A medida que nos adentramos al conocimiento del Desarrollo Territorial tratamos de darle significado a lo que pretendemos comprender de la unión de dos palabras Desarrollo y Territorio, aceptando un concepto que desde los principios ha venido evolucionando como lo hemos evidenciado Desarrollo local, Desarrollo comunitario, Desarrollo municipal, Desarrollo territorial, será que este concepto ha llegado a su punto máximo, o seguirá sufriendo modificaciones a lo largo del tiempo, será posible que estemos formando una generación de profesionales que dentro de una década estarán siendo desfasados por una nueva generación de estudiantes con un nuevo concepto de lo que pretendemos explicar nos hace pensar que quizá en lo único que estamos de acuerdo es con la palabra “Desarrollo” o quizás no, y lo demás viene siendo un apellido sin aportar tanto significado a la finalidad de lo que queremos desarrollar. A partir de aquí surge la pregunta ¿Qué queremos desarrollar?, y si se trata del territorio ¿Cuál es el campo de acción dentro del territorio que queremos desarrollar?, aunque en el presente ensayo no pretendo responder a estas preguntas ya que diversos estudios están enfocados a dar una explicación, más bien, considero importante cuestionar siempre si el concepto fue concebido para operar únicamente bajo un sistema capitalista.
Sistema económico y desarrollo territorial
Sin duda alguna la influencia del sistema económico vigente alimentará la dirección de desarrollo que se ejecutará, interesarse del bienestar común de los que integran el territorio que será afectado es primordial en este punto, sin embargo, en América latina no es mucho interés considerar el daño colateral o daños a largo plazo sobre el ecosistema, una definición de Desarrollo Territorial según la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL), es “un proceso de construcción social del entorno, impulsado por la interacción entre las características geofísicas, las iniciativas individuales y colectivas de distintos actores y la operación de las fuerzas económicas, tecnológicas, sociopolíticas, culturales y ambientales en el territorio”.
Este concepto observándolo a detalle no sería aplicable en cualquier contexto como por ejemplo, las tribus del Amazonas, si invadimos su espacio y a medida que interactuamos con ellas las obligamos en acercarse al estándar de lo que creemos que significa el Desarrollo, convirtiéndoles en consumidores y no en sujetos de transformación basados en la equidad y respeto por los demás seres vivos inmerso en el mismo ecosistema, si seguimos adaptándoles a las maneras de ingresos contemporáneas para que desarrollen capital económico y a la vez los impulsamos a caer en la estratagema de entrar al círculo de medios de ingresos que implican en el crecimiento económico del 1% que controla la mayor parte de las riquezas globales, acabaríamos desarrollando a estos sujetos como un obrero más de la industria, empresa, compañía o simplemente un distribuidor de ellos o un eslabón en la cadena de economía alimentando el sistema capitalista que a largo plazo consumirá lo que conocemos como planeta, y partiendo de la realidad ¿Quién quiere invertir en un lugar donde nadie ve un potencial de ganancia? (por ahora).
La palabra territorial alude más atributo que solo al espacio geográfico
En detalle la palabra territorial dentro de la concepción de desarrollo territorial trasciende a una comprensión más amplia a lo que la palabra territorial alude per-sé, si no continuamos atribuyendo sentido a la esencia de la palabra territorial acabaremos por centrarnos en el cambio percibido en el entorno físico obviando que la capacidad de transformación es el resultado de los sujetos que influyen en ella, por lo tanto, esta disciplina debería concentrarse más en los sujetos que en su fin de transformar el espacio geográfico, idea que comparto con Nussbaum (2012), con el enfoque de las capacidades, aun así, apunto no solo a visualizar al sujeto como razón del desarrollo sino también a todo ser que cohabita en el mismo espacio llámese territorio y al respeto de la capacidad de renovación de los recursos naturales. Creo que hasta este punto no se ha identificado una palabra que involucre todo el abanico de lo que queremos desarrollar y nos conformamos con “territorial” y sus derivados relativos al espacio. Por consiguiente, aceptamos la necesidad de delimitar el entorno físico donde tiene su efecto toda la rama de desarrollo territorial y podemos pasar al siguiente punto.
Una propuesta al concepto Desarrollo Territorial
Esta propuesta está centrada no ha decir que todo modelo o sistema es negativo, ni que toda iniciativa es infructuosa sino más bien en buscar el equilibrio del todo, haciendo hincapié que la base de desarrollo no debería centrarse únicamente a la transformación de la materia sino, al mismo tiempo reconocer a toda criatura que convive en un mismo territorio, y a los seres humanos como sujetos de derechos, pareciera absurdo que aun en pleno siglo seguimos reforzando el tema de derechos pero, permítanme recordar un poco de historia y hago alusión que en El Salvador fue necesario la creación de una ley que reconociera los derechos de las mujeres, ¿Entonces no bastaban los mismos derechos constitucionales para garantizar los derechos de las mujeres? Y me refiero a la Ley Especial Integral para una Vida Libre de Violencia para las Mujeres (LEIV), y nos hace pensar que en realidad, aunque digamos que todo ser humano tiene derecho, pero en ocasiones el mismo ser humano tiene que poner el dedo para señalar y poner en letra capital el deber del cumplimiento, ¿por qué?, porque por alguna razón no se está haciendo, lo mismo ocurre con el concepto de Desarrollo Territorial, seguimos avanzando a costa de los demás y justificando que el resultado vale más que las miles de vidas que se van perdiendo en el proceso y con vidas no solo me refiero al ser humano, considero mi propuesta haciendo notar que para poder visibilizar a las especies desposeídas, es un compromiso poner el dedo en este tema y que el concepto pueda seguir evolucionando a una comprensión más consciente, inclusiva, equitativa y justa, preferiría reconocerlo como Desarrollo del Bienestar Territorial, esto nos permitiría dar propuestas de desarrollo más amigables con el medio ambiente (bosques, mantos acuíferos, calidad del suelo, calidad del aire, seres vivos en el mismo entorno), y amigables con los derechos de los seres humanos (bienestar, inclusión, equidad, justicia), también nos llevaría a plantear nuevas políticas y leyes con un enfoque más concreto, y para la empresa privada regular su actuación para garantizar el bienestar de los habitantes, al final si lo analizamos, los servicios son para los mismos habitantes, entonces que ganamos a largo plazo si poco a poco los habitantes están siendo desplazados de sus tierras con la excusa de lograr un Desarrollo Territorial “tradicional”. Esto permitiría poner un freno regulador a las multinacionales que generan mercados desiguales como bien mencionaba González. A (2003), donde buscan conservar la vida de los países más ricos trayendo las empresas a los países del sur, propiciando el hacinamiento de la población, limitándoles en su entorno para predominar con el desarrollo de sus intereses negligentes, en contraparte una nueva perspectiva de bienestar territorial impulsa un concepto más consciente que nos daría la oportunidad de señalar las responsabilidades cuando de depredación de los recursos se trate, sin olvidar que existe una depredación por competencia del recurso humano fomentando en la mente obrera “tener una vida digna” en la red laboral que se les ofrece o Capacidades Combinadas como lo diría Nussbaum (2012) sobre las libertades.
La definición del tradicional Desarrollo Territorial posee múltiples aristas sobre el fin a desarrollar, casi siempre en la práctica enrumbado al desarrollo económico sin regulaciones significativas, añadir la palabra bienestar permite no solo visualizar los intereses de las minorías sino dar dirección que el desarrollo deberá ser enfocado al bien colectivo del territorio, así una comprensión tan genérica viene a abrazar una cualidad sensible, respetuosa y equitativa, además, de dar un impulso en reconocer a cada sujeto inmerso dentro del mismo territorio, volviéndolo protagonista y preservando la vida del mismo ecosistema, con esta perspectiva no se hablará del desarrollo del territorio sino del desarrollo del bienestar en el territorio, pasando del objeto al sujeto.
Referencias
González, A (2003) “Los problemas de la aldea global” en Reinado de Dios e imperio global, Sal Terrae.
Nussbaum, M,C (2012) Crear capacidades. Propuestas para el desarrollo humano. Barcelona, Paidós.