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Participación ciudadana, desarrollo territorial y diálogo

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19/01/2024
Rommy Jiménez. Docente de la Maestría en Desarrollo Territorial, UCA.  

Collage of hands reaching up with colourful dots in background

Las tres palabras que conforman el título de este artículo puede parecer solamente una frase. Considero que no es así, no solo porque tengo la convicción que la participación de la ciudadanía es relevante y en ello por supuesto no se trata de identificarlo solo en razón del número de personas participando, que por cierto no es desdeñable, hay que vincularlo también con el tipo de participación, los mecanismos de participación, el ejercicio de ciudadanía. Que, hay que insistir en esto, no se trata de aspectos formales, sino más bien del asumir un rol protagónico tanto en la generación de propuestas como en la evaluación y contraloría ciudadana.

En relación con lo anterior hay que destacar una experiencia valiosa de participación ciudadana en diferentes municipios del país en la cual han participado diferentes actores y grupos poblacionales. Si hacemos un recorrido histórico podemos encontrar no solo una cronología que da cuenta de esfuerzos importantes, luego del fin de la guerra, sino también ubica procesos interesantes, algunos de ellos datan de 1994 cuando varias Asociaciones de Desarrollo Comunal (ADESCOS), de Comités de Desarrollo Local (CDL), de organizaciones ciudadanas de diverso tipo impulsaron, en conjunto con los gobiernos locales, articulaciones para desarrollar actividades, acciones, proyectos vinculados con procesos de reconstrucción, de reinserción. Otras experiencias posteriores a esa fecha impulsaron también mecanismos y espacios de participación ciudadana entre ellos Planes Estratégicos Participativos, Presupuestos de Inversión Participativa, por mencionar algunos ejemplos. Si bien, parece en el tiempo algo lejano, hay que destacar su valor, la importancia histórica que tienen estos sucesos para explicarlos en el tiempo y contribuir significativamente al impulso de procesos de desarrollo.  Vale decir, que la firma de los acuerdos de paz y las transformaciones institucionales que se produjeron a partir de los mismos posibilitaron una serie de espacios que eran impensables antes del 16 de enero de 1992. 

Otras experiencias de participación que vale mencionar son las mesas distritales y las mesas de concertación que funcionaron en el municipio de San Salvador entre 1997- 2003 y que impulsaron procesos interesantes de interlocución entre actores y sectores, desataron además algunas sinergias. Al afirmar esto, no se quiere decir que “todo el mundo está de acuerdo en todo”, no es así, sino más bien que alude a una decisión política, a una apuesta por construir colectivamente sobre la base no solo del diálogo, sino también del conocimiento de primera mano que tiene la ciudadanía sobre las problemáticas que les afectan y sobre las alternativas de solución. Dicho lo anterior hay que subrayar que no se alude a medidas paliativas o cortoplacistas, sino más bien a apuestas estratégicas que ponen al centro de todo a las personas y que está ligado a lo que se comprende como desarrollo territorial.

En esto, me gustaría recuperar la reflexión que hace Blandón (2023) cuando señala:

Hay que decir que el argumento que dio paso al concepto y práctica del desarrollo territorial, partió de la imposibilidad mostrada por los distintos modelos concentradores y centralizadores de poder, que habían tomado la rienda de los distintos países en el mundo, para brindar posibilidades de acceder a una vida digna a su población..

Además de lo anterior el desarrollo territorial implica un cambio de paradigma o de receta que pone el acento en lo económico, esto no quiere decir que no lo toma en cuenta, sino más que este enfoque incorpora otras dinámicas presentes en los territorios, amplía la mirada y reconoce las cualidades y causalidades, las situaciones emergentes. En esto la relación entre actores y el trabajo conjunto para la mejora de las condiciones de vida de todas y todas es fundamental. Sin lugar a dudas esto se construye en diferentes espacios y escenarios, uno de ellos es el espacio público que como bien señala Marsiglia (2006):

Es el lugar de encuentro de los ciudadanos donde se debate y genera opinión pública. Este espacio implica que existan sujetos (actores) con posibilidades y capacidades de hacer oír sus opiniones sobre los diferentes asuntos de la comunidad en la que viven y sobre aquellos que son a su juicio prioritarios para la construcción de la agenda pública (p.25)

Lo anterior hace referencia no solo a estos esfuerzos pueden y deben derivar en políticas públicas que son sin lugar a dudas fundamentales para la mejora de la calidad de vida, y que deben entenderse en lógica de desarrollo territorial. ¿Qué significa esto?, fundamentalmente que es importante que estas decisiones políticas deben partir del reconocimiento que no se puede pretender ofrecer respuestas a los problemas desde visiones atomizadas o bien desde lo que algunos llaman certezas o pre-juicios, puesto que ello cierra toda posibilidad de diálogo y concertación. Por cierto estos últimos hacen tanta falta en muchos procesos sociales y políticos en el país, las visiones atomizadas y centralistas parecen prevalecer. El disenso es válido y se encuentra presente en todos los fenómenos sociales y se puede construir un proyecto de país, de municipio, de región, si lo que se busca es construir desarrollo no el de la obra gris, sino aquel en el cual la mejora sustantiva de la calidad de vida de las personas es lo principal. Ese desarrollo en el que se piensa estratégicamente en función del presente y del futuro, sin la demagogia y las visiones atomizadas, sin verdades absolutas o a medias. De lo que se trata es de un compromiso ético con las necesidades de las grandes mayorías, con el reconocimiento que los espacios de diálogo y concertación podrían tener cierta complejidad, pero que eso no significa desentenderse de ello. Algunas voces dirán que no es posible y que es utópico, en relación con esto último quiero cerrar con una reflexión compartida hace algunos días en nuestro blog y en el cual se señaló lo siguiente:

¿Y hay espacio para la utopía todavía en el mundo de hoy? Galeano responde que le parece que sí, en el sentido de la frase con la que Fernando Birri, después de explicar cómo entiende la utopía, le respondió a un estudiante que le preguntó ¿Para qué sirve la utopía?, “la utopía sirve para eso, para caminar (Blandón de G, F, 2023, párrafo 7)

 

Referencias

Blandón de G, F (2023) Reivindiquemos el desarrollo territorial https://uca.edu.sv/mdt/blog/reivindiquemos-el-desarrollo-territorial/ 

Blandón de G, F. (2023) Eduardo Galeano, la utopía y el desarrollo territorial https://uca.edu.sv/mdt/blog/eduardo-galeano-la-utopia-y-el-desarrollo-territorial/ 

Marsiglia, J (2006) ¿Cómo gestionar las diferencias?: la articulación de actores para el desarrollo local? [Tesis de Maestría, Universidad  Nacional de San Martín UNSAM – Argentina,  Universidad Autónoma de Madrid UAM – España) https://docplayer.es/14067316-Como-gestionar-las-diferencias-la-articulacion-de-actores-para-el-desarrollo-local.html  

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