estrategias territoriales en distintas escalas. Desde este enfoque de desarrollo territorial y frente a los grandes problemas del mal desarrollo del conjunto de los territorios sub nacionales de El Salvador, la pregunta esencial es ¿Cómo construir socialmente rutas alternativas de transformaciones positivas hacia el desarrollo territorial a diferentes escalas locales y regionales en El Salvador? Lo fundamental para lograr esto es la construcción de capacidades de agencia y auto-determinación en sujetos colectivos endógenos, para “realización histórica de lo posible” poniendo en marcha sus propias estrategias de transformaciones positiva – desarrollo — territorial. Entre las más importantes capacidades a fortalecer, política y técnicamente, en los sistemas territoriales de actores, son las necesarias en las personas para construir individual y asociativamente trayectorias con medios de vida dignificantes y sostenibles, y así lograr su propia visión multidimensional del desarrollo humano. También, capacidades individuales y colectivas para ejercer una proactiva ciudadanía en: i) visionamiento, elaboración, realización, contraloría y evaluación ciudadana de estrategias de desarrollo local y regional, e ii) incidencia en políticas públicas de municipalidades, asociaciones de municipios e instancias del Estado nacionales para territorializar su actuación en dinamizar sus estrategias endógenas. Este proceso, desde abajo, deberá ser complementado por el fortalecimiento de la voluntad política y capacidades de agentes de agentes estatales, de la sociedad civil y empresariales para establecer políticas públicas y programas de actuación innovadoras, diseñadas para dinamizar estas estrategias endógenas territoriales de desarrollo. En este esfuerzo, fundamental es la construcción y puesta en marcha de políticas públicas desde las municipalidades y sus asociaciones de pública y procesos para el fortalecimiento de capacidades de agencia en sujetos colectivos para visionar y realizar transformaciones territoriales. Esto, implicaría un cambio radical en la conceptualización del proceso y las metodologías de trabajo de actores, exógenos y endógenos de la “configuración de desarrollo”[2] que ejecuta proyectos de “desarrollo territorial”, hacía un enfoque pedagógico del desarrollo territorial que prioriza diálogos de saberes, aprendizaje y el fortalecimiento de capacidades del conjunto de los sistemas territoriales de actores para la auto definición, planificación y gestión de sus propios procesos de desarrollo.[3] Este cambio de “chip” en agentes impulsores de proyectos de desarrollo territorial, implicaría reconocer que desarrollo territorial no es un “entregable” de sus proyectos, sino un derecho humano y un proceso de construcción social para abordar problemas complejos; y que su rol es trabajar con actores territoriales para potenciar sus capacidades, para ser sujetos de sus propias transformaciones y crear contextos socio-institucionales propicios para esto. Bajo este enfoque acciones prioritarias podrían ser crear “escuelas” como plataformas territoriales de gestión de conocimiento, que ofrecen amplias oportunidades para fortalecimiento de capacidades orientadas a demanda de actores territoriales — organizaciones de base comunitaria, mujeres y jóvenes, tejido empresarial, municipalidades, Ser sujetos de sus propios procesos de DT transformadora. Desde estas plataformas, impulsar programas continuos para fortalecer capacidades de facilitadores territoriales de diálogos de saberes, base para aprendizaje, innovación y gobernanza multi-actor, multi-sectorial y multi-nivel del desarrollo territorial. En este contexto, el reto para la Maestría en Desarrollo Territorial de la UCA es crear oportunidades de aprendizaje que son aprovechables para la diversidad de personas, trabajando desde una diversidad de organizaciones endógenas en los territorios y exógenas de apoyo a ellos dispuestos a asumir estos retos, con mentalidad abierta para encontrar el rol más propicio desde dónde contribuir como facilitadores de procesos dialogados de las transformaciones positivas que entendemos como desarrollo territorial. El trabajo propio de la UCA debería iniciar formando parte de la coalición de actores creando las primeras plataformas de gestión de conocimiento para el desarrollo territorial, a través de la Mesa de Articulación de la UCA con los territorios que han priorizado en el país para la realización de su proyección social con enfoque territorial. [1] En Bastiaensen J, Merlet P., Craps M., Herdt T., Flores S., Huybrechs F., Mendiza R., Steel G. y Van Hecken G., 2015: “Agencia en territorios rurales: una perspectiva socio-constructista” en: “Rutas de desarrollo en territorios humanos: Las dinámicas de la vía láctea en Nicaragua.” Bastiaensen, Merlet y Flores (eds.) [2] De Sardan, J. P. O. (2005). Anthropology and Development: Understanding Contemporary Social Change. Zed Books (traducción propia) [3] Ver http://www.conectadel.org/elementos-clave-de-un-enfoque-pedagogico-para-el-desarrollo-territorial/ Imágenes de apoyo: Gerd Altmann en Pixabay , Arek Socha en Pixabay |