No hay duda que en este país ha venido siendo perceptible una tendencia cada vez más fuerte a querer desmantelar lo que se conoce como desarrollo territorial. Algunos argumentos que sostienen lo anterior son los siguientes:
Lo señalado anteriormente junto con otros elementos que no se han mencionado, tiene un hilo conductor: hacer ver que lo mejor para el país es la toma de decisiones desde el centro, desde el ejecutivo, y por lo tanto hay que minimizar lo más posible el papel de los gobiernos municipales y las comunidades locales.
Ante esto vale la pena retomar algunos de los planteamientos surgidos en el mundo hace varios años, y que están referidos a la importancia de volver la vista a los territorios sub nacionales como espacios sociales capaces de generar a su interior las dinámicas necesarias para lograr que la población que en ellos habita tenga una vida digna.
Uno de esos planteamientos está referido a la posibilidad que las sociedades locales sean gestoras de su propio desarrollo (Arocena, 2002), a partir de generar y distribuir la riqueza en el territorio, de contar con un sentido de identidad y pertenencia al lugar, y de construir un proyecto común. Esto pasa por el reconocimiento que es el sistema de actores en cada territorio el protagonista de estos procesos, en donde el liderazgo lo ostenta el gobierno municipal, como instancia de autoridad representativa, más cuando se está hablando de pluralismo político en su conformación.
Hay que decir que el argumento que dio paso al concepto y práctica del desarrollo territorial, partió de la imposibilidad mostrada por los distintos modelos concentradores y centralizadores de poder, que habían tomado la rienda de los distintos países en el mundo, para brindar posibilidades de acceder a una vida digna a su población. Es allí que surgen las propuestas concentradoras y descentralizadoras que consideran a los territorios como actores centrales para alcanzar el desarrollo de los países. Por lo tanto, parece ilógico que se quiera seguir experimentando con recetas que ya fracasaron en el pasado, las que consideraban que todo se resolvía desde el centro y de manera inconsulta, ya que hacerlo de esta manera llevó a los países a mantener a grandes contingentes de población en precariedad.
Por lo tanto, se vuelve importante reiterar la importancia que tiene dotar a los territorios subnacionales de recursos, de apoyo técnico y de políticas públicas nacionales orientadas a potenciar sus propias capacidades, de manera que sean artífices de los procesos de mejora en las condiciones de vida de la población que en ellos habita.
Referencia
Arocena, J. (2002). El Desarrollo Local: Un desafío contemporáneo. Segunda Edición, Editorial Taurus-Universidad Católica. Montevideo, Uruguay.