El conflicto es parte de la naturaleza humana, parte de la vida, esta implícito en el medio y siempre existirá; todos somos diferentes y es natural tener acuerdos y desacuerdos. Es necesario tratar de prevenir los conflictos, pero no llegando a los territorios con algún nivel de imposición de visiones, soluciones, decisiones o la misma violencia porque las cosas se “tuercen”, aun mas cuando existen fricciones comunitarias y sociales donde prevalecen los escenarios verticales sobre los horizontales, también los conflictos entre territorios por la defensa de los recursos ambientales, la protección del agua, la producción de petróleo, el manejo de los recursos económicos, y así la lista crece.
¿Cómo identificamos un conflicto? El conflicto se hace evidente cuando aparece el “si”, “no”, “de acuerdo”, “desacuerdo”. Se agudiza más cuando se personalizan las situaciones y el trasfondo pasa a segundo plano, para convertirse en una rencilla donde el tu y yo “tenemos problemas”, obstaculiza una serie de caminos que se identifican y se empantana la situación, por ello resolver el conflicto a través del diálogo y la mediación con una actitud de respeto, de saber escuchar la otra versión y de querer resolver será clave.
En nuestra connotación el conflicto en su mayoría tiende a percibirse y a etiquetarlo como malo, y seguramente lo evitaremos por naturaleza. Pero el conflicto, aunque parezca raro tiene su utilidad y te preguntarás ¿para qué nos puede servir? Al fin y al cabo, un conflicto es un desacuerdo entre una opinión, un enfoque o una forma de ver algo. Muchas veces esas formas de ver diferentes enriquecen mucho y también son una oportunidad para cambiar y reconocer un problema de fondo, por ejemplo, en innovación existen técnicas que promueven que haya personas con roles, como la técnica de los sombreros de Edward de Bono en la que alguien hace de rol de estar en contra, de “no me gusta” de “no lo veo” porque eso enriquece mucho, acelera a que los demás empiecen a pensar diferente y a participar.
Con lo anterior podemos describir precisamente lo que L. Dunn describe: cada miembro está señalado o programado para realizar un rol específico en el sistema (…) La asignación de roles requiere un proceso “político” en el que el grupo “nómina y elige” a alguien para asumir un rol y la persona nominada “acepta” el cargo. (pp. 229)
Entonces, la primera utilidad que tiene el conflicto es que se puede generar algo nuevo que no había antes. ¿Pero por qué? Porque si tu tienes un enfoque y yo otro hará que salgamos de nuestra zona de confort, de lo que yo conozco y me interesare por conocer tu planteamiento (con respeto, tolerancia y paciencia, claro) podremos aprender y construir algo nuevo que aporte un valor entre los dos.
Además, el conflicto sirve para identificar intereses comunes, problemas y vacíos, sacar esas cosas que no nos agradan y sacándolas es la única forma de solucionarlo, por ejemplo, si en un equipo de trabajo alguien se atreve a mostrar su opinión sobre lo que no le está gustando o de lo que difiere de los demás, desde ahí podemos resolver ese problema, afrontándolo sin miedo al rechazo o que se quede por “debajo de la mesa”. En este proceso de negociación tiene que existir un moderador o facilitador altamente visible en la resolución de un conflicto para la construcción de paz, J. Lederach nos dice que este moderador debe “crear suficiente confianza y flexibilidad entre los antagonistas como para dar pie a nuevas opciones y conseguir llegar a un acuerdo” (pp.72). claro, un verdadero desafío para nosotros como especialistas, facilitadores o como interventores del desarrollo territorial y solo teniendo un contacto más directo con las comunidades y con las personas en el territorio podremos llegar a más población y conocer de alguna otra forma como debemos defender sus derechos y así poder ejecutar ciertos programas. Por eso la formación es muy importante, ya que nos empoderamos y adquirimos el conocimiento para tratar los conflictos que nos encontramos día a día en una comunidad a través de las prácticas restaurativas y resolución de conflictos por medio del diálogo social; el cual busca encontrar una disolución pacífica identificando rutas de articulación con las comunidades y demás actores sin tener que recurrir a la humillación de las partes en conflicto, desatando la violencia como forma de respuesta. Finalmente, hay que tener claro que la paz no es la ausencia de un conflicto; sino de atenderlos, de entender que no todo es perfecto, por que los seres humanos no lo somos.
Referencias bibliográficas