“…Si nuestra conciencia es construida dialógicamente, seguramente podremos estar ampliamente
capacitados en las prácticas comunicativas de escuchar, aprender y entendernos unos a otros”
(Pastsy Healey, 2003, citado en Rodríguez, 2011, pág. 246)
La planificación territorial es una herramienta que permite generar un ordenamiento de los espacios geográficos, dado que, como lo expreso Manzanal et al. (2009), “el uso y control del territorio, de igual manera que la repartición real de poder, deben de ser elevados a un plano de formación de estrategias de desarrollo socio-espacial”(pág.137), para ello, es importante que los especialistas en planificación territorial, en coordinación con los actores claves del territorio que habitan en él, así como, las instituciones públicas y privadas, se involucren en un proceso de participación ciudadana para la planificación del territorio, dado que son la voz de las necesidades en cuanto a movilidad, vivienda, hábitat y espacios de recreación, que permiten mejorar las condiciones de vida de la población.
Por tanto, en el presente ensayo abordaremos desde un enfoque de género e inclusión social el tema de participación ciudadana, por medio de una planificación comunicativa; para conocer desde diversos autores como se ha ido posicionando la planificación territorial, respecto a la opinión de la ciudadanía; para ello, retomamos el concepto de participación ciudadana, así como un ejemplo concreto de un proceso de participación de actores locales en temas de planificación territorial en El Salvador, con el fin de evidenciar y conocer la importancia que dichos procesos generan para el desarrollo de la sociedad y el propiciar espacios dignos.
Entendiendo el rol de la participación ciudadana desde un enfoque de género e inclusión social por medio de una planificación comunicativa
La participación ciudadana se puede entender como un acto ejercido por los ciudadanos para generar incidencia en la toma de decisiones, es decir, la participación no se conoce como un fin en sí misma, sino, como una útil herramienta para establecer prioridades, ofrecer soluciones, preparar, ejecutar y tomar mejores decisiones (IERU-USB, 2010a citado en Rodríguez Vásquez et al., 2013, pág. 15).
Desde un enfoque normativo, podemos entender la participación ciudadana como “toda forma de acción colectiva que tiene por interlocutor a los Estados y que intenta –con éxito o no- influir sobre las decisiones de la agenda pública” (Balbis 2005, citado en Centro de Estudios Sociales y de Opinión Pública, 2006).
Por tanto, podemos decir que la participación ciudadana la entenderemos como un conjunto de acciones que permite a la sociedad incidir en la toma de decisiones de políticas públicas mediante la toma de decisiones, para mejorar la calidad de vida de las personas considerando las necesidades de las mismas; es por ello que, en los procesos de planificación territorial se vuelve un factor importante conocer estas necesidades en torno al área geográfica en la cual habitan; por tanto, la planificación comunicativa, permite un acuerdo entre las partes que participan dentro de dichos procesos, dado que:
La participación comunicativa es la vía esencial para obtener el conocimiento, escuchar críticamente las palabras de los otros, centrar la atención a partir del diálogo y conformar la atención en los asuntos básicos, formular el problema y, en ese proceso, eliminar las distorsiones de poder, siendo el plan el resultado de la convergencia de los distintos discursos e ideas, que mediante el diálogo alcanzan el acuerdo sustentado en el mejor argumento (Forester, 1993, citado en Fernández de Córdoba, 2016, pág. 360).
Sin embargo, en el involucramiento de los actores locales dentro de los procesos de planificación se debe de considerar “una nueva territorialidad, de nuevas relaciones entre el Estado y la sociedad civil que favorezcan la inclusión de los grupos sociales históricamente menos favorecidos por los procesos de crecimiento económico” (Manzanal et al. 2009), dado que, “la teoría de la planificación equitativa valora la participación de los grupos excluidos y la equidad de los resultados del proceso de planificación” (Rodríguez, 2011).
Es decir que, para los procesos de planificación territorial no solamente es suficiente con una participación comunicativa, por tanto, también se debe incluir actores locales no por su incidencia económica, sino porque forman parte del territorio y conocen desde su vivencia las condiciones de vida de los ciudadanos y por ende sus necesidades.
Tomando en consideración lo anterior, de igual manera en dichos procesos es importante incorporar el componente de género como un eje transversal en la toma de decisiones, para generar espacios territoriales que respondan e identifiquen las necesidades de movilidad, vivienda y hábitat; tanto de mujeres como hombres dado que “desde la perspectiva de género se logra pensar en una ciudad a través de todas las escalas a partir de la diversidad y como centro a las personas” (Bueno Carvajal, 2021, pág. 166).
Dado lo anterior, en el siguiente apartado se abordarán dos casos de participación.
Proceso de participación ciudadana casos de El Salvador
En El Salvador, “es difícil y caro contar con un hábitat y una vivienda adecuada. Las ciudades albergan a una importante cantidad de familias en espacios reducidos y en condiciones de pobreza” (Fundación Salvadoreña de Desarrollo y Vivienda Mínima [FUNDASAL], 2012); a raíz de lo anterior, FUNDASAL hasta el año 2012 había ejecutado un proyecto denominado “Programa de Mejoramiento de Barrios” que permitió el mejoramiento en la calidad de vida e integración de la ciudad, dado que buscó una participación de los habitantes en todos los procesos (planificación, diseño, ejecución y conservación).
Según lo expuesto por Córdova Hernández & Peréz García-Burgos (2020), la participación local de los actores estuvo presente, tanto en las decisiones sobre el espacio habitacional como el comunal, donde la participación de las mujeres generó una incidencia clave para la creación de liderazgos de mujeres dentro de los barrios, retomando de igual manera, un proceso de inclusión no solamente en temas de género, al generar un proceso de empoderamiento femenino, sino que también, en el involucramiento de diversos grupos poblacionales entre los que se destacan los jóvenes, a los cuales se les construyó espacios sociales que les permitiera desarrollarse como es el caso de escuelas barriales de danza y batucada.
Otro proceso de participación ciudadana en El Salvador, es el del municipio de Suchitoto, relacionado con el derecho al agua, donde por medio de organizaciones de la sociedad civil y participación ciudadana se impulsó la creación de una ordenanza hídrica municipal, a partir de la realización de una consulta popular en la que participaron 4,788 habitantes, declarando el agua como un derecho humano del municipio (Díaz, 2019). Este proceso nos permite evidenciar la importancia de la participación ciudadana. Si bien es cierto este proceso aborda un tema ambiental, todos los elementos que tienen que ver con el espacio físico forman parte importante y vinculante en la toma de decisiones de los procesos de planificación.
Posicionamiento de la Planificación territorial respecto a la participación ciudadana
Los casos presentados permiten evidenciar la importancia de la relación entre planificación territorial y participación ciudadana para la generación de espacios dignos tanto para la movilidad, vivienda y el hábitat, pero sigue siendo un reto importante incluir dentro de los procesos de planificación una participación activa de los actores locales, instituciones públicas y privadas; sobre todo porque no se debe de dejar a un lado la generación de capacidades en la población.
Por tanto, para la generación de espacios inclusivos y con enfoque de género en El Salvador, se requiere mayor estudio y énfasis en políticas públicas que brinden herramientas para su implementación, y no solamente para que queden plasmadas en papel como hasta el día de ahora se encuentran, como es el caso de la Política de Participación Ciudadana promulgada en el año 2015. Es importante que se creen verdaderos ejercicios participativos, donde el centro de la planificación sea la dignificación de las personas. Es importante concluir que debemos de tomar en consideración que:
Ordenar el territorio significa vincular las actividades humanas al territorio. (…) La ordenación territorial ha de ser democrática, es decir, con participación de los ciudadanos; global, es decir, coordinadora e integradora de políticas sectoriales; funcional, en el sentido de adaptación a las diferentes conciencias regionales y en perspectiva, lo que significa que ha de tomar en consideración las tendencias y evolución a largo plazo de los aspectos económicos, sociales, culturales y ambientales que inciden en el territorio (Montes Lira, 2001, pág. 45).
De igual manera, dentro de dichos procesos es importante vincular un enfoque de género y de equidad, con el fin de generar condiciones dignas de vida para toda la sociedad, y no solamente incluir dentro de los procesos de planificación intereses económicos, sino también, que al generar espacios participativos se deben de incluir a los actores locales, considerando un enfoque de género e inclusión, que permitan llegar a consensos para la generación de acuerdos que propicie el desarrollo de la sociedad, garantizando así espacios acordes a las necesidades de todos tanto en el hábitat, vivienda y movilidad de los mismos, dado que “el meollo del oficio del planificador está en el abordaje crítico de las dinámicas comunicativas que los procesos de planificación participativa generan y en construir estrategias adecuadas para la negociación-mediación alrededor de los asuntos urbanos” (Rodríguez, 2011, pág. 246).
Bueno Carvajal, J. M. (Enero de 2021). Espacio público e identidad. Tres escenarios de interpretación en la ciudad contemporánea. doi:10.18537/est.v010.n019.a14
Centro de Estudios Sociales y de Opinión Pública. (16 de febrero de 2006). “Definición”, en Participación Ciudadana. Obtenido de http://archivos.diputados.gob.mx/Centros_Estudio/Cesop/Comisiones/d_pciudadana.htm#[Citar%20como]
Córdova Hernández, R., & Peréz García-Burgos, A. (2020). Urbanización inclusiva y resiliente en asentamientos informales, Ejemplificación en Latinoamérica y Caribe. Bitacora Urbano Territorial, II(30), 61-74. doi:10.15446/bitacora.v30n2.81767
Díaz, M. (2019). Suchitoto se impone ante una Asamblea que retrasa Ley de Agua . Obtenido de https://gatoencerrado.news/2019/11/02/suchitoto-se-impone-ante-una-asamblea-que-retrasa-ley-de-agua/
Fernández de Córdoba, M. B. (Enero de 2016). Teorías de la planificación territorial: métodos de decisión. Obtenido de https://www.researchgate.net/publication/315685139_Teorias_de_la_planificación_territorial_métodos_de_decisión
Fundación Salvadoreña de Desarrollo y Vivienda Mínima [FUNDASAL]. (Agosto de 2012). Programa Mejoramiento de Barrios. Obtenido de http://repo.fundasal.org.sv/119/1/Revista%20PMB.pdf
Manzanal, M., Arqueros, M. X., Arzeno, M., & Nardi, M. A. (Diciembre de 2009). Desarrollo territorial en el norte argentino: una perspectiva crítica . Revista Eure, XXXV(105), 131-153. doi:0717-6236
Montes Lira, P. F. (Diciembre de 2001). El ordenamiento territorial como opción de políticas urbanas y regionales en América Latina y el Caribe. Obtenido de https://www.cepal.org/sites/default/files/publication/files/5739/S01111024_es.pdf
Rodríguez Vásquez, J. C., Giménez Mercado, C., & Gonzáles Téllez , S. (2013). De la planificación urbana normativa a la planificación comunicativa. El caso del Plan de Desarrollo Urbano Local del Municipio El Haltillo, Caracas-Venezuela. La gestión urbana silenciada. Revista de Estudios Territoriales, 15(1), 9-36. Obtenido de https://www.redalyc.org/articulo.oa?id=40128395002
Rodríguez, J. C. (2011). Planificación urbana en perspectiva: una mirada a nuestra formación en teoría de la planificación urbana. QUIVERA, Revista de Estudios Territoriales, 13(2).
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